jueves, 30 de junio de 2011

Criaturas en los sueños de otro

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La profesora Amira Nowaira

La profesora Amira Nowaira, del Departamento de Inglés de la Universidad de Alejandría, publicó ayer en The Guardian un artículo* señalando cómo la libertad académica, al libertad de cátedra, estaba siendo condicionada por los que ella denomina los “autoproclamados guardianes de la moralidad pública”. La profesora Nowaira comenta en su texto la aparición en el semanario estatal Al-Akhbar de un artículo con el título “Enseñando homosexualidad en la Universidad de El Cairo”. El artículo que critica representa para ella un ataque “frenético” contra el Departamento de Inglés de la universidad cairota por haber incluido entre sus lecturas una historia corta que incluye una escena de lesbianismo. Para el furibundo censor, el cuento de Tanith Lee, “Nieve caída”, es “a crime in the full sense of the word”. Tanith Lee es una conocida autora de novelas muy populares en el mundo anglosajón, dedicada a los géneros fantásticos, góticos, ciencia-ficción, etc., tanto para adultos como para niños. No es lo que entenderíamos aquí precisamente como un peligro público.

Moll Flanders, de Daniel Defoe
La profesora Nowaira advierte que este tipo de ataques, en nombre de la moralidad, contra la libertad de cátedra no son nuevos. Ya se dirigieron hace un par de años contra la inclusión en los programas de inglés de la novela Moll Flanders, escrita por Daniel Defoe en 1722. La obra, un auténtico clásico, es una de las grandes aportaciones de la picaresca inglesa a la literatura universal y hace de una prostituta el centro de sus acciones. Esto también ofende a los censores bien pensantes que no ven nada ejemplar en mostrar la vida como lo hizo Defoe.
Hay algo terriblemente antiguo en estas pretensiones, algo de otra época. La lucha por el control del sentido del mundo es la más compleja de todas porque ser la que establece quién decide lo que está bien o mal, es bello o feo, pecado o virtud. Es una lucha profunda que solo aparece por casos aparentemente pequeños como este, que afecta a un libro incluido en la lista de las lecturas de clase de un curso. ¿Qué importa un libro u otro? Sin embargo es muy importante y no solo por la cuestión de la libertad de cátedra.

Si no han leído la obra de la iraní Azar Nafisi, Leer «Lolita» en Teherán, deberían hacerlo. Es un libro hermoso e inteligente sobre cómo la Literatura permite escapar del sinsentido del mundo creando un espacio de libertad interior, en este caso compartido, a una grupo de alumnas de estudios literarios. Anulada la libertad por la revolución de los ayatolas, la casa de Azar Nafisi se convirtió en el lugar en el que era posible, unas horas a la semana, poder ser quien se era o quien se deseaba ser frente a la imposición de los que se creen con derecho a decirnos quiénes y cómo somos o debemos ser.  Escribe Azar Nafisi:

Fuésemos quienes fuésemos, y sin que importara a qué religión pertenecíamos, ni si deseábamos o no llevar velo, ni si observábamos o no ciertas normas religiosas, nos habíamos convertido en criaturas en los sueños de otros. Un adusto ayatolá, un sedicente rey filósofo, había acabado gobernando nuestro país. Había llegado en nombre del pasado, de un pasado que le habían robado, según él. Y ahora quería recrearnos a imagen y semejanza de aquel pasado ilusorio. (48-49)**

La lucha en los países árabes va más allá de la lucha política tal como la entendemos en Occidente tras décadas acumuladas de democracias, más o menos, en cada uno de nuestros países. Lo que está en juego aquí es lo prepolítico, la definición del espacio en el que es posible desarrollar posteriormente la política. Este espacio es social y psíquico, son los límites del pensar y del obrar, de lo que es posible poner sobre una mesa para discutir.
Amira Nowaira se hace algunas preguntas más allá de la cuestión del texto. Se plantea, por ejemplo, si no será un ataque contra una Facultad que acaba de elegir, por primera vez, un decano democráticamente. Y, más allá, si no será porque ese primer decano electo democráticamente es una mujer. Los ataques al Departamento de Inglés serían la forma de manifestarse ese rechazo al conjunto, a la moral, a la democracia y a la mujer:

