domingo, 8 de diciembre de 2019

Trump y el futuro (incluido el nuestro)

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cuanto mayor es un campo afectado por decisiones equivocadas, más difícil se hace recuperarlo de su estado negativo. Podríamos formularlo de esta manera o, también, los males que se extienden sin control alguno no tienen fácil solución. Pronto apreciamos que los efectos no se extienden en línea recta, sino que tienen muy diferentes consecuencias a las que teníamos previstas.
En su columna semanal de The New York Times, el economista y Premio Nobel Paul Krugman suele lanzar sus críticas contra el ocupante actual de la Casa Blanca, el millonario por parte de padre, Donald Trump. Los fines de semana, la edición del periódico publica las respuestas de Krugman a los lectores que le plantean sus dudas sobre lo escrito anteriormente. La pregunta general es "Is It Possible Trump Is on the Right Track With China?". Leemos en el inicio:

“Trump’s trade war is losing, not gaining, support,” Paul Krugman wrote this week in his column “Why Is Trump a Tariff Man?” So why does the president avoid making the deals that might end this perpetual state of economic uncertainty? In a word, freedom.
“Tariffs let him exercise unconstrained power, rewarding his friends and punishing his enemies,” Krugman continued.*

Los dos párrafos demuestran que no existe una economía general, sino posicional, es decir, depende de la situación en la que te encuentres, defenderás una posición u otra. Donald Trump no es el presidente del país más poderos del mundo; es el poder mismo dirigiendo la economía en su beneficio o, al menos, intentándolo. Hay dos dudas que surgen en las presuntas y, sobre todo, en las respuestas de Krugman: 1) ¿lo que hace Trump es bueno para los Estados Unidos?; y 2) ¿se está beneficiando en lo personal Trump de las situaciones que crea?


En cuanto a la segunda pregunta, empecemos por el final, Krugman escribe: "Everything suggests that Trump is using his office to enrich himself. But I think it’s a lot cruder than that — more about extortion (don’t expect any favors unless you book my hotels) than stock market manipulation. It’s a sort of corruption Occam’s razor: never assume sophistication when crude thuggery is sufficient." El "todo sugiere" es una fórmula imprecisa, pero también que es cuestión de tiempo encontrar las pruebas de ello. Le compete a los que quieren demostrarlo buscar hasta encontrar.
Pero más preocupante que el que pueda estarse beneficiando es cuánto está perjudicando, es decir, la primera de las cuestiones planteadas. La perspectiva norteamericana es evidente que mira por sí misma, lo que no es complicado de entender cuando se piensa —esa es la hipótesis general— que Estados Unidos es un agente lo suficientemente poderoso como para imponer un política mundial que, como se señala, favorezca a los "amigos" y perjudique a los "enemigos". Esto es especialmente peliagudo cuando no se sabe muy bien quiénes son los amigos y quienes los enemigos. El segundo caso está un poco más claro, ya que todos los caminos del mal llevan a China, algo en lo que Trump ha conseguido arrastrar a muchos. La estrategia era clara, el evitar que China adelantara en muchos campos a los Estados Unidos, especialmente en el campo central de las telecomunicaciones, en el 5G, que servirá para canalizar el poder futuro, tal como Al Gore estableció para lo que llamó las "súper autopistas de la información", una forma de expansión de las grandes compañías norteamericanas por el mundo.


La noticia de que algunos iban a firmar la cooperación con China en las futuras redes de comunicación 5G, desató la ira de los Estados Unidos de Trump. La sola idea de que alguien desafíe el mandato norteamericano les parece metafísicamente imposible. No se acepta que China —ni nadie— les pueda ganar partida alguna. Y es aquí donde vienen los problemas, ya que la carrera se llena de codazos y trampas para los competidores. El país defensor de los mercados libres, adquiere una posición que le permite manipular a través de la política la economía.
El ejemplo más claro de esto es lo ocurrido con Turquía,  a la que Trump amenazó expresamente con hundirles la economía mediante medidas de aislamientos y aranceles. Lo mismo está haciendo con aquellos países que "no le gustan". Su abandono de las instancias internacionales en las que puede ser puesto en evidencia deja a los Estados Unidos más solitarios de su historia y, sobre todo, carente de un liderazgo moral, solo dueño de políticas del miedo, de un feo trabajo intimidatorio para todo aquel que no siga los planes del "jefe".
La proximidad a Rusia y a determinadas dictaduras muestra que la política de amistad es más que dudosa pues se trata, sobre todo, de dar alas suficientes al enemigo para que obligue a refugiarse bajo las alas cluecas del patrón. Es lo ocurrido en Ucrania con las amenazas de retirar la ayuda militar —es decir, dejar bajo la presión rusa— si no se le daba lo que pedía, información para hundir a su rival para la presidencia, Joe Biden.
Con todo, lo más preocupante queda reflejado en la última de las cuestiones planteadas a Krugman:

