viernes, 9 de junio de 2023

El camino de la belleza

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En RTVE.es recogen un artículo de Pilar Martín (EFE) con el dibujante Milo Manara, un celebrado autor de novelas gráficas y adaptador al cómic de textos novelísticos. Es ese el motivo que le trae a Madrid, a nuestra tradicional y pasada por agua Feria del Libro madrileña. La adaptación de la novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, le trae para presentarla ante el público de seguidores de literatura, del cómic y de la fusión de ambos.

El artículo de Pilar Martín nos habla de su llegada, pero rápidamente Manara se desplaza hacia otros derroteros, la muerte de la belleza y la difícil subsistencia de un mundo que prescinde de ella:

Parafraseando a los hermanos Karamazov, Manara (Luson, Italia, 1945) aboga en una entrevista a EFE por la belleza como mecanismo para "salvar" este mundo que ya no cuenta con algunos de esos referentes que lo hacían más habitable: Hugo PrattFederico Fellini o Umberto Eco, el culpable, este último de que esté en Madrid durante la Feria del Libro para presentar la primera parte de la adaptación de El nombre de la rosa (Lumen).

Pero Manara lamenta que no solo no estamos salvando el mundo, sino que tampoco "estamos salvando la belleza". Y la falta de esos "grandes intelectuales" le hace ser pesimista, ya que ellos podrían ser una suerte de salvavidas ante "este terremoto cultural" que considera que está sufriendo el mundo.

"Son días -ha explicado- verdaderamente muy difíciles y tendríamos que comprometernos a dar otro modelo de desarrollo porque ahora los ricos son más ricos, y los pobres son más pobres, tenemos un mundo lleno de plástico, estamos en un camino equivocado (...) si no cambiamos creo que iremos a pique todos".*


A algunos le parecerá esto un juego de intelectual masoquista y quejumbroso, cosas de viejo artista que no se acomoda a la modernidad de un mundo que orgullosamente proclama su grandeza cada día, que no mira al pasado más que con justificado desprecio porque para qué hace falta lo obsoleto o lo desaparecido en las brumas del tiempo. El mundo, según esta versión moderna, es lo que podemos tocar, palpar, recorrer, degustar, sudar, etc. Lo demás es cosa de libros y de nostálgicos del pasado, que lo idealizan.

Creo que Milo Manara tiene razón.

Hace mucho que se emprendió un camino sin prever sus consecuencias. Las aspiraciones de la Ilustración —un mundo mejor, donde "mejor" significaba más y mejor educado, más libre por comprender mejor, más igualitario por permitir el acceso a las fuentes reservadas a las élites...— se ha venido abajo.


Hay una palabra que me viene constantemente a la cabeza desde hace tiempo: "embrutecimiento". Por eso el artículo con las declaraciones de Milo Manara me ha decidido a centrar el texto en algo que hemos tratado aquí como efecto en diversas ocasiones.

El empobrecimiento cultural es un hecho detectable en rasgos y evidencias diarias que solo tenemos que juntar. El deterioro educativo proviene de la propia devaluación de la educación misma, que se ha convertido en un camino obligado a ninguna parte, porque lo que determina el nuevo destino —el éxito— va por otras vías.

Ocultamos a los que nos denuncian este estado y los contraponemos a los ejemplos de éxito en ciertos campos que no requieren más que la presencia. Lo visible es lo que impera en su variante imitable —un anuncio televisivo nos repite que "la originalidad está sobrevalorada" y que la gente que copia las buenas ideas de otros es la más lista—.

El éxito es la palabra clave. Tener éxito es ser imitado por otros. Lo importante es "influir", que es ser imitado a través de la creación de "tendencias". Influencia y tendencia son las dos caras de la moneda del éxito. La idea solo es válida si es imitada. Por eso la "originalidad" solo tiene sentido como cambio de tendencia.

En el fondo de esto está el descubrimiento anti ilustrado de nuestro tiempo: el comportamiento mimético, el descubrimiento de que es más fácil ser otro que ser uno mismo. Ser uno mismo se convierte en un proceso doloroso, ya que no hay un "yo" metido dentro de una caja. Descubrirse a uno mismo es un duro ejercicio de construcción. Como señalaban los existencialistas, el ser es lo que se ha formado tras la vida vivida. No hay nada previo, nos hacemos viviendo. La dureza de esto es notoria. Por eso es más fácil ser otro (es el otro el que vive, el que descubre, el que se crea...), que tener que hacerlo uno mismo.

En ese camino del ser en devenir, la belleza es una parte esencial del proceso. Llevo años, allí donde la gente comete el error de darme un micrófono, señalando lo erróneo de nuestro sistema de enseñar las artes, historicista y distante. Es la educación estética del ser humano lo que se debe primar, el camino diferente de cada uno a la belleza, y no la repetición social de qué es bello y qué no lo es. Por eso el poeta John Keats escribía en su poema Oda a una urna griega, 

Heard melodies are sweet, but those unheard

       Are sweeter; therefore, ye soft pipes, play on; 

El poema se cerraba con una afirmación rotunda y sencilla: 

 "Beauty is truth, truth beauty,—that is all

                Ye know on earth, and all ye need to know." 

https://www.poetryfoundation.org/poems/44477/ode-on-a-grecian-urn 

Pero la "belleza-verdad" a la que se refería Keats tiene poco o nada que ver con la "nueva belleza" basada no en el desarrollo del impulso más allá de lo que tenemos, que despierta esa sed de verdad, belleza y nos los lanza a la aventura vital y espiritual. Lo que hoy se busca es un pobre sucedáneo, que es el éxito, que no es un camino individual, sino una respuesta bajo el juicio de los demás. No hay camino propio, sino un caminar bajo la atenta mirada de aquellos que establecen su empatía con nosotros. El éxito solo tiene sentido ante los otros, que son quienes lo determinan.

