Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
presidente egipcio Abdel Fatah al-Sisi suele prodigarse poco, pero una de las
ocasiones que ha quedado instituida es "su" conferencia con los
jóvenes que se celebra semestralmente. Los jóvenes son importantes para al-Sisi
por dos cosas: la mayoría de las sociedades árabes son muy jóvenes y la mayoría
ha dado la espalda al régimen tras la frustración enorme producida por el
aplastamiento de la Revolución del 25 de enero.
La
juventud de las poblaciones árabes es un hecho demográfico y no admiten mucha
contestación. Aunque políticamente se quiere recortar el número de hijos, el
único valor en una sociedad cimentada sobre la familia, en la que unos tiran de
otros y, especialmente, sirven para atar a la mujer joven al matrimonio y
cargarla de hijos antes de llegar a los veinte años. Es una forma patriarcal de
control tradicional. En este coinciden toso, islamistas y tradicionalistas, que
ven que la mujer trae problemas cuando estudia o se independiza.
Los
jóvenes dieron la espalda en las úñtimas elecciones presidenciales quedándose en su casa. Los
resultados preocupan porque, por ley de vida, el futuro es suyo y será diferente cuanto más se les escatime el presente. Y aquí el presente se parece
demasiado al pasado.
La
preocupación del régimen llevó a crear una muy publicitada Conferencia Nacional de la
Juventud, que es una especie de catequesis compartida entre los jóvenes afectos
al régimen y el presidente. Comenzando en 2016 y a mediados de mayo se celebró la 5ª, y ya
está en marcha la sexta que se inaugura hoy, en la Universidad de El Cairo esta vez, tal como nos cuenta Ahram Online. Pero la mayoría de los jóvenes no
están dispuestos a escuchar la retórica paternalista del sistema sobre que
ellos son el futuro, cuando lo que les apetece —mira por donde— es ser el
presente.
El 25
de julio, Daily News Egypt publicó una carta abierta de Hussein Abd Rabo,
editor de la publicación Al-Borsa, diario de la misma empresa. Lo que hace en
su escrito es dirigirle las preguntas que no le van a hacer; plantearle lo que
en un acto propagandístico de este tipo no suele darse y que, sin embargo,
muchos necesitan saber. Para que no haya dudas, el texto está clasificado con
un solo "tópico", el nombre del presidente, y su título es "President
Al-Sisi’s difficult dialogue":
Within days, a new session of the Youth
Conferences will be held. President Abdel Fattah Al-Sisi will attend and
participate in the conference. The upcoming conference may be difficult and
held at a critical time. The question is why?
The conference will be the first appearance of
Al-Sisi after the decisions made to increase the prices of electricity and
fuel. The past period included a long absence of the president, who would be
seen every week either before the opening of a project or to inspect opened
projects. During these appearances, he would direct some messages to the people.
Hence, Egyptians are waiting for the
president’s appearance to justify to them the reason for these increases and
when they will be over, as well as when citizens will reap the fruits of the
reform programme.
Answers require transparency and bold decisions
to address the negative effects of the reform programme and achieving justice
in distributing burdens on all segments of the society, each based on their
abilities to handle these burdens. As for the expected heated discussions, many
questions require clear answers related to policies and timings. No one needs
general or unclear answers anymore. We need to understand why there is a delay
in improving the quality of the services offered to citizens despite the
technological revolution and why we do not utilise it. Until when will we
remain unable to solve the mystery and allow this deadlock to control the
political scene as we approach the parliamentary elections next year and local
elections that we do not know when will be held and according to which election
system. No one knows where the youth who participated in the presidential
qualification programme are for the leadership positions in all sectors of the
state.*
Las cuestiones que se plantea en el escrito vienen a decir ¡basta de vaguedades! y vamos a hablar de los problemas; menos retórica
patriótica y más preocuparse por el estado de los ciudadanos, que son los que
están pagando la crisis. Cuando se les ocurre quejarse (protestar es otro
nivel) se les acusa de ser poco sufridos.
Las arengas patrióticas están muy bien para los patios de
los cuarteles, pero con ellas no se come. Los egipcios ven y calculan: el
presidente ha comenzado su segundo mandato y son muchos los sacrificios que hacen y
muchas las palabras que reciben. Pero no ven la prosperidad prometida, solo el lujo al
alcance de los que se lo pueden permitir, como la nueva capital. El ejército ya ha construido allí viviendas
de lujo, algo que ha servido para que protesten los empresarios de la
construcción que ven en ello competencia desleal. Pero ese ha sido siempre el
éxito del ejército.
Los cálculos que hacen no solo los económicos, sino los
políticos, que tampoco salen. La idea de hacer otro partido nacional oficial, como
Mubarak, y fabricarse una oposición de cartón piedra alrededor de Moussa y
cuatro más no deja de ser un chiste de mal gusto.
