Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Trabajaba
en clase con mis alumnos de posgrado el texto de Michel Foucault titulado
"El orden del discurso", la conferencia que dio con motivo de su
entrada en El Colegio de Francia, y que resume lo que podemos llama las formas
de control de los discursos, diferenciando entre elementos externos e internos.
Hay un momento al inicio del texto en el que Foucault se pregunta en qué mal
hay en que el hablar se produzca libremente, qué miedos produce la libertad de
expresarse y entra a detallar los mecanismos por los que se trata de controlar
esa libertad por medio de procedimientos que intentan controlar qué se puede
decir, quién puede decirlo, cuándo se puede decir, etc. Todos ellos son la
forma en que la "institución" se enfrenta al "individuo",
el "poder" al "deseo".
Se me
ocurrió el ejemplo —tarea constante del docente— de lo que estaba empezando ya
a ocurrir con el Mundial de Qatar. Los ejemplos de prohibiciones a través de la
"institución", la FIFA en este caso, que imponer el silencio, evita
que circulen los mensajes sobre los derechos humanos relacionados con el
régimen autocrático qatarí. Hablamos de cómo, por ejemplo, los brazaletes
irisados (una forma de mensaje) intentaban ser prohibidos, de cómo teníamos en
la prensa noticias de que se había evitado la entrada de camisetas
reivindicativas en un partido entre selecciones y de algunos otros casos.
El caso
hizo entender bien la idea foucaultiana y avisamos que tendríamos pronto a la
vista nuevos problemas de este tipo y que veríamos los intereses
institucionales intentando controlar la circulación de los discursos de
denuncia.
La
prensa nos sigue ofreciendo ejemplos de esto y mucho me temo que este mundial
va a ser recordado más por la tensión con la institución central, la FIFA, y
las acciones de la Federaciones, que por lo que ocurra en el terreno de juego.
En RTVE.es nos ofrecen en toda su intencionalidad la fotografía de la selección alemana, a la que le había prohibido el brazalete irisado. Todos se han fotografiado tapándose la boca en un inequívoco gesto de denuncia del control de sus mensajes. Nos cuentan en la web de RTVE.es:
Las presiones de la FIFA para evitar que Alemania apoyase al colectivo LGTBIQ+ durante la celebración del Mundial de Qatar 2022 no han evitado que los jugadores de la selección alemana hayan posado en la foto previa con la boca tapada en señal de protesta por la advertencia de la FIFA de sanciones deportivas si su capitán, Manuel Neuer, portaba el brazalete de 'One Love' en señal de apoyo a la diversidad y la inclusión, derechos que no son respetados en el país anfitrión.
"Con nuestro brazalete de capitán queríamos dar ejemplo de valores que vivimos en la selección: la diversidad y el respeto mutuo. Ser fuerte junto a otros países. No se trata de un mensaje político: los derechos humanos no son negociables", ha indicado la Federación Alemana en su perfil oficial de 'Twitter' junto a la foto.
El organismo ha recordado que "eso debería ser evidente", pero que, "desafortunadamente", todavía no lo era. "Por eso este mensaje es tan importante para nosotros. Prohibirnos la venda es como prohibirnos la boca. Nuestra postura se mantiene", ha sentenciado.*
En una cultura multimediática como la nuestra, los discursos tienen muchas formas de aflorar y es difícil que se puedan frenar los intentos de comunicar el mensaje, en este caso en el gesto de taparse la boca como fotografía, la unidad que circulará en la prensa, los programas televisivos, las redes sociales, etc.
Con su intento de imponer el silencio, la FIFA se convierte claramente en algo que ha sido siempre, una forma de que el deporte y sus intereses económicos no fueran interferidos por los hechos políticos. Esto no es nuevo.
Ha tenido que llegar el caso ruso para que se entienda que las sanciones deportivas forman parte del mismo paquete que las demás sanciones. Ese viejo eslogan de "no mezclar el deporte con la política" es una forma más de control que trata de evitar que el todopoderoso deporte y lo que hay detrás se vea perjudicado.
Política es llevar un campeonato mundial de fútbol a un país donde levantar los estadios ha causado miles de muertes porque las condiciones de sus trabajadores son de esclavitud y donde no se respetan los derechos humanos. La modernidad de sus edificios no refleja la modernidad de sus mentes, sino el poder de su dinero, algo que les ha permitido ser amos y promover nuevas formas de control para crear una sociedad inamovible, jerarquizada y desigual.
