Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La BBC
trata de explicar cuáles pueden ser los efectos para todos de la guerra
comercial iniciada por Donald Trump contra China. De entre la varias guerras
que Trump ha iniciado en el año y medio que lleva en la Casa Blanca, la que ha
iniciado contra China debe ser cuidadosamente estudiada porque solo sería una
parte, pasando contra la Unión Europea, a la que comparó hace unos días —aquí
lo vimos— con China. "Europa —le dijo el domingo en la Fox News a su
entrevistadora— es como China pero más pequeña."
Para
Donald Trump, el mundo más allá de sus fronteras se clasifica en
"criminales", "violadores", "ladrones" y algunos
amigos, en general, dictadores. La escala de los crímenes varía desde el robo
que comete un inmigrante al robo del déficit comercial. En su visión, América
es "robada", por ejemplo, porque los países no invierten en gasto
militar y piden que sean ellos quienes les defiendan, Estados Unidos debería,
por ejemplo, cobrarnos por ocupar nuestra
base de Rota, que ellos usan y les sirve
para controlar el Estrecho y el Mediterráneo. Lo mismo puede decirse de todos
aquellos países que reciben a las tropas norteamericanas.
La
obsesión con China es enorme, una fijación, porque es fácil producir un
discurso que responsabilice de su propia codicia a los demás. Durante su
campaña acusó a China de crear la mentira del "cambio climático" para
limitar las emisiones contaminantes resultado de la producción en los Estados
Unidos, algo que muchos otros países han
hecho. El negacionismo del cambio climático ha sido uno de los grandes
escándalos científicos de estos tiempos. Hasta la revista Scientific American tuvo que romper su tradicional neutralidad
política durante las elecciones diciendo sentirse altamente preocupada por lo
que escuchaba al candidato sobre el cambio climático, las vacunas y el autismo,
y otras perlas científicas.
El
reportaje de la BBC ya no se centra en cuestiones política, sino que manifiesta
la preocupación intensa de las empresas por a dónde nos puede llevar a todos
esta situación de conflicto dado el carácter interrelacionado de la economía en
todo el mundo. Aunque ambos países sean los más afectados, es indudable que
esta situación repercutirá en todos con una intensidad creciente en función de
los lazos existentes entre las economías. La expresión "¡Da miedo!"
le sirve a la BBC para resaltar la opinión de los expertos en comercio,
especialmente a aquellas empresas que se han establecido en China.
El
populismo de Trump —y no solo de Trump— ha llevado a plantear la situación como
una recuperación de la producción.
Fueron precisamente las decisiones codiciosas de las empresas las que les
llevaron a deslocalizar la producción para obtener márgenes mayores en las
ventas de sus productos. Esto no lo ha ocurrido solo con China. Recordemos el
caso de la fábrica española de Renault que se auto redujo el salario hasta el
72% para poder competir con las otras fábricas europeas, incluidas las
francesas. Cuando las empresas querían tener una producción barata, se dirigían
a los países en los que la mano de obra es más barata y tenían menos
cortapisas. Ha sido la búsqueda de un mayor beneficio de las propias empresas la
que ha producido esa situación. En Estados Unidos se ha ejemplificado cuando
Wal-Mart, una cadena de grandes almacenes —famosa además por sus pésimas
prácticas salariales— pasó a tener el primer puesto frente a otras empresas del
sector de la producción. Wal-Mart ha hecho su gran negocio importando.
La
cuestión clave está en que China ya no solo produce, sino que sus planes de
crecimiento han hecho que los productos empiecen a incorporar la tecnología
propia y rivalicen con los productos estadounidenses.
Mientras
China ha sido una fábrica barata que permitía ganar mayores márgenes de
beneficio, no ha habido problema. Este se plantea cuando el crecimiento de
China ha posibilitado su propio desarrollo tecnológico y puede fabricar sus
propios productos de calidad. Entonces, Trump vuelve a gritar que "los
chinos les roban la tecnología". Recordemos que es lo mismo que se decía
de Japón en los años 70 y 80: los asiáticos no saben inventar, solo copiar. Hoy
China es pionera en muchas cosas, incluido el sector puntero de la Inteligencia
Artificial, lo que desespera a la soberbia norteamericana de Trump y los suyos.
Nos dice el reportaje de la BBC:
Obviously the US and China's economies are most
at risk, although they're not the only ones.
According to DBS's chief economist Taimur Baig,
an all-out trade war could shave 0.25% off the GDP of both economies this year.
It gets much worse next year - with both countries seeing a reduction in growth
of about 0.5% or more.
Mr Baig adds that "considering China grows
at 6-7% and the US at 2-3%, we believe the damage would be greater to the US
than on China".
But countries like South Korea, Singapore and
Taiwan could all be affected too because of disruption to supply chains.*
Nada está aislado en la economía mundial. Las relaciones
entretejidas han ido vinculando los países y empresas de una forma densa. Es
obvio, además, que si empeora la economía en terceros países, se verán afectados
todos pues tienen intereses repartidos prácticamente por todo el mundo. Las economías
de Corea del Sur, Singapur o Taiwán mantienen vínculos intensos con la
norteamericana. ¿Ha sido el numerito
con Corea del Norte una forma de ganar en presencia y dependencia de Corea del
Sur, Japón o Taiwán? La entrada de Trump en el área como pacificador, ¿buscaba un mayor protagonismo militar y económico
norteamericano?
