sábado, 30 de abril de 2011

El escándalo del paro

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hay que volver una y otra vez a ello. Hemos creado un modelo de economía y de sociedad, el uno consecuencia del otro, con una circularidad bochornosa, incapaz de ofrecer una alternativa real al problema del paro y, específicamente, al del paro juvenil. Seamos más claros: es el modelo el que provoca esta situación. Nuestros políticos son incapaces de generar más excusas ante la evidencia y contundencia de los datos y de la realidad que reflejan.* Hemos retrocedido dos décadas.
Este país eligió en su momento, hace más de veinte años, un modelo que estamos pagando ahora. Por él, con ligeras diferencias de matices, han trabajado los gobiernos de los partidos que han accedido al poder en cada uno de los niveles, nacional, autonómico y local. Desde el punto de vista político, se ha trabajado en el cortoplacismo, en tener un aparente éxito que permitiera afrontar las siguientes elecciones con unas cifras aparentemente buenas pero que encubrían una triste realidad: una economía débil, hipersensible a los vaivenes exteriores, sin capacidad de recuperación rápida, con un nivel muy bajo de producción y cada vez más dependiente de que a los demás les vaya bien. Nuestros gobernantes se han escudado en todo lo escudable para justificar una economía que se desarrollaba a fuerza de unos principios interiores más que en una idea de futuro. Y estos principios han sido la especulación, el consumismo, el endeudamiento y la economía sumergida.
Es simplemente vergonzoso que, incapaces de crear empleo, a tiro de piedra de los cinco millones de parados, los planes del gobierno se centren en maquillar esas cifras a través de planes para hacer aflorar el empleo sumergido, cuando éste ha sido una clave del modelo español. La economía sumergida es activa y se libera de muchas de las regulaciones, provoca el consumo, pero también el endeudamiento, que es la causa de gran parte de nuestros problemas domésticos y empresariales al contraerse el consumo. Con todo el mundo endeudado, los parones de consumo se convierten en dramas y arrastran en cadena. Aumentan los índices de morosidad y los de paro por falta de actividad o por falta de crédito. Es lo que hemos sembrado y de lo que hemos presumido, gobierno tras gobierno en veinte años.
Ahora los bancos, mientras avisan públicamente de las restricciones de los créditos, se dedican a hacer campañas telefónicas llamando a sus clientes con cuentas corrientes estables ofreciéndoles la posibilidad de créditos que estos no han solicitado. Un auténtico despropósito después de haber estado dando créditos poco fundamentados en los momentos de alegría crediticia.
Los sindicatos, ineficaces igualmente, desconfían del plan de afloramiento del empleo y proponen redefinir el “motor” de la construcción dedicándolo a la rehabilitación de las viviendas. Más de lo mismo, la misma carencia de ideas y de futuro. ¿Es tan difícil entender que no es posible exportar casas? ¿Es tan difícil entender que la llegada masiva de la inmigración, otro grupo fuertemente castigado, se favoreció para tener a una gran mayoría dentro del subempleo clandestino como forma de abaratamiento de los costes y aumento del beneficio, que no de bajada de los precios, qué ese subempleo se ha extendido al empleo femenino y juvenil? ¿Que se ha contabilizado como “juveniles” a las personas hasta los 35 años para hacer creer que era un problema transitorio y que después pasaban al empleo “senior”? ¿Es tan complicado entender que se ha fomentado la precariedad en el empleo presentándolo como la única alternativa viable contra el desempleo y que este modelo se ha enquistado en nuestra vida laboral hasta unos niveles absolutamente infames? ¿Es tan difícil?
Nadie se pregunta por qué nuestro “sólido modelo económico” no consigue salir del fondo después del crecimiento continuado, ese modelo que en declaraciones en Nueva York de nuestro actual presidente de gobierno presumía de ser envidiado por los demás países europeos:

"Hemos superado la media europea y a Italia, cosa que deprime mucho al primer ministro (Silvio) Berlusconi; pero nuestro objetivo es superar a Francia en tres o cuatro años, y esto no lo quiere ni oír nuestro amigo (Nicolas) Sarkozy", bromeó Rodríguez Zapatero.*


Para muchos, aquella broma era entonces —hace tres años— y ahora un sarcasmo y un despropósito porque significaba la constatación de la falacia o del delirio en el que este país ha vivido y sigue viviendo inducido por una forma irresponsable y demagógica de hacer política. Ni Italia ni Francia nos envidian ni se deprimen por pensar en nosotros. Somos nosotros los que nos deprimimos ante la falta absoluta de perspectivas de arreglo de una situación generada no por las crisis de los demás sino por la nuestra propia.
El sistema político español, por su propia evolución, ha producido un modelo de dirigente nacido en el interior de los propios partidos que está claro que no es capaz de enfrentarse a la realidad de los problemas. Entrenados en la demagogia, trepan por las escalas internas hasta llegar a los puestos en los que son incapaces de tener ideas u ofrecer soluciones. Y si las tienen, no las muestran temerosos de cualquier daño a su imagen personal o del partido. Con una clase política tan corta de miras es difícil poder confiar en soluciones. Solo la receta del mal médico: a ver si el tiempo lo cura.
La fuga de nuestros jóvenes mejor formados a otros países es uno de nuestros mayores dramas, ya que supone la ausencia de un futuro en condiciones, la incapacidad de ofrecerles algo mejor. Es el indicador que ha marcado la vida de muchos países, la ausencia de oportunidades, el dilema permanente entre quedarte en un país que no te puede ofrecer apenas nada o tratar de buscarte tu futuro desligado del de tu propio país. Ocurrió en los cincuenta y en los setenta. Vuelve a ocurrir. La pérdida es más grave ya que la fuga de los mejor preparados nos priva de la posibilidad de tener el día de mañana una mejor clase política, más comprometida y eficaz para beneficio de todos.

* “El 90%  de los que pierden empleo, menor de 35 años” El País 30/04/2011  http://www.elpais.com/articulo/economia/90/pierden/empleo/menor/35/anos/elpepieco/20110430elpepieco_6/Tes

* “Zapatero en Nueva York: ‘El sistema financiero español es el más sólido del mundo” Efe / El confidencial 24/09/2008 http://www.elconfidencial.com/cache/2008/09/24/espana_63_zapatero_nueva.html



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