miércoles, 4 de julio de 2018

El regreso de las barbas


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Se habla muchas veces del velo de las mujeres musulmanas, pero mucho menos de las barbas de los hombres. Es cierto que en el primer caso se cuestiona la imposición a aquellas que no lo desean, mientras que por el contrario, la barba solo la puede dejar uno mismo. Por eso mientras muchas mujeres deciden que no son mejores o peores por llevas el velo —pese a lo que les digan—, son las barbas las que plantean el problema contrario allí donde tienen prohibida su existencia.
Ahora que la barba de una semana está de moda —es el verdadero uniforme—, sigue siendo un problema allí donde realmente significa una distinción religiosa. La cuestión se vuelve a plantear en Egipto, allí donde ya se manifestó con la llegada de los islamistas de Morsi al poder en 2012.
El tema lo trae Egypt Independent entre sus noticias con el titular "Egypt’s Administrative Court supports presence of bearded police officers". La sentencia favorable a las barbas nos muestra de nuevo la misma tensión que se produjo cuando en una Policía y Ejército como los de Mubarak empezaron a plantearse la reclamación de las barbas.
Puede que muchas mujeres sean obligadas a usar las variantes del velo para esconderse a las miradas, pero lo cierto es que con las barbas ocurre lo contrario. Lo que se impone es el afeitado. La barba —ciertos tipos de barba— es un signo claro de tendencia religiosa prioritaria. Incluso, es una forma de identidad para distinguir a un salafista de un islamista o de otro que no es ninguna de las dos cosas.


El igualitarismo, en este caso, es el afeitado, que elimina todas las distinciones. Afeitados o con bigote, elemento informante. Hace unos días recogíamos aquí la descripción del héroe propuesto desde las series pro estatistas del Ramadán y se nos hablaba de héroes bigotudos —"muscled, mustachioed men"**— y no barbudos. Los barbudos, como se les suele llamar directamente, son los islamistas.
La noticia ahora es la siguiente:

Vice-President of Egypt’s Supreme Administrative Court, Mohamed Maher Abu al-Enein, recently issued a verdict supporting a number of police officers fired from duty for having beards.
According to Akhabr Al-Youm newspaper, the court verdict suspends a previous decree issued from Egypt’s Ministry of Interior, which states that officers are to be fired if they keep their beards.
The court’s verdict follows after a bearded colonel fired from his post filed an appeal against the decision. In 2013, the same court issued a verdict defending the rights of a bearded officer had to return to work, with the reasoning that his presence in the police service represented no threat.
The court also overturned the Interior Ministry’s appeals against the return of bearded officers to their jobs, refusing to retire them. The court rejected the minister’s justifications about the transfer of officers to the reserves, stressing that these rulings were not permissible.
The Interior Ministry appealed against the court however, leading to a long and difficult legal battle.*


La noticia lo es por una cuestión de derechos personales. Eso sucedería si la barba fuera una cuestión personal, un ejercicio de libertad. Pero, por extraño que parezca, el que se deja barba no es por una cuestión de libertad, sino como una obligación, como un "mandato divino".
Desde el punto de vista semiótico, la barba no es una expresión propia sino una forma de aceptación de la sumisión islámica, valga la redundancia. El problema, al igual que con los velos femeninos en todas sus variantes, no es que sea una cuestión de libertad ponérselo, sino que se considera impíos a quienes no lo hacen. No se deja uno barba para ser uno mismo, sino para diferenciarse de los otros, pecadores, incumplidores de la ley de Dios, los que no siguen al profeta.
De la misma forma, el velo no es el problema. Sí lo es, en cambio, si el hecho de ponerlo me convierte en una "mujer decente" y, por el mismo acto, convierte a las demás en indecentes.

2013
La sentencia de los jueces en favor de las barbas es un indicador de la situación extraña de Egipto, que dice combatir a los islamistas pero reproduce sus mismos esquemas de virtud, por decirlo así. Durante el gobierno de Sisi, que derrocó a los islamistas, ha habido más represión religiosa (contra los ateos y reformistas), artística (contra novelistas, músicos...) y sexual (contra el grupo LGTB en su conjunto) que en la época anterior de Hosni Mubarak. Bajo la idea de combatir al islamismo se ha practicado su mismo radicalismo en lo que hemos llamado muchas veces un "gobierno virtuoso".
La barba no es una "moda"; es un indicador. Dentro de Policía y Ejército es un indicador de peligro. Que los jueces hayan quitado la razón por el despido del coronel referido, señalando que no es una "amenaza" no deja de ser chocante.
Con los islamistas en el poder, muchos oficiales y agentes comenzaron a dejarse barba. Querían manifestar ante sus jefes que ellos eran "distintos", parte del grupo, simpatizantes. Salían a la luz. Que vuelva a plantearse esto tiene algún un sentido que iremos descubriendo.


* "Egypt’s Administrative Court supports presence of bearded police officers" Egypt Independent 3/07/2018 http://www.egyptindependent.com/egypts-administrative-court-supports-presence-of-bearded-police-officers/
** ** "A season of morality and police uniforms" Mada Masr 24/06/2018 https://www.madamasr.com/en/2018/06/24/feature/culture/a-season-of-morality-and-police-uniforms/

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