La repetición cada pocos meses del espectáculo juvenil no deja de ser una maniobra de relaciones públicas que, por
mucho que pregunten y les den talleres, no sirve para aclarar el futuro de los millones de jóvenes
que no están presentes allí.
Tras plantear una serie de cuestiones —incluido
lo ocurrido en el Mundial de Fútbol—, el editor de Al-Borsa entra en cuestiones
más peliagudas:
No one knows who will run in the next presidential
election three years from now. Unfortunately, we are still living in the phase
where this is a semi-country. Yes, the country’s institutions and stability are
back, but the institutions lack efficiency, and there is no security. Citizens
are subject to looting and violence. Children are still getting kidnapped, and
corruption is everywhere.
Mr president, what I propose is a dialogue you
would not hear in a conference. A dialogue on coffee shops, transportation, and
homes. People are waiting for so much from you. It was you who decided to take
this responsibility, but you and the army decided to take it alone and the
burden is too big to be carried alone and the challenges are growing.
Why you do not let the people participate in
carrying that responsibility with you? Talk to them and let them talk to you so
the dialogue can be mutual and the consequences would be handled by everyone
rather than you alone.
Mr president, you have accomplished so much
work during the first presidential term, and this cannot be denied, but
achieving loyalty and instilling it is more important than building a bridge or
a road. Open the door for political parties and civil society inquisitions.
Allow them to present their ideas and discuss them with you for the sake of
public interest. Not everyone who criticises or opposes you means evil.
Mr president, the people have chosen and
supported you because they found someone to save the country at a difficult
time, so all segments of the society who are standing beside you want to see
this scene again, but this time in a national dialogue for all segments and
classes.*
La carta no cuestiona la legitimidad, sino el callejón sin
salida que supone marginar a la sociedad del proceso. A ella solo se apela para
el sufrimiento de los sacrificios, pero poco más. Los que han tenido el poder
lo siguen teniendo. Nada de esto ha cambiado. Solo que la apatía del régimen de
Mubarak se ha sustituido por las fanfarrias militares y el patriotismo de ego
subido que permiten una retórica hueca.
Lo que se le pide al presidente es que se abra a la sociedad.
Pero eso no es sencillo en un régimen que ha perdido la práctica en esto. El
respaldo dado al gobierno no puede ser un cheque en blanco e indefinido. Los
sacrificios requieren explicaciones y, sobre todo, ejemplaridad, algo que no
ven en demasía.
Es difícil que el diálogo social se produzca porque todos
los pasos que se perciben van en sentido contrario: silencio mediático,
marginación de los partidos realmente opositores democráticos, expulsión del
parlamento de los parlamentarios díscolos, control de las ONG, más represión
callejera, censura, con el agravante de que se han incluido nuevas formas de
presión para mantener esa idea de que son los guardianes morales de la
ortodoxia, como ocurre con las persecuciones a la comunidad gay, los ateos o
cualquier otro que se salga del patrón oficial del "buen egipcio" y de
la "buena egipcia" tal como han sido definidos.
Como bien señala el periodista, no toda crítica u oposición
representa el mal. Sin embargo así lo entiende el régimen. La preocupación
—como se viene viendo desde hace mucho— es crear una doble apariencia de miedo
y obediencia. El miedo a la destrucción de Egipto, como Siria, Yemen o Libia,
es lo que se esgrime y el Ejército, se dice, es el único que puede salvarles.
Sin el Ejército, el caos; sin un militar al frente del país, el caos. Una vieja
canción que muchos países conocen bien. Los egipcios pagarán toda su vida que
en los años cincuenta unos oficiales se sublevaran y, con la excepción de un
año, siguieran en el gobierno desde entonces. El poder no lo perdieron nunca ni
lo quieren perder. Ha habido tiempo para
mejorar las cosas, pero el régimen ha producido tantos intereses en su
desarrollo de décadas, que es difícil desprenderse de esa clase que se ha hecho
con el control y a la que se debe obediencia.
El editor de Al-Borsa
ha sido respetuoso. Pedir diálogo social y político no es mucho cuando se está
viendo claramente restablecer otra
pseudo democracia. La cuestión se centra en el relevo de al-Sisi para
el siguiente mandato. ¿Seguirá o se aducirá estado
de necesidad y se mantendrá otros treinta años como los que pasó Hosni
Mubarak gobernando con una ley de excepción infinitamente prolongada?
Estas son muchas de las preguntas que muchos egipcios temen
hacer y hacerse. Pero es el futuro que está en la esquina.
*
"President Al-Sisi’s difficult dialogue" Daily News Egypt 25/07/2018
https://eklutdvotyzsri.dailynewssegypt.com/2018/07/25/president-al-sisis-difficult-dialogue/
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