One wonders if a fabricated moral scandal is not being used to discredit a department that has a majority of women on its staff, including the head of department as well as the teacher of said course.*

La escritora Tanith Lee

Los elementos prepolíticos tienen un gran peso en la construcción de lo que ocurre cada día en Egipto. Los temas relacionados con la mujer serán cada vez más relevantes en la medida en que vayan accediendo a más y mejores puestos. La cuestión de la mujer es la auténtica prueba del funcionamiento del sistema porque revelará hasta qué punto el peso de lo patriarcal, en todos los órdenes, sigue controlando la vida social mediante los mecanismos de censura, de las campañas de escándalo, etc.
Como escribía bellamente Nafisi, la gente quiere dejar de ser el sueño de otro y comenzar a vivir sus propios sueños. Vivir en los sueños de otros es vivir en una pesadilla.


* Maira Nowaira: “A short story of academic  oppression in Egypt” Guardian.co.uk 29/06/2011 http://www.guardian.co.uk/commentisfree/libertycentral/2011/jun/29/academic-freedom-egypt

** Azar Nafisi (2003): Leer «Lolita» en Teherán. El Aleph Editores, Barcelona.



El río revuelto egipcio: 1.000 heridos en los nuevos incidentes en El Cairo


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Una nueva batalla campal en El Cairo. Hablan de 1.000 heridos entre manifestantes, inicialmente familiares de los muertos durante la revolución, y la policía.
Las críticas arrecian a un gabinete que ha empezado a desinflarse en sus apoyos y al que cada uno critica desde sus diferentes posiciones. Se repiten también aquí —como en Libia, Siria y Yemen— las teorías conspiratorias tras los hechos conflictivos. Para unos se trata de los intentos de desestabilizar el proceso de transición por parte de los restos del aparato del partido de Mubarak, que están terminando de ser desmantelados; para otros, en cambio, los incidentes se producen por la incapacidad gubernamental de desmontar los aparatos de seguridad del estado de Mubarak. 

 
El martes pasado se disolvieron por resolución judicial los consejos municipales del Partido Nacional Democrático, el creado por Hosni Mubarak como sostén de su régimen, y sus miembros podrían haberse infiltrado entre los manifestantes que protestaban ante la lentitud del enjuiciamiento de responsables de muertes durante la revolución. Hubo una primera manifestación de familiares en la que se produjeron detenciones. Fueron estas detenciones las que acabaron dirigiendo a los manifestantes hacia el Ministerio del Interior y la posterior batalla campal con más de 1.000 heridos. La facilidad con la que las protestas acaban en batallas está empezando a preocupar, sobre todo porque las explicaciones son siempre poco convincentes y conspiratorias.
Lo único que ha quedado claro es la crítica unánime de los diferentes grupos políticos que han señalado la ineficacia gubernamental y la dureza policial. Es perfectamente posible que existan intentos de desestabilizar el proceso que cuenten con la incapacidad gubernamental para controlar las situaciones y las herramientas. Es en este último punto en el que se están centrando las críticas. Sea por las causas que fuere, el hecho es que es la policía del régimen de Mubarak la que sigue manejando el orden público, la misma que tuvo sus enfrentamientos con los manifestantes que sacaron adelante la revolución y la misma que desapareció para favorecer el caos cuando esa era la estrategia del dictador. Indudablemente, si hay alguien interesado en que el movimiento hacia la democracia de Egipto fracase es una parte de sus fuerzas de seguridad, es decir, todos los implicados en la represión que pueden ser llevados a los tribunales cuando se termine con las cúpulas del gobierno. La depuración política egipcia es un proceso de arriba abajo y muy condicionado porque de momento está excluido el estamento militar que es quien gobierna el proceso de transición.
El problema es un problema ya clásico en los procesos post revolucionarios en los que un régimen ha estado sostenido por la represión policial y, sin embargo, no pueden ser desmantelados los aparatos de represión en su totalidad para garantizar el orden público. Por eso hay voces que reclaman que las elecciones se hagan ya, para poder desmantelar cuanto antes los viejos aparatos de seguridad del Estado. Esto, a su vez, generará más desorden, como ya se está viendo desde hace tiempo. Ya sea porque actúan por exceso o porque se ausenten cuando hay conflictos, como los ocurridos entre cristianos coptos y salafistas, son ellos los que regulan los acontecimientos.