No creo que haya un modelo único, universal o atemporal de belleza. Pero sí creo en que podemos educarnos para poder sentir un disfrute más auténtico y productivo para nuestra forma de estar en el mundo. A veces se piensa en el esteta como alguien que se separa del mundo que le rodea y vive en una burbuja. ¡Nada más alejado de la realidad! La educación estética nos permite desarrollar una faceta humana que si no se desarrolla nos lleva al embrutecimiento, en vivir un mundo desde unos parámetros que nos empobrecen como seres humanos. Pero esto, nuestra dimensión humana lo que vamos deteriorando rompiendo nuestros lazos con lo que hemos construido como cultura y sustituyéndolo con algo que nos provoca otro tipo de sensaciones, que pueden ser placenteras. El placer no es privativo del ser humano; es un mecanismo natural. Está en nosotros provocarlo por distintos medios. Transformar en humano el placer es una de las funciones de algo que está en nosotros, el sentido de la belleza.


Entretenimiento, distracción, matar el tiempo... son términos que se asocian con esta forma del éxito que lleva a este empobrecimiento que denuncia Manara junto a otros muchos otros. La cuestión problemática es, como señala el dibujante, es que cada vez quedan menos voces para señalar esto, pera denunciarlo. La filosofía del éxito trata de evitar la polémica o, por el contrario, la provoca como forma de atracción. Pero uno de los efectos principales del embrutecimiento es la distancia que se establece con cualquier forma crítica real. Todo lo que afecte a este placer de la colectividad es visto como agresión. Eso lleva a silenciar voces. Mana señala la desaparición simple de las personas; las generaciones van desapareciendo y las nuevas viven su mundo como totalidad, como un siempre ha sido así, con el que justifica su propia sordera.

No es una cuestión de la sustitución de la sospechosa idea de "intelectual" (aquellos a los que entender) por la de "influencers" (aquellos a los que imitar). La propia estructura mediática de nuestro mundo lo favorece. La experiencia se vive a través de un nuevo estado, el de "audiencia" o "público". Por mucho que se nos diga, somos receptores con aspiraciones de ser emisores. Están los eternos imitadores de la trivialidad y están los eternos ansiosos por convertirse en referencia. Es el efecto mediático, que ha renunciado en gran medida a incluir lo minoritario, lo individual en beneficio de la supervivencia económica en un encrespado mar, en un sistema de prueba-error comunicativo en el que se tantea hasta encontrar la "tendencia". Hasta que llega la siguiente y así sucesivamente.

Existe una enorme diferencia entre el que trata de enseñar a otro a pensar por sí mismo y el que busca que le sigamos imitándole. Esta diferencia es esencial en este cambio. Es lo que favorece un mundo en que todos tratan de decir nos qué hacer: qué consumir, a quién votar, qué comer... Y además poseen un aparato mediático tan poderoso que no solo nos envuelven, sino que pueden anticipar pensamiento y comportamiento y corregirlo. Nunca ha habido en nuestra historia un modelo así, del que desaparece incluso la posibilidad de criticarlo porque se necesita para transmitir la crítica.

Filósofos, historiadores, sociólogos, psicólogos... habla de la "aceleración" del tiempo, de un vivir en la cresta de una ola mirando hacia un horizonte que, por definición, solo es efecto de nuestra mirada. La aceleración nos muestra un viaje sin tiempo para pensar en uno mismo; las cosas se desvanecen en nuestras manos, ante nuestros ojos, solo cuenta lo siguiente.

Sin embargo, tenemos ante nosotros unas fuentes de enorme belleza. Están ahí esperando a que nuestra mirada se aparte de lo trivial, de lo llamativo, de la tendencia... Esa belleza tiene forma de novelas, poemas, cuentos; forma de cuadros, de películas, de música, de danzas... Son formas de las que regresamos distintos tras la lectura, tras la escucha, tras detener nuestra mirada en ellas. Pero esto se nos hace cada día más difícil en un entorno que, de la escuela a los medios, nos lleva hacia otros derroteros. Nos llevan hacia un mundo dividido en éxitos y fracasos, entre imitadores e imitados. Necesitan toda nuestra atención, hora a hora, día a día. Somos la materia prima.

El artista Milo Manara habla de otro modelo de desarrollo. Este modelo no solo se lo hemos dado al mundo, sino también a nuestras mentes. Somos producto de una mentalidad en la que individualmente solo contamos como consumidores de algo. Por eso es necesario abrir los ojos, educar en una nueva forma de ver el mundo, de disfrutarlo, de compartirlo. La belleza es uno de los caminos hacia esa verdad que reclamaba Keats. Puede que no sea la misma verdad para cada uno. En realidad, así debe ser. Solo la mentira es igual para todos.

 

* Pilar Martín  "Milo Manara lleva al cómic 'El nombre de la rosa': "Solo la belleza podrá salvar al mundo"" RTVE.es EFE 8/06/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230608/milo-manara-lleva-comic-nombre-rosa/2448946.shtml

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