Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
hiperactividad de Donald Trump le lleva a seguir abriendo frentes conflictivos
para mantenerse ante sus seguidores. Necesita mantener el nivel de
enfrentamiento alto para poder sostener la atención, por lo que desplaza su
enfrentamiento ahora hacia Europa.
En la
entrevista realizada ayer para su canal amigo, Fox News, Trump realizaba otra
nueva declaración de guerra, esta vez contra la Unión Europea. Hace mucho que
Europa está en su punto de mira buscando su debilitamiento. Dejó a Gran Bretaña
en tierra de nadie tras el fiasco de su romance inicial, del que Theresa May se
dio cuenta cuando ya estaba fuera de la Unión. Trump no tiene aliados, como
hemos señalado, solo socios accidentales para un momento determinado de sus
estrategias de destrucción de lo anterior, siempre malo desde su punto de vista.
Es casi milagroso que el mundo haya funcionado medianamente antes de que Trump
llegara a la Casa Blanca, piensa el presidente de los Estados Unidos.
Vox reproduce
lo dicho en la entrevista dominical con el presidente:
President Donald Trump called the European
Union, a longtime American ally, “possibly just as bad as China” when it comes
to trade in an interview with Fox News’ Maria Bartiromo in an exclusive
interview Sunday morning.
Trump slammed European countries for what he
said are unfair trade practices and defended his decision to levy them and
other allies with hefty steel and aluminium tariffs.
“The European Union is possibly as bad as
China, just smaller. It’s terrible what they do to us,” he said.
In 2017, the U.S. ran a $101 billion trade
deficit in goods and services with the EU, compared with an approximate $336
billion gap with China.
Bartiromo had asked the president whether the
US should team up with its allies to try to counter China’s protectionist trade
policies, which Trump is currently targeting with $50 billion in tariffs, with
more likely to follow. But he disagreed with the basic premise, saying
Europeans “treat us very badly, they treat us very poorly.”*
Poner a la Unión Europea —desde su perspectiva— en el mismo
plano que a China es casi una declaración de guerra hacia la Unión. De las
múltiples fijaciones de Trump, China es una de las mayores y de las más
antiguas. Junto al "muro" y a los insultos racistas al mundo que hay
al sur del Río Grande, Irán y Corea del Norte con sus amenazas nucleares, China
permanece como una obsesión desde el principio de su carrera electoral y
posteriormente en la presidencia.
Una y otra vez, Trump explica a los norteamericanos que
todos sus males y peligros futuros provienen de esos enemigos a los que él debe
mantener a raya. Todos los países "tratan mal" a Estados Unidos,
todos crecen de forma parasitaria, todos son peligros para un objetivo, el
dominio norteamericano. Estados Unidos tiene que dejar de ser una potencia
"blanda" e imponer el poder de su fuerza económica y militar en el
mundo. Todo lo que se opone a ello, debe ser eliminado.
Decir, en términos de Trump, que Europa es "tan mala
como China, pero más pequeña" es la mayor acusación que puede hacer y,
sobre todo, el aviso de que se ha producido un cambio de tercio, ahora le toca
a Europa y ya está preparando el ataque.
El mundo dice no querer una guerra comercial, pero debe
prepararse para una porque Donald Trump ya tiene fijados sus objetivos y parece
estar preparando el cambio de mentalidad respecto a sus aliados tradicionales. El artículo de Vox señala un
elemento crucial para entender estas políticas: «If you want to be America’s ally, in
Trump’s book, you better make sure you’ve paid up — whether that’s buying
American goods or upping your defense spending.»*
Habría que añadir un tercer elemento, que es participar en
los negocios particulares de Trump por el mundo, una garantía de buen trato. ("What happened to worriesabout Trump's business?" BBC 18/01/2018).
