Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Entre
las muchas controversias que se producen en Egipto —tras las consecuencias del
mundial—, le toca ahora a la cuestión del pago por la nacionalidad egipcia, una
cuestión delicada y abierta a debate constante por el propio sentido que el
Estado le da al hecho de ser egipcio. El nacionalismo egipcio se basa en la
excepcionalidad. Ser egipcio es algo excepcional, superior a los demás. Por más
penurias, desastres, incompetencia, etc. que los egipcios puedan padecer, son
la envidia del mundo. En más de una
ocasión ha salido esta cuestión y el aprovechamiento que el estado busca. Por ser
egipcio, además, eres un a propiedad del estado, al que te debes en cuerpo y
alma. Aunque estés fuera de Egipto toda tu vida, sigues siendo parte del juego
y así te lo reclamarán en cualquier momento necesario. Eso te sitúa siempre en
el borde de la traición si no sigues las directrices u órdenes de aquellos que
detentan el poder del estado y, por ello, son capaces de decir a los egipcios
cómo deben ser y actuar.
La
nacionalidad, en estos términos, es una trampa en muchos sentidos. La mayor
sanción que se puede hacer es retirar la nacionalidad a alguien, amenaza usada
en ocasiones contra los que no siguen las directrices y hacen algo que no gusta
a las autoridades, que son quienes deciden en qué consiste ser egipcio. Al que
vive fuera, la peor que se le puede dirigir es "¡tú ya no eres egipcio o
egipcia!". Eso es algo más que una cuestión de papeles. Muchos se sentirán
con la obligación de advertirte de las consecuencias de tu alejamiento (en
cualquier sentido, ideológico, vestido, comida...) del modelo estándar. Si eres
mujer, advertirán a tu familia de las consecuencias para todos de tu
distanciamiento.
Tú,
como egipcio o egipcia (menos estas últimas) no puedes hacer lo que quieres,
sino lo que los demás esperan de ti. Los "demás" incluyen las
familias, las autoridades religiosas, administrativas, etc., ya que el ser
egipcio es estar sometido a escrutinio permanente. Las amenazas a la vista son
constantes: conspiraciones, envidias, intentos de evitar la prosperidad o
alcanzar cualquier meta.
Es obvio
que las autoridades le sacan un enorme provecho a estas circunstancias. Por lo
pronto, todo egipcio tiene una espada de Damocles sobre su cabeza. Cualquier
acción crítica le supondrá una acusación de ser mal egipcio o sencillamente un
traidor. Dentro del país será vigilado, pero también puede serlo fuera, donde
sus acciones pueden estar sometidas a escrutinio por cualquier egipcio
ejemplar. Lo mismo que tenemos en el país a los denunciadores de cualquier
cosa, desde el chiste de la cantante Sherine sobre beber aguas del Nilo a las
denuncias contra la feminista Nawal El Saadawi. Ya sea por lo político, lo
religioso o las costumbres, el egipcio está sometido a la idea prefabricada del
lo que es su ser ideal.
Es
comprensible que con esta presión tan brutal y la idea de la exclusividad
metida por ojos y oídos, haya creado revuelo la cuestión de la adquisición de
la nacionalidad egipcia por parte de extranjeros.
El tema
empezó a colear hace algunas semanas, en junio, cuando el parlamento se
preparaba a discutir la cuestión de la adquisición de la nacionalidad egipcia.
Para ver la evolución del tema, vamos a reproducir lo que ocurría entonces a
los ojos del diario Egypt Independent:
Aiming to increase the financial income of the
government, Egypt’s Parliament recently approved a draft law that stipulates
increasing the fee to obtain an Egyptian nationality from LE 50 to LE 10,000.
This unprecedented increase has spurred
controversy among social media users, who criticized the move harshly. The
draft law was also met with outrage from non-Egyptians who have been living in
Egypt for years, such as those from unstable countries such as Syria and Yemen,
and were hoping to one day obtain the full citizenship.
This immense 10,000 EGP increase presents a
heavy new obstacle for them, on top of the difficulties already present in
obtaining the nationality like the long process involved in checking for
applications.*
El diario recogía algunos casos de afectados por esta
subida, que consideraba "inmensa" en las tasas por la nacionalidad:
“I was born in Yemen and at the age of five I
moved with my family to Egypt. My father was preparing his PHD in Arabic
language and I’ve been living here for nearly 20 years,” says 25-year-old
Yemeni IT student Abdel Rahman.
Rahman, currently living in Cairo, told Egypt Independent that he considers
Egypt as his first country, and that he is a ‘pure’ Egyptian who should be
treated as a full citizen.
