Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ya
tiene nombre, la "corrupción pandémica". Lo acabo de leer. Se
refieren a aquellos que se saltan la cola del pinchacito y salen vacunados.
Primero fue un caso, luego otro y otro más... No hay día que no tengamos
noticia de algún político, de alcalde a consejero, de familiar de político o familiar
de consejero, o —todo hay que decirlo— algunos del "sector privado",
algún emprendedor o emprendedora, gestor o gestora, que se salte la cola.
La prensa los retrata, saca listas y fotos, que son el dedo público acusador que les acompañará en su futuro político, si es que les quedan ganas, que seguro que sí.
Atrás quedan, por inútiles, todos esos discursos sobre actos heroicos y ejemplos colectivos. Los titulares se los llevan los que se cuelan y su explicaciones ridículas. Estas explicaciones van de "sobraba una y por no tirarla" al "me dieron cita", pasando por la reivindicación del derecho al pinchazo adelantado por pintorescos motivos o el desconocimiento.
En la
web de RTVE, Rocío Gil no relata los casos que escandalizan a los que aguardan
con paciencia e impacientes la vacunación:
En menos de 48 horas, tres cargos públicos
han dimitido por “saltarse la cola” de las vacunas: el consejero de Salud de
Murcia, Manuel Villegas, y los exconcejales del PNV y directores gerentes de la
OSI Bilbao Basurto y del hospital Santa Marina en Bilbao, Eduardo Maíz y José
Luis Sabas, nombrados por el Partido Nacionalista Vasco.
En el caso de Villegas, se vacunó él, también
su mujer y a otros altos cargos de la Consejería de Salud, así como
funcionarios del Servicio Murciano de Salud. Villegas se aferró al cargo este
martes alegando que él es personal sanitario y que se vacunó siguiendo el
protocolo nacional, aunque las peticiones de dimisión y críticas de todas las
formaciones políticas, incluyendo los socios del gobierno del PP en Murcia,
Ciudadanos, le llevó a dimitir horas más tarde “ante tanto ruido”. El
presidente murciano, Fernando López Miras, destacó su actuación de “intachable”
y por ahora no ha designado un sustituto.
Pero no son los únicos a los que les ha
podido la tentación. Una epidemia que se ha extendido hasta el momento a
dirigentes no solo de Murcia y País Vasco, sino también de Tarragona, Valencia,
Alicante, Córdoba, Extremadura y Ceuta. La mayoría, pertenecen a PSOE y PP,
aunque también hay cargos de JxCat y de Ciudadanos Demócratas Independientes.
El PSOE, por su parte ya ha suspendido de militancia a los alcaldes que han
incumplido el protocolo vacunándose.*
Causa
cierto sonrojo leerlo, tanto por los hechos como por las explicaciones. Por
fin, los políticos han encontrado algo que les une. Los hay de todos los
partidos, por lo que —al darse cuenta y sabedores del impacto— los máximos
dirigentes han decidido ser "ejemplares" e "implacables",
dos términos que habitualmente no se suelen producir respecto a los propios y
allegados.
Por si
no tuvieran una imagen ya tocada, estos adelantados
a su tiempo, visionarios de la salud propia, siembran más recelos sobre los
políticos, sus discursos y sus actos. Parafraseando a Donald Trump, de qué
sirve ser alcalde, consejero o miembro de su familia y amigos si no te puedes
saltar la cola para que te vacunen.
Los
comentaristas televisivos hacían leña del árbol caído. Se mofaban de las
explicaciones de algunos y con razón. Como niños pillados en plena travesura,
dan explicaciones absurdas, incoherentes o, incluso, desafiantes. Y, la verdad,
no estamos a estas alturas para esto. Son muchos muertos, muchos ingresados y
mucha gente de primera línea que tiene que cumplir deberes sin privilegio
alguno, que no van en coche oficial a trabajar sin en transporte público y se
amontonan en esos ascensores en los que se
recomienda que solo suba una persona. Han conseguido irritar hasta a los
antivacunas.
Me
viene a la mente esas trabajadoras de la limpieza en los hospitales que han
sido ninguneadas por no ser "personal sanitario". De nuevo, las
palabras y lo que dice diccionario se convierte en obstáculo ante la realidad
de lo cotidiano. Nos interesa más lo administrativo que la realidad misma. Los
casos de las limpiadoras claman al cielo pues no es la palabra
"sanitario" la que determina el riesgo, sino la proximidad misma. Por
eso es irrelevante el que un consejero dimitido sea "médico" ya que
su función de consejero le aleja del riesgo hospitalario. En el caso del
personal de limpieza de hospitales hay un fondo de clasismo administrativo. Son
contratas por las que pocos velan y de las que pronto se olvidan para unas
cosas, pero absolutamente indispensables para otras, como es el mantenimiento
de la limpieza e higiene en los hospitales.
No es
buena noticia que haya tanto político y allegados que se crea con derecho a
pasar por delante de los que deberían ir primero por su situación de riesgo, ya
sea por causas propias como por las tareas que desarrollan.
Es una pena que Albert Rivera haya roto su silencio de retirado de la política diciendo que habría que vacunar prioritariamente a los políticos. A veces el silencio es un síntoma de inteligencia a la luz de las palabras y los hechos. Los riesgos de la política son otros, entre ellos el defraudar a los electores sintiéndose por encima en vez de dar ejemplo.
Es
importante que los políticos sean ejemplares siempre. Quizá por eso, en vez de
enzarzarse en las habituales disputas, los responsables hayan decidido cortar
por lo sano, con suspensiones de militancia o la exigencia de dimisión, algo que
algunos no aceptan.
Algún
político, como el presidente valenciano, ha querido ir más lejos y ha pedido que no se les dé la segunda dosis.
Con buen criterio, el doctor Simón ha dicho que un acto de maldad no se arregla
cometiendo otro. Una cosa es la justicia y otra el sinsentido. Pero así
funcionamos, un día ni caso y otro nos pasamos de ejemplares.
* Rocío
Gil Grande "Políticos que se saltan la cola de la vacunación o la nueva
corrupción 'pandémica'" RTVE 21/01/2021
https://www.rtve.es/noticias/20210121/politicos-se-saltan-cola-vacunacion-nuevo-tipo-corrupcion-pandemica/2068383.shtml
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