La estrategia de Trump desde el principio ha sido dar a su
electorado lo que su electorado quería escuchar: que todos han abusado de
Estados Unidos, una potencia benévola que no cobra por sus servicios y de cuyo
candor todos abusan. Para eso ha llegado él, para renegociar el papel de los
Estados Unidos en el mundo y acabar con los abusos de su buena fe y generosidad. Y
su público aplaude esta versión del mundo, cuya explicación es más sencilla.
El artículo de Vox se cierra con una observación sobre el
gasto militar:
Being an international power and participating
in a global economy both come with costs. And in Trump’s mind, they both appear
to be odious. Right after pointing out the US trade deficit with the EU on
Sunday, he griped, “On top of that, we spend a fortune on NATO to protect
them.”*
El "proteccionismo" es algo más que una doctrina
económica; siempre ha sido uno de los grandes negocios mafiosos en los Estados
Unidos. La política de Trump tiene el mismo perfil que el visto en las
películas de Hollywood sobre la "venta de protección": los mismos que
crean las amenazas acaban vendiendo la protección contra ella. El gasto de
Estados Unidos no es solo por "proteger" a otros, sino por hacerse
con el control mundial. Estados Unidos no está protegiendo a nadie, sino
vigilando sus propios intereses repartidos por todo el mundo tras la II Guerra
Mundial y justificados en la "guerra fría".
El peligro de la Unión Europea viene ahora de haber pensado
que la OTAN era un organismo realmente internacional y no una forma de
vigilancia de los Estados Unidos sometido a chantaje. En unos momentos en que
hay un conflicto abierto con la Rusia de Putin, bajo sanción por la invasión de
Ucrania, Estados Unidos se plantea "cobrar" por estar en los países
aliados, que han cedido sus bases para que Estados Unidos tengan sus primeras
líneas de defensa en Europa.
El desarrollo de un sistema europeo de defensa se convierte
en una prioridad importante ante el chantaje de la administración de Trump, con
la presión de Putin. Y es aquí donde entra el aspecto más peligroso de la
política norteamericana, la división de Europa, en la que coincide
estratégicamente con Rusia.
Tanto unos como otros han apoyado el Brexit y son conocidos
los apoyos constantes de Rusia a los populismos europeos que desean la
disolución de la Unión Europea. El caso más claro es el del nuevo gobierno
italiano, cuya primera petición ha sido el levantamiento de las sanciones a
Rusia. A mediados de mayo, el diario Público titulaba "Un borrador de lafutura coalición italiana prevé un mecanismo para salir del euro y el fin delas sanciones a Rusia" (16/05/2018). La unión de un partido populista de
ultraderecha, racista, y el movimiento populista anti sistema, solo podía
coincidir en una cosa, el antieuropeísmo. En el diario El País de ayer, Daniel
Verdú hablaba de "trumpismo mediterráneo" y de los intentos de Matteo
Salvini de crear una internacional populista en Europa destinada a acabar con
el "gobierno" de Europa. Las palabras que se recogen de Salvini y
otros ministros italianos son una mera copia de los discursos de Trump.
La Unión Europea se enfrenta a tiempos difíciles por la
conjunción de fuerzas, dentro y fuera, empeñadas en su disolución. Fragmentándola,
Europa pierde fuerza y necesitará de una "protección" por su
debilidad. También interesa a Rusia una Europa que no le haga frente y compre
sus productos, que por las sanciones
debilitan su propia economía y poder de influencia. Con una Europa débil y fragmentada, no se producirán intentos como el ucraniano de separarse de Rusia y alejarse de su influencia.
Entre ambas potencias,
Europa debe aprender a mantenerse en equilibrio a sabiendas que han terminado
los periodos de cooperación anteriores y que solo se contempla la sumisión a los intereses norteamericanos tal como son definidos por Trump. Mientras, el presidente mantiene dividido a los Estados Unidos como nunca lo había estado.
*
"Trump calls Europe “as bad as China” on trade" Vox 1/07/2018
https://www.vox.com/world/2018/7/1/17522984/europe-china-trade-war-trump
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