“I sought over the past five years to obtain
Egyptian nationality, however I met numerous obstacles such as the deliberate
intransigence from government employees
responsible for finishing the procedures for getting the Egyptian nationality…
increasing the fees to LE 10,000 has convinced me to give up any attempt to get
it” he explained.
Regarding why he wanted the nationality in the
first place, Rahman explained that having been through all Egyptian education
stages except university, Rahman was faced with a high annual fee equivalent to
6,000 sterling pounds, while Egyptians citizens only have to pay LE 200.
He added that the nationality would allow him
to enjoy other privileges as well, such as state subsidies on bread and other
necessary food items.*
Como puede apreciarse, los motivos de tener la nacionalidad
no son precisamente "patrióticos". Obedecen más bien a la enorme
discriminación económica que supone, especialmente en estos tiempos de terrible
crisis económica en los que el actual gobierno ha aumentado su voracidad
recaudatoria, especialmente sobre todos aquellos que no son egipcios o a los
que se impide serlo. También se ha incrementado, todo hay que decirlo, sobre
los egipcios residentes en el extranjero, de los que se han elaborado censos
desde los ministerios, para asegurarse que pasan por caja en sus regresos. En
un país subsidiado, los que carecen de subsidios son los que financian al
resto. De eso se queja Rahman y a eso quería pedir solución, pero —como señala—
las autoridades egipcias le han puesto todo tipo de obstáculos. Ahora con la
subida, su sueño de obtener la nacionalidad se ha convertido en distante
pesadilla.
Pero esto era publicado a mediados de junio. Veamos lo que
ocurre un mes después tras pasar por el parlamento. Veinticinco días, el mismo
medio titula "Egypt Parliament approves granting nationality to foreign
residents for LE7 million deposit". ¿De 50 libras a 10.000 y ahora a 7
millones de libras egipcias? Pues sí, así es. Veamos lo que ocurrió en el
parlamento:
Egypt’s House of Representatives on Sunday
approved a bill amending a law on the entry and residence of foreigners in
Egypt, granting Egyptian nationality to foreign residents in return for a bank
deposit of 7 million pounds or an equivalent in foreign currency over 5 years.
The session saw intense arguments between the
majority, led by parliament speaker Ali Abdel Aal, and the opposition,
represented by the 25-30 bloc and MP Mustafa Bakri who expressed their
rejection to the draft law.
MP Kamal Amer, chairman of the National Defense
and Security Committee in the House of Representatives, said that the cash
deposit in foreign currency is not an purpose in itself, but merely regulating
the procedures of the new system devised for residency.
Amer pointed out that the cash deposit in
foreign currency in the Egyptian banks is an indirect investment, and
encourages Arab and foreign investments to enter the economic projects in
Egypt.
Abdel-Aal meanwhile said that different
countries all over the world give nationality to their residents, but because
there is high demand for it, there must be set conditions to ensure the
seriousness of the request.
MP Mohammed al-Sewidy, head of Support Egypt
Coalition, said the draft law is part of improving the investment climate. He
added that Egypt is attractive to people, not only for investment, but also as
it has security stability.**
Estos son los partidarios —el bloque mayoritario pro gubernamental—
de la exigencia del depósito de los 7 millones de libras. La cantidad
resultante, desorbitada a todos los efectos, sin embargo cumple el papel de
escenificar la importancia de la nacionalidad egipcia. Una cantidad enorme
resalta el valor de lo que se quiere conseguir y refuerza la idea lanzada a los
egipcios de que es lo más importante, algo único.
Pero los efectos del nacionalismo son grandes y están los
que consideran que se está vendiendo lo que no puede estar en venta, lo que es
un privilegio al alcance de solo 100 millones de egipcios, algo por lo que el
mundo suspira:
MP Mustafa Bakri on the other hand rejected the
bill, saying that the Egyptian nationality is not for sale.
MP Haitham al-Hariri also announced his
rejection of the draft law, accusing the government of pursuing a policy of
taking any decision to bring money, even if it was to sell the Egyptian
nationality to everyone with a deposit.
“Investors are asking to facilitate residency
and visa procedures, not nationality, because investors are not eager to stay
in Egypt because Egypt has no education, health or services to be coveted, but
they have other ambitions,” Hariri said.
Abdel Aal and the Minister of Parliament
Affairs Omar Marwan interrupted Hariri, attacked him and rejected his speech.**
Los rechazos son también muy elocuentes y van en dos direcciones.
1) La nacionalidad ni se compra ni se vende; y 2) esas "otras
ambiciones" que el presidente del parlamento cortó antes de que se dieran
más explicaciones.
