domingo, 27 de noviembre de 2022

Las trincheras educativas

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hoy se celebra el Día del Maestro, la profesión de la que nos decían hace unos pocos días que había aumentado espectacularmente el número de depresiones, agresiones, etc. En RTVE.es se hacían eco del informe elaborado por los sindicatos en el que se ponía algo de realismo antes de las celebraciones internacionales de la profesión.

La situación española de la educación no es para muchas celebraciones. En RTVE.es se nos decía:

El informe del Defensor del Profesor del sindicato ANPE alerta de que los casos de ansiedad y depresión han aumentado entre los docentes en el curso 2021/2022, especialmente entre los de Secundaria y Bachillerato, donde también se ha detectado un aumento de las agresiones al profesorado. Este sindicato eleva al 78% los casos atendidos por ansiedad y el 12% por depresión.

Según el Sindicato Independiente ANPE, este estado de tensión constante que afecta a la salud mental del docente se refleja en que hay más bajas laborales, pues crecen un 5%, y ya son un 15% de los docentes los que "se ven abocados" a ella, algo que atribuyen al "contexto educativo actual y a la crisis pandémica que hemos vivido".

"Han aumentado los docentes que padecen depresión y se ven abocados a la baja laboral, la salud mental de los docentes se está viendo afectada", ha señalado la coordinadora estatal del servicio del Defensor del Profesor, Teresa Hernández, en la presentación del informe, quien ha hecho una "llamada de atención" a los políticos para que "pongan a la educación donde se merece, que es en el centro de sus políticas".

El Defensor del Profesor también ha alertado de que las bajas laborales generan un coste para la Administración y una modificación de la propuesta pedagógica para los alumnos.*

No es, desde luego, mucho lo que hay que celebrar y sí mucho que lamentar, pero sobre todo mucho para reflexionar sobre la situación real de la enseñanza en España, algo que afecta a toda la línea de trabajo, de la escuela a la universidad. Algo ha cambiado a peor y no somos capaces de verlo y si lo vemos no somos capaces de enfrentarnos a ello.

Hace mucho tiempo que cada protesta en España se achaca a la política de fondo. Esto no es más que una forma de echar balones fuera, una manifestación clara de la clase política de reconocer sus fracasos, su falta de atención y la incapacidad de ver que hay elementos por encima de las políticas parciales de los partidos. Lo que está ocurriendo con la Sanidad es una muestra de lo mismo. Cuando se denuncian situaciones límite, todo resulta ser una maniobra de los opositores. La misma excusa se repite un día y otro.

Hace mucho que repetimos una obviedad: los dos pilares básicos de una sociedad moderna son la Educación y la Sanidad. La situación crítica por la que pasan ambas la tenemos reflejada en calles, gritos y pancartas que, sin embargo, son ignoradas por los partidos de uno y otro signo. Aquí no se equivoca nadie y, por ello, nada se corrige.

Que los profesores sufran angustia y ansiedad, depresión al ir a clase; que sean agredidos por alumnos y padres de alumnos, que sean foco de difamación a través de redes sociales, etc. parece formar ya parte de la normalidad educativa. Gajes del oficio, dirán algunos.

Del día 22 de noviembre, en que aparece el informe de denuncia, al día de hoy en que se celebra el Día del maestro, todo parece haberse transformado de una manera idílica. Los problemas han desaparecido y solo algún pequeño desajuste sin importancia se menciona. Los problemas han desaparecido como por arte de magia. Pero desaparecen de los titulares, no de la realidad.

Nuestra tendencia a tratar los sectores como si fueran parcelaciones reales de la sociedad, algo tangible, evita considerar que vivimos en todos ellos a la vez. Las personas que están hoy en colegio serán las que estén en fábricas, oficinas, servicios, etc. Los que se aprende, las actitudes que se manifiestan allí, del acoso al desprecio por el conocimiento ante las perspectivas del éxito económico, las diferencias sociales, etc. se va a llevar toda la vida en la mente... y se va a poner en práctica.

Las celebraciones del Día del Maestro son una forma más de obviar el problema educativo. Esos maestros a los que se entrevista dicen lo que piensan sobre lo que se les pregunta. Así se centran en cómo se pasa del cuaderno y la pizarra a la tablet, etc. Pero se ignoran los problemas que inciden en las personas del sector educativo. No me refiero solo a los maestros o profesores. Ellos y ellas padecen lo que es el deterioro del sistema social, que lejos de progresar hacia una mejor formación, cultura, etc. es embrutecido desde todos los niveles que le rodean. No sabemos, no queremos o no nos importa establecer los límites que sirvan para hacer una sociedad mejor para todos.

