Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Se
habla muchas veces del velo de las mujeres musulmanas, pero mucho menos de las
barbas de los hombres. Es cierto que en el primer caso se cuestiona la imposición
a aquellas que no lo desean, mientras que por el contrario, la barba solo la
puede dejar uno mismo. Por eso mientras muchas mujeres deciden que no son
mejores o peores por llevas el velo —pese a lo que les digan—, son las barbas
las que plantean el problema contrario allí donde tienen prohibida su
existencia.
Ahora
que la barba de una semana está de moda —es el verdadero uniforme—, sigue
siendo un problema allí donde realmente significa una distinción religiosa. La
cuestión se vuelve a plantear en Egipto, allí donde ya se manifestó con la
llegada de los islamistas de Morsi al poder en 2012.
El tema
lo trae Egypt Independent entre sus noticias con el titular "Egypt’s
Administrative Court supports presence of bearded police officers". La
sentencia favorable a las barbas nos muestra de nuevo la misma tensión que se
produjo cuando en una Policía y Ejército como los de Mubarak empezaron a
plantearse la reclamación de las barbas.
Puede
que muchas mujeres sean obligadas a usar las variantes del velo para esconderse
a las miradas, pero lo cierto es que con las barbas ocurre lo contrario. Lo que
se impone es el afeitado. La barba —ciertos tipos de barba— es un signo claro
de tendencia religiosa prioritaria. Incluso, es una forma de identidad para
distinguir a un salafista de un islamista o de otro que no es ninguna de las
dos cosas.
El
igualitarismo, en este caso, es el afeitado, que elimina todas las
distinciones. Afeitados o con bigote, elemento informante. Hace unos días
recogíamos aquí la descripción del héroe propuesto desde las series pro
estatistas del Ramadán y se nos hablaba de héroes bigotudos —"muscled,
mustachioed men"**— y no barbudos. Los barbudos, como se les suele llamar
directamente, son los islamistas.
La
noticia ahora es la siguiente:
Vice-President of Egypt’s Supreme
Administrative Court, Mohamed Maher Abu al-Enein, recently issued a verdict
supporting a number of police officers fired from duty for having beards.
According to Akhabr Al-Youm newspaper, the court verdict suspends a previous
decree issued from Egypt’s Ministry of Interior, which states that officers are
to be fired if they keep their beards.
The court’s verdict follows after a bearded
colonel fired from his post filed an appeal against the decision. In 2013, the
same court issued a verdict defending the rights of a bearded officer had to
return to work, with the reasoning that his presence in the police service
represented no threat.
The court also overturned the Interior
Ministry’s appeals against the return of bearded officers to their jobs,
refusing to retire them. The court rejected the minister’s justifications about
the transfer of officers to the reserves, stressing that these rulings were not
permissible.
The Interior Ministry appealed against the
court however, leading to a long and difficult legal battle.*
La noticia lo es por una cuestión de derechos personales.
Eso sucedería si la barba fuera una cuestión personal, un ejercicio de
libertad. Pero, por extraño que parezca, el que se deja barba no es por una
cuestión de libertad, sino como una obligación, como un "mandato divino".
Desde el punto de vista semiótico, la barba no es una
expresión propia sino una forma de aceptación de la sumisión islámica, valga la
redundancia. El problema, al igual que con los velos femeninos en todas sus
variantes, no es que sea una cuestión de libertad ponérselo, sino que se
considera impíos a quienes no lo hacen. No se deja uno barba para ser uno
mismo, sino para diferenciarse de los otros, pecadores, incumplidores de la ley
de Dios, los que no siguen al profeta.
De la misma forma, el velo no es el problema. Sí lo es, en
cambio, si el hecho de ponerlo me convierte en una "mujer decente" y,
por el mismo acto, convierte a las demás en indecentes.
2013 |
La sentencia de los jueces en favor de las barbas es un
indicador de la situación extraña de Egipto, que dice combatir a los islamistas
pero reproduce sus mismos esquemas de virtud, por decirlo así. Durante el
gobierno de Sisi, que derrocó a los islamistas, ha habido más represión
religiosa (contra los ateos y reformistas), artística (contra novelistas,
músicos...) y sexual (contra el grupo LGTB en su conjunto) que en la época
anterior de Hosni Mubarak. Bajo la idea de combatir al islamismo se ha
practicado su mismo radicalismo en lo que hemos llamado muchas veces un
"gobierno virtuoso".
La barba no es una "moda"; es un indicador. Dentro
de Policía y Ejército es un indicador de peligro. Que los jueces hayan quitado
la razón por el despido del coronel referido, señalando que no es una
"amenaza" no deja de ser chocante.
Con los islamistas en el poder, muchos oficiales y agentes
comenzaron a dejarse barba. Querían manifestar ante sus jefes que ellos eran
"distintos", parte del grupo, simpatizantes. Salían a la luz. Que
vuelva a plantearse esto tiene algún un sentido que iremos descubriendo.
*
"Egypt’s Administrative Court supports presence of bearded police
officers" Egypt Independent 3/07/2018
http://www.egyptindependent.com/egypts-administrative-court-supports-presence-of-bearded-police-officers/
** **
"A season of morality and police uniforms" Mada Masr 24/06/2018
https://www.madamasr.com/en/2018/06/24/feature/culture/a-season-of-morality-and-police-uniforms/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.