Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De esta
forma, Trump vuelve a subvertir el sistema convirtiendo el presidencialismo en
una especie de cesarismo por encima de la ley. Ser elegido significa que eres
todopoderoso, que eres impune e inmune a cualquier otra circunstancia. Es la consagración
de la base de la teoría política de Trump: el poder lo es todo. Recordemos su
pregunta, decisiva para entender lo que representa: "¿de qué te sirve el
poder si no puedes emplearlo?", una respuesta "inocente" a la
película "Ciudadano Kane" cuando fue preguntado. Si el tema
orwelliano era precisamente las pérdidas irrecuperables que el poder deja atrás,
para Donald Trump esto es inconcebible. Si tienes poder, lo puedes todo, estás
por encima de todo.
Las continuas dimisiones de personas a su alrededor era la señal de que ellos no se sentían por encima de todo y, especialmente, que sabían que la inmunidad de que se reviste la figura presidencial norteamericana no afecta a sus cómplices, que pueden acabar ante la ley. Esta fue la primera defensa de Trump: el presidente no da cuentas. Ahora es responsable de los 34 cargos que se le imputaban, de todos y cada uno de ellos.
Pero
que Trump sea Trump es algo inevitable. Lo preocupante es precisamente la
capacidad de obtener seguidores, personas convencidas de que el camino
trumpista es el camino de las sociedades, en especial de la norteamericana y de
su mayor influencia en el mundo. La aparición de personalidades a lo Trump en países
que no tienen ni las instituciones ni la tradición democrática norteamericana
ha sido un hecho. Sus "imitadores", personas que no actúan bien, sino que está bien lo que hagan, han ido
apareciendo por el mundo concentrando el poder y, sobre todo, buscando ser el
centro de atención y adhesión, polarizando la sociedad e incitando a la
violencia, como hizo Trump con el asalto al Capitolio tratando de impedir una
transición, negando la posibilidad de la victoria al oponente. Trump llamó
"traidores" a todos los que no le secundaron en su "historia
alternativa", incluido Mike Pence, su vicepresidente, que "admitió" la victoria de Biden en las urnas.
La democracia americana está ante una peligrosa encrucijada, algo que puede marcar su futuro de forma definitiva. Trump, lo hemos repetido aquí en muchas ocasiones, es un test, una prueba para el sistema. El hecho de que lo ocurrido sea una forma de recaudar más dinero, de conseguir más apoyos, etc. demuestra que Trump ha desligado el poder de los elementos racionales, como la justicia, la armonía institucional, etc. y solo tengan sentido los irracionales, como la fuerza.
La
pregunta de Trump —¿para qué sirve el poder?— tiene su respuesta: para no tener
que dar explicaciones. Con esto satisface un tipo de expectativas en los
votantes que se basan en el ejercicio de ese poder ilimitado y enfermizo. En
estos tiempos de masas y redes, de frustraciones, la figura de alguien que está
por encima de todo se vende bien, tiene algo de catártico para mucha gente.
Trump es un dios imperfecto al que no le gusta que se lo recuerden.
El
gesto de Trump quitándose la mascarilla en la terraza de la Casa Blanca tras su
regreso del hospital donde fue tratado de COVID-19 revelaba una actitud: soy
invencible, nada me doblega. Eso, trasladado a la política, es peligroso.
"No hay justicia en Estados Unidos",
ha afirmado Trump tras conocer la decisión del jurado en una intervención ante
la prensa en la que ha culpado al mandatario Joe Biden de dirigir este proceso.
"Ha sido un juicio amañado por un juez conflictivo y corrupto", ha
añadido el magnate en unas palabras que van en línea de lo que ha defendido desde
que fue imputado. La defensa del exmandatario ya ha adelantado que está
preparando la apelación.
Además, el expresidente se ha autoproclamado
"preso político" en un mensaje a sus seguidores para que sigan
donando dinero a su campaña para las próximas elecciones. Según medios locales,
la página oficial de donaciones del Partido Republicano, WinRed, ha quedado
bloqueada cerca de una hora tras conocerse el veredicto, y muchos usuarios han
indicado en redes sociales que habían enviado dinero a la campaña de Trump tras
conocer la noticia.
La página incluye ahora un mensaje firmado por Trump en el que acusa a "la izquierda" de atacarle con una caza de brujas e "intimidar" a su familia y socios para dejar la política, y agrega que no piensa rendirse y que sigue aceptando donaciones, desde 20,24 dólares hasta la cifra que deseen.*
La estrategia sigue firme... y le funciona. Las recaudaciones son una señal de aceptación de su mensaje. Para que le funcione, el ciudadano norteamericano debe aceptar que Trump es una víctima y si lo es se debe a que es el mejor. El argumento de que las personas a las que se critica o culpa es precisamente porque son las mejores, únicas, supone una adhesión incondicional. Toda acusación es una mentira cuya finalidad es impedir su acceso al poder. Recordemos que Trump, pese a ser el candidato republicano, accedió con un discurso "antisistema": él no era "político", sino un ciudadano exitoso que iba a devolver la "grandeza" de nuevo a los Estados Unidos. Lo políticos eran los responsables de la decadencia por permitir inmigrantes, por no frenar a China, etc. Él era la solución. Pero él es ahora el problema.
Las perspectivas internacionales de un regreso de Trump a la Casa Blanca hace temblar a los gobiernos de medio mundo. La experiencia fue terrible en cada reunión internacional, en cada institución de la que sacaba a los Estados Unidos —¿de qué sirven cuando puedes ir por libre y no dar explicaciones?—...
Trump ha sido encontrado culpable de todos los cargos, de los 34. Él trata de coinvertirlos en medallas. Todos tratan de evitar que Estados Unidos "vuelva a ser grande", como reza su lema.
Indudablemente, fallan los partidos políticos, incapaces de renovación, corruptos, clientelistas y envejecidos. Solo pueden prosperar los que siguen ese camino tortuoso y demagógico. Los candidatos que se opusieron a Trump eran la vida demostración de la degradación del sistema. Trump los laminó en el camino, pese a que le imitaban. Solo les queda a los que quieran prosperar a su sombra tratar de loarle y sumarse a sus teorías de la persecución, de que los demócratas son enemigos de los propios Estados Unidos, unos infiltrados de potencias extranjeras, unos mentirosos y conspiradores que tratan de evitar su inevitable éxito.
The New York Times |
Un envejecido Biden, sometido al desgaste del apoyo a Israel, algo que no llevan muy bien amplios grupos, especialmente los jóvenes, no parece ser un opositor suficiente. La elección norteamericana es algo más que una lección; es una doble prueba, para el sistema norteamericano, por un lado, y para el deteriorado orden mundial, que se ve afectado. Es un mundo lleno de crisis, un mundo que espera con temor lo que pase en las urnas americanas.
Se corre el riesgo de que el trumpismo, que ha tenido un papel importante en el desarrollo de los populismos ultraderechistas en todo el mundo, los que han copiado su modelo y programa, y se creen sus nuevas líneas de actuación.
El cesarismo narcisista necesita de aplausos y cortesanos. La idea de "grandeza americana" es precisamente no tener que depender de nadie e imponer las líneas propias. Si no, ¿para qué sirve el poder? Orwell opinaba igual.
* "El jurado declara culpable a Trump de falsificación de cuentas en el juicio penal por el caso Stormy Daniels" RTVE.es 31/05/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240530/jurado-declara-culpable-trump-falsificacion-registros-contables-juicio-penal-caso-stormy-daniels/16127176.shtml
Vorágine 19/01 2021 |
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