Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En una de las primeras biografías de Deng Xiaoping se cuenta el siguiente chiste que circulaba sobre la relaciones entre Deng y el líder de la revolución Mao Zedong:
Deng y su nieto visitan al presidente. Este, dando unas palmaditas en las mejillas del pequeño, dice: «Puedes llamarme tío Mao.» El niño dice que no con la cabeza y se calla. Entonces, Mao coge una manzana del frutero que tiene a su lado y se la da al pequeño. El chico la coge y dice muy formal «Gracias, tío Mao.» A lo que Deng añade «Ya ves, presidente, todo lo que puede conseguir un incentivo material tan pequeño como éste.» (265)*
Efectivamente, el poder de las manzanas es grande. Y mayor lo ha sido en China. Actualmente es el país con más millonarios del mundo y sigue creciendo año tras año. El incentivo es un poderoso motor y China es actualmente la segunda economía mundial. Sin embargo, el fenómeno de las manzanas, que siempre tiene buena prensa, no debe ocultarnos el coste social y, sobre todo, el crecimiento de las manzanas podridas en el cesto. El número de casos por corrupción ha aumentado. En el 2003, fuentes oficiales estimaban que el importe económico de la corrupción en China era del 12% del PIB*. Y entonces no había tantos millonarios como ahora. El primer ministro reconoce que actualmente sigue siendo un grave problema.***
Nuestro país tampoco escapa a ello. Ninguno lo hace. La corrupción lleva camino de convertirse en el gran tema de las próximas décadas en todos los países. La política se ha transformado en el espacio en el que se plantan los manzanos y se recoge la cosecha. Los políticos se rasgan las vestiduras cuando se les dice esto y hablan de algunas manzanas podridas, pero son ellos los que deben eliminarlas y no la presión ciudadana. El político siembra —recuerden la caso reciente de los eurodiputados y los lobbies— y otros recogen la manzana.
El crecimiento rápido, casi siempre basado en la especulación, no es verdadero desarrollo; por más que lo parezca. Las cifras que se nos dan del crecimiento de las economías encubren la realidad social y especialmente el aumento de las distancias existentes entre las capas sociales. El fenómeno se ha dado y se está dando en todos los continentes. El modelo es el mismo: crecimiento rápido, aumento de las desigualdades, desaparición de las clases medias, aumento de la corrupción. Los economistas y políticos se escudan siempre en el hecho del crecimiento, pero no se fijan —o no quieren hacerlo— en el desarrollo más justo de la sociedad. De hecho, “justicia” es un concepto que les es ajeno porque no puede medirse, es de otro ámbito.
Perú acaba de celebrar la primera vuelta de sus elecciones generales. Es otro ejemplo de cómo el éxito económico de las buenas cifras macroeconómicas se olvida de lo cotidiano, de la realidad social. Los tiempos de bonanza no se traducen en la mejora del conjunto, sino en la concentración de la riqueza. Lo que hemos visto y estamos viendo en los países árabes es más de lo mismo: la concentración de la riqueza y el olvido de lo general. Lo mismo podemos decir de algunos países que deben ser “rescatados”.
Las crisis que muchos países sufren no suelen ser en muchos casos de riqueza, sino de redistribución de esa riqueza, algo que se olvida demasiado a menudo. El aumento de las distancias sociales no es bueno para ninguna sociedad. Y desde la década de los ochenta, la mayor parte de los estados han cedido en este objetivo y han retrocedido. El resultado es una sociedad menos cohesionada y mucho más débil. Y más injusta, aunque alguno no sepa lo que esto quiere decir.
Las manzanas pueden ser un buen aliciente para ciertas cosas, pero lo preocupante es si hay manzanas para todos o, peor, si todas las manzanas van siempre al mismo cesto.
* Uli Franz (1988): Deng Xiaoping, reformador de China. El País/Aguilar, Madrid.
** “Radiografía de la corrupción en China” El País, 26/06/2003 http://www.elpais.com/articulo/internacional/Radiografia/corrupcion/China/elpporint/20030626elpepiint_14/Tes
*** "Premier chino admite que problema de corrupción aún es "grave" y pide mayores esfuerzos para combatirla" Spanish/China.org04/06/2011http://spanish.china.org.cn/china/txt/2011-04/06/content_22295819.htm
"¡Mi padre es Li Gang!", chiste sobre un caso de corrupción célebre en China |
"Mi padre es Ligang!"
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