martes, 19 de enero de 2021

La desinfección

Joaquín Mª Aguirre (UCM)



Debo reconocer que he leído con peculiar interés el artículo de la CNN en el que se describe meticulosamente el proceso de desinfección de la Casa Blanca, tras la salida de los Trump, antes de hacerse cargo los nuevos inquilinos, el matrimonio Biden. Me imagino que este sentimiento al leerlo se ha producido en los miles que hayan leído esta noticia, aparentemente intrascendente en lo histórico, pero profundamente significativa en lo psicológico y en lo social. ¿Quién no se ha planteado en algún momento lo que sería meterse en la misma cama en la que ha dormido Trump, sentarse en la misma silla, usar los mismos platos...? 

Posteriormente, compruebo la gran cantidad de medios que se han centrado en este acto de desinfección de la Casa Blanca. Es sabido que Trump pasó el COVID-19, al igual que una parte importante de su equipo, que acabó pagando el negacionismo de virus y mascarilla juntos. Pero creo que el interés va más allá.




La capacidad humana de ponernos en lugar del otro (de la que, por cierto, Trump carece) nos lleva a ponernos en la piel de Biden y a este no dejar de pensar en que por allí se ha movido Trump, ha puesto sus pies sobre la mesa y ha bostezado frente al espejo del baño. No soy capaz de imaginarme a Trump haciendo grandes gestas, pero en cambio mi mente hace que mi cuerpo se estremezca solo de pensar en él en el ámbito doméstico. La carencia absoluta de elegancia o refinamiento tiene mucho que ver con esto. Lo que se ha filtrado sobre sus hábitos cotidianos ha sido suficiente.




Me imagino que es lo que ha llevado a la publicación de este proceso en la CNN este efecto post Trump casero. No se trata de la huella histórica, sino de la presencia cotidiana, de tener que vivir en un espacio doméstico en el que siempre te quedará la sospecha que, como en esos thrillers de serie B, los nuevos inquilinos no logran desprenderse del psicópata de turno que habitó en su casa. Quizá sea deformación cinéfila, pero ya veo la historia de un Trump colándose por algún pasadizo para sentarse en el despacho oval una vez al año.

Tras describir los preparativos de la ceremonia de posesión de Joe Biden como presidente, la periodista Kate Bennett no puede dejar a los lectores sin la certeza de que no queden restos de Trump en la Casa Blanca:

 

By that time, all Trump paraphernalia will be gone, and a thorough top-to-bottom cleaning of the entire White House campus will have been completed. Deeper cleaning protocols were arranged via the White House with outside contractors, on top of regular cleaning done by staff, including specialized attention to rugs, carpets, curtains and surfaces, to tackle any possibility of lingering germs, of the Covid-19 sort or otherwise.

"Moving furniture and vacuuming, cleaning baseboards, vacuuming drapes, wiping down shades, cleaning chandeliers, washing windows, high dusting," are areas all covered during the traditional move-in of a new president and his family, according to the residence source. "That cleaning will start as soon as Donald Trump and Melania Trump depart."

A particular focus of this move will be paid to the bedrooms in the residence, where new mattresses and box springs for the incoming first family are standard operating procedure, according to the source. Yet one part of the bedroom set-up will be markedly different with the Bidens than it was for the Trumps: the Bidens will be sharing a bedroom. Melania Trump spent the majority of her time in the White House in the large bedroom suite typically reserved for Presidents and their spouse, adjacent to the West Sitting Hall, according to a source with knowledge of the arrangement.

"Donald Trump slept in his own bedroom, which was previously a study or den during other administrations," the source said of the arrangement.

On Monday, moving trucks were spotted in the driveways of Mar-a-Lago in Palm Beach, Florida, with movers loading dollies of boxes and items and rolling them into the private club, which will serve as the Trumps' post-White House home, which is the plan for now, said another source with knowledge of the planned living arrangements and security arrangements set in place.*

 


Nos quedamos más tranquilos al saber de este proceso a fondo, que mantendrá a los Biden, como se dice en el artículo, a salvo del COVID-19 y, especialmente, de cualquier otro germen peligroso que pudiera quedar en la residencia presidencial tras el paso de Donald Trump, familia y allegados.

Esa es la desinfección de la Casa Blanca. Pero luego está la otra, la de una limpieza a fondo de lo que Trump ha dejado sembrado por las administraciones norteamericanas en sus diferentes niveles.

El FBI está revisando que los gérmenes del trumpismo no se encuentren en el dispositivo de seguridad organizado para la toma de posesión de Biden. Las causas de la vigilancia cuidadosa es que, según avanzan en las investigaciones, cada vez se descubren más lazos entre los políticos republicanos, las fuerzas de seguridad, los militares y los asaltantes. Cada vez se parece menos a una "revuelta espontánea" y va tomando la forma de una acción organizada, con una estructura subyacente bien organizada.



Las últimas imágenes del asalto nos muestran a los invasores fotografiando los documentos que encuentran en su ocupación de la sala y los despachos. ¿Qué buscaban? Quizá "simplemente" algo comprometedor o "simplemente" una humillante demostración de fuerza, realizada al grito de "US" y de "Our House", entre otros.

La limpieza a fondo de los Servicios de Seguridad es una tarea especialmente delicada, al igual que la participación de militares y ex militares en el asalto. La mujer muerta en el asalto era una veterana, una ex soldado profesional.

Las tareas de limpieza se hacen a gran velocidad conforme se acaban los plazos, tanto para la salida de la Casa Blanca como para los encargados de la seguridad del acto. Algunos recordarán el asesinato del presidente egipcio, Anwar el-Sadat, muerto por las tropas que desfilaban frente a él. 

El nivel de violencia que se ha visto, de división y de fanatismo hace temer por la seguridad del acto. Dicen algunos analistas que nunca ha habido tanta división desde la Guerra Civil. Cuando termine el acto de la toma de posesión, deseamos que bien, muchos podrán respirar, pero por poco tiempo. 

El mandato de Biden va a estar marcado por el asalto al Capitolio y por lo que hay detrás. Hace falta limpieza y desinfección a fondo.



* Kate Bennett "Trumps' snub of Bidens historic in its magnitude" CNN 18/01/2021 https://edition.cnn.com/2021/01/18/politics/trump-biden-inauguration-snub/index.html

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