Joaquín Mª Aguirre (UCM)
"La libertad de expresión no
significa que se puede decir cualquier cosa, la ley castiga casos donde existe
una víctima inocente, como la difamación, el fraude o dar un testimonio falso
ante una corte", explicó [Jamin Raskin, profesor de Derecho Constitucional]
a BBC Mundo.
"En el caso de Álvarez, es
diferente, porque el daño parece ser abstracto. Es un perjuicio simbólico al
sistema militar", señaló Raskin.
Según el experto, si la Corte Suprema respalda esta ley, se
daría un cambio fundamental en la jurisprudencia de Estados Unidos. Por primera
vez, el gobierno podría estar de policía, vigilando cómo una persona habla de
sí misma y con la peligrosa autoridad de decidir lo que es verdad o mentira,
sin que se compruebe un perjuicio monetario o a la reputación de otra persona.*
El marine inexistente |
En los últimos años —y tirada la toalla del caso de la “verdad”—,
los filósofos y otros especuladores de lo abstracto se han centrado en el
problema de la mentira que es, al menos más variado y entretenido, a la vista
de casos como el de Xavier Álvarez.
Lo preocupante es que se pregunto uno ya directamente por la
mentira en cada vez más sectores —la política, los negocios, la publicidad, los
medios de comunicación…— que es como dar por hecho que ese es su ámbito natural.
El juicio a Xavier