Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Sí, como setas. Así han proliferado todas estas empresas de “emprendedores”
a la sombra de los concursos públicos tirando a privados; demasiados dedos apuntando a los mismos sitios.
La Vanguardia nos
pone al tanto del tirado de manta que se ha dado en la Comunidad de Madrid, por
orden judicial, respecto a ciertos emprendedores
y sus conexiones colaborativas en la denominada “trama Gürtel”:
El juez solicitó el pasado 18 de
mayo estos contratos "en el plazo improrrogable de un mes" para
tratar de determinar si se realizaron por mediación del exconsejero de Deportes
y exdiputado en la Asamblea madrileña, Alberto López Viejo, y el exdiputado y gerente
de la empresa municipal de vivienda de Boadilla del Monte, Alberto Bosch
Tejedor, ambos imputados en la causa.
La Fiscalía Anticorrupción
sospecha que los dos cargos públicos pudieron haber recibido pagos relacionados
con la firma de estos contratos para la organización de los eventos, entre los
que figuraban el primer aniversario de los atentados del 11 de marzo de 2004,
un homenaje en memoria de Miguel Ángel Blanco o el encargo de un cuadro del ex
alcalde madrileño y actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.
Por otra parte, el juez Ruz ha
solicitado a la Agencia Tributaria que le facilite información sobre "el
margen de beneficio" que habrían obtenido las empresas de la trama Easy
Concept, Servimadrid Integral, Good and Better y Diseño Asimétrico y su
"comparación con el margen ordinario de las sociedades dedicadas a esta
actividad mercantil".*
España se nos ha llenado de sinvergüenzas, teóricos de la
libre empresa y de los beneficios y bondades del mercado, desmitificadores del
Estado, pero que han hecho todo lo posible por reducir la competencia mediante el
proteccionismo de los amigos, y haciendo que los precios se dispararan como
cohetes porque pagábamos todos. Estos gestores cursis, puestos al frente de las empresas públicas y de las
privadas, dispensadores de favores y recolectores de beneficios, han proliferado
por todos los rincones de la geografía engalanados con los colores de la
ideología que tocara en cada zona, y,
si no, por la cara bonita. Extremadura, Andalucía, Valencia, Madrid… son los
casos más recientes, pero salpican con igualdad
constitucional todos los escenarios autonómicos. Estos empresarios de pacotilla han crecido a la sombra del poder, mamones —Que mama mucho, o más tiempo del regular, nos dice el DRAE en su segunda acepción— agarrados a la ubre de un estado que cuyos desafectos teóricos proclamaban que había que privatizarlo todo para descargar al ciudadano. ¡Gran favor! Meneaban el árbol para que algunos recogieran los frutos.
Insistimos en lo de cursis
—le dedicamos un artículo, "Cursis (lio en el think tank)" [ver entrada] — porque hay que ser verdaderamente cursi para ponerle esos nombres a las
empresas: “Easy Concept”, “Servimadrid Integral”, “Good and Better” y “Diseño
Asimétrico”. Aquí, nada de “good and better”. Más bien desvergüenza “integral”
y “asimetría” en el cobro, que se han llevado mucho para lo poquito que dan. Son empresas descaradas, hechas días antes de que surgiera el “negocio”,
seleccionadas por su brillante historial inexistente, por sus precios competitivos sin competencia, nacidas para triunfar.
Repugna especialmente que alguien se haya podido beneficiar
indebidamente, aprovechando cualquier hueco, con la organización de “eventos”
relacionados con los trágicos sucesos del 11 de marzo, la muerte de Miguel
Ángel Blanco o el más profano tema de un cuadro del actual ministro de Justicia,
don Alberto Ruiz Gallardón, que no sé de dónde saca tiempo para tanto posado,
pues habrá retratos suyos en el Ayuntamiento de Madrid, en la Comunidad y en el
Ministerio, eso si no le nombran nada más. Propongo que, por aquello de los
recortes, le hagan solo uno y lo roten de sede en sede, lo que será un
considerable ahorro para las arcas públicas y los fans del ministro, alcalde o
presidente podrán ver el cuadro en los distintos lugares en los que ha ejercido
su talante. Se tiene cuatro meses expuesto y luego se deja una tarjetita
avisando en dónde se encuentra en esos momentos. Vigilen que la empresa que
haga el traslado no sea de ningún amigo,
porque si no es preferible hacer los tres retratos, que saldrá más barato, ¡seguro!
Y es que, aquí, el que no corre vuela. Nos dicen los
teóricos que la base de la economía es que el dinero se mueva. Aquí se ha
movido hasta el mareo, pero como en las ruletas trucadas la bolita caía siempre
en el mismo sitio. El secreto de la hiperactividad de algunas instituciones, de
la buena fama de algunos por no parar de hacer
cosas, tiene en algunos casos la explicación oscura de quién
la llevaba a cabo. Todas estas empresas siempre han surgido por el mismo lado:
la organización de “eventos” —celebraciones, aniversarios, homenajes, presentaciones…—,
algo que a los políticos encanta porque tienen la foto segura y por las fotos se llega a los votos.
La desesperación de muchos sectores a los que se les adeudan
cantidades importantes es no saber cuándo les toca cobrar. Habrá que
preguntarse si estos señores tan dinámicos han sido los primeros en cobrar
porque así les llegaban a otros antes las comisiones o los descuidos. Sería una
buena pregunta, además de intentar enterarse de los precios habituales de
mercado para estos servicios por si se hubiera pagado más de la cuenta, algo más
que probable. Eso es lo que pide también el juez, saber si se les pagó mejor
que al resto.
Esta práctica ha ocurrido en todos los niveles de la
administración y ha engendrado unas formas parasitarias en las que los
políticos proponían (alentados por los
interesados) para que se gastara y estos pseudo empresarios se llevaban el
contrato al agua. Las denuncias y recriminaciones recientes por parte de los
jueces, dejan en evidencia esta conspiración contra las arcas públicas, un
constante sangrado del dinero de todos en beneficio de cursis engominados y gestores que se les parecen, que diría Stendhal.
Hay que acabar cuanto antes con estas prácticas viciadas que
han servido a los políticos para desarrollar su influencia clientelar por
ayuntamientos y autonomías, instituciones que —se nos ha dicho— pretenden
acercar al administrado a la administración y que son, en cambio, la forma de
acercar el dinero de los administrados a estos rapiñadores que acaban con lo
que les pongan por delante.
Como setas ¡venenosas!
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