Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ahram
Online recoge los efectos del discurso del nuevo primer ministro egipcio, Mustafá
Madbouli, ante el parlamento tras la toma de posesión del gabinete. La ley
egipcia prevé esta especie de declaración de intenciones tras acceder a los
cargos del gobierno. Como suele suceder en estos casos, se tiende más a decir
lo que se quiere que en cómo lograrlo; pese a ello, el discurso de Madbouli ha
levantado pasiones. El
diario estatal señala: «Most high-profile MPs and
politicians interviewed by Al-Ahram Weekly said Madbouli’s insistence that
Egypt’s political life should be revitalised in the coming stage was highly
impressive.»* Como
está ya siendo habitual, el texto ha sido publicado previamente en Al-Ahram
Weekly, convertido en centro ideológico del régimen.
¿Que ha
maravillado tanto a los parlamentarios egipcios? En apenas 20 minutos, el nueve
presidente les ha explicado los siguientes puntos: “We aim to reinforce Egypt’s
national security, implement intensive social protection programmes, boost
economic development, raise productivity rates, and improve the standard of
living of poor citizens,”* Las palabras son baratas; traducirlas a hechos, en
cambio, es bastante más caro. Todo esto se dice con una afirmación
"defensiva": el 85% de las medidas duras ya se han realizado. Esto es
un acto de fe, algo que el gobierno asegura para asegurarse un sufrimiento con
menos reacción. No se puede seguir responsabilizando de las reacciones antes
las subidas a los oponentes políticos, como ocurrió con las protestas por la
subidas del metro.
Como la
declaración de intenciones se realiza ante el parlamento, contiene una serie de
medidas de carácter "político. Si las promesas económicas tienden a buscar
una mejor respuesta de los ciudadanos a las medidas, las promesas políticas
responden a una situación crítica, la bajísima participación en las elecciones
presidenciales para el segundo mandato. Revisamos este aspecto en su momento,
viendo cómo en el régimen se iniciaba una batalla entre gobierno y parlamento,
responsabilizando este último al primero del fracaso político que suponía la
abstención. Fue entonces cuando comenzaron los movimientos políticos en el
parlamento para tratar de rearmarse políticamente, es decir, la idea de
convertir en "bipartidista" lo que es un espacio diverso pero inútil por
el propio diseño del parlamento, pensado para mantener la fuerza de la
presidencia. El parlamento reclamaba un "partido oficial", como hizo
Mubarak, y había que ponerle cara a una "oposición", a lo que se ha
prestado rápidamente el que ya hizo de comparsa en la elecciones
presidenciales, Moussa Mustafá Moussa, admirador ferviente del presidente.
El
entusiasmo por el discurso de Madbouli tiene su lógica. Hay que mostrar que hay
luz al final del túnel y eso se consigue con realismo y no con sueños espaciales o Copas del Mundo. Son tan
grandes los problemas económicos y sociales de Egipto, que las promesas saben a
poco.
El
énfasis se ha puesto, como es habitual, en la seguridad. Es siempre el objetivo
que se presenta como prioritario y que justifica muchas acciones de
silenciamiento. Es necesario distinguir la "seguridad" de las medidas
que eliminan las protestas o las críticas. En este sentido, ha habido una declaración
sobre la reactivación de la vida política que habrá que ver si se traduce a
hechos. Lo malo es que el poder no tiene la mala
costumbre de dejar en manos de otros su sustitución, algo demasiado
arriesgado pero que es la base de la democracia. Lo señalado anteriormente, el
transformismo bipartidista, es un ejemplo de cómo se prefiere la escenificación
teatral a la realidad política.
La
necesidad de revitalizar políticamente al país es una oferta demasiado abierta.
Ha señalado el nuevo primer ministro que "the
second four-year stage will be focused on revitalising Egypt’s political life
and reaping the fruits of economic reform"*. Es difícil revitalizar la vida
política cuando todos los esfuerzos han ido en el camino de anestesiarla bajo
la idea de la prioridad de la seguridad. Eso ha favorecido precisamente a los
islamistas y ha perjudicado a la unidad política amplía que podría haberles
combatido más allá de la seguridad. Hemos repetido la incongruencia política de
un régimen que se alza contra los islamistas y lo primero que hace es perseguir
a los demócratas y liberales. En apenas unas semanas se perdió la unidad frente
a los Hermanos, prácticamente total, por el uso excesivo de la fuerza, que fue
condenado internacionalmente y por las fuerzas democráticas que habrían podido
llevar a Egipto hacia otros objetivos.
Hacia
el final del artículo que recoge el discurso se recogen las impresiones de
miembros de la oposición parlamentaria y de cómo se van pidiendo medidas
concretas para que esta anómala política egipcia pueda redirigirse más allá de
la "seguridad":
Agreeing, Ayman Abul-Ela, parliamentary
spokesman of the liberal Free Egyptians Party, said “there is a consensus in
parliament that Egypt’s political life is in urgent need of a boost.” “We have
seen how political parties were not able to field a candidate in Egypt’s 2018
presidential election,” said Abul-Ela, adding that “the coming stage should
focus on amending laws regulating the performance of political parties, and the
election of local councils and parliament. The laws should be changed to ensure
that the majority of members of parliament and local councils are party-based
and not independents,” said Abul-Ela.*
Este cambio que se pide puede convertirse en pendular y
pasar de favorecer un parlamento controlado por la presidencia a través de la
atomización aludida, a un partido oficial, que es lo que algunos reclaman.