Los efectos económicos en casa serán más importantes allí donde
más le puede afectar, en la agricultura. Allí está la parte mayor de su
electorado, mientras que las grandes ciudades le son hostiles.
El aislacionismo les puede afectar tanto como la guerra de
los aranceles. China no va a retroceder y Trump se puede enfrentar
simultáneamente a una guerra económica con Europa. Tampoco la Unión Europea va
a ceder (aunque habrá otro tono). Cada vez crece más el rechazo a Trump y sus
políticas egocéntricas y de rentabilización amenazante del liderazgo
norteamericano.
La decadencia del
imperio americano, anunciada hace tiempo por los historiadores y gurús del
ramo profético, es una evidencia a través de las acciones del propio Trump para
frenarlo. Cada acción para glorificar a los Estados Unidos se convierte en un
factor en contra. Trump es la confirmación/negación del declive del imperio, de
su hundimiento como liderazgo. Trump es el líder con menos capacidad de
liderazgo porque ha sido incapaz de entender cuál era la función real de los
Estados Unidos.
A diferencia de la estrategia rusa, que le va quitando países en Oriente Medio y
África, China puede hacerle daño entrando con más fuerza en otros mercados
aprovechando sus errores. Trump no tiene ahora mismo más que apoyos en el mundo
del petróleo saudí, el Egipto militarizado de al-Sisi, el levantisco Israel...
y poco más. Se ha peleado con sus vecinos del norte y del sur y hace mucho que
lo está con Latinoamérica, a la que ha ofendido de forma general. La noticia de
haber sopeado la idea de invadir Venezuela no le habrá traído muchas simpatías
en la zona, por más que se rechace el régimen de Maduro.
If history is any guide, then past trade wars
have led to deep economic malaise. In particular the US Smoot-Hawley tariffs
enacted in 1930 are thought to have inspired a trade war, and led to a massive
decline in global trade.
As one study points out, world trade fell by
66% from 1929 to 1934, while US exports and imports to and from Europe each
also fell by about two-thirds.
While no one is saying we're there yet,
businesses are getting more concerned than they have been in the past,
especially because of all the uncertainty.
The tit-for-tat mentality between Beijing and
Washington could just end up antagonising both sides to a point where they
cannot climb down from their hostile positions for fear of losing face.
"You start with protectionism and
isolationism," says Victor Mills, chief executive of Singapore's
International Chamber of Commerce. "And then you don't just beggar your
neighbour, you beggar yourself."
What many business people are hoping of course,
is that this sound and fury is just the start of another series of
negotiations.
But the worry is that if it's not - it will
escalate, and everybody will be the poorer. And that includes you and me.*
Hay una enorme diferencia entre ambos países en lo que la
redactora llama "losing face". Estados Unidos es ahora mismo una
nación dividida como nunca lo ha estado gracias a la estrategia de polarización
de Donald Trump. Por el contrario, China al completo está tras la decisión de
plantarle cara al arrogante Trump. Como país ascendente sin necesidad de
invocar al militarismo, colonialismo, etc. China no tiene dudas de que es
Donald Trump quien les ataca. Él es el agresor. Cualquier atisbo de solución negociada es para Trump una derrota y debe, por ello, hacer ver que siempre gana. Con China no le va a valer.
Lo mismo pensamos en Europa —igual que China, pero más pequeña— y también allí donde se escuchan
sus discursos prepotentes y despectivos, insultantes y llenos de arrogancia.
Más de la mitad de los Estados Unidos lo expresa cada día. Es la mitad que va a
pensar que lo que Trump hace no es bueno para nadie, ni para los Estados Unidos
siquiera.
El recordatorio de lo que supuso el año 1930 es tremendo. Una
caída generalizada de las economías en muchos países puede llevar a un
extremismo generalizado por medio del ascenso de los populismos. La alianza populista propuesta para Europa por Salvini acabará muy mal si la economía empeora y la situación se vuelve más compleja, con el añadido de las manos negras (muy diferentes de la mano invisible de Adam Smith). Estaríamos repitiendo
sin pudor la historia, con esas caídas de las economías y el empleo que se
transformarían en la proliferación de estados agresivos. Somos tan ciegos que
negamos el sentido de la historia. Nada está escrito a menos que lo escribamos
nosotros con nuestra ignorancia. Y Trump es un enorme ignorante que se ha ido
rodeando de gente tan ignorante como él tras marcharse los que tenían algo de
inteligencia y la esperanza de poder controlarlo.
La invocación de la Historia, como hace la BBC, produce terror.
Este es más profundo si tenemos en cuenta que el personaje alojado en la Casa
Blanca juega a la política como a los negocios y a los negocios como en la
guerra, sin pararse en nada. En algún momento romperá el juguete y, como dice
la BBC, los especialistas y el sentido común, perderemos todos.
* "How
a US-China trade war could hurt us all" BBC 5/07/2018
https://www.bbc.com/news/business-44706880
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