viernes, 17 de mayo de 2024

La violencia política en Europa

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El reciente intento de asesinato en plena calle del primer ministro eslovaco, Robert Fico —cinco disparos en plena calle, a bocajarro—, nos debería hacer pensar en este espacio, cada vez más utópico, llamado Europa. ¿Hemos olvidado, quizás, que Europa necesita de esfuerzo colectivo, de voluntad, para convertirse en ese espacio en el que merece la pena vivir?

La construcción europea es una tarea extraña e ideal, la de construir un mundo que se aleja de la historia recogiendo lo mejor que quedó por el camino. Europa se funda en la imaginación e una idealización de lo que supuso un mundo desperdiciado en guerras y ambiciones. Europa es una idea de vida en común que surge de una continuidad de desastres, de dos guerras mundiales con millones de muertos. Supone, en gran medida, olvidarse de lo hecho y recoger las valiosas ideas, semillas sembradas en un campo de difícil engarce. Ser europeístas es preferir una utopía de convivencia y dejar atrás odios y enfrentamientos, guerras por territorios cambiantes, colonialismos, dominaciones. Ser europeístas es hablar de la Europa que no ha existido, pero que puede existir como deseo primero y como realidad después.

El atentado contra Robert Fico, con la situación tensa en otros países con agresiones que nos recordaban ayer en RTVE.es contra políticos por el hecho de pensar de otra manera, nos debería hacer reflexionar sobre lo que estamos fabricando; nos debería hacer pensar un poco sobre lo que está en juego:

El ministro del Interior de Eslovaquia, Matus Sutaj, ha informado de que el sospechoso de intentar asesinar al primer ministro eslovaco, Robert Fico, tuvo motivaciones políticas, actuó solo y había participado en protestas antigubernamentales.

"Se trata de un lobo solitario que se radicalizó en el último periodo posterior a las elecciones presidenciales", ha detallado el ministro en una rueda de prensa.

En un vídeo publicado en la red social Facebook, se observa al presunto atacante diciendo: "No estoy de acuerdo con la política del Gobierno". "¿Por qué atacan a la RTVS (la radio televisión pública)? ¿Por qué Mazak, por qué lo expulsaron de su puesto?", continúa, en referencia a Jan Mazak, quien había sido destituido como presidente de un consejo judicial estatal.

El autor de los disparos fue detenido por la Policía en el lugar del ataque. La Policía ha acusado al hombre de "intento de asesinato premeditado por venganza" y podría enfrentarse a una pena de entre 25 años y cadena perpetua.

Los crímenes políticos oscilan entre el "lobo solitario" y el "grupo organizado". Los primeros son menos "detectables", pero más "tranquilizadores", en cierto sentido, ya que son muchas veces indetectables. El concepto de "lobo solitario", como el de este jubilado del que se afirma que se radicalizó. Lo hizo porque el mundo que percibía estaba ya polarizado y le presionaba para que diera una solución.

La política europea es cada vez más radical e incontrolable. Las estrategias de los grupos pasan todas por la estigmatización —con una criminalización— del otro, al que se señala como responsable de desgracias reales e imaginarias. El otro es el diablo. ¿Por qué no van a salir estos "justicieros" que entienden, en sus mentes ofuscadas, que si eliminan al otro, el mundo irá mejor?

La estrategia de combate de los grupos y partidos políticos se complementa con la radicalización mediática que les da voz y amplifica los efectos. La pérdida de audiencias hace que los medios se radicalicen y se adhieran al bando que apoyan desde sus titulares. El lectores radicalizados exigen más radicalismo, un mundo maniqueo en el que ver reflejadas sus filias y fobias. Los políticos actúan para ellos; es un beneficio mutuo, pero también una pérdida de equilibrio, un beneficiarse de los conflictos.

