Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El movimiento de protesta ciudadana no decae. Por el contrario, va creciendo conforme va ganando confianza. El que no hubiera ningún tipo de incidentes ayer es también una muy buena noticia para casi todos. Significa, además del pacifismo que la mayoría quiere para sus protestas, una gran dosis de control y autoafirmación, y eso es bueno porque garantiza la continuidad. Una parte significativa de las pancartas hacía referencia a esa voluntad pacífica y a la exigencia de mantenerla.
Plaza de Neptuno ayer |
La gran pregunta ahora es cómo van a gestionar los políticos de turno todo este movimiento. Porque hay dos problemas: el de la interlocución y el de la traducción. El primero consiste en cómo establecer diálogos con movimientos acéfalos y el segundo cómo traducir los gestos en aspectos concretos o, incluso, en principios generales.
Una de las pancartas que se han podido estos días ver decía “No nos vamos / acampamos en vuestras conciencias”. ¿Eso incluye a los políticos? Parte del problema al que hemos llegado en España con nuestros políticos es su crianza selectiva en esos viveros que son los partidos. ¿Están preparados para asimilar lo que tienen delante? ¿Entienden lo que se les está diciendo?
Independientemente del partido al que pertenezcan, todos tienen unos rasgos parecidos, pues se han ido formando en el mismo tipo de prácticas. Esto dificulta su capacidad de moverse en terrenos y formas de diálogo distintos a las que están acostumbrados. No les va a ser fácil, con esas maletas formativas, continuar su viaje. Tendrán que hacer un gran esfuerzo.
Por ahora han pasado por las fases de la negación y de la criminalización al procesar este fenómeno. La tercera fase tendrá que ser el reconocimiento y la cuarta el diálogo. A diferencia de las situaciones en las que se da la irrupción de un nuevo partido político, aquí está sucediendo algo muy distinto: la reclamación de la aparición de una nueva forma de conciencia.
Para los políticos, acostumbrados al pacto, sería mucho más sencilla la creación de un partido porque entonces ya se trata de sentarse en una mesa a negociar repartos de poder. Sin embargo, este no es el caso. Aquí no se les está pidiendo cuotas de poder. Se les está pidiendo que cambien. Y esto es nuevo. No se está pidiendo un diálogo con ellos —para eso habría que crear un partido político y no parece que sea el caso—, sino que el diálogo entre ellos se abra a las necesidades reales de los ciudadanos. Diálogo social, escucha a la ciudadanía, y traducción a acciones políticas que se basen en esa escucha social. Ser representante del pueblo es representar permanentemente al pueblo; por lo tanto escucha atenta y permanente. Los políticos deberían incluir entre sus obligaciones normales la preocupación constante por esa sensibilidad. No lo confundan con gobernar a golpe de encuesta, como se suele decir, que es otra cosa.
Manifestación en Sevilla 19-J |
Creo que hay algunos signos de que algo está cuajando en las conciencias. Me parece un signo de ello la renuncia de tres magistrados del Tribunal Constitucional*, hartos de que las negociaciones de los partidos políticos estén condicionando su funcionamiento. Lo han hecho tres personas que fueron designadas por los dos partidos mayoritarios. Creo que es un signo de ese rechazo a la instrumentalización política, de que piensen más en sus intereses que en el funcionamiento institucional.
Me parece también un signo que los accionistas de un banco, aunque sean dos o tres y modestos, se hayan plantado en la Junta general y le hayan dicho al presidente todopoderoso que nos está bien lo que hacen arriesgándose a ser señalados con el dedo y al ridículo universal.
Y me parece un signo que Izquierda Unida de Extremadura haya decidido que si se equivoca lo hace a su propio riesgo, con lo que deciden mayoritariamente sus bases, y no con lo que deciden o pactan en la dirección de Madrid otros**. Prefieren hacer auténtica oposición a ser meros comparsas ideológicos, tras 28 años de gobierno ininterrumpido. Con esto se ha producido un quiebro en las formas de argumentar y decidir, primando la voluntad de las bases del partido.
En todos estos gestos hay una misma actitud, por muy diferentes que sean sus protagonistas y escenarios: dejar de lado la postura fácil del continuismo, del aplauso mecánico, y tomar la complicada senda de la discrepancia con los que tienen el control, ya sean partidos o banqueros. Hay un deseo de recuperar la decisión, aunque esto suponga equivocarse.
Espero que, poco a poco, vayan surgiendo signos de que algo está cambiando por el bien de todos. Por ahora son las piedras de David, pero alguna puede acertar y darte en mal sitio.
* “El Presidente del Tribunal Constitucional rechaza la dimisión de los tres jueces”. El Mundo 14/06/2011 http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/13/espana/1307987745.html
** “IU obvia a su dirección y decide dejar que el PP gobierne en Extremadura” El País 19/06/2011 http://politica.elpais.com/politica/2011/06/19/actualidad/1308517771_388897.html
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