Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El discurso va por un lado y los hechos por otro. Las informaciones que nos da el Instituto Nacional de Estadística dicen, según el diario El País que:
Los directivos de Administraciones públicas o empresas de más de 10 empleados, los mejor remunerados, ganan en bruto al año casi tres veces lo que el trabajador medio y cuatro veces lo que los empleados de la categoría más baja, la compuesta por los peones de la agricultura, pesca o construcción. La brecha ha crecido alrededor de 38 puntos desde 1995, cuando comenzó esta serie. En aquel año, el sueldo de la categoría de directivos era el 142% de la media y ahora es el 181%, aunque ha habido altibajos en la evolución, incluido un estrechamiento de la diferencia en 2008.*
Que en 15 años haya crecido la brecha en 38 puntos, con especial incidencia en la época de crisis, es un indicador bastante fiel de la falta de rumbo social del estado, del modelo empresarial y político que tenemos. La política de estímulos e incentivos económicos, bursátiles, fiscales, etc., ha venido de la mano del engrandecimiento de la figura del directivo y el menosprecio de las demás partes sociales. La nación-empresa se ha mitificado y los incentivos han sido desproporcionados. Esto es algo que se está diciendo hasta en los Estados Unidos desde la crisis. Aumentos de sueldos y bonificaciones para unos y precariedad y reducciones de salarios para otros. La relación entre precariedad y bajos ingresos es más relevante de lo que supone. Los cambios de empleo suponen las mayoría de las veces mermas de los ingresos porque los contratos temporales no permiten negociar.
Nuestro modelo está enfermo, entre otras cosas, porque tiene una sobrecarga de precariedad. La conjunción entre precariedad laboral y alta tasa de endeudamiento es lo que ha provocado la peculiaridad de la crisis española, que es muy diferente de las de otros países.
La caída del consumo viene determinada en gran medida por el alto endeudamiento. Hace ya unos años, escuche decir que los niveles de morosidad no serían preocupantes mientras no pasaran del 5%. Ahora están por encima del 6% y con tendencia al alza. Significa que la gente tiene menos para devolver a los bancos.
Nuestra particular ceguera ha sido no ver las consecuencias que tendrían la parada brutal del consumo y los efectos en cadena sobre nuestras empresas, que forman un círculo del que es muy difícil salir. Se bajan los sueldos y, con menos dinero, una parte va a pagar la deuda —mientras se pueda—. Queda menos para gastar y las empresas ingresan menos. Otros de los datos que se daban es que los españoles sacrificaban cualquier cosa con tal de seguir pagando sus hipotecas al banco. Pero, al pagarlas, se destina menos al consumo y aumentan las deudas de las empresas, que ingresan menos, con los bancos. Lo que pagan unos al banco es lo que dejan de pagar otros al mismo banco. Lo malo es que cuando la empresa llega a su nivel crítico, despide a los trabajadores y el banco deja de percibir lo que le adeudan ambos, trabajadores y empresas. Por eso están tan sorprendidos por el comportamiento bueno de las exportaciones. Incapaces de vender aquí, por los motivos expresados, se vende bien fuera. Fuera se han recuperado y ya pueden comprar.¡Si hubieran pensado esto antes y se hubieran levantado más fábricas y menos chiringuitos! Pero ni bares ni casas son exportables.
Las grandes diferencias económicas no son buenas. El modelo imperante dice lo contrario y en España se acrecientan. Pero está claro que no es lo mismo que haya más ricos a que un país sea más rico. Hay muchos ricos en los países más pobres y corruptos del mundo. Miren la lista Forbes. [ver entrada] Un país rico es un país próspero y estable, con futuro y sin angustias, confiado en que las crisis pueden ser momentos puntuales y no estados permanentes. Los emprendedores son personas necesarias, como lo son los trabajadores, cuando su esfuerzo se traduce en beneficios para la comunidad y no solo para unos pocos. Hay empresarios comprometidos con sus trabajadores como hay trabajadores comprometidos con sus empresas. También lo contrario.
Los estados y los políticos deben trabajar para nivelar las rentas y no para desnivelarlas con la excusa de que solo hay que cuidar a los “emprendedores” y desproteger a los “emperdedores”. España está exportando emprendedores-físicos, emprendedores-biólogos, emprendedores-matemáticos, emprendedores-médicos, emprendedores-ingenieros… a otros países no porque no los necesitemos, sino porque hemos sido incapaces de crear el tejido industrial y empresarial capaz de acogerlos. Merkel nos da las gracias por ello y nosotros se las damos a Merkel. El día que nuestras empresas demanden ingenieros, médicos, físicos, biólogos, etc. de forma suficiente, habremos dado el paso adelante necesario para poder afrontar las crisis con solvencia. Seremos un país un poco mejor. Y más serio.
*"La brecha salarial entre directivos y empleados creció en lo peor de la crisis" El País 23/06/2011
http://www.elpais.com/articulo/economia/brecha/salarial/directivos/empleados/crecio/peor/crisis/elpepieco/20110623elpepieco_4/Tes
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