BBC 16/05/2024

Cada vez más, entre estos conflictos, están los europeos, que nos dividen a través de las luchas nacionalistas, las que apuntan a Europa como fuente de problemas. La clave de la política del conflicto —ya generalizada— es precisamente encontrar un "responsable absoluto", un "enemigo total". En este se fijan diariamente para esa estigmatización. ¿Qué tiene de extraño entonces que haya cada vez más personas que deciden atacar a los responsables, a esos "enemigos"?

En la idea de Europa está el "diálogo", no la "discusión". No solo es una cuestión de grado, sino de actitud, de la forma de percibir los espacios en los que habitamos y de cómo nos vemos unos a otros.

Las luchas internas llevan a las exteriores. Una vez rotas las formas locales, no se tarda mucho en hacerlo con la idea general, la de una Europa unida, con unos valores comunes. Rotos estos en el interior, duran poco en el exterior. ¿Qué sentido tiene pregonar en Europa valores que no se comparten dentro?

El atentado contra Robert Fico en Eslovaquia, los ataques a políticos por Europa, la violencia que estamos experimentando en España, etc. son las grietas de Europa, el resquebrajamiento de sus pilares. La idea de Europa como espacio de entendimiento va desapareciendo cuando entenderse deja de ser una prioridad.

La polarización la vemos por todas partes y su desembocar en espacios autoritarios. El mal ejemplo dado por los Estados Unidos, una referencia de la democracia, es preocupante. Las palabras de Donald Trump sobre "un baño de sangre", el asalto al Capitolio, etc. no auguran un futuro demasiado bueno.

El crecimiento de los populismos autoritarios, las políticas nacionalistas antieuropeas, la pérdida de derechos sociales, de los derechos relacionados con el género, etc. se van perfilando en esta Europa que duda de sí misma, de su futuro y de su capacidad para alcanzarlo.

Los intereses de terceros países en debilitar Europa no ayudan demasiado. Sabemos desde hace tiempo de las interferencias rusas y de su expansión hacia el Oeste financiando grupos y alentando disidencia.

Que las elecciones en Europa se acaban resolviendo a tiros, eliminando a los electos, nos debería hacer pensar en qué tipo de convivencia queremos. Necesitamos otra forma distinta de hacer política, más eficaz y menos agresiva; una política que transmita valores de convivencia y no que juegue con la discordia como motor.

Necesitamos que los medios colaboren y dejen de centrarse en el enfrentamiento como forma base. Para ello debería extenderse la crítica razonable, que busque la superación de problemas y lo contribuyan a crearlo. Es cierto que los medios son desplazados por el peso de las redes sociales, un espacio en el que vale todo.

Se nos está yendo Europa como proyecto común. Se nos ha olvidado cómo fue urgente crearla por el bien de todos nosotros. Creemos que siempre va a estar ahí, pero el Brexit nos ha hecho ver que lo imposible puede llegar en cualquier momento y que no es fácil volver atrás. El crecimiento de la tensión política hasta llegar a la violencia que vemos es una señal preocupante que algunos toman en serio mientras que otros la ignoran.

Mientras los ciudadanos nos dejemos llevar y no seamos nosotros los que exijamos un buen comportamiento a los políticos, favoreciendo las divisiones del espacio político y su feroz competencia, el sistema será poco eficaz y corremos el riesgo tanto de las apariciones de "lobos solitarios" como de violencia callejera de unos contra otros. Europa necesita de otros materiales para su supervivencia.

Ahora, ante unas elecciones europeas en pocos días, se extiende el temor a que se expanda la violencia, continuando lo ocurrido en Eslovaquia. Razones para temerlo no faltan. Más allá del miedo, hay que empezar a exigir otras formas de actuación, límites, para que Europa pueda seguir siendo una utopía que nos guíe hacia el futuro, con el sueño conjunto de hacerla realidad.


* "El intento de asesinato al primer ministro eslovaco tuvo motivaciones políticas y el autor actuó solo" RTVE.es / Agencias 16/05/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240516/primer-ministro-eslovaco-estable-estado-muy-grave-tras-intento-asesinato/16105641.shtml

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