lunes, 9 de diciembre de 2019

Otra crisis egipcia

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Algo grave se debe estar cociendo en Egipto cuando el parlamento, a través de su presidente, Alí Abdel-Aal, ha arremetido contra dos ministerios de forma amenazante. Ya hemos comentado aquí las andanadas contra el gobierno para salvar el papel de la presidencia. El concepto es claro: el gobierno está para hacer lo que dice el presidente. Si el pueblo se queja, la culpa la tiene el gobierno, que han sido puestos en ese lugar para hacer lo que se les indica. Esto es frecuente y se resume en la fórmula habitual en la que se expresa que "el presidente ha ordenado que se haga" lo que toque en cada momento. Si las órdenes no se cumplen, malo para el gobierno que pasa a tener los días contados. El gobierno egipcio tiene los días contados desde hace bastante tiempo, lo que indica que la insatisfacción es grande en diversos sectores. Esta se puede clasificar en la que se puede manifestar porque es culpa del gobierno, y la que no se puede manifestar porque apunta directamente a la presidencia o al sistema mismo. Cuando el nivel de insatisfacción crece, se responsabiliza directamente al gobierno hasta que es sustituido por otro, total o parcialmente.
Esta vez le toca a dos importantes ministerios, según la amenaza del presidente del parlamento. Así nos los presenta el diario estatal Ahram Online:

"This government should live up to its responsibilities in line with the constitution, improve its performance, and stop exporting problems to the public and the president," said Abdel-Al.
"Besides," said Abdel-Aal, "as the government insists on ignoring answering questions directed by MPs, I can say that it is now high time for parliament to reactivate its supervisory roles, particularly interpellations."
"My message to the minister of parliamentary affairs and the minister of justice is that unless the government submits to parliament a new law regulating the performance of public notary offices within 15 days, I will move to use parliament's supervisory tools to question this government," said Abdel-Aal, insisting that "the new law should state that public notary officers will be no longer be under the purview of the Ministry of Justice and be instead affiliated with the Ministry of Planning and act as independent entities."
"If the government does not make this move within 15 days, I will ask the legislative affairs committee to draft a law aimed at meeting these objectives," said Abdel-Aal.
Abdel-Aal's words were in response to an "urgent statement" delivered by Alexandria's MP Mohamed Abdel-Fattah on what he called the extortion that citizens face when dealing with public notary offices.
"Lawyers and citizens complain of rampant corruption, extortion and maltreatment in these offices, and the result is that 95 of Egypt's real estate wealth has not yet been officially registered," said Abdel-Aal, also urging the government to reduce documentation fees to encourage citizens to register their private properties.*


Hay que reconocer que el valor del presidente del parlamento aumenta en función del hundimiento del propio gobierno. A falta de oposición real, Alí Abdel-Aal tiene que jugar ese papel de forma directa, decretando que el culpable es el gobierno. A veces no se sabe qué es mejor, tener una oposición con la que discutir los problemas o que sea desde el propio parlamento desde donde se decreta tu responsabilidad. El cao es curioso porque se supone que el gobierno está respaldado por un grupo parlamentario mayoritario. Sin embargo, la incuestionable originalidad del sistema egipcio hace que eso no sea más que una ilusión. Es la presidencia la que maneja todo, incluido el parlamento,  por ello, se decide si cumple su papel o no. En este caso, se le responsabiliza directamente de permitir la llamada "corrupción notarial" y lanzarla contra el pueblo y el presidente. ¡Insólito momento en algo que se llama a sí mismo "democracia"!


La expresión "crisis de gobierno" tiene un sentido peculiar en Egipto, desde luego. Parece que no hay forma de hacer nada sin recurrir a esta suerte de amenazas constantes sobre los unos y los otros. En estas condiciones de acusación, lo normal hubiera sido que un gobierno dimitiera por pura autoestima, pero eso no parece factible en este entorno político. El gobierno tiene los días contados hace tiempo y esto es la amenaza de salida a efectos propagandísticos.


No queda en muy buen lugar el sector notarial, acusado de malos modos, malas prácticas e impedir que el dinero de los registros de las propiedades llegue al Estado, perdiéndose por el camino. Las viejas prácticas siguen vivas. El 95% de las propiedades, dice el presidente de la cámara, están sin registrar. 
No son nuevas las críticas al caos acumulado en una ciudad como El Cairo (y en el resto de Egipto), en donde la construcción es foco de problemas de diverso orden, del urbanístico al administrativo. Hay múltiples obras y artículos de especialistas en estos años intentando analizar la situación de una ciudad calificada como "salvaje", "fuera de control", etc.
La noticia también la recoge Egypt Independent de forma más resumida, con el titular "Egypt’s parliament speaker criticizes failure to record 95 percent of real estates"** , con el que aparece hoy mismo en su edición digital. Señala el diario:

 Abdel Aal warned that non-registration of real estates loses the state’s money, and if each real estate payed LE500, the government would collect a collect huge amount; employees thus commit a felony of loss of funds by ignoring the registration.**


La eficacia de la medida puede volverse impopular si a los que defraudaban les sale más caro cumplir que no hacerlo, lo que parece ser el caso. La lógica viene a decirnos que son muchos los que se beneficiaban de este incumplimiento y que la medida puede tener consecuencias inesperadas. Por lo pronto, ya se ha amenazado con cobrar 700 en vez de 500 libras a los defraudadores. No se dice qué se hará con los funcionarios involucrados (según parece por las cifras, lo son todos), que harán lo imposible por continuar con sus manejos.
Por lo que se percibe, la presidencia quiere dar sentido "profundo" al cese del gobierno, que arrastrará en su caída todos los males que no ha sabido, podido o querido cambiar. Lo que ocurre con el gobierno egipcio es una escenificación del desmarque de la presidencia respecto a los problemas sin resolver del país.
Pronto empezará el traslado a la nueva capital, otro momento para que empiecen a aflorar problemas allí donde van y en lo que dejan al partir. La situación actual es de brecha entre los tres elementos, presidencia, gobierno y parlamento. Veremos cómo acaba este asunto, que separará a los nuevos privilegiados (los que irán a la capital) de los viejos perjudicados (los que se quedan). En la nueva ciudad, todo quedará registrado y entrarán uno a uno, salvo, claro está, que sean los notarios los que se trasladen primero.



* "Egypt's parliament speaker slams justice minister over 'inaction' in fighting corruption at notary offices" Ahram Online 8/12/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/357348/Egypt/Politics-/Egypts-parliament-speaker-slams-justice-minister-o.aspx
** "Egypt’s parliament speaker criticizes failure to record 95 percent of real estates" Egypt Independent 9/12/2019 https://www.egyptindependent.com/egypts-parliament-speaker-criticizes-failure-to-record-95-percent-of-real-estates/


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