Está claro que el depósito de 7 millones de libras egipcias
tiene un carácter de inversión obligada, de dinero que, como se señala, irá a
las arcas del estado. No tiene como finalidad solucionar los problemas de gente
como Rahman, sino solucionar la falta de inversión que se está produciendo. La
medida es una más de tipo recaudatorio para tratar de meter dinero en las
arcas.
Pero el mismo nacionalismo que crea el valor ascendente de
lo egipcio, se vuelve en contra de su traducción económica. ¿De qué estamos
hablando, si se puede comprar con dinero lo que se define como un regalo de dios? ¿Tienen acaso precio?
El revuelo es grande porque se ha entrado en algo con lo que
no se contaba: solo los ricos podrán ser "egipcios", mal mensaje en
época de crisis. Probablemente por ahí es por donde iba el diputado Haitham
al-Hariri, que se destacó por su petición de que se retransmitieran al completo
las sesiones parlamentarias y no solo una selección, como se aprobó finalmente.
La transparencia que pedía entonces al-Hariri para el parlamento puede no ser
tanta si hay tanto dinero por medio, algo que los egipcios saben por experiencia
en qué suele acabar.
Ayer, el diario Ahram Online publicaba, con el titular "Q&A:
Egypt's new 'deposit residency' option for foreigners seeking citizenship"***,
una guía sencilla de preguntas y respuestas para explicar el proceso.
Se trataba de aclarar con unas sencillas respuestas las
preguntas que todos se hacen sobre las consecuencias de las nuevas leyes sobre
la nacionalización. Lo primero
es tranquilizar a la gente. Esto no afecta a todo el mundo, por ejemplo: "There
are other types of foreigners who are eligible to apply for Egyptian
citizenship, including foreigners born in Egypt, those with Egyptian origins,
or those who have Egyptian fathers, and those categories have not been affected
by these amendments." ***El pobre Rahman, que lleva desde los cinco
años allí, no tiene derecho, tendría que depositar sus 7 millones o volverse a
Yemen. Será toda su vida un extranjero en suelo egipcio.
El dinero,
explica, irá a las arcas del estado: "In the case of accepting the
naturalisation request, the value of the deposit shall be transferred to the
public treasury of the state," the amended law stipulates."*** El
estado maneja el dinero durante los cinco años y si finalmente se acepta
conceder la nacionalidad, lo retiene finalmente. El pago se ha completado.
Como se
explica claramente sobre la finalidad de las nuevas medidas, es el dinero lo
que se busca: "The new amendments mainly target foreign investors, as part
of Egypt's efforts to boost badly needed investment and streamline doing
business in the country."*** Finalmente, se busca atraer
inversores, aunque ¿para qué querrían los inversores tener la nacionalidad
egipcia? Eso es lo que parece que no se quiso debatir en el parlamento. Pero
algo habrá, desde luego, que atraiga a los ricos.
La decisión final, se explica, está en manos del Ministro del Interior. No se explica mucho más. Puede que después de 5 años te digan que no. El estado habrá tenido tus 7 millones durante ese tiempo como depósito. Y suponemos que sea devuelto, aunque de eso no se habla.
Esperaremos a ver si efectivamente, como piensa el gobierno,
la nacionalidad es un bien tan poderoso que nadie dudará en comprarlo por el
precio de esos 7 millones de libras. La mitificación de la nacionalidad adquiere
así unos extraños tintes de mercado por encima de la ley de la oferta y la
demanda.
La mitificación nacionalista se vuelve contra esta medida,
que los propios egipcios verán como parte de los beneficios de ser ricos. Con
dinero, todo se puede comprar. La pregunta dejada en aire, ¿para qué quieren los ricos la nacionalidad egipcia?, solo se puede responder de una forma. Pero no se hará.
*
"Fees to obtain Egyptian citizenship soar to LE 10,000; Anyone still
interested?" Egypt Independent 19/06/2018 http://www.egyptindependent.com/fees-to-obtain-egyptian-citizenship-soar-to-le-10000-anyone-still-interested/
**
"Egypt Parliament approves granting nationality to foreign residents for
LE7 million deposit" Egypt Independent 15/07/2018
http://www.egyptindependent.com/egypt-parliament-approves-granting-nationality-foreign-residents-le7-million-deposit/
*** "Q&A:
Egypt's new 'deposit residency' option for foreigners seeking citizenship"
Ahram Online 17/07/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/307113/Egypt/Politics-/QA-Egypts-new-deposit-residency-option-for-foreign.aspx
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