domingo, 13 de noviembre de 2022

Necesidad de un rearme de valores democráticos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Los detalles sobre los candidatos republicanos que han quedado aparcados a un lado del camino son bastante reveladores de lo que significa una multiplicación de Donald Trump en cada rincón de los Estados Unidos. Hay desde los que consideran a Hitler como un honesto político que no hizo más que defender Alemania hasta los que consideran que hay una conspiración mundial para invadir los Estados Unidos (la llamada "gran sustitución").

De ello dan cuenta hoy los medios al acercarnos la victoria de los demócratas en el Senado, donde el voto de calidad depende de la vicepresidenta Harris, que lo preside. El desastre no se ha dado entre los demócratas, como preveían las encuestas. Por el contrario, los republicanos han sufrido una derrota inesperada, algo que desestabiliza mucho más y que trae los reproches ante la responsabilidad del desastre.

Pero ha servido para algo, para dejar al descubierto los apoyos del trumpismo y el peligro que supone para la democracia que se considera líder de los países democráticos. En el diario El Mundo, Pablo Pardo escribe: 

El fracaso en Arizona y en Nevada es un nuevo golpe para el partido republicano, a que las encuestas daban como claro vencedor en estas elecciones, con casi dos tercios de posibilidades de ganar el control del Senado, según el medio de comunicación especializado en formación política Cook Political Report. Tanto Masters como Laxalts pertenecen al ala dura del partido, y ambos han afirmado repetidamente que Joe Biden ganó las elecciones de 2020 cometiendo fraude.

Masters, en concreto, es un defensor de la "teoría del reemplazo", que afirma que existe un plan premeditado para sustituir a la raza blanca por otras, lo que explicaría el fenómeno de la inmigración ilegal. Una de sus mayores influencias es el filósofo neonazi Curtís Yarvin, que el año pasado calificó las invasiones realizados por el dos [sic] Hitler de "actos de autodefensa" y ha propugnado la sustitución de la democracia en Estados Unidos por una oligarquía de grandes empresas que nombren al Ejecutivo, que actuará de manera dictatorial.

El multimillonario de Silicon Valley Peter Thiel, que también tiene una actitud cuando menos distante hacia la idea de la democracia liberal, ha financiado la práctica totalidad de la campaña de Masters. Thiel es uno de los mayores accionistas de Meta (Facebook, Instagram, y WhatsApp), SpaceX (cohetes y viajes espaciales, controlada y dirigida por Elon Musk), y Palantir ('big data', sobre todo para agencias policiales, de seguridad, y espionaje).* 

Que personas con estas ideas tengan peso en la vida política norteamericana es muy preocupante. Es algo que hemos ido señalando aquí a lo largo del mandato de Donald Trump en estos años. No ha sido solo el serio avance del racismo (el primer incidente de la era Trump fue la funcionaria que llamó "mona con tacones" a Michelle Obama), sino una serie de ideas y doctrinas indignas de una democracia, una pérdida absoluta de valores democráticos y la propagación de ideas de corte autoritario enfrentadas a los derechos individuales, es decir, un claro retroceso hacia posturas que no habían salido a la luz de esta manera.

Que unos candidatos digan que están en contra de la "democracia liberal" y que apuestan por un gobierno oligárquico de las grandes empresas, etc. es ir descendiendo de la democracia a un estadio previo, cercano a la jungla económica.

Pero más preocupante es que haya detrás de todo esto millones de votantes, medios de comunicación que lo apoyen y empresas que lo financien. Más preocupante incluso, que este movimiento tienda a la expansión conectándose con los partidos populistas de gran parte del mundo, incluida España.

La pérdida de valores democráticos viene por un desgaste y una radicalización de los sistemas locales, además de los conflictos internacionales que mantienen a muchos países en constantes disputas, recurriéndose a la xenofobia y al racismo, que serían la inversión del movimiento globalista, la reacción en contra.

Un mundo dirigido desde los Estados Unidos, con Trump o alguien más radical al frente; un mundo en donde las relaciones sean tensas permanentemente, con fricciones en las fronteras —como es el caso de Rusia y Ucrania— o en menor grado el de China y Taiwán o India, es un mundo necesariamente inestable en donde el gran negocio será el de la "defensa", como está ocurriendo.