Las críticas que aparecen se refieren al aumento de la burocracia, un mal que va de la escuela a los doctorados y una rápida pasada por los problemas:

Según María Ángeles Pérez y José María Carreras, las familias son otro elemento del proceso de transformación. Carreras apunta que el interés de las familias por la enseñanza ha cambiado y cree que no siempre está bien, porque hay puntos en los que "llegan a sobrepasarse".

María Ángeles comparte su criterio, explica que actualmente algunos de los niños y niñas están sobre protegidos, con falta de estímulos, incapaces de gestionar sus emociones, considera que solamente existen los derechos, pero no las obligaciones. Afirma que algunos padres y madres no saben o eluden con facilidad la responsabilidad de educar a sus hijos y creen "erróneamente" que ese peso recae únicamente en los profesores.**



Esos dos breves párrafos en el artículo son aquellos en los que merece profundizar porque nos muestran una crítica al desarrollo social. Esa "sobreprotección" acaba traduciéndose en agresiones, descalificaciones y un bullying profesoral del que apenas se nos habla. Todo esto se traduce en aumento de la depresión, de la sensación de impotencia, de sentirse cercado, desautorizado por los mismos a los que deberías promover a mejorar su estado y conocimiento.

Deberíamos reflexionar sobre qué produce todo esto que no se para en la escuela. No son "cosas de niños", sino el fiel reflejo de una sociedad que ha dejado de valorar el conocimiento, los espacios de aprendizaje y a las personas que deben enseñarnos. Insisto, de la escuela a las universidades. Nuestra sociedad está en estado permanente de crispación y esa tensión se percibe en todos los niveles, en los que la violencia, el rechazo, la discusión, surgen a la más mínima.

La Educación no es una prioridad en esta sociedad y menos en nuestros dirigentes que entiende que se soluciona, como se denuncia, por una aumento del control de profesorado a través de esa burocracia creciente, y por el control de la movilidad y promoción controlada, lo que reprime muchas denuncias de situaciones muchas veces difíciles de sobrellevar. De ahí esa ansiedad y las depresiones.

La otra respuesta es la indiferencia, algo que ya se produce en muchos niveles. Si no quieren, ellos sabrán. Eso ha supuesto algo que se percibe inmediatamente: la pérdida cultural y educativa impulsada por el bombardeo constante de la incultura, que busca en la zafiedad ambiental su mejor aliado, en un círculo vicioso de ignorancia y mal gusto constante.

Esto no es solo cuestión de maestros y profesores. Diariamente nos informan del empeoramiento de los jóvenes. Nos informan del deterioro de la salud mental, de las tendencias suicidas, de depresiones, de agresividad, desmotivación, etc. Hoy la gran batalla no se da en el Parlamento; se da en la aulas. Es una lucha por tratar de mejorar el nivel cultural de este país, pero también de sobrevivir a uno y otro lado de los bancos. Pensamos que la gente se forma en las escuelas, pero antes hay que creer todos en ellas, padres, alumnos y profesores, pensarlas como lugar de mejora social y personal... Y eso, tan necesario, falta.

La pérdida de conocimientos, las actitudes negativas, etc. son hoy temas recurrentes en cualquier conversación entre profesionales de la educación en casi cualquier nivel. La reducción de contenidos y niveles va del propio lenguaje hasta los conocimientos que aportan las Humanidades, de la Historia a la Literatura, pasando por el Arte. Son las cosas que forman a la persona, que le dan capacidad de pensamiento, crítica y comunicación con otros. Justo lo contrario de lo que vemos cada día y de lo que nos dan cuenta los informes.

¡Feliz día del Maestro a todos! Y a seguir luchando. 

* " El 78% de los docentes atendidos por el Defensor del Profesor sufre ansiedad y un 15% está en baja por depresión" RTVE.es 22/11/2022 https://www.rtve.es/noticias/20221122/informe-defensor-profesor/2409748.shtml

** "Tablets, educación emocional o bilingüismo: así ha cambiado la profesión de maestro" 27/11/2022 https://www.rtve.es/noticias/20221127/dia-del-maestro-cambio-profesion/2409995.shtml 


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