Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo que ha crecido de mala manera no se resigna a cambiar. Se
queda en stand by, a la espera no de
que lleguen tiempo mejores, sino de tiempos en los que se vuelva a sacar el
cadáver del armario. Estos sectores exigen todos los recursos y atención en las
crisis, impidiendo que se diversifiquen los esfuerzos de crecimiento en otras
direcciones. Es la tapa de tu propia trampa la que se cierra sobre ti cuando
intentas escapar. Más de lo mismo.
La vergonzosa rivalidad entre Madrid y Barcelona por hacerse
con los servicios de un casino —“centro de ocio”, "maxicomplejos" son eufemismos cursis— de nombre Eurovegas, que hará realidad los peores augurios
sobre nuestro futuro al dirigir nuestro crecimiento de nuevo hacia el mismo
abismo, tiene nuevos capítulos cada día. Esta vez ha sido la intervención “altruista”
del cocinero Ferrán Adrià en nombre de la candidatura de Barcelona. La Vanguardia nos informa:
El prestigioso chef Ferrán Adrià
ha hecho valer el peso que su cocina representa en el mundo para intentar traer
a Barcelona finalmente el maxicomplejo de ocio Eurovegas asegurando al número
dos de Sheldom Adelson, Michael Leven, que de acabar construyéndose aquí él
aportaría un centro de investigación culinaria.
Lo hizo anteayer en una cena que
la banca de inversión Rothschild montó con una serie de ejecutivos de Las
Vengas Sands aprovechando su visita a la capital catalana para ver los terrenos
donde se construiría el complejo que tiene dividida a la opinión pública. El
ofrecimiento de Adrià no es baladí e igual puede pesar tanto en la decisión
como los beneficios fiscales que los Ayuntamientos implicados o la propia
Generalitat puedan ofrecer. No en vano, el propio cocinero ha asegurado que
Leven es "un enamorado de nuestra cocina" así que un ofrecimiento de
estas características podría resultarles muy seductor.*
No salimos de esta con tanto “chef” pidiendo el “i+d del
puchero”. Si el señor Michael Leven está “enamorado de nuestra cocina”, que le
mande flores. Ya hay bastantes proyectos de ocio convertidos en “poblados del Oeste
de Almería” para seguir apostando por lo mismo. El verdadero “maxicomplejo” es
el nuestro, ¡pero de dos horas semanales de diván!
La exigencia de que se cambie la fiscalidad o se permita
fumar en los casinos, vulnerando las normativas al respecto, porque esa es su norma en los desiertos donde los ponen, no deja de ser una exigencia
arrogante y despectiva para con el país; otra más pues en Cataluña también
plantearon sus exigencias sobre la construcción y su alturas, que entraban en
conflicto por la proximidad al aeropuerto. Ellos presionan y lo que salga
saldrá.
La cuestión llega a los límites del surrealismo cuando
pregonan que solicitarán el dinero de las inversiones a los bancos españoles,
que ya tienen, todo sea dicho, bastante ruleta
en estos momentos como para meterse en más ladrillos bingueros. Los anteriores intentos vergonzosos de recrear Las Vegas en los Monegros no hace
mucho se recrudecen por el ansia de los políticos y los empresarios que les
hacen la corte por hacerse con los negocios colaterales que esto produce. Se
nos habla de los puestos de trabajo que se crearán, pero siguen sin mencionarse
de qué clases son esos puestos y las distorsiones en la zona donde se establezcan. Es una tomadura de pelo cuya única función es
vencer resistencias en la opinión pública.
Se han conocido la semana pasada las declaraciones, el parte
facultativo, sobre España de ese millonario con flequillo imposible llamado
Donald Trump, uno de los tipos más groseros e impresentables para los propios
estándares norteamericanos del mal gusto, sobre la conveniencia de llevarse los
saldos españoles. ¡Aprovechemos, que
están que lo regalan!, les ha dicho a sus colegas ricos. ¡España es una enferma en saldo! Y
Donald sí que sabe de esto, de enfermedades y sangrías, de buitres y rebajas.
Trump y Adelson no solo comparten el mismo peluquero, sino las mismas ideas
debajo de sus rancios flequillos: una España de oportunidades y de políticos
oportunistas.
Uno entiende que el mundo de los negocios es así de cruel,
pero deberíamos mantener un poco de pudor y evitar que todos estos fulanos sean
recibidos como mesías y que, acompañados por nuestras autoridades locales y
autonómicas, se sientan los reyes del mambo. Es patético verlos recorrer de su
mano el cementerio español. Ofrecerse —o insinuar si quiera que se puede— a cambiar una normativa después de haber
hecho gastarse millones de euros a los miles de restaurantes españoles en
reformas inútiles para zonas de fumadores es un insulto doble, un gesto infame
y servil que no honra a nadie como sacrificio, y que muchos no queremos que se
haga en nuestro nombre ni por nuestra causa. Es el equivalente a la instalación de las más contaminantes fábricas e industrias porque
sus autoridades hacen la vista gorda con las normativas. Son estas cosas las
que nos convierte en bananeros de lujo.
Apretados por las condiciones “europeas”, esquilmados por
los mercados internacionales, nos queda como penúltimo trago de este calvario
ser recomendados en el “segunda mano” por Trump e inspeccionados por los “empresarios
del ocio” en esta exploración rectal de nuestra economía cuyos pantalones se
encuentran ya en los tobillos.
Nosotros no tenemos burbuja,
¡tenemos suflé! Tiene razón Donald Trump:
España está enferma. Pero lo está indigestada
de tanta cocina y tan poco investigador, de tanto ladrillo y tan poco arquitecto,
de tanto político y tan poco liderazgo, de tanta palabrería y tan poca eficacia, de tanto maxicomplejo y tan poca
claridad de ideas.
* "Ferran Adrià insiste en su compromiso altruista con
Eurovegas y en que es "un proyecto de calidad"" La Vanguardia
27/06/2012 http://www.lavanguardia.com/ocio/20120627/54317824864/ferran-adria-compromiso-altruista-eurovegas.html
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