La situación crítica actual del mundo necesita de democracias estables, con voluntad de diálogo y de resolución de problemas y no de aumentarlos para la manipulación electoral. Para esto es esencial recuperar un sentido del conjunto y que la política no se convierta en oportunismo para conseguir el poder.

La llegada al poder de gente como Trump se debe al caldo de cultivo creado en una democracia tensionada permanentemente, impactada y estimulada constantemente por unos medios (tradicionales y redes) que compiten por la atención. Son los grandes beneficiarios y pueden salir a la luz cada vez con más fuerzas. Trump fue llevado al poder gracias a la unión de fuerzas diversas apuntando en la misma dirección, de la derecha religiosa radical a los movimientos racistas y al apoyo de grandes empresas que controlan a su vez medios de comunicación (Fox News, por ejemplo). Todos ellos vieron en Trump el demagogo narcisista que necesitaban. Los efectos sobre el mundo se vieron pronto.

El riesgo de un nuevo periodo Trump (o a lo Trump) está ahí y el que los candidatos de Trump no hayan sido los más votados no significa que los votados sean menos radicales que él si eso les funciona.

Por eso es penoso ver cómo partidos moderados en ambos lados del espectro político de dejan seducir por alianzas y lenguajes que incentivan el radicalismo, lo normalizan y le dan sello de moderación. Lo ocurrido en Italia, con él éxito de la ultraderecha es un buen ejemplo de lo que puede ocurrir en otros puntos de Europa.

Italia no es el principio, sino que representan un punto más en el avance hacia una Europa desunida y enfrentada, algo que como hemos visto, agrada a Rusia y agradaba a Trump, uno de los mayores apoyos externos al Brexit, un suceso que contó con el aliento de ambas potencias.

Es urgente reafirmar la democracia, pero es difícil hacerlo en un mundo donde la demagogia se alía con la trivialidad y esta con la ignorancia. De la misma forma que avanzan actitudes racistas y acosadoras, anti feministas (recordemos la recién creada fundación antifeminista de la ex de Vox, Macarena Olona), estas se traducen después en los apoyos a las formaciones radicales. Se produce una interacción entre ambos elementos, como decíamos hace apenas unos días.

Indicadores varios nos muestran esa correlación: el radical está más dispuesto a ser engañado por su propia radicalidad, que no abandona al carecer de sentido crítico. Conocedores de esto, no interesa en modo alguno que tengan criterio propio, sino que desarrollen con intensidad el criterio del grupo al que se afilian. Así el mundo es sencillo y comprensible, a la altura de la creciente ignorancia en que se les sume.

Estamos dejando que este fenómeno se produzca y que nos arrastre. Cada vez somos más fáciles de convencer y nos dejamos arrastrar. Los efectos de Trump en los Estados Unidos han tenido un importante freno en estas elecciones, pese a las condiciones desfavorables de la economía y la situación internacional. La conciencia de que había que frenarlo se ha desarrollado con fuerza durante su mandato. Ha servido para ver muchos análisis críticos sobre la situación de la democracia y muchos se han movilizado, en todos los sectores sociales, a sabiendas de lo que supondría la victoria de los republicanos controlados por Trump y las fuerzas detrás de él.

La cuestión no está solo en los demócratas, sino en el propio partidos Republicano, que es donde se da la verdadera lucha. Esto ya lo percibieron un grupo reducido de republicanos al darse cuenta que Trump subvertía la democracia. So ellos ahora los que deben dar la batalla interna y en el electorado republicano. Es ahí donde está la guerra, en separarlos de esas influencias antidemocráticas a las que han sido arrastrados.

Necesitamos hacer este mismo ejercicio crítico, esa tarea de limpieza para recuperar principios democráticos frente a los avances del autoritarismo, la intransigencia y la manipulación crecientes. 

* Pablo Pardo "Victoria histórica de los demócratas de Biden en las elecciones al Senado de EEUU" El Mundo 13/11/2022 https://www.elmundo.es/internacional/2022/11/13/6370911a21efa07f558b4590.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.