Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Pedro
Sánchez es víctima de su propia estrategia durante los cinco días de
reflexión. Allí opto por mostrar su "cara humana", por un lado, con
la parte sentimental afectada por las denuncias contra su esposa; por otro
lado, se constituía él mismo en la "democracia española" y cualquier
ataque contra él debería ser respondido como un ataque a la "libertad",
la "democracia" y la "ciudadanía". Ahora está pagando con
creces esta megalomanía al haberse topado con un "sádico" político
que, habiéndole mostrado su lado "frágil" y "sensible", le
meterá el dedo en la herida de forma inmisericorde. Javier Milei.
Si el
nivel de la política española es deprimente y personalizado (lo uno por lo
otro), la introducción de un personaje como Milei en nuestros campos de batalla
no va a hacer mejor ni el espacio continente ni los contenidos.
Los
efectos de la sorprendente retirada con redobles de tambor emocionales de Pedro
Sánchez se han mostrado contraproducentes en este ambiente caníbal en el que
nos encontramos.
La Nación |
En su
momento señalamos que las disculpas del ministro bocazas por lo de "las
sustancias" eran más una burla que otra cosa, a tono con la forma de
expresarse ante la galería española. La teatralidad de nuestra política llega a
extremos que hacían temer por un reventón. Este se ha producido por lo que
señalamos tras la publicación del comunicado oficial de la Casa Rosada atacando
a Sánchez y al gobierno. Allí se aducían dos motivos "políticos" —los
ataques a la unidad de España al pactar con separatistas y al arruinar la
economía— y un ataque "personal", directo a la línea de flotación de
Sánchez, las acusaciones contra su esposa, un punto débil que él mismo había
creado. Al comentar ese comunicado, señalamos aquí que tal él estaba Vox, como
creo que ha quedado claro tras las últimas declaraciones en el escenario creado
para la ultraderecha mundial, que le ha reído y aplaudido las gracias al
presidente argentino.
Y ahora
nos encontramos en mitad de una crisis con dos formas enfrentadas de manejarla:
la estrategia de Sánchez, institucionalizando los ataques a su esposa y la
estrategia contraria de Milei, la del "esto es personal". Según esta
segunda línea, Milei se ha limitado a contestar de forma "personalizada"
a los ataques "personales" que Sánchez y su gobierno le dirigieron
infundadamente.
La
línea de Milei le permite seguir insultando repitiendo las acusaciones cada vez
que da explicaciones porque le preguntan, mientras que la estrategia de Sánchez
está condenada a hacer crecer la crisis internacional a través de la crisis de
las instituciones. Convertir los insultos a Sánchez en insultos a España tiene,
como vemos, muchos riesgos. Pero es la estrategia que Sánchez ha elegido desde
el principio.
Cuando
exige que le defiendan porque al atacarle a él es atacar a España sigue una
línea equivocada que sus propios rivales internos aprovechan para dejarle en
evidencia. La estrategia de los "cinco días de reflexión",
victimistas y prácticos para ser aclamado por las bases ante las puertas de
Ferraz, tiene sus consecuencias, como era previsible.
Esta
forma de "hacer política", teatral y agresiva, de manipulación de los
electorados para tratar de polarizarlos afianzando así los votos indignados,
tiene un riesgo: que ocurran cosas como estas.
El problema
más grave es el deterioro de la vida pública y, en paralelo, el crecimiento de
la indiferencia, de la apatía generalizada, el "yo paso de la política".
Lo primero supone un teatral ascenso de la tensión política, plagada de
insultos y descalificaciones; lo segundo, cambiar de canal cuando aparece el
primer político en pantalla y aprovechar los días de elecciones para salir al
campo. Es algo que favorece a las minorías extremistas, que ven aumentado su poder de decisión con menos votos necesarios. La España políticamente fragmentada, plagada de pactos cruzados en todos niveles es un importante consecuencia.
Los
datos sociales nos hablan de un aumento del extremismo entre los jóvenes. Para
ello se están polarizando los mensajes, llamando a múltiples salvamentos y
estigmatizándose unos a otros. Nadie hace bien nada.
La Nación |
¿Cuánto
va a durar esta crisis? Pues lo que interese a Vox, que ha adquirido un fichaje
estelar argentino para jugar en la Liga
política española. El narcisismo provocador de Milei encuentra la felicidad (y
los votos) en estos insultos y en su negativa a rectificar, como ya ha señalado
con ilusión de que esto siga.
Si Sánchez quería proteger a su esposa, ha conseguido justo lo contrario: ponerla en el centro.
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