De nuevo conflicto en las proximidades de la Plaza Tahrir
 
Ya lo hemos comentado en ocasiones anteriores. Mubarak era el máximo responsable de lo que ocurría, pero la responsabilidad se iba repartiendo, en diferentes proporciones, hasta llegar al simple policía que se hacía con la exclusiva del monumento que visitabas y actuaba como guía para los extranjeros. Hay dictaduras brutales y represivas que se instalan profundamente en el tejido social creando sus nichos de poder e intereses en barrios, instituciones pequeñas, etc. Es la corrupción de lo cotidiano. Esa es más difícil de llevar ante un banquillo y sigue siendo efectiva durante mucho tiempo. Es la que sobrevive a los grandes juicios políticos y se transforma adaptándose a las nuevas situaciones tratando de no perder su poder efectivo. Un ejemplo muy claro lo tenemos en lo ocurrido en algunos de los países del Este de Europa tras la caída de los dictadores, en donde las mafias han tomado el control real de las situaciones convirtiéndose en un auténtico poder oficioso que acaba formando nuevos lazos con el poder oficial colocando sus hombres en los lugares adecuados.
A las críticas generales de los políticos de todos los ámbitos a la actuación policial, se han sumado la del experto del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos Al-haram, Waheed Abdel Meguid, quien ha señalado la necesidad de la elecciones para que surja un gobierno con la autoridad suficiente como para abordar las reformas necesarias. Meguid ha señalado:

 “The existing apparatus can only handle things either by beating people up or withdrawing completely. This means that the apparatus is not valid and should be revamped.”*

Esta siendo urgente llegar a las elecciones de septiembre en un clima que permita profundizar en las reformas necesarias con el ritmo adecuado para intentar sacar adelante al nuevo Egipto y su revolución. Parece ser que puede haber más obstáculos de los pensados. Una campaña política enrarecida permanentemente por conflictos de este tipo puede complicar las cosas.

* “Political leaders and analyst condemn police response to protest” Al-Masry Al-Youm 29/06/2011 http://www.almasryalyoum.com/en/node/472824

Viñeta de Doaa Eladl: "Participe y vote" en noviembre de 2010


miércoles, 29 de junio de 2011

La ilusión del control y la complejidad


Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Basta con lanzar una mirada a cualquier noticiario que se ocupe de lo que ocurre en el mundo —no todos lo hacen, aunque lo digan— para comprobar que nos encontramos en un momento bastante complejo en casi todos los órdenes. No es solo una crisis económica, sino que con esta se han entremezclado otras. Con la palabra crisis no hacemos más que realizar un juicio nominal de valor, asignamos límites artificiales a la realidad. Al hablar de crisis económicas, políticas, humanitarias, etc. no estamos más que definiendo los términos en que comprendemos o queremos plantear un problema de la realidad.
La pregunta que nos hacemos es ¿podemos controlar lo que ocurre? La ilusión del control es una de las fantasías más persistentes del ser humano, una de sus pretensiones y deseos más firmes. Entre el destino y el azar, el hombre ha tratado de crearse un espacio de decisión que salve su ilusión de control. El destino supone la ausencia de control, ya que todo está en manos de fuerzas ajenas; y el azar, en el otro extremo, supone el reino de lo imprevisto. Los seres humanos hemos tratado de luchar en nuestra historia con estos dos conceptos de difícil manejo.
Para tratar de darnos una salida, hemos construido el moderno concepto de “caos”. Bajo el caos es posible manejar lo imprevisto sin que esto se considere como fruto del azar. De hecho, las teorías sobre el caos tienen carácter determinista. En el caos subyacen leyes que desconocemos pero que, por ser leyes, podríamos llegar a conocer. En última instancia, podemos manejar el mundo en términos de información conocida e información desconocida. A esta última es a la que le asignamos es valor caótico que tratamos de reducir para convertirla en “ley”,  en lo conocido.

