Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay casos aparentemente pequeños que pueden tener una enorme
trascendencia cultural. La cadena Aljazeera
recoge entre sus noticias la sentencia de un tribunal alemán, de la ciudad de
Colonia, que puede tener grandes repercusiones. El caso giraba sobre la
circuncisión practicada a un niño musulmán de cuatro años. La operación se
complicó y, tras varios días sangrando, los fiscales acusaron al médico que
realizó la intervención de causar lesiones graves al menor. Aljazeera señala:
Circumcising young boys on religious grounds amounts to grievous bodily
harm, a German court has ruled.
The regional court in Cologne, western Germany,
ruled on Tuesday that the "fundamental right of the child to bodily
integrity outweighed the fundamental rights of the parents", a judgement
that is expected to set a legal precedent.*
El caso ya ha pasado dos veces por los tribunales y tiene
unas connotaciones culturales que no se le escapan a nadie pues afecta a una
práctica quirúrgica realizada igualmente por musulmanes y judíos y es
considerada como un rasgo de identidad esencial.
En su magnífico Diccionario
de islam e islamismo, la profesora Luz Gómez García señala:
La circuncisión es un ejemplo de
adaptación de las costumbres presislámicas a la tradición estrictamente islámica:
a pesar de no estar mencionada en el Corán, es común a todos los musulmanes, a
imitación de Mahoma, incluso cuando solo una escuela jurídica, la chafií, la
considera como ineludible (fard) en
la jerarquía de la muamalat [prácticas civiles del musulmán]. Hasta tal punto
está asentada en la conciencia colectiva como distintivo islámico que a la
circuncisión (jitán en árabe, jatma en la mayoría del ámbito islámico)
se la denomina también en las lenguas de Asia Central sunnat, sinécdoque de la
propia sunna.**
La importancia cultural que pueda tener, no se cuestiona por
el tribunal. Lo que se considera es ese derecho del niño a no ser sometido a
procesos irreversibles por sus padres. Por decirlo llanamente, uno puede
abandonar una religión, pero no recuperar una parte de la anatomía de la que se
ha prescindido en su nombre. Se remite entonces a que para la práctica se
requiera la autorización del interesado, dueño de su propio cuerpo. Sutilezas occidentales.
Ceremonia turca de circuncisión |
La sentencia no ha ido contra los médicos, que han quedado
exonerados en ambos juicios, sino contra el hecho de que se haga a edades en
las que el principal afectado no puede decidir. En esto ha tenido bastante que
ver, la rebaja progresiva de la edad de la circuncisión. El niño en cuestión
tenía cuatro años. La profesora Gómez García señala también que en la
circuncisión se concentran varios sentidos, dado su carácter ritual simbólico: “el
rito de tránsito varonil, el reconocimiento físico la hegemonía de Dios sobre
los instintos primarios y la ceremonia espiritual en que un joven musulmán
acata conscientemente y socialmente su condición de tal.”**
Es evidente que la rebaja de la edad va en contra del propio sentido del ritual, ya que difícilmente se puede considerar, ni en lo físico ni en lo psíquico la maduración que se supone que establece como un rito de paso a los cuatro años. La edad ha sido debatida en el mundo islámico y con frecuencia se solía realizar entre los siete años, es decir, lo que nosotros expresábamos con la fórmula habitual del “uso de razón”, y los doce, según señala la profesora Gómez García, que apunta que cada vez se realiza más esta práctica al nacer, acercándose a la fórmula judía de los ocho días, aunque por motivos pragmáticos.
Es evidente que la rebaja de la edad va en contra del propio sentido del ritual, ya que difícilmente se puede considerar, ni en lo físico ni en lo psíquico la maduración que se supone que establece como un rito de paso a los cuatro años. La edad ha sido debatida en el mundo islámico y con frecuencia se solía realizar entre los siete años, es decir, lo que nosotros expresábamos con la fórmula habitual del “uso de razón”, y los doce, según señala la profesora Gómez García, que apunta que cada vez se realiza más esta práctica al nacer, acercándose a la fórmula judía de los ocho días, aunque por motivos pragmáticos.
Circuncisión judía |
La circuncisión tiene su origen —para las religiones en cuyo
nombre se practica— en el pacto de Abraham con Dios, como la expresión de la “alianza”.
