Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno se
duerme tranquilamente y se despierta con los canales televisivos debatiendo sobre
la posible caída de un cohete chino
descontrolado sobre nosotros. Hay que empezar a desayunar con tila, tal
como está el panorama informativo. Es el momento perfecto, aquel en el que
España entera queda paralizada (me refiero a la respiración) ante la
perspectiva de ser borrados del mapa en un momento apocalíptico digno de las
mejores películas de catástrofes de los 70.
De cadena en cadena, pasabas del horror al humor nervioso por ser quizás el último programa si les caía encima el cohete. Pero el pico más alto lo han dado en RTVE donde la presentadora habla de la entrada de un "cohete nuclear", corregida rápidamente por un compañero de mesa que la desdice en directo. ¡Nuclear! ¿Hay algo demasiado importante para dejárselo a periodistas acostumbrados a hablar de otro tipo de desastres, como los del parlamento, el Poder Judicial o una mala tarde en la Champions? Menos mal que había un meteorólogo en el estudio, lo más cercano al tema, aunque fuera para hablar de las trayectorias y se usara un mapa.
Durante
el tiempo que se suponía que el cohete descontrolado, de 20 toneladas (daba
igual que se fuera haciendo pedacitos) estaría rondándonos, sobrevolándonos,
las televisiones nos han mantenido en vilo en uno de los ejercicios
competitivos de información más deplorables vistos en los últimos tiempos,
incluida las muchas veces cuestionable información sobre la pandemia, que situó
el listón alto. Los medios digitales de la web no han escatimado también las
posiciones privilegiadas de sus páginas para contarnos el peligro al que
estábamos sometidos a la hora del café.
Ha sido
la confirmación del sensacionalismo desinformado, improvisado. Se ha contactado
con personas expertas de todo tipo, desde el meteorólogo hasta el controlador
de vuelos en aeropuertos para decirnos qué suponía para los retraso esos 30
minutos en los que estaríamos en riesgo. Da igual que se nos dijera que el
único precedente fue el de un fragmento pequeñito que cayó sobre una granja en
Australia.
Un
"cohete incontrolado" es un cohete que no se va a recuperar, frente a
otros de los que algo se aprovecha a la vuelta para futuras misiones. La
improvisación hace posible que se les escape lo del "cohete nuclear".
¡Menos mal que no tenemos el "botón rojo" en nuestra manos! Todo esto
en mitad de una guerra en Ucrania barajando todos los días el peligro nuclear
ruso.
Lo que
se nos cuenta en titulares en la prensa se diluye después en el interior,
siguiendo esa tendencia informativa que te lleva del infarto del titular a la
tranquilidad del último párrafo, en donde, si no te ha dado un infarto, puedes
recuperar el pulso.
Las expresiones como "cohete sin control" evocan en la mente de quien la escucha todos los pánicos posibles y el hecho de que por precaución se haya suspendido el tráfico aéreo durante media hora (con un margen generoso) se toma casi como un bombardeo de Londres por la Luftwaffe.
El
"cohete chino" (se suma al ya famoso "virus chino" de
Trump) le da un tono político al asunto, poniendo nombre a la amenaza que llega
del espacio. Si los norcoreanos lanzan misiles cada día, ahora los
"chinos" nos lanzan cohetes
(nucleares, según la presentadora). De esta forma, en la mente de algunos se
forman esas asociaciones con los misiles que sobrevuelan Japón o Corea del Sur.
La imaginación es libre y solo se le dan algunas piezas para que juegue. ¡Total!,
se trata de tener entretenida durante media hora a la audiencia española,
cambiarle un poco el programa del dúo Sánchez-Feijoo, con unos toques de
deporte.
Es una pena que en muchas clases de Periodismo se estudie cómo llamar la atención por delante de lo que es informar con responsabilidad. Da igual lo que pase; lo importante es cómo lo cuentas y esto está dirigido a mantener al lector o espectador fijado a la pantalla de su televisor, ordenador o teléfono móvil. Lo que importa es transformar el acontecimiento en espectáculo. ¿Hay otro mejor? El titular de ABC, "Un cohete chino de 23 toneladas fuera de control se dirige a la Tierra y España está en su trayectoria", no desmerece a Orson Welles y su Guerra de los Mundos, solo que allí se pasó de la ficción a la ficción mediática y aquí pasamos de una realidad a un discurso mediático retórico para convertirse en foco de atención. Para muchos un éxito que celebrarán el lunes en las aulas. ¡Así se informa, así se suben las audiencias!
Hoy le
tocaba al cohete chino tener a media España mirando al cielo, angustiada. Pasado el
peligro, podemos seguir con nuestras celebraciones y demás, afrontar el fin de
semana mirando al cielo solo para saber qué tiempo va a hacer y qué ropa debemos meter en la maleta. Es decir, la normalidad, aburrida y recurrente.
En su
largo artículo aclarando el asunto y que, pese a tener 20 toneladas, casi todo
él se deshará en pequeños fragmentos al entrar en la atmósfera, el diario El
Mundo termina así:
Según ha informado el director general de Transporte Marítimo y Aéreo del Govern, Xavier Ramis, en declaraciones a IB3 Ràdio recogidas por Europa Press, el cohete ya ha pasado la zona de control de España y ya se han levantado las restricciones, aunque este punto no se ha notificado de forma oficial.
Sí se sabe ya que las dificultades del tráfico aéreo en España por la reentrada de un cohete chino en la atmósfera no han alterado los planes de la cumbre hispano-lusa que se celebra en Portugal, y el avión en el que se han desplazado el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el resto de su delegación aterrizó a primera hora en Oporto.*
¡Menos mal! ¡Todo por la patria! No hay cohete que frene a nuestros dirigentes en el cumplimiento de sus deberes. ¡Como debe ser!
* "Un cohete chino descontrolado provoca el cierre de los aeropuertos de Cataluña y Baleares y problemas en el tráfico aéreo español" El Mundo 4/11/2022 https://www.elmundo.es/economia/2022/11/04/6364d20ae4d4d8e14e8b45d9.html
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