Parece que la creación de un parlamento que represente al pueblo egipcio no
entra en los cálculos por el momento. El descenso del entusiasmo político debe
ser mucho mayor al que oficialmente se reconoce porque nadie pide soluciones para
problemas que no existen.
Con todo, las promesas no van a solucionar la situación
crítica social y económica. Solo las acciones necesarias podrán hacerlo. La
promesa de que el año que viene se habrán terminado las medias no significa que
se hayan acabado las penurias. El estado en que queda Egipto después de las
durísimas medidas tomadas no se recupera en poco tiempo. Sobre todo porque hace
mucho que Egipto no se encuentra en un estado boyante, lastrado precisamente
por todos aquellos aspectos que provocaron el estallido de 2011.
Aunque algunos hayan aceptado la idea falsa de que la
revolución de 2011 se produjo en un "paraíso" de paz y progreso, la
era Mubarak, y que la gente que se levantó fue para destruir Egipto en
connivencia con potencia extranjeras y fuerzas del mal, lo cierto es que la
gente se levantó por una situación crítica y de represión política. Han sido
las medidas económicas que trataban de evitar que la gente estallara las que
llevaron al caos de la economía. El estado no podía seguir sosteniendo su
propia ineptitud. Y eso se traduce en protestas y levantamientos.
La última voz que se escucha en el artículo incide en un
problema que está en la base de la mayoría de los problemas, el crecimiento de
la población:
Olfat Kamel, parliamentary spokeswoman of the
Modern Egypt Party, said she was impressed by Madbouli’s new strategy on birth
control and family planning in Egypt. “Egypt’s population is increasing by 2.5
million. This is a very high rate that could obliterate any economic growth,”
said Kamel, adding that “parliament will give all support possible to stem the
runaway growth of population in Egypt. I also urge Islamic clerics and
Christian leaders in Egypt to support the new birth control strategy as its
success largely depends on the approval of these religious people.*
Al final, como siempre, la culpa la tiene el pueblo, que se
aburre por falta de trabajo y se dedica a procrear. También para frenar este
problema hace falta algo más que dinero y paciencia. Está involucrada la
educación y construir doscientas "escuelas japonesas" en las que la
matrícula es de 5.000 libras, frente a las 50 de las escuelas convencionales,
no creo que sea la solución.
La cuestión que garantiza la estabilidad de todo es la
seguridad. Relacionada con esto, la noticia que nos trae Mada Masr con el
titular "Military top brass get impunity for acts committed during
transitional period"** La noticia no es buena. Una ley que busca la
impunidad por las acciones penables cometidas no puede serlo:
A government-proposed bill that bestows
impunity and privileges on a select group of the highest ranking Armed Forces
officers received preliminary approval in Parliament on Tuesday.
The bill, which will grant the president the
power to decide which military officials are in line for these benefits, now
must secure a two-thirds majority vote in the legislature’s general assembly.
The piece of legislation was submitted to the
legislature on Monday morning, passing quickly through the parliamentary
process. It was discussed at a joint committee meeting convened on Tuesday
afternoon by the following four parliamentary committees: Defense and National
Security, Constitutional and Legislative Affairs, Planning and Budget, and
Foreign Affairs. No journalists attended this meeting. Defense and National
Security Committee Head Kamal Amer then proceeded to present a report on the
bill to the committees’ members, after which the bill was put to a vote.**
Esto debe formar parte de la "revitalización" de
la vida política. Mediante esta ley, que dan fuera de la responsabilidad penal
todo lo que se realizó en cualquier momento del periodo indicado, el de máxima
violencia. El argumento es que es una forma de honrar a los que participaron.
Una extraña forma de honor a posteriori sobre lo que pudiera no tenerlo a
priori. Pero eso es el efecto de tener el poder en las manos, que puedes
definir que está "bien" o está "mal". Los famosos papeles
comprometedores que Isham Geneina decía que tenía el jefe militar aspirante a
la presidencia, Sami Anan, quedan devaluados. Dejan de interesar a los jueces y
quedan solo a la atención de los historiadores.
Es el tiempo de los hechos. Ya no vale poetizar la luz del túnel o el túnel mismo. Los egipcios están en el límite y eso no es buena para nadie. La ley de "punto final" tampoco parece la forma más adecuada de mandar un mensaje tranquilizador. Es una nueva etapa que tiene que demostrar que es "nueva" y eficaz. Si no, será simplemente otro gobierno.
*
"Egyptian MPs, political figures praise PM Madbouli's policy
statement" Ahram Online 4/07/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/306213/Egypt/Politics-/Egyptian-MPs,-political-figures-praise-PM-Madbouli.aspx
**
"Military top brass get impunity for acts committed during transitional
period" Mada Masr 4/07/2018
https://www.madamasr.com/en/2018/07/04/feature/politics/military-top-brass-get-impunity-for-acts-committed-during-transitional-period/
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