Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Entrevista La
Vanguardia a Wasila Elasheg, ingeniera, fundadora y presidenta de un
partido político en su país, Libia, en donde se celebrarán elecciones el 19 de
junio. Como ingeniera que es, sus respuestas son claras y directas. Piensa que
quizá por eso la han elegido las bases del partido y que si se convirtiera en política, es decir, si hablara queriendo
decir algo o esquivara las preguntas, no estaría allí. Seguro que quienes la
han elegido valoran su sinceridad.
Wasila Elasheg repasa, al hilo de las preguntas, algunas
cuestiones sobre el futuro de Libia sin Gadafi, cómo el precio de una guerra
civil terrible ha sido más de lo esperado por librarse de un dictador cruel y
megalómano. Todavía están en nuestra memoria las terribles, terribles imágenes
de la muerte de Muamar el Gadafi a manos de los que lo atraparon en su huida.
Cuando es preguntada por si los gadafistas van tener un
juicio justo en Libia, responde afirmativamente, que los jueces los tratarán
imparcialmente. Y señala: «Los
humanos aprendemos qué es el bien y el mal de la sociedad en la que vivimos»*. Esa
es una gran verdad, desde luego. Es en el seno de nuestras culturas donde
aprendemos lo que es la normalidad y la anormalidad, lo que es justo e injusto
y, claro, lo que es el bien y el mal. También desarrollamos un cierto sentido
de las proporciones entre lo que es justo o no. Eso va desde una pena de cárcel
hasta una indemnización como consejero de una Caja de Ahorros.
Wasila Elasheg |
La respuesta viene a cuento de la aplicación de las penas a
los responsables del periodo gadafista y las barbaridades de la guerra. Dice
Wasila Elasheg, contra la opinión que algunos han señalado sobre que sean
tribunales internacionales los que los juzguen, que deben ser juzgados en
Libia, bajo sus normas, porque de otra forma nunca estarían satisfechos, no se
cerrarían las heridas porque nadie se sentiría reparado en sus daños.
Otros dictadores o responsables de genocidios han sido
juzgados por tribunales internacionales. Algunos países prefieren librarse de
una tarea que no les traería más que nuevas fracturas sociales y los mandan a
esas cortes internacionales, menos condicionadas por las opiniones públicas.
Tenemos algunos ejemplos balcánicos recientes.
El deseo de sentar ante los tribunales a otro dictador, a
Hosni Mubarak, se cumplió en Egipto y el veredicto final con el que ha sido
resuelto el asunto por parte de los jueces del sistema no ha sido satisfactorio
para una parte importante de la población, que sigue buscando y reclamando una reparación
ante la justicia por la muerte de sus mártires. Los muertos no callan, como las
almas en pena, cuando sus asesinos están libres y disfrutando de la vida que
han arrebatado a otros.
Si se les hubiera propuesto a los egipcios juzgar fuera del país
a los acusados —desde Mubarak al último responsable de muertes o corrupción— por
tener más garantías de justicia, seguramente se habrían negado. Se habrían
sentido incluso ofendidos. Han preferido, con todos los riesgos, tenerlos cerca
y mirarles a la cara. Pero, como hemos visto, el resultado deja abierto el
futuro, y uno de los candidatos a la presidencia de la República ya ha incluido
entre sus promesas electorales la repetición del juicio aportando nuevas
pruebas que no dejen lugar a dudas sobre la corrupción y los crímenes sangrientos de los acusados.
Los familiares de las víctimas de la represión han señalado que permanecerán en
las calles reclamando justicia, cada día, hasta que esa herida se cierre por el
castigo de los responsables.
Sí, es cierto que los humanos, como señala Wasila Elasheg,
aprendemos el bien y el mal en nuestro entorno inmediato, y eso va de las
familias a los juzgados. Y lo aprendemos muchas veces de la manera más dura.
* Wasila Elasheg: "En Libia no habrá reconciliación hasta que no haya justicia" La Vanguardia 04/06/2012 http://www.lavanguardia.com/internacional/20120604/54303082528/wasila-elasheg-libia-no-reconciliacion-hasta-justicia.html
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