Los problemas surgen entonces por dos extremos. Hemos tenido que renunciar a nuestros antiguos conceptos absolutos de “leyes”, acogiendo en su seno elementos probabilísticos, y nos hemos abierto a la idea de “complejidad”, considerando que el aumento de las relaciones o interacciones entre elementos hace crecer el impacto de lo imprevisto y hace manifestarse nuevos elementos “emergentes”. La meteorología, por ejemplo, es más imprecisa en sus pronósticos cuanto mayor es el periodo de tiempo de la previsión. Las leyes de los fenómenos atmosféricos son conocidas, pero la aplicación es más o menos precisa en función del tiempo que pretendamos abarcar.
Ante estos planteamientos, nos preguntamos de nuevo ¿podemos controlar el mundo; podemos tomar decisiones con mayores márgenes de seguridad o los estamos reduciendo? Dejando de lado la Naturaleza que se nos revela cada día más simple en sus leyes y más compleja en sus desarrollos, en nuestro mundo humano —social, cultural, político, en todas las dimensiones— asistimos a un aumento de la complejidad. Puede que, como en otros campos, también la idea de “límites” sea pertinente aquí y que estemos llegando a un nivel de complejidad que nos cueste manejar, en el sentido anterior de cantidades de información desconocidas.
Tenemos un ejemplo claro en Europa y en la crisis que estamos viviendo. En lo político, el crecimiento hace más complicado encontrar líneas que pongan de acuerdo a los diferentes países miembros. El crecimiento de la Unión tiene que apoyarse en una mayor capacidad de comprender los efectos de las medidas sobre la totalidad. Lo ocurrido estos meses con el “Espacio Schengen” o con los “rescates económicos” son ejemplos. Los llamados efectos de “contagio” nos muestran igualmente los problemas sistémicos de las relaciones entre partes organizadas. Son el lado negativo de las interacciones dentro de un sistema. Normalmente estos aspectos se soslayan para convencernos que caminamos hacia la “perfección”, cuando en realidad —al margen de las ventajas que se resalten— nos dirigimos a un mundo de mayor incertidumbre por aumento de la complejidad.
La globalización económica y la mundialización, por otro lado, han supuesto un aumento enorme de las zonas de incertidumbre porque no podemos controlar la totalidad de información necesaria. El número de elementos que pueden afectar al sistema aumenta exponencialmente, aumenta su sensibilidad, y no es fácil controlarlos todos. Nunca se han reunido tanto nuestros políticos mundiales como ahora. Es el intento de rectificar de forma permanente lo que la propia tendencia del sistema dispersa y de tratar de evitar las apariciones de elementos imprevistos. El problema es que ese elemento imprevisto tiene unas veces la forma de brotes de soja y otras las de barcos cargados de refugiados.