En el judaísmo se practica ritualmente a los ocho días del nacimiento,
repitiendo la fecha en que se realizó por parte de Abraham a Isaac. La Tora
señala esos ocho días desde el nacimiento, edad temprana, porque el pacto que
representa escapa a la racionalidad
del ser humano, según la interpretación, y por tanto cuanto antes se haga mejor. Dios es incomprensible por definición. Su complemento ritual se realiza a los trece años, en donde se accede de forma
racional en la ceremonia del Bar Mitzvá.
La polémica sobre la circuncisión en el cristianismo se
zanjó señalando los aspectos simbólicos espirituales (bautismo y confirmación posterior)
frente a los puramente físicos. Pero, por ejemplo, es frecuente entre los
cristianos coptos de Egipto. De Egipto ya se tienen referencias a través de
Herodoto, es decir, mucho más antiguas.
La sentencia ha causado indignación en la comunidad musulmana y especialmente entre la
comunidad judía, que ya se ha manifestado a través de portavoces cualificados:
The head of the Central Committee of Jews, Dieter Graumann, said the
ruling was "an unprecedented and dramatic intervention in the right of
religious communities to self-determination".
The judgement was an "outrageous and
insensitive act. Circumcision of newborn boys is a fixed part of the Jewish
religion and has been practiced worldwide for centuries," added Graumann.
"This religious right is respected in every country in the world."*
La doctrina en la que se basa la decisión del tribunal es una
clara consideración individual de los derechos —es el niño quien debe decidir
sobre un proceso irreversible que se realiza en su cuerpo—, frente a la
concepción tradicional —religiosa, en este caso, para musulmanes y judíos—,
cuyo énfasis y poder absoluto se centra en la comunidad, que decide sobre el
individuo en nombre de la tradición. Son dos mentalidades tan diferentes que no
pueden llegar a entenderse al partir de principios opuestos. Para la tradición,
sencillamente, no existe el derecho individual: en la tradición no se decide, se sigue y punto. Cómo conjugar el derecho a la libertad de
religión, que se entiende como algo vinculado con la propia conciencia, con una
práctica que se realiza sobre otros cuando no tienen voluntad para decidir, es
una cuestión peliaguda. Aljazeera señala sobre los criterios apuntados por el tribunal
alemán:
"The religious freedom of the parents and
their right to educate their child would not be unacceptably compromised, if
they were obliged to wait until the child could himself decide to be
circumcised," the court said.*
El tribunal trata de conjugar la libertad de religión con
los derechos del individuo, algo que como vemos no es sencillo y tendrá secuelas.
El desplazamiento físico y cultural hace que las prácticas consideradas legales
en un lugar puedan verse reconsideradas en otro porque los principios que rijan
sean diferentes. La cuestión es peliaguda porque los padres tampoco
consideran que estén actuando libremente, sino bajo un mandato divino que es lo
que se manifiesta en la tradición. Las tradiciones no se cuestionan, porque
para eso son tradiciones.
El caso nos permite ver claramente ese vínculo importante
que se mantiene entre derecho y religión, en la que el primero está determinado
(u orientado) por la segunda, frente
a los derechos individuales, centrados en la persona, de desarrollo laico y emancipador frente a la comunidad
que la anula. Los sistemas jurídicos, por muy racionales que quieran ser, son
manifestaciones de las culturas, para bien o para mal, ya que lo que consideramos
obvio y evidente es lo que se nos pone delante sin cuestionarse, lo que siempre ha sido así. Los tribunales
alemanes son tribunales y alemanes, es decir, no se consideran directamente
afectados porque Abraham realizara la circuncisión a Isaac a los ocho días de
nacer y consideran que hay que preguntar a Isaac. No les entra en la cabeza —¡tozudos
alemanes!— que de lo que se trata aquí es de la virtud de la obediencia y no de la libertad de decidir, algo de lo
que se suele hablar mucho menos en los textos y que suele acabar en el non serviam.
Veremos en qué acaba todo esto. El mundo es cada día más
pequeño.
*
"German court: Child circumcision 'an assault'"" Aljazeera
27/06/2012 http://www.aljazeera.com/news/europe/2012/06/201262743137489117.html
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