Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Si no
habíamos aprendido con lo de las "sustancias" de Milei, llegan ahora
las declaraciones de Yolanda Díaz, que le han puesto en bandeja a Netanyahu el
echar el cierre a las relaciones con los palestinos, al menos en territorio
controlado por Israel.
Leíamos
ayer en RTVE.es lo siguiente:
Este mismo viernes, el Gobierno de Israel ha anunciado
su decisión de "cortar la conexión entre la representación de España
en Israel y los palestinos" y "prohibir" que el Consulado
en Jerusalén dé servicios a los palestinos residentes en Cisjordania tras
el reconocimiento del Estado de Palestina y las declaraciones
"antisemitas" de la vicepresidenta segunda.
"En respuesta al reconocimiento del Estado
palestino por parte de España y las declaraciones antisemitas de la
vicepresidenta del Gobierno no solo de reconocer un Estado palestino sino
de 'liberar Palestina desde el río hasta el mar', he decidido cortar la
conexión entre la representación de España en Israel y los palestinos
y prohibir al Consulado español en Jerusalén dar servicio a
los palestinos de Cisjordania", ha dicho el ministro de
Exteriores israelí, Israel Katz.
Asimismo, ha subrayado, en referencia a Díaz, que
"si esta persona ignorante y llena de odio quiere entender lo que
busca realmente el islam radical, debería estudiar los 700 años de dominio
islámico en Al Ándalus, hoy España", según un mensaje publicado en su
cuenta en la red social X. *
El afán empático de Yolanda Díaz al utilizar la expresión "desde el río hasta el mar" no tuvo en cuenta lo que significa en el propio contexto. Esto ha sido aprovechado para convertirla en un "monstruo antisemita" y cercar más a los palestinos levantando una barrera entre España y los necesitados palestinos.
¿Cuándo vamos a empezar a entender que en las relaciones internacionales hay que medir las palabras, saber cuáles se deben usar para evitar que el criticado les dé la vuelta?
Díaz trató de mostrar su empatía y proximidad usando una frase sin entender muy bien lo que significaba o lo que podía significar en el contexto. Inmediatamente se la ha convertido en "personas ignorante y llena de odio". Obviamente, Yolanda Díaz ha tenido que salir a dar explicaciones sobre lo que ella es.
Pero en las relaciones internacionales no se trata de quién tiene razón, sino de quién controla los medios y está claro que Yolanda Díaz, en Israel, ha quedado retratada como una "persona ignorante" y radical, antisemita, le guste o no. Si piensa que Albares puede hacer algo al respecto, se equivoca. El caso Milei lo muestra con claridad. En las relaciones internacionales, las cosas van bien cuando ambos quieren que vayan bien.
Desde el punto de vista de Israel, las declaraciones de Yolanda Díaz son puestas como ejemplo de antisemitismo en el mejor momento para ellos, es decir, cuando España piensa poner en marcha de inmediato el reconocimiento del "estado palestino". Esta forma el reconocimiento será gestionado mediática y diplomáticamente como una decisión de "ignorantes" y antisemitas. Se lo han puesto fácil a Netanyahu.
En RTVE.es se añade a lo anterior desde la perspectiva electoral española:
La vicepresidenta segunda ha querido zanjar la polémica con Israel y se ha remitido a la respuesta que dará el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, a la decisión de Israel de cortar la conexión entre la representación de España en Israel y los palestinos y por la que el propio Gobierno israelí la ha culpado además de calificarla como "persona ignorante" y "antisemita".
La propia cabeza de lista de Sumar a las elecciones europeas, Estrella Galán, ha restado importancia a la declaración de Díaz, de que "Palestina será libre desde el río hasta el mar" y ha puntualizado que solo es un lema y que su partido siempre ha condenado "cualquier acto terrorista".*
Hay que matizar lo de "electoral" porque se tendrá en cuenta que, además del uso de los israelíes, se producirá un uso electoralista español por parte de los contendientes en las próximas elecciones, que señalarán a Díaz con el dedo acusador, retomando las palabras dichas contra ella, lo mismo que ha ocurrido con el "caso argentino".
El primer efecto de las palabras de Díaz ha sido aislar más a los palestinos. Es cierto que si no hubiera sido por causa de sus palabras habría sido por cualquier otra cosa, por una excusa trivial. Pero lo que marca este asunto es la facilidad con la que damos facilidades a los contrarios por quedar bien ante nuestros electores. Hablamos demasiado y eso no es bueno para las relaciones internacionales.
En este mundo global, todo lo que dices sobre relaciones internacionales tiene consecuencias, todo el mundo está bien informado y aprovecha los pasos en falso, las imprecisiones o las descontextualizaciones.
¿No tenía otra forma Díaz de expresarlo? ¿Tenía que mostrar su empatía así? A muchos le parecerá que no tiene importancia, pero como podemos apreciar por las repercusiones inmediatas, sí la tiene para este juego maquiavélico que es la imagen pública. Díaz, vicepresidenta del gobierno es etiquetada como "antisemita" e "ignorante", incluso se permiten el lujo de recordarle los setecientos años de dominación musulmana en España. Con Yolanda Díaz se identifica al gobierno español y con este al "pueblo español", a España, que es a quien representa el consulado en Jerusalén. Incluso se pueden poner en peligro a ciudadanos españoles que visiten la ciudad al ser identificados como llegados de un país antisemita que exige la eliminación de los israelitas del territorio reclamado. Es demagogia, pero la demagogia funciona. Aquí nadie defiende la verdad, sino los intereses.
Siempre podrá aparecer un "lobo solitario" al que le dé por quemar un local español en Israel, tal como un paquistaní hace unas semanas le dio por asaltar una hamburguesería en una localidad catalana. Estados Unidos le pillaba más lejos y se decidió por las hamburguesas, que era lo más próximo.
Todo el que critique las acciones de Netanyahu al frente del gobierno israelí será llamado "antisemita" antes o después. Es la única defensa que le queda, a menos que sea aceptable el exterminio como defensa, que era el argumento nazi para exterminar a los judíos. Afortunadamente hay muchos judíos por el mundo y en Israel que condenan estas prácticas. Netanyahu ha conseguido que las simpatías por el ataque recibido se inviertan, comprometiendo todos los apoyos recibidos.
Por eso es necesario medir bien las palabras, evitar que se rasgue las vestiduras cada vez que se le critique. Hay mucho margen para hacerlo.
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