Hemos hablado en ocasiones del crecimiento de la importancia de un concepto que trata de traducir un valor totalmente subjetivo, la “confianza”. En los últimos años se han desarrollado todo tipo de investigaciones para desarrollar “indicadores de confianza” que puedan ser reducidos numéricamente y procesados para obtener información. Al final han dejado de ser “indicadores” y se han convertido en auténticas “tiranías”, ya que son los que marcan los movimientos reales de los mercados. El aumento de tamaño de los mercados es otro ejemplo de cómo aumenta la complejidad y, por tanto, el riesgo, que también se globaliza, como bien señaló Ulrich Beck. El premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz habla directamente de situaciones de “información imperfecta” en los mercados. Ese es el elemento de riesgo que se suma al ya existente de por sí en cualquier mercado. En gran medida es este aumento de la complejidad y consiguiente el descenso de la información lo que ha convertido en altamente especulativa una parte importante de nuestra economía. Los efectos sobre unos mercados unificados nos hacen preguntarnos si las crisis que padecemos son crisis del sistema o si es este el modelo al que nos dirigimos: un sistema de alta incertidumbre y de permanentes apuestas especulativas fuertes que hagan tambalearse los sectores y países en el objetivo de los inversores. Las peticiones de aumento de la regulación por parte de los dirigentes de algunos países importantes en el contexto internacional en este punto nos permiten intuir que es esto lo que está ocurriendo. Un ejemplo lo tenemos en la actual crisis de los alimentos, otra maniobra especulativa que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Aumentar de tamaño las unidades, crear grandes organizaciones mundiales, etc. se nos presenta como una ventaja y es cierto que las tiene. Pero aumentar el tamaño y no aumentar los mecanismos de control para evitar que los desastres sean globales y arrastren a todos es suicida e irresponsable. Existen ventajas en el crecimiento, pero también impone peligros, de los que no se nos habla casi nunca. La tendencia a ocultar los males posibles del crecimiento solo es comparable con la estupidez de no planteárselos. Son los compartimentos estancos los que salvan al barco de su hundimiento.



martes, 28 de junio de 2011

Libertad de expresión y videojuegos en USA


Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La Corte Suprema de Estados Unidos acaba de anular una ley del Estado de California en la que se ponía freno a la venta de videojuegos violentos a los menores de edad. Aunque la votación ha sido 7 a 2, los argumentos expuestos varían en función de la línea que se elija para establecer los enfoques prioritarios. Puede establecerse una línea argumentativa, como se ha hecho, sobre la libertad de expresión o pueden establecerse sobre el derecho de los padres o sobre la propia industria.
El caso es de gran interés y nos muestra una vez más cómo se desnivelan las distintas fuerzas sociales ante  un negocio que está relacionado con la formación de las personas, menores muchas de ellas. El juez encargado de redactar la opinión de la mayoría ha escrito:

Like the protected books, plays and movies that preceded them, video games communicate ideas — and even social messages — through many familiar literary devices (such as characters, dialogue, plot and music) and through features distinctive to the medium (such as the player’s interaction with the virtual world) […] That suffices to confer First Amendment protection.

Los jueces se muestran preocupados por muchos videojuegos que han tenido que revisar —en los que han visto torturas, violaciones, desmembramientos y hasta un juego del asesinato de John F. Kennedy—, pero no encuentran un argumento con el que mantener la ley de California en vigor. La industria, en cambio, ha visto un panorama optimista en el que todo el mundo sale beneficiado. John Riccitiello, ejecutivo de EA, una de las grandes empresas del sector, ha declarado:

“Everybody wins on this decision. The court has affirmed the constitutional rights of game developers, adults keep the right to decide what’s appropriate in their houses, and store owners can sell games without fear of criminal prosecution.”*

El sector maneja unas cifras superiores a los 10.000 millones de dólares, encabezando el gran negocio del entretenimiento. No sé si esto ha pesado en el ánimo de los jueces —me gustaría pensar que no— y no lo veo tanto como un éxito de la industria como una muestra más de la incapacidad de la sociedad de dotarse de una voluntad en lo común. El argumento, como se expresa por parte de los jueces, es que nadie les ha puesto encima de la mesa estudios probatorios, estudios científicos, sobre los daños causados por los videojuegos. Según parece, solo la CEOE tiene estudios científicos capaces de probar algo.

