Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Son
demasiadas veces las que escuchamos hablar de "trágico error" en lo
que hace el ejército israelí, demasiadas veces. Su forma de "defenderse"
matando mujeres y niños ya no solo convence, sino que avergüenza e irrita. Comenzó
con apoyos y ahora se está acercando ya a la condena universal. Solo la presión
e indiferencia del gobierno de los Estados Unidos le mantiene vivo con
armamento y vetos. También le va a ser difícil defender su idea de súper potencia
mostrando su dependencia inmoral de las fuerzas exteriores que sostienen a
Israel.
La
potencia especializada en la vigilancia, a la vanguardia del uso del espionaje,
con empresas que venden selectivamente sistemas de protección mediante la
información, el espionaje, las escuchas, fue incapaz de detectar una invasión
masiva por parte de jamás, bombardea por "error" con drones y misiles
con toda precisión a cooperantes y periodistas perfectamente identificados y que han notificado su
posición. Ayer otro trágico error que espanta al mundo, que se le pide al mundo
que no lo considere como una táctica programada.
De nuevo, las imágenes del error involuntario habitual dejando en evidencia una forma de actuar, una forma de "resolver los problemas".
Los
efectos previsibles: rechazo, condenas, manifestaciones populares,
concentraciones, repulsa, acampadas por todo el mundo, aceleración del reconocimiento
del estado palestino. La respuesta de Israel: es antisemitismo y burlas a los
que manifiestan cualquier forma de repulsa. En este sentido, Israel no se ha
movido un milímetro de su proyecto. Ellos lo llaman "defensa", el
resto del mundo "genocidio".
"Trágico
error" deben ser considerados la ocupación de tierras de los colonos,
ávidos de propiedad sembrándose a ellos mismos en los espacios que nunca
devolverán, "Trágico error" es el asalto a los convoyes de medicinas,
de alimentos que se les envía a la hambrienta y errante población palestina, a
la que va quedando, la que se dirige a los lugares en los que será bombardeada
por "error".
Demasiados
errores, demasiada fatalidad. Netanyahu ya lo advirtió: "¡son cosas de la
guerra!". Lo dijo encogiéndose de hombros, esperando para operarse de una
hernia o recuperándose de ella. ¡Que una guerra no altere tu vida!
Los
errores obligan a posicionarse, a tomar partido en el exterior y cada vez es
más difícil mantenerse al margen. Pese a ello, nos obligamos a no coincidir, a
hacer matizaciones que nos distinga. Si unos proponen el reconocimiento del
estado palestino, otros dirán que se quedan cortos y otros que "no es el
momento". El caso es no hacerse fotos juntos, fotos que se puedan
interpretar mal, como acuerdo en algo.
Pero
las imágenes que nos llegan de esa fantasmagórica Palestina, un conjunto de
ruinas del que sacan cadáveres para los que ya apenas quedan lágrimas, nos dejan
sin más palabras, después de condena tras condena.
Israel
responde con burlas, como el vídeo flamenco, y amenazas, con represalias, con
devolver los golpes a quienes les atacan en cualquier sentido de la palabra,
incluyendo a España. Israel muestras sus garras más allá de su territorio.
Lo malo es que esto no parará. No lo va a hacer por las premisas que Israel ha sentado y de las que no se mueve un ápice. La principal es que los palestinos son un peligro, que no se les puede reconocer ningún tipo de estado porque sería un "estado terrorista" y un premio al terrorismo. Lo que el mundo ve como una "solución de dos estados", Israel no lo ve en absoluto. Esa idea de dos estados que "convivan en paz" es simplemente una entelequia, un sueño infantil. ¿Por qué perder lo que tiene ahora, ese "derecho a defenderse" que le permite masacrar y definir dónde están las fronteras y qué hacer con lo que queda dentro? Israel tiene tanto que en cualquier negociación, con cualquier cambio, pierde.
Netanyahu
ha alejado décadas la posible solución a esto. La única solución israelí es la
sumisión, la rendición sin condiciones, una vigilancia constante y represiva
sobre los "criminales" palestinos.
De esta
forma, se seguirán produciendo "errores", "fatalidades",
etc. que les hagan sentirse bien y unan al pueblo israelí con sus dirigentes frente
al antisemitismo galopante que asola el mundo.
Hoy tres países, entre ellos España, firmarán el reconocimiento de "estado palestino". No sé si servirá de mucho, incluso si no tendrá efectos negativos en términos humanos como temen algunos. Pero es un gesto necesario aunque no se traduzca en hechos positivos para los palestinos. Es un gesto destinado a Israel, un gesto para demostrar que no tiene el derecho al exterminio, que existen límites de humanidad por encima de las causas y que se puede perder mucho cuando no se ponen límites.
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