miércoles, 25 de diciembre de 2019

La mejor mentira del año

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En estas fechas navideñas y de final de año es frecuente que los medios saquen a la luz los ganadores de los diferentes concursos o similares del año. Se conceden los títulos diversos con los que nos gusta realizar distinciones y reconocer méritos. A cada uno lo suyo.
Como hay de todo, no es de extrañar que en los Estados Unidos exista una competición para reconocer la "Mentira del Año", en la que busca el embuste con más estilo, alcance y consecuencias. Nunca se ha hablado tanto de las mentiras porque probablemente la sociedad veía a sus líderes como portadores de valores como la verdad. El "¡creedme!" ha sido el comienzo de muchas frases en las que se prometía de todo, se explicaba todo para las personas que escuchaban o leían ilusionadas.
Si algo han dejado claro estos años intensos de mentiras es que cada uno ama su propia mentira, la que le apetece cree. Vivimos en un estado de semificción que hace que las mentiras sean importantes en nuestras vidas. Puede que antes estuviéramos más preocupados porque nos engañara, pero ahora la cuestión es bastante distinta y se acerca al refrán de "sarna con gusto no pica". "¡A mí solo me engañan los míos!" proclaman millones de personas cada vez más adictas al diseño de mentiras pensadas para su disfrute intenso y gratificante. La cuestión es que uno puede vivir engañado y feliz, pero no todos podemos hacerlo porque alguien tiene que mantener el volante y la vista en la carretera, por decirlo así.


El premio a la Mentira del Año se lo ha llevado —¿había dudas?— Donald Trump, según confirman la entidad PolitiFact, que como su nombre indica, se ha especializado en el campo menos riguroso, la Política. Esto implica un montón de trabajo y un extra desde que está Trump en la Casa Blanca. El seguimiento, verificación y contabilidad de las mentiras presidenciales se ha convertido casi en una especialidad con Trump.
La de este año puede tener serias consecuencias ya que se trata de la mentira que le ha llevado directamente al "impeachment", la de la ya célebre conversación con su homónimo ucraniano. Nos explica Chris Cillizza en su sección The Point, en la CNN:

Every year, the fact-checking service PolitiFact picks the biggest whopper told by a politician. This isn't the standard-issue deception or misleading statement; this is a lie that has implications well beyond just the lack of truth. This is a lie for the ages. As PolitiFact puts it:
"The distinction is awarded to a statement that is more than ridiculous and wrong. The Lie of the Year — the only time PolitiFact uses the word 'lie' — speaks to a falsehood that proves to be of real consequence and gets repeated in a virtual campaign to undermine an accurate narrative."
Past winners for lie of the year include 2018's online efforts to discredit the gun control activism of students of Parkland, Florida and Barack Obama's false pledge in 2013 that "if you like your health care plan, you can keep it."
This year's biggest lie? President Donald Trump's repeated assertions that the Ukraine whistleblower got the story about his July 25 phone call with Ukrainian President Volodymyr Zelensky all wrong.
"Since the Sept. 26 release of the whistleblower complaint about his call with Ukraine President Volodymyr Zelensky, Trump has insisted more than 80 times that the whistleblower's account is fake, fraudulent, incorrect, 'total fiction,' 'made up,' and 'sooo wrong,'" reads the PolitiFact piece, later adding: "Despite what Trump claims, the whistleblower got the call 'almost completely' right."*



¡Ochenta u ochenta mil! Si Trump sale de la Casa Blanca, algo dudoso, seguirá sosteniendo su versión, que solo pedía información (más bien compraba) para poder "combatir la corrupción", que es una de sus tareas como súper héroe americano.
Lo hemos dicho ya en ocasiones: la gran pregunta no es si miente (algo probado), sino si se lo cree él mismo. Las dudas sobre la estabilidad presidencial no son de ahora. No se trata de si está enfermo, sino si está bien cuando está normal, algo más profundo y preocupante. Trump no ha dado signos de empeoramiento, sino más bien de cargar sus pilas con los enfrentamientos. Carente de objetivos claros, que tenga que explicar, le es más fácil un estado a la defensiva en el que queda enfrentado a sus opositores.
La misma CNN sitúa en lugar preferente el titular "Ex-GOP congressman says Trump 'unfit for office'", lo que está en el pensamiento de muchos:

A former GOP congressman who retired earlier this year says President Donald Trump is "psychologically, morally, intellectually, and emotionally unfit for office" and that he will consider voting for a Democrat in 2020.
Dave Trott, who represented suburban Detroit for two terms until he declined to seek reelection last year, made the comments in a letter to The Atlantic and went on to say Congress should remove Trump from office.
"High unemployment, a stagnating economy, and massive debt for a few years are better than alienating the rest of our allies, getting into a nuclear war with Iran, or allowing 10,000 Islamist soldiers to be set free in Syria," Trott wrote. He was responding to an article published in The Atlantic in September quoting military officers who were critical of Trump.**


La "política" de Trump es la conversión de su pobre sentido de las empresas al país. Lo que le recuerda Dave Trott es que un país es más que su "economía". El coste de las acciones de Trump para los Estados Unidos es incalculable. Lo que representa no es posible ponerlo en cifras; es más profundo. Si bien los representantes republicanos no se han separado de la disciplina en el voto del impeachment, sí es cierto que hay una serie de congresistas que han dicho que no volverán a hacer campaña, que se retiran. Es una forma de expresar el malestar que Trump les está causando. A veces, la disciplina de partido es demasiado para personas con un mínimo de vergüenza.


Decía un estudio reciente que en los mentirosos hay una alta conexión entre el lenguaje y la memoria, necesitan recordar y dar consistencia a sus fabulaciones. Explicaban en el diario Público (en 2016) recogiendo otros trabajos de investigación que " [...] las personas que mienten frecuentemente parecen acostumbrarse a ello, según otro estudio que refleja que su actividad cerebral indica que las emociones se implican cada vez menos en la decisión de seguir mintiendo."*** La descripción del cuadro es muy interesante. Por eso decíamos que probablemente irá a más y si sale de la Casa Blanca se dedicará a hacer giras contando todo tipo de conjuras contra él, el mejor presidente del planeta de todos tiempos.
Hay republicanos, colaboradores incluso, que ya se están desmarcando de los desastres de Trump. En estos días el es asesor John Bolton ha criticado fuertemente su política sobre Corea del Norte. Otros lo hacen sobre Oriente Medio o aspectos parciales. Hemso visto cómo David Trott no se callaba nada.
Surge una pregunta: ¿hasta dónde se dejarán arrastrar los republicanos por Trump? Que él se crea sus mentiras no significa que los demás deben hacerlo. La situación se habrá hecho insostenible para algunos, como hemos visto en las declaraciones del impeachment en el Congreso. Pero hay muchos otros, ¿cómo explicar a los demás que se dejaron llevar, sin oponerse a alguien que está destruyendo, pieza a pieza, el orden internacional existente, de clima al comercio, solo por quedarnos en la "c", además de la credibilidad de los Estados Unidos?



* Chris Cillizza "Donald Trump told the 'lie of the year'" The Point CNN 18/12/2019 https://edition.cnn.com/2019/12/17/politics/donald-trump-politifact-lie-of-the-year/index.html?iid=ob_article_footer_expansion
** "Ex-GOP congressman says Trump 'unfit for office'" CNN 24/12/2019 https://edition.cnn.com/2019/12/24/politics/dave-trott-donald-trump/index.html
*** "El escáner cerebral es el mejor detector de mentiras" Periódico 14/11/2016 https://www.publico.es/ciencias/escaner-cerebral-mejor-detector-mentiras.html








No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.