jueves, 10 de noviembre de 2022

El aumento del racismo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Los datos sobre la existencia de racismo y xenofobia entre los jóvenes son algo más que preocupantes. Tal como decíamos ayer de la infancia, la juventud no es más que una fotografía que anticipa el futuro. Hablamos de infancia y juventud como si fueran categorías estancas, algo diferente a lo que es el adulto, que solo es otro estado del mismo sujeto. Lo que se va viendo en la infancia reaparece en la mayoría de los casos en la juventud y lo que se detecta en esta acaba apareciendo en los adultos. No hay esas barreras que las categorías, que el lenguaje propone. Las personas crecen; algunas corrigen ciertas actitudes, otras muchas las mantienen o las intensifican.

El racismo y la xenofobia no es una "moda" en las personas. Es, por el contrario, una raíz profunda que se manifiesta a lo largo de la vida desde que se inculca o aprende dentro del aprendizaje social. Se absorbe del entrono, ya sea familiar o social, incluso educativo. No necesita de teorías, comienza muchas veces por mera imitación en los grupos, dejándose arrastrar hacia esas posiciones, de las que posteriormente es muy difícil salir, ya que el individuo se defiende para el mantenimiento de esas creencias básicas que dan forma a su percepción del mundo.

El titular del diario El Mundo es claro: "Uno de cada cuatro jóvenes es racista". Surge de una encuesta realizada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud. En él se señala:

El 30% de los jóvenes españoles está en contra de tener un alcalde gitano. Un 25% se opone a que puedan ejercer como policías, más o menos el mismo porcentaje que se niega a tenerlos como vecinos, como profesores y como jefes.

Los datos de la encuesta a 1.200 jóvenes de entre 15 y 29 años que presentó ayer el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación Fad Juventud revelan que hay una gran mayoría de jóvenes -el 75%- con opiniones alejadas de estereotipos y prejuicios xenófobos. Pero también muestran que un 25% tiene opiniones o actitudes racistas. En la era de la diversidad y de la autodeterminación identitaria, todavía existen demasiados adolescentes que afirman que «los inmigrantes nos quitan el trabajo» o que se burlan de otros por su aspecto.

Los gitanos son los más rechazados. El 16% de los sondeados dice que preferiría no tener una relación personal, de amistad o íntima, con miembros de esta etnia. El segundo grupo que sufre mayor discriminación social está formado por las personas procedentes de Marruecos y del África Subsahariana.* 

Los datos son preocupantes por lo que hemos señalado: el racismo no surge de forma espontánea, sino que surge sobre una serie de condiciones de circulación y de expansión de los mensajes.

Este hecho es determinante porque tenemos una sociedad en la que cualquiera puede hacer circular mensajes de todo tipo de radicalidad. La horizontalidad de la sociedad de la Información hace que salten por los aires los posibles filtros informativos, que quedan reducidos a una parte, la de los medios institucionales y profesionales, pero que están ausentes de lo que tiene cada vez un peso mayor, los medios sociales. Hoy la "opinión pública" no se hace desde los grandes medios, sino desde los micro medios, desde las redes sociales, a golpe de tuit o de vídeo de Tiktok. Es ahí donde se crean los mensajes que son repetidos a todos los extremos del espectro mediático.

Comprendiendo su implante social, llega después la apropiación de los partidos populistas que buscan pescar sobre seguro en ese río revuelto del racismo y la xenofobia. Se crea entonces una interacción que intensifica y canaliza esos estados personales y sociales racistas, que se funden con otro tipo de radicalidad.

La mente radical asume el paquete completo, junto al racismo se van asumiendo otras actitudes a la contra mediante las que los individuos reafirman su posición en los grupos, que se van haciendo más complejos, pero también más compactos.

Leemos en el mismo artículo: 

El informe no explica si la situación está peor o mejor que hace unos años, pero Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía, remite a los últimos datos del Ministerio del Interior: «Los delitos de odio han aumentado un 5,6% en relación a 2019, y los que más se han incrementado han sido los de racismo y xenofobia, que representan más del 35% del total». El origen étnico es, de hecho, el principal motivo por el que se discrimina en España (42,3%), seguido por el sexo o género y por la orientación sexual. El perfil del racista tipo, según este estudio, es el de un varón que se posiciona en el lado más extremo de la derecha y que no tiene estudios universitarios.*

Esa tríada —racismo, género y orientación sexual— acaban formando una ideología que podemos ver con claridad cómo se cristaliza en programa radical: racismo, antifeminismo y homofobia. ¿Nos suena? Hace unos días comentábamos aquí la creación de la Fundación Antifeminista de la ex dirigente de Vox, Macarena Olona. Meses atrás nos ocupábamos de la necesidad de la "demografía" por parte del vicepresidente de Castilla y León, de Vox, que asumía la doctrina del "gran reemplazo", teoría importada de los Estados Unidos, en la que la inmigración busca arrebatar el poder mediante un mayor crecimiento de la población al tener más hijos que los nativos. Las doctrinas homofóbicas, igualmente, se consideran como parte de un movimiento de destrucción de la "familia tradicional".

El plan estratégico del radicalismo populista cuenta con ese trío señalado. Desde ahí se construye la estrategia comunicativa y se acelera la circulación de los discursos de odio. El crecimiento de los delitos de odio, de la violencia de género, etc. forman parte del resultado "lógico" de la expansión de los discursos.

La forma de contrarrestar estos discursos es cortarlos en su origen allí donde se aproximan a las personas más desprotegidas críticamente, sin defensas. Sería la escuela el lugar donde vacunarse. Pero la escuela se ha convertido en lo contrario, con el aumento de la violencia y del acoso. Es lo que veíamos ayer con las cifras del crecimiento del acoso escolar. Es allí donde comienza el aprendizaje del radicalismo, con la práctica sobre los que se considera más débiles; es allí donde se comienza a practicar sobre los otros la discriminación, el abuso y el uso de la fuerza. También se aprende que la institución, salvo en ocasiones, mira para otro lado, al igual que la familia que sería la responsable de la primera corrección. ¿Pero qué corregir si es en ella donde se ha vista en la gran mayoría de las ocasiones el mal ejemplo?

Desgraciadamente, todos los datos que nos vayan llegando muestran lo mismo: la pérdida del sentido de la convivencia, del diálogo, y el aumento de la intransigencia y la violencia hacia los más débiles. Nos lo muestran en diversos niveles y estadios, pero todos reflejan esa visión de conjunto que los datos presentados de forma separada muchas veces impiden comprender. El fenómeno va más allá de lo local, pero es aquí donde debemos plantearnos objetivos claros para corregir esto.

¿Cómo enseñar la convivencia si lo que aprendemos en la práctica es lo contrario? ¿Cómo crear instituciones que la practiquen cuando son el escenario de lo opuesto? Esa es la gran pregunta urgente que pocos quieren hacerse. 

 

* Olga R. Sanmartín "Uno de cada cuatro jóvenes es racista" El Mundo 9/11/2022 https://www.elmundo.es/espana/2022/11/09/636b8ae1fc6c83ad798b45d1.html

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