Pedir a los deportistas que se comporten como máquinas insensibles enviadas a trabajar a un mundo diferente, regido por normas que en sus propios países son delictivas por discriminatorias y autoritarias por imposición, es pedir demasiado. El Mundial no ha servido para que Qatar se abra, sino para obligar a que el mundo se cierre. Y eso se hace a través de esa "institución" que se llama "FIFA" y sus ramificaciones. La foto del presidente Infantino junto al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman ha sido lo suficientemente clara, tal como se refleja en su sonrisa.
Siempre se ha dicho que el deporte unía a los pueblos, un tópico como otro cualquiera. Lo cierto es que este Mundial está dividiendo más que uniendo y, sobre todo, dando muy mal ejemplo.
Los titulares se acumulan en despropósitos nada democráticos de las federaciones de países democráticos. Las prohibiciones se suceden. Unas veces nos hablan de selecciones, pero en otras se nos hablan de los periodistas. La "institución" quiere controlar a los productos de mensajes en el césped, en las gradas (prohibiciones de llevar camisetas o cualquier otro tipo de indicador contra la política marcada por Qatar y la FIFA) y, finalmente, a los medios.
También son noticia los desafíos, como el gesto de la selección alemana, o el de la ministra de la misma nacionalidad que ha acudido al partido con un brazalete puesto y se ha sentado en el palco de autoridades desafiante, sabedora de que ha creado un conflicto, les ha planteado qué tipo de escándalo prefieren, el del brazalete o el del conflicto internacional.
Nancy Faeser, ministra de Interior del Gobierno alemán ha plantado cara a la FIFA este miércoles luciendo el brazalete con el corazón arcoíris y el lema 'One Love' en el palco del partido que la selección de su país ha perdido sorprendentemente contra Japón por 1-2. El brazalete era el que la federación internacional ha prohibido llevar a los capitanes de las selecciones que lo habían solicitado.
La dirigente alemana se ha sentado en el palco de honor del Estadio Internacional Khalifa a la izquierda del presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Faeser decidió viajar a Qatar en el último momento. Alemania había sido una de las selecciones que más empeño puso para solidarizarse con la comunidad LGBTI qatarí, país donde las relaciones entre personas del mismo sexo están prohibidas. Faeser se sentó en el asiento contiguo a Infantino y junto a Bern Neuendorf, presidente de la Federación Alemana de Fútbol. Faeser llegó sin el brazalete y lo sacó del bolso que llevaba justo antes de comenzar el partido.**
La foto que acompaña a la noticia nos muestra a un distraído Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, mirando su teléfono con aire enfadado. Se ve que está más a gusto sentado junto a los que ordenan asesinatos de periodistas, como el príncipe saudí, que junto a una mujer valiente y honesta que trata de expresar con su actitud lo mismo que los jugadores alemanes en el campo, el rechazo a la falta de libertades impuesta como "decisión deportiva". Ha sido más lista que sus vigilantes.
Creo que mis alumnos del Máster comprendieron lo que quiso expresar Michel Foucault en el texto. Lo que se describía de forma abstracta, lo teníamos (y lo tendremos) ante nosotros, la imposición de silencio institucional, los mecanismos de control, del mensaje a su circulación, para mantener ese poder que se enfrenta a la posibilidad de ese decir, de ese hablar que siempre es "temible" y por eso se reprime.
El brazalete, las camisetas, los gestos de taparse la boca, etc. son formas de expresión, mensajes, en una misma dirección y con un mismo objetivo, la denuncia de una situación. Si Qatar organizó el mundial para lavar su imagen ante el mundo, ha conseguido justo lo contrario.
La pregunta que se hacía Foucault sobre qué miedo hay a que se hable libremente nos la contestan cada día de este Mundial.
* "Los jugadores de Alemania se rebelan contra la FIFA: se tapan la boca en el campo por no poder llevar el brazalete LGTBIQ+" RTVE.es 23/11/2022 https://www.rtve.es/deportes/20221123/mundial-qatar-2022-alemania-posa-boca-tapada-protesta-fifa-brazalete-lgtbiq/2409901.shtml
** "La ministra alemana de Interior se sienta ante Infantino con el brazalete 'One Love'" El Periódico 23/11/2022 https://www.elperiodico.com/es/mundial/20221123/ministra-alemana-interior-sienta-infantino-brazalete-one-love-78999504
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