Bob Sharak, Chesapeake, Va.: How difficult will it be to unwind the damage Trump has done in just this one area? Is it realistic to say that it could be fixed in one or two presidential terms?
Krugman: I don’t think we’ll ever reverse the damage. We can fix some things, but neither countries nor businesses will ever go back to believing that United States trade policy can be counted on to be predictable or that we will honor our commitments. Even once Trump is gone, the possibility that America will elect another leader like him will shadow everything for decades to come.
To really get back on track, we’d need a defeat — not just of Trump but also of Trumpism, which would take multiple elections. Remember how Obama’s victory was supposed to change everything? We’re going to need an extended period — maybe three presidential elections in a row — that makes it clear that voters are insisting on politicians who care about the rule of law.*



En muchas ocasiones hemos señalado aquí que el efecto principal de las políticas nefastas de Trump era convencer a la gente, a los países, que lo mejor era no tener que depender de él o de los Estados Unidos. Es la ruptura de la confianza. ¿Por qué no otro Trump futuro?
El ejemplo de Macron con la OTAN, señalando que está en estado de muerte cerebral, es suficientemente claro., Nadie puede confiar en la OTAN o los Estados Unidos si ocurren cosas como las de Siria, dejando tirados a los socios kurdos a los pies de sus enemigos, ante la vergüenza disciplinada del propio ejército norteamericano. No serán solo los aliados traicionados, los propios militares abominan de la política de Trump, para la que han sido manipulados. Han dejado a sus aliados tirados, dejando en manos de Rusia y Turquía el control de la zona. Vergüenza.
Las ironías de la Historia implican que cuando se pregunten por el fin del "imperio americano", los estudiosos responsabilizarán a Donald Trump, presidente que enseñó al mundo a no respetar a los Estados Unidos porque Estados Unidos no se respetaba a sí mismo ni a los demás.


Puede que el mundo descubra que las viejas alianzas del periodo de entreguerras ya no funcionan como debieran, que es necesario encontrar nuevas políticas en un mundo de posguerra fría, en el que las condiciones son otras y han cambiado los escenarios.
¿Recobrarán la confianza en los Estados Unidos perdida definitivamente con Trump (Obama también planteó dudas en ciertas partes del mundo)? El último programa del Saturday Night Live incluye un sketch cómico en el que los líderes Justin Trudeau (Jimmy Fallon), Macron (Paul Rudd) y Boris Johnson (James Corden) se mofan de un Donald Trump (interpretado por Alec Baldwin) en la cafetería de la OTAN y no  le dejan sentarse con ellos en una silla vacía, a la que llamarán final mente a una Angela Merkel intepretada por Kate McKinnon. Nadie quiere sentarse con él. El sketch se resuelve finalmente con un cierre ingenioso, la transformación de la situación en una campaña anti bullying de Melania Trump (Cecily Strong): “Bullying is a serious problem, especially against President Trump.”


Con el uso de los recursos de la fuerza y la unilateralidad, Trump ha hecho perder a los Estados Unidos lo que ha sido su verdadera fuerza, la confianza. Pero esa es una virtud inútil para un personaje que no cree en las virtudes de ninguna naturaleza, solo en la fuerza de la presión para rendir a los demás y conseguir sus fines.
Hoy Trump recoge los efectos dentro y fuera de los Estados Unidos. El impeachment ha salido adelante en casa dejando las vergüenzas al descubierto ante los norteamericanos que lo quieren ver. Fuera está el enorme desprestigio de la política mundial norteamericana y la visión compartida de que es necesario tener una política de no dependencia dentro de las alianzas. Nadie está a salvo de la "amistad americana".
¿Cuántos presidentes serán necesarios para reparar el desastre de Trump? Es una buena pregunta para un mundo que ya ha comprendido la necesidad de cambiar.  El futuro de Trump, como bien señala Krugman, puede ser irreversible. Nada está aislado en un mundo global. Incertidumbre es la palabra y habrá que vivir con ella.



* Paul Krugman "Is It Possible Trump Is on the Right Track With China?" 7/12/2019 https://www.nytimes.com/2019/12/07/opinion/trade-trump-china.html




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