Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Como
decíamos hace unos días, el Mundial de Qatar va a ser el de los mensajes
paralelos, de los gestos constantes, el mundial de las contraofensivas de aquellos a los que se intenta silenciar
de diferentes maneras y en diferentes espacios. Es el mundial de las causas abiertas. A las protestas por la situación en Qatar se le
suman otras protestas, como las de Irán, que están llegando a niveles
importantes y a sus propios gestos.
Un Mundial de Fútbol es sobre todo un escaparate, una pasarela, una pista central del circo mundial de los desastres. Lo que podría ser simplemente color en las gradas, se ha convertido en dramatismo intenso porque están pasando por allí todo tipo de desafíos, incluso de réplicas o contraataques por parte de los denunciados, Qatar. Así ha sucedido cuando los aficionados de Qatar han utilizado la imagen del jugador turco-alemán, Özil, como un ejemplo de "racismo". Se han tapado la boca, sí, pero por mucho que lo hagan no van a modificar la situación cuando han empezado a aceptar la realidad de las muertes en la construcción de los estadios, entre 400 y 500, según empiezan a reconocer las autoridades qatarís y más de 6.000, según las investigaciones independientes.
No se
trata de entrar en una polémica que fue utilizada con su habitual habilidad por
Erdogan, al que se le había rechazado que fuera a Alemania a hacer campaña electoral a la población turca. Lo que está mal está mal, pero aquí se trata además de sacarle rendimiento
político. Lo importante es que estas imágenes ya forman parte del Mundial, de su lucha de imágenes y del desarrollo de un lenguaje ajustado a las circunstancias, un diálogo por encima de los discursos oficiales.
En el
diario El Mundo, Ana Bretón* nos ofrece una selección de imágenes femeninas
relacionadas con el Mundial que recogen aspectos muy diferentes de la guerra de
la mujeres en sus diversos campos de batalla. Así, comienza con una aficionada
iraní que hace en Qatar lo que no le dejan hacer en su país y es motivo de
conflicto, lucir una camiseta con el número 22 y el nombre de la joven muerta
en Irán, Mahsa Amini. Se unen de esta forma la identidad de la joven con la
identidad nacional, que está más allá de los ayatolas.
El
gesto del nombre en la camiseta es importante. En RTVE.es se nos da el titular "Irán
amenaza a las familias de sus jugadores si no cantan el himno"**, donde
otro símbolo, el himno se convierte en pieza de batalla. No es novedad, sin
embargo, el uso constante de la amenaza de represalia, una costumbre que
practican ciertos países musulmanes. Las unidades no son las personas, sino las
familias. Es una forma de hacer que sean las propias familias las que presionen
sobre sus miembros para no verse atacadas, discriminadas, etc. por el régimen
oficial. De esta forma se ejerce un constante chantaje sobre las personas que
están fuera del país, fuera de Irán. Aquí hemos tratado en varias ocasiones
casos egipcios de la misma naturaleza. ¡Cuidado con lo que haces fuera que lo
pueden pagar los de dentro! Es una máxima política represiva que comparten
muchos y la aplican a menudo sobre sus disidentes.
El
Mundial ofrece partidos y política, jugadas y denuncias. El temor inicial de
muchos medios de que la política llevara al boicot informativo, a que los
espectadores se dieran la vuelta ante un extraño espectáculo que no acabamos de
entender cómo acabó en Qatar en estas fechas interrumpiendo las ligas del mundo
y celebrándose en invierno para evitar achicharrarse, parece que no se ha
producido de momento. Digo "de momento" porque no sabemos si puede
haber un incidente grave que quede más allá del mensaje, algo que no se pueda
controlar y que dispare la situación transmitiéndose de forma imparable por
todos los medios del mundo.
Las
imágenes como la de la ministra alemana luciendo un brazalete reivindicativo
por sorpresa pueden calcularse mal y dar lugar a algún incidente grave que dé
lugar a un plante, a una retirada o a cualquier otra circunstancia.
La
actitud de las federaciones es también cuestionable y cuestionada. Ya lo vimos
aquí hace unos días con la actitud de la FIFA y de su presidente, que se juega
mucho y tiene que estar al quite y con mil ojos para evitar que se les escape
el mundial de las manos.
Puede
ocurrir que las protestas se "normalicen", es decir, que vayan
perdiendo fuelle, aunque el riego aumenta con las concentraciones cada vez
mayores de público. Cada nueva ronda irá aumentando en tensión hasta llegar a
una final en la que se tratará de tener todo controlado cuando precisamente
será el momento más difícil de controlar.
Cada
día se van produciendo imágenes que hacen que este Mundial sea atípico, sea el
de las reivindicaciones, especialmente, sobre las mujeres y la pérdida de
derechos humanos. Comenzamos con Afganistán, con la retirada de estadounidenses
y demás, para que, tratando de evitarlo en Irán, se produjera el efecto
inverso.
Lo que iba a ser un lavado de imagen mundial ha servido, por el contrario, para dejar al descubierto miserias y torpezas, intereses y ausencia de derechos. Esto sigue. Las causas reivindicativas están ahí, produciendo gestos. Es el Mundial de las osadías, de los desafíos en cualquier momento.
* Ana Bretón "Las otras mujeres,
visibles y significativas, del mundial de Qatar" El Mundo 29/11/2022
https://www.elmundo.es/album/yodona/actualidad/2022/11/29/638488ecfc6c83d0788b4603.html
** "Irán amenaza a las familias de sus jugadores si no cantan el himno" RTVE.es 29/11/2022 https://www.rtve.es/deportes/20221129/mundial-qatar-directo-jornada-10/2409546.shtml
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