Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El diario
estatal Ahram Online nos recordaba ayer el décimo aniversario de la muerte del
director de cine egipcio Youssef Chahine. Lo hace con el título calificándolo
desde el titular como "The perpetual rebel". Por una de esas casualidades de la
vida, ayer dediqué la noche a ver la película "El Cairo
Confidential", también conocida como "The Nile Hilton Incident",
de director de nacionalidad sueca pero de origen egipcio, Tarik Saleh. Llevaba
tiempo pendiente de su salida a la venta y ayer mismo la encontré recién salida
al mercado. La película se estrenó en algunas salas con muy buenas críticas y
ha cosechado importantes premios, entre ellos en Valladolid y el festival de Sundance.
De alguna forma, la película se convirtió en mi mente en un pequeño homenaje a
la memoria de ese rebelde perpetuo que fue Chahine, en especial a la una de sus
últimas películas "¿El caos?" (Heya Fawsa, 2007), que en alguna
ocasión hemos mencionado aquí.
Chahine
no llegó a vivir la Primavera Árabe de 2011 ya que falleció en 2008, siendo
esta película prácticamente su testimonio directo sobre el mundo que le
rodeaba. Allí donde había elegido fórmulas simbólicas, alegorías, sobre la represión
autoritaria del régimen de Hosni Mubarak poder para poder expresarse, en
"El caos" se enfrenta directamente a un microcosmos realista, el
barrió, controlado por un policía corrupto que es dueño de la vida y destino de
todos. Por él pasa tu éxito o fracaso; él decide si prosperas o desapareces. El
pueblo acaba enfrentándose a él y todavía quedaba la posibilidad de un juez
justo que salvara el futuro.
Tarik Saleh
sí ha visto la Primavera Árabe egipcia y sus consecuencias posteriores, el
regreso de un régimen sin purgar disfrazado de salvamiento frente al
"caos" del que ya nos hablaba Chahine en su obra. Lo hacía entonces y
lo hace ahora Saleh porque el argumento de la dictadura es siempre el mismo: un
el autoritarismo disfrazado de "orden" y la libertad caricaturizada
como "caos".
La
película de Tarik Saleh se mueve más dentro de la escritura de género. Sin
embargo, si andadura se escapa al género para incidir en la historia gracias a
los detalles que son agregados en escenas con pequeños personajes, como la
escena del taxista en la que se retrata a la perfección el personaje que
despotrica contra el régimen y su brutalidad y se vuelve servil cuando ve que
se trata de un policía al que transporta.
La
película de Saleh es una cuenta atrás hacia la revolución, va confluyendo en el
tiempo (al 25 de enero de 2011) y en el espacio, hacia la Plaza del Tahrir. Es
algo que debe tener presente cualquier espectador que no se quede en la trama.
Hay películas que nacen como películas, pero otras —como es el caso— están
ancladas en los hechos que configuran su entorno histórico. El que vea esta
película deberá tener refrescados los acontecimientos que se van sucediendo en
paralelo a la trama: el levantamiento en Túnez, la muerte de Khaled Said,
torturado y muerto por la Policía de Alejandría. La trama de la historia se
sostiene sobre la trama de la Historia.
La
película se inicia con la pantalla con la imagen defectuosa de un televisor. En
ella vemos durante unos instantes el rostro de Alaa Al-Aswani, el escritor y
columnista (y dentista), autor de El
edificio Yacobián, una novela esencial para entender el entramado de la
sociedad mubarakista, tal como Balzac hizo con su Pensión Vauquer, en El Padre Goriot. La aparición de unos
segundos de Al-Aswani nos remite al clima y al tono de la película, al realismo
de la Historia y sus acontecimientos. Los artículos de Al-Aswany terminaban con
un "¡la democracia es la solución!", ironizando sobre la alternativa
de los islamistas "el islam es la solución". Son detalles que
muestran el mimo y la precisión con la que la película está construida. Igual
detalle se muestra en el uso de la música, con el clásico "Ahram" de Abdel
Halim Hafez con el que caracteriza la melancolía del policía y otras piezas que
nos llevan al interior de los personajes.
Los
personajes están bien dibujados a lo largo de la escala social, de los inmigrantes
sudaneses despreciados a las capas más altas del poder. Es un mundo presidido
por retratos de Hosni Mubarak.
