miércoles, 6 de abril de 2011

El martirio de Misurata


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El conflicto libio ha llegado al punto al que advertimos que llegaría. La estrategia de Gadafi es enrocarse en las ciudades y utilizar a las poblaciones como escudos frente a los bombardeos. Era y es el peligro de la resolución de Naciones Unidas al limitar la intervención a los medios aéreos. Los bombardeos solo son posibles en campo abierto, en donde no arriesgues la vida de los civiles a los que quieres defender. Como él no tiene el problema de tener que ajustarse a ninguna resolución, puede bombardear la ciudad de Misurata sin contemplaciones. Lleva haciéndolo desde el 25 de febrero.

El general Abdel Fattah Younes, jefe militar de los rebeldes, ha pedido a la OTAN que intervenga para evitar que Misurata (Misrata) desaparezca del mapa antes de una semana. La ciudad es el enclave de los rebeldes más próximo a Trípoli. Es un punto esencial para Gadafi y para los rebeldes porque supone una lanzadera hacia la capital para unos y una barrera defensiva para otros. Misurata resiste como puede bajo los ataques permanentes y se les va agotando todo: las armas, los alimentos y las vidas. La queja del general Younes se ha realizado por la detención de dos barcos que iban cargados con ayuda y armas para los rebeldes de Misurata. El embargo decretado afecta también a los rebeldes, según parece.
La paradoja es que la Coalición pueda bombardear a las tropas de Gadafi pero no pueden hacerlo los que padecen los bombardeos de Gadafi por falta de medios. Sobre el papel tiene su sentido; en la realidad es difícilmente comprensible. Y para los que están en Misurata, menos todavía. El desequilibrio de armamento es tan grande que a Gadafi le sobrará material bélico cuando ya no quede población. La OTAN dice haber destruido el 30% del armamento del ejército gadafista, pero con el otro 70% le basta y le sobra.
Los intentos de Gadafi y sus enviados de convencer a la comunidad internacional y a los rebeldes de que el dictador, con un poco de buena voluntad, puede convertirse en un animoso reformista y llevarles las libertades que les negó durante décadas, como era previsible, ha fracasado. Con Gadafi, irónicamente, se cumple aquello de la mano derecha y la izquierda. Con una bombardea y con la otra negocia, a sabiendas que cuanto más bombardee menos tendrá que negociar. El coronel es un pragmático y siempre lo ha sido. Los que quedan a su alrededor saben a lo que se van a enfrentar cuando esto termine y solo contemplan como opción viable ganar, la menos probable, o forzar unas tablas ante una masacre.
Mientras tanto, la ciudad de Misurata sigue cercada, bombardeada de forma permanente, sin agua y sin luz. La lucha que desde el principio se realizó en la ciudad, el acoso permanente, la resistencia ciudadana, las deserciones del ejército de Gadafi, que se pasaban al bando de los rebeldes durante los asaltos, han convertido a la ciudad, la tercera del país, en un emblema para los rebeldes y en una obsesión para los gadafistas, que la han plagado de francotiradores en un intento de ir acabando con la vida de los resistentes. En Misurata se sublevaron los oficiales de la academia de la fuerza aérea  e inutilizaron aviones para evitar que fueran usados contra el pueblo.
Misurata, una ciudad con tres mil años de antigüedad, podrá contar algún día el martirio a que está siendo sometida. Ahora nos quedan los testimonios* de los heridos que han conseguido salir en un barco turco en misión humanitaria. Es el testimonio de las matanzas indiscriminadas, de una política de tierra quemada practicadas con rabia contra una ciudad que se resiste.

* Misrata: mejor morir que rendirse" El Pais 05/04/2011 http://www.elpais.com/articulo/internacional/Misrata/mejor/morir/rendirse/elpepiint/20110405elpepiint_7/Tes

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