Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No se trata de ciencia-ficción ni de un relato de terror ni tiene nada que ver con el elixir de la eterna juventud. Es algo peor, porque es real: 4.500 funcionarios muertos siguen cobrando sus pensiones en Grecia.* Es una pequeña parte del fraude que anida por los rincones griegos y que ha contribuido a llevarlos a la situación actual. Ahora están investigando cuántos de los 9.000 jubilados con más de cien años están vivos. No sé en cuánto está la expectativa de vida en Grecia, pero seguro que por ahí le salen al gobierno griego otros cuantos millones de euros de ahorro.
Nicolai Gogol |
En Grecia se revive el argumento de la obra maestra —una de ellas— de Nicolai Gogol, Las almas muertas, publicada su primera parte en 1842. En la novela, Chichikov, su protagonista, se dedica a recorrer Rusia comprando las “almas muertas”, los siervos de la gleba —en Rusia no se eliminó esta forma de esclavitud medieval hasta 1862— fallecidos que no se daban de baja de los censos de población hasta el siguiente. Como los censos se actualizaban cada diez años, los que fallecían en este periodo oficialmente seguían vivos y los terratenientes tenían que seguir pagando sus impuestos. Chichikov va recomprando estas “almas muertas” a bajo precio para hacerse un nombre y conseguir tierras.
De la inmortal Rusia a la inmortal Grecia, esta vez no hay Chichikov, pero sí familiares que se siguen beneficiando de los pagos de las pensiones de los fallecidos. Hay también otras 18.000 personas que están cobrando indebidamente pensiones. Es un ejemplo de las enormes bolsas de fraude con las que se van lastrando las arcas públicas.
Los fraudes de este tipo se dan por dos circunstancias: estados con administraciones gigantescas, caóticas y desmotivadas, por un lado, o estados con administraciones recortadas que no dan abasto en su trabajo, para el que además no se le dan los instrumentos necesarios. En el segundo caso, también tiende a la desmotivación por la frustración que le produce su propia inoperancia.
La administración del estado está siempre en el punto de mira de los que no creen en el estado, de los que creen que, como aquello de Aquiles y la tortuga, se puede seguir dividiendo por la mitad hasta el infinito, que siempre quedará algo.
La indignación griegas apunta a diversos lugares |
Pero los males no están en las administraciones sino en los administradores que muchas veces no han velado por los que tenían que hacerlo, los ciudadanos. En un mundo tan complejo como el que estamos haciendo, es esencial tener una administración eficaz, dotada de los medios necesarios para vigilar el fraude. Si a los griegos se les escapan los muertos, a nosotros se nos escapan los criminales por falta de coordinación entre las instancias implicadas. El problema de la administración ineficaz está en no creer en ella, en tenerla desmotivada e infradotada. Sometida a permanente descalificación por un mundo empresarial que busca beneficiarse con su desmantelamiento y las privatizaciones posteriores y que se propone como modelo único, las administraciones públicas resisten como pueden.
Los estados modernos y eficaces necesitan administraciones ágiles, con los medios suficientes para afrontar su importante tarea, y el apoyo de la ciudadanía que no debe ver en ellos parásitos privilegiados sino personas cuya función es trabajar para la mejora del conjunto. Una administración débil e ineficaz nos condena al fraude en todos los ámbitos y al burocratismo.
La ministra griega Luka Katseli |
La ministra de Trabajo griega, Luka Katseli, ha señalado que esas 4.500 “almas muertas” que siguen cobrando eran funcionarios. Esto lleva a la conclusión obvia de que el fraude se ha gestado desde dentro de la propia administración, unos cubriendo a otros. Los responsables, además de los implicados directamente, son los que han considerado la administración como un lugar en el que colocar a amigos y familiares, a inútiles sin beneficio aparcados tras mesas en las que sestean mientras pasan las horas con el saludable deseo de que una enfermedad, real o imaginaria, los libere del aburrimiento durante unos días. Frente a estos especímenes humanos, caricaturizados hasta la saciedad, están los muchos que se dejan la piel intentando sacar adelante el trabajo con precariedad de medios y precariedad de apoyo.
Ya hay voces que señalan que puede ser contraproducente inyectar dinero en Grecia, que es otro tipo de medidas productivas lo que necesitan. Con una administración ineficaz, inyectando más dinero se puede acabar igual en unos meses. Mientras tanto, la ola de privatizaciones avanza y las empresas extranjeras compran barato.
Puede que la ministra griega tenga que exclamar como Chichikov ante la lista de las “almas muertas”, la lista de los funcionarios que surgen de la tumba para cobrar a final de mes:
«—¡Cuántos os habéis juntados en estas listas! ¿Qué hicisteis cuando vivíais, queridos míos? ¿De qué manera os las componíais para salir adelante?»
Ilustración de Sergei Alimov para "Las almas muertas" |
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