La
película capta bien la gran diferencias entre el mundo de la calle y el de los
ricos todopoderosos. Muestra la vida de los privilegiados del régimen con una
clase policial corrupta en primera línea, pero también la corrupción como forma
generalizada de vida. No hay justicia, no hay leyes. Solo una norma: el poder
es libre. Se trata de sobrevivir, de desplazarse hacia los márgenes para no ser
arrastrados por la fuerza violenta e irrefrenable de un sistema que ha
permitido —como nos mostraba Chahine en "El caos"— que la sociedad
esté dividida en pequeñas parcelas controladas por violentos corruptos cuya
única obligación es responder haciendo partícipes de los negocios a sus
superiores. Es el dinero el que lo mueve todo y la violencia la que lo
resuelve. Con la escena del levantamiento del cadáver en el hotel comprendemos
perfectamente ante qué régimen estamos, quienes son las personas que lo
controlan y cuál es su función. En esa simple escena, Tarik Saleh concentra con
mano precisa lo que vamos a ver desarrollado.
Las concesiones
al género "negro policial", sus propios tópicos, no tapan la realidad
del mundo que se nos describe. Está en esas pequeñas frases —"cárgalo a la
cuenta de la habitación"— más que en las frases del género.
Pese al
centro del protagonista, la película es coral y panorámica. Refleja personajes
a lo largo de la escala social, en un mundo sin piedad y de explotación. Nos
muestra desde los inmigrantes bajo un puente a los lujosos apartamentos en los
que viven los más privilegiados. Es un mundo en el que se reza en las calles y
en el que existen los prostíbulos de lujo en el que se encuentran egipcios,
saudíes y jordanos disfrutando de música, mujeres y bebidas.
En una
entrevista en el diario ABC en abril con motivo del estreno, Tarik Saleh decía:
«Las autoridades me han dicho que si vuelvo
allí, me arrestarán. Sé que no voy a poder volver a Egipto después de esta
película y la gente me pregunta si me ha merecido la pena. Puede ser que no,
pero sentía que tenía que hacer esta película. Porque ese es mi trabajo como
director de cine: contar las cosas que sé que tengo que contar».**
Es lo
que las autoridades suelen decir ya como una costumbre. El régimen egipcio
actual sigue sin poder encajar su propia historia y procedencia. En realidad,
apenas ha cambiado nada de lo que podemos ver porque no se ha querido cambiar nada. Hosni Mubarak no
cayó en un sentido estricto. Más bien fue relevado para evitar que el Ejército
tuviera que realizar una masacre que impidiera la continuidad del poder. La
debilidad del régimen quedó en evidencia cuando perdieron las elecciones frente
a los islamistas al año siguiente. Creían que podrían controlar la maquinaria
del estado para sacar adelante a Shafiq, al candidato oficial del régimen, un
militar, con lo que lo único que hicieron fue facilitar el acceso de los
islamistas al poder. Muchos los votaron con la creencia de que iba a cambiar
algo, pero los cambios solo fueron en la línea de islamizar a la sociedad y al
estado, lo que llamaron la "hermanización". Las consecuencias de la
pérdida del poder (más bien de la presidencia, ya que el poder real siempre ha
estado en manos del Ejército y Policía) fueron las maniobras que llevaron al
golpe de estado del 30 de junio de 2013 tras un año en el poder. Lo que ocurrió
en ese tiempo, del "25 de enero" al "30 de junio" da para
muchas películas.
El
destino de la película de Tarik Saleh en Egipto ha sido rotundo. El 25 de noviembre
de 2017, Egypt Independent informaba:
Egyptian-Swedish thriller film “The Nile Hilton
Incident” was allegedly prevented by police from being screened at Cairo’s Balcony Heliopolis venue on
Friday, according to witnesses at the scene.
The incident occurred just a few weeks after
the film had been scheduled to screen at Egypt’s ‘Panorama of European Film
Festival’ but was removed from the program due to “involuntary circumstances”.
Zawya Cinema, where the film was to be
screened, released a statement explaining that “the film screening was
cancelled for circumstances beyond our control”.
According to a witness who spoke to Egypt
Independent, police personnel were stationed at the gates of the venue asking
people for their IDs, while prohibiting them from entering.
Released in 2017, the film revolves around an Egyptian officer
investigating the murder of a woman who was murdered by a businessman in one of
Cairo’s hotels. The detective exposes connections between the businessman and
high-ranked political officials. As the leading character, police officer
Noureldin (played by Fares Fares), follows the thread that leads to the
culprit, the film highlights the wide networks of corruption within which the
Egyptian police force operated, protecting the criminals who were behind the
murder.***
En este sentido, esta actitud es la demostración palpable de
que el mundo que la película describe sigue siendo el mismo. Los asesinatos de
Shaimaa al-Sabbagh, la mártir de las flores, y del doctorando italiano Giulio Regeni,
ambos en fechas sucesivas de las conmemoraciones de la Revolución del 25 de
junio confirma que el formato elegido
para la historia de Egipto, el thriller,
sigue siendo válido. Egipto sigue siendo una "jungla de polvo", por
parafrasear el título de Burnett, un clásico del género.
