viernes, 13 de diciembre de 2019

La victoria que parecía otra cosa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El triunfo abrumador de los conservadores de Boris Johnson en el Reino Unido da lugar a todo tipo de explicaciones sobre lo que los británicos han votado. Para muchos lo único que han votado es para confirmar el Brexit antes que apostar por una política conservadora, ya que el propio Johnson se ha encargado de borrar las huellas de lo que esta pueda suponer. Es como firmar el contrato con un solo punto y que luego se vayan añadiendo el resto. 
Está claro, por otro lado, que Jeremy Corbyn ha sufrido una enorme derrota —la peor desde 1935, según los datos— que ha dejado a los laboristas desactivados y buscando caras e ideas nuevas. También Corbyn jugó a una enorme ambigüedad, pero esta vez han preferido a un señor menos estirado. ¡Que los laboristas sean más estirados que Johnson, ya es un punto perverso que marca un extraño cambio de estilo en el que se han dejado ganar. Corbyn ha ido demasiado peinado para la ocasión.


Corbyn es alguien por el que es difícil tener algo de empatía y con poca capacidad de comunicación, incluidos los laboristas que no han tenido nada claro a dónde les llevaba. Johnson, por el contrario, les ha llevado hasta donde ha querido como un flautista rapero de Hamelín.
Dicen en su análisis de los resultados en la CNN, a cargo de Eliza Mcakintosh:

Boris Johnson campaigned on a single, simple slogan: "Get Brexit done." Britain, it seems, could not have agreed more.
Fed up with the political turmoil over Brexit at Westminster, voters gave Johnson the mandate he craved to get the country out of the European Union by January -- no ifs, no buts.
They may be disappointed. Far from Brexit being done, it's just getting started.
In reality, Johnson's Brexit "deal" is just the first stage in a years-long process. Not that you'd have heard much of that from the Prime Minister, who preferred his catchy slogan to any complicated discussion about the framework of a future relationship with the EU or the long-term implications of quitting the bloc.
Johnson just doesn't do nuance. In a political stunt on one of the final days of stumping, he drove a "Brexit" backhoe through a wall of polystyrene bricks emblazoned with the word "gridlock." But he successfully ducked difficult questions about what delivering Brexit might look like in reality, limiting media appearances and even retreating into a walk-in refrigerator to avoid a TV interview.*


Por sorprendente que pueda parecer, efectivamente la simplificación extrema le ha dado una gran victoria. Esto hace cuestionarse muchas cosas sobre lo que hoy llamamos la política, donde se ha producido una disociación entre los hechos reales —lo posible— y la escenificación política —lo vendible— en la que cada uno asume unos papeles conforme a su propia estrategia. Por decirlo así: a Corbyn había que entenderle, algo cansino; mientras que con Johnson te diviertes tras escuchar el sencillo y telegráfico mensaje, como se nos resalta en la CNN. Ya se rellenará el contrato tras tener la firma del electorado. La política necesita solo de buenas excusas cuando las cosas no salen.
El análisis de los votos realizado por la BBC muestra que el aumento del apoyo al partido tory ha sido en alguna zonas entre el 2 y el 4%, pero esto se ha visto reforzado por pérdidas de más del 10% del apoyo a los laboristas. Hay excepciones del comportamiento general, la ciudad de Londres y Escocia, con triunfo aplastante de los nacionalistas escoceses, partidarios claros de permanecer en la Unión Europea.


En realidad, lo que se han votado en las generales ha sido un nuevo referéndum para no tener que hacer un referéndum. Por eso Johnson lo ha llevado todo al punto de decisión, el Brexit. Lo demás sobraba. Es lógico dentro de la locura del comportamiento político británico que ha tenido al mundo con sus ojos puestos en el Reino Unido. Las bromas y sonrisas sobre el Brexit han sido decisivas.

¿Significa esto que el camino está claro? Ahora llega lo difícil. El cierre de Europa no será sencillo porque nunca lo ha sido ni puede serlo. La victoria de Johnson es una victoria sobre su propia incertidumbre, no sobre la Unión Europea, algo que los británicos empezarán a descubrir cuando su atención logre focalizarse en la materialización y las consecuencias estén en sus datos diarios.
La sensación que a muchos británicos se les ha generado es el de una falsa victoria. En realidad, quien ha ganado ha sido Johnson, no el Brexit, que todavía sigue sin saberse qué es o cómo será. El eslogan "Get Brexit done" que le ha llevado al triunfo crea una falsa sensación de victoria al unir la victoria conservadora a una victoria en una hipotética batalla con Europa. Johnson no ha ampliado las ideas; ha ampliado solo el eslogan vacío. 
Desgraciadamente la política está cada vez más llena de estos trucos de ilusionistas baratos en los que se trata de convencerte —venderte— que ya tienes el abrigo en la mano cuando solo has avistado al oso en la lejanía. Ahora toca cazarlo. A efectos europeos, el mayor o menor respaldo interior de Johnson es una cuestión secundaria, pues todo el que se siente a negociar tiene un respaldo. Pero, cuidado, Johnson llegará como si la batalla del Brexit ya estuviera ganada. Desparpajo no le falta. Johnson solo habla de lo que habrá que hacer cuando se haya hecho lo que hay que hacer primero.  Es su truco, vender lo que harán cuando no estén Europa cuando todavía no han salido. A diferencia de su admirado Churchill, no vende "sangre sudor y lágrimas", sino lo que viene después.


El Brexit se ha planteado como una metáfora peligrosa; más que destinada a revelar un aspecto de la realidad, lo ha hecho para falsearla. Esa ha sido la labor de los Farage y demás euroescépticos, incluidos el propio Johnson en sus años mozos. Han vendido enemistad, vejaciones, agravios inexistentes para sembrar en los británicos el sentimiento de una especie de III Guerra Mundial en la que las islas se ven de nuevo amenazadas por el Reich de Angela Merkel y sus secuaces continentales. Ellos sabrán.
Será muy fácil entonces canalizar las frustraciones hacia una Europa culpable de todos sus males, como ya se hizo en estos años pasados. Con Reino Unido separado de la Unión, comenzarán otro tipo de problemas con terceros, como ya han advertido los analistas. Reino Unido, por libre, puede ver mucho más condicionadas sus decisiones, mucho más de lo que hasta el momento pensaba que las tenía.


Se acrecienta el conflicto entre Londres ("campo" y "ciudad" han dicho algunos) y el resto del país, que no es cuestión de empecinamiento, sino de modelos de negocios. Y también el conflicto entre Escocia y el resto del Reino Unido, cuya "unión" se cuestiona. El fuerte respaldo de Johnson no es nada comparado con el apoyo obtenido por Nicola Sturgeon, la venecedora real. Puede que Johnson no tenga "oposición", pero sí muchos "problemas".
De lo que no hay duda es que a Johnson no le será tan fácil conseguir sus objetivos europeos como atravesar un falso muro con un tractor. Ahora viene lo difícil. 


* Eliza Mackintosh "Brexit is now unstoppable. But Britain must face up to how long it will take" CNN 13/12/2019 https://edition.cnn.com/2019/12/13/uk/brexit-election-analysis-boris-johnson-intl-gbr-ge19/index.html


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