El peso de lo técnico-científico en este tipo de debates nos muestra cómo existe una diferencia amplia entre lo que la Ciencia puede dar y el Derecho puede esperar. La exigencia de la carga de la prueba —demostrar que son perjudiciales— no afecta solo a los videojuegos, también ha afectado al tabaco, los teléfonos móviles, las antenas, etc. El argumento de que no existen pruebas terminantes del efecto de algo, nos muestra cada vez más la separación existente entre los argumentos jurídicos y la epistemología. La duda en la que la Ciencia se ha asentado como principio metodológico, se convierte en duda razonable exculpatoria. En los últimos años, por ejemplo, existe una tendencia enfocar los conceptos de testimonio, esencial en los procesos, desde la perspectiva de las neurociencias, ciencias cognitivas, etc. mostrando la plasticidad e inestabilidad de los recuerdos, etc. Los abogados dan buena cuenta de sus enseñanzas. La reciente publicación de la obra de Giuliana Mazzoni, ¿Se puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la memoria** es una muestra del interés e esto en el campo jurídico, entre otros.
En el caso de los videojuegos, la sentencia equipara el contenido de los videojuegos al de otro tipo de discursos que se encuentran amparados por la Primera Enmienda, es decir, por la prohibición de que se promulguen leyes que impidan o afecten al culto, expresión, prensa, etc. La Enmienda protege la libertad de expresión y el derecho a transmitir mensajes a la sociedad sin cuestionar su bondad, que se manejaría por otros territorios jurídicos, pero del que siempre será difícil salir airoso con la Enmienda como cobertura.

Los videojuegos forman parte de nuestro entorno desde hace ya tiempo y los hay de todo tipo, como novela, películas, etc. Los hay extraordinarios y divertidos y los hay deleznables en su fondo y en ese mensaje que la ley ampara. Que no puede ser bueno que los menores jueguen a decapitar, violar, torturar, asesinar, etc., con un altísimo grado de realismo nos parece a casi todos obvio, pero eso no es una cuestión jurídica. El tema no es sencillo y hay muchos argumentos porque la cuestión se plantea en grados, en efectos sobre personas con distintos niveles de permeabilidad y resistencia a este tipo de violencia virtual.  Puede ocurrir con películas, novelas, etc. porque no es solo el contenido, sino el que lo recibe. Pero también es cierto que existen, como han señalado los jueces, elementos claramente obscenos en lo que han visto. Y no les ha gustado nada. Una vez más, los jueces traspasan la responsabilidad a las familias: nosotros no podemos prohibir que se venda, pero ustedes pueden impedir que entren en sus casas. El sentimiento que queda es agridulce porque se ve que los límites del derecho son unos; los de las familias otros; y finalmente unos en completa expansión, los de los que no tienen conciencia y son capaces de producir cualquier cosa. La ética no se escribe en las leyes, solo las prefigura y orienta. Se manifiesta en las acciones y en los límites que nos ponemos pensando en ser mejores o en hacer una sociedad mejor. Eso parece que queda trasnochado o reservado a algunos idealistas y locos. Sin ética, piensan algunos, se vende más y mejor.

* “Justice Rejected Ban on Violent Video Games For Children” The New York Times 27/06/2011 http://www.nytimes.com/2011/06/28/us/28scotus.html?hp

** Giuliana Mazzoni (2010), ¿Se puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la memoria. Trotta, Madrid.



lunes, 27 de junio de 2011

Efectos 15-M: la posibilidad de elegir diputados por distritos en Cataluña

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La Vanguardia nos informa de otro efecto colateral —o directo, según se mire— del movimiento de respuesta ciudadana o indignación. Esta vez se trata de una de las solicitudes más reclamadas, la que afecta al hecho de la representación. Ya se habla de la posibilidad de que los dos partidos mayoritarios —¿por qué no todos?— en Cataluña se puedan poner de acuerdo en modificar la Ley Electoral y pueda haber diputados elegidos directamente, uno por cada distrito, con el modelo alemán como referencia. La Vicepresidenta Joanna Ortega ha señalado:

"Yo creo que hay que avanzar en la línea de poner fin a las listas cerradas. Esto significa que el hecho de que cada distrito de la ciudad y que cada comarca pueda tener un diputado elegido directamente da ese plus de proximidad entre el político y el ciudadano, y además permite un rendimiento de cuentas más directo, que en definitiva es el que todos queremos. Pero también es importante saber qué modelo de país tenemos, que debe ser equilibrado territorialmente, y por tanto el sistema también debe ser proporcional, para que no haya ninguna zona del país que por estar menos poblada tenga menos peso político al conjunto de Catalunya"*

Puede ser un primer paso en el camino de lograr una mejor gestión de la confianza en los políticos y exigirles una mayor implicación con los ciudadanos. Las listas cerradas comprometen y subordinan al político al partido más que con sus votantes; por el contrario, la posibilidad de ser elegido directamente establece un vínculo mayor con el electorado. No hablamos aquí de “representatividad”, que es un término político y legal, sino de “vínculo”, que es un tipo de relación de otro orden, hablamos de “proximidad” tanto física como afectiva.