En la entrevista de ABC, Saleh se pregunta, al explicar la
trama, cómo podía un policía investigar un crimen en un ambiente como aquel, de
corrupción, barreras y silencios. La pregunta sigue teniendo respuestas.
Lo sorprendente es cómo la sociedad egipcia (al menos una
parte) ha conseguido racionalizar
todo aquello, lo que les contaba Youssef Chahine, lo que les cuenta Tarik Saleh,
convenciéndose de que todo es "difamación", palabra a la que el
régimen ha sacado brillo acallando con ella cualquier acusación.
Ayer, Egyptian Streets
publicaba la noticia de las advertencias del Ministerio de Exteriores británico
a los turistas que viajen a Egipto:
The official Foreign Advice section of the UK’s
profile on Egypt has updated its list of advice and suggestions to warn its
citizens from expressing their negative opinions.
”Publicising strongly negative opinions about
Egypt or making political comments, including about the President or security
forces, can cause trouble with the authorities. In some cases, derogatory
comments on social media have led to custodial sentences,” reads the advice
from the official website.
The page also features general advice
concerning LGBT, street photography, alcohol consumption and observance of
religion in Egypt.
Earlier this month, the Egyptian Misdemeanor
court sentenced Lebanese tourist Mona al-Mazbouh to eight years in prison for posting a
Facebook video defaming Egypt, as stated by her lawyer on Reuters. The court’s
decision will still be appealed on July 29.****
Si Egipto se niega a verse retratado a través del arte, como
ocurre con el cine, la literatura, etc. o los medios de comunicación (más de
500 medios bloqueados o cerrados, leyes restrictivas de control, etc.), tendrá
que irse acostumbrando a notas como estas, más eficaces que cualquier otra
descripción extensa que se pueda realizar. La advertencia británica a sus
turistas es clara.
El cine de Saleh se acerca a esa voluntad de describir la
sociedad egipcia que tenían Chahine o, en literatura, Yúsuf Idris o Naguib
Mafouz, el premio Nobel, contra quien se atentó. La clase alta egipcia, pagada
de sí misma, no gusta de las críticas, no le gusta que se remuevan los lodos
sobre los que está cimentada, de los que salen periódicamente los olores de las
cloacas. Tampoco a los islamistas les gustan las críticas o retratos. Cuando
llegaron al poder empezaron a ajustar cuentas con los artistas y películas que
les habían retratado de forma crítica o caricaturesca, como ocurrió cuando
llevaron a juicio a Adel Imam, el célebre actor.
Mal salida tiene una sociedad cuya intransigencia es
absoluta desde uno y otro lado, si es que nos son los mismo con distintos
uniformes y creencias según toque. Mal salida tiene una sociedad que tapa la boca de los
críticos, los encierra o los hace desparecer entre aplausos o en silencio,
según interese en cada momento. Mal salida tiene una sociedad en la que un policía te puede decir dónde debes vivir, con quién te debes casar o en dónde debes trabajar porque se considera con plena autoridad para ello. La sociedad que asume el autoritarismo como norma y normalidad no tiene buena salida. Y lo que veíamos en la película de Chahine, en la de Saleh y en la realidad misma es la prepotencia de un sistema que dice actuar como un padre, si bien un padre tirano como los que reflejó Mafouz, un patriarca dueño de tu vida y de tu muerte.
Hoy sabemos cómo acabó aquello que la película nos muestra en sus escenas finales. El 25 de enero se celebra la revolución que trató de arruinar el día de fiesta nacional de la Policía. Extraña e irónica coincidencia. Hoy solo se celebra el día de la Policía el 25 de enero. Todo queda dicho.
Animo a todos a que vean esta estupenda película, que la
vean con los ojos de la historia y del gusto por el buen cine.
*
"Remembering Egyptian filmmaker Youssef Chahine: The perpetual rebel"
Ahram Online 26/07/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/5/32/308578/Arts--Culture/Film/Remembering-Egyptian-filmmaker-Youssef-Chahine-The.aspx
** "Tarik Saleh, el grafitero proscrito en Egipto que
triunfa en el cine" ABC 02/04/2018
https://www.abc.es/play/cine/noticias/abci-cairo-confidencial-pelicula-tarik-saleh-201803300059_noticia.html
***
"Police reportedly prevents screening of ‘The Nile Hilton Incident’ in
Heliopolis venue" Egypt Independent 25/11/2017
https://www.egyptindependent.com/police-reportedly-prevents-screening-of-the-nile-hilton-incident-in-heliopolis-venue/
****
"UK Warns Travelers of Expressing Negative Opinions on Egypt"
Egyptian Streets 26/07/2018 https://egyptianstreets.com/2018/07/26/uk-warns-travellers-of-expressing-negative-opinions-on-egypt/
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