Joanna Ortega, Vicepresidenta del gobierno catalán
 
Un tema que no es desdeñable es la posibilidad de que se puedan presentar candidatos independientes en los distritos. Si son unidades geográficas de un tamaño adecuado, puede darse que los partidos tengan que competir con candidatos surgidos de los mismos distritos. Esto es importante porque puede ser un elemento reconstituyente de la sociedad civil al margen de los partidos. La implicación local establece un mayor vínculo con los problemas reales de una zona que con las ideologías sostenidas por los partidos, que tienden al voto abstracto de las ideas y de líder-marca. Frente al programa global y el líder o cabecera de lista actuales, los independientes pueden oponer su conocimiento directo del terreno y sus vínculos con la comunidad. También puede hacer que los partidos traten de detectar a “líderes locales” para encabezar sus propuestas. Los distritos pasan a ser esenciales dentro de este tipo de elecciones. Hace pocos días comentábamos la importancia del diseño territorial para obtener la mejor representatividad y reseñábamos el caso del Comité ciudadano creado en California [ver entrada], un ejemplo interesante.
Que esta cuestión se ponga encima de la mesa ahora en Cataluña, se lo debemos —sin duda— a la reacción ciudadana de estas semanas. Ya señalamos anteriormente que existían signos de algunos tímidos movimientos. Sí esta propuesta se lleva a cabo, será un primer paso para abordar cuestiones vinculadas con el problema de la satisfacción de la representación.
Los elementos puestos en evidencia en estas semanas deben hacer reflexionar sobre muchos aspectos del estancamiento o del deterioro de la democracia. El aumento de las decisiones externas por la ampliación de las instituciones a los marcos nacionales e internacionales hace que los márgenes de identificación sean menores. Las instituciones se ven como algo distante y con los que no existe vínculo más allá de la dependencia. Tenemos cuatro niveles de representación —municipal, autonómico, nacional y europeo— y, sin embargo, decimos “no sentirnos representados” o no "sentirnos bien representados". Esta paradoja no es sino la confirmación de que la forma de la representación falla en su funcionamiento al distanciarse de los ciudadanos. Los partidos se encierran en sus propios objetivos y tienen prácticamente un voto por inercia que no es el más deseable para una buena salud democrática. Hay una democracia sobre el papel, pero también un sentimiento de ilusión democrática que está muy deteriorado.
Los partidos han absorbido demasiada vida social imponiendo su representación en muchos niveles. La sociedad tiene que recuperar la ilusión de la participación y el compromiso en sus propios asuntos. Dejar la totalidad de la vida social a los partidos políticos es un grave error que se paga en indiferencia primero y en indignación después. Por eso el que en un barrio, en una plaza, se reúnan unos cuantos ciudadanos a hablar de los problemas que les afectan y a plantear posibles soluciones no debería escandalizar a nadie. Esos deseables, posibles y futuros diputados elegidos por sufragio directo, sin ir en listas cerradas, serían los primeros interesados en ir a escuchar.
Veremos si los partidos logran ponerse de acuerdo y no se queda en un simple brindis al sol. Sería retomar unas reformas que, lo bien que les fue no hacerlas, hizo que se olvidarán por el camino de nuestra democracia.

* “La Generalitat estudia que los ciudadanos elijan un diputado directo por distrito”. La Vanguardia 26/06/2011 http://www.lavanguardia.com/politica/20110626/54177386483/la-generalitat-estudia-que-los-ciudadanos-elijan-un-diputado-directo-por-distrito.html

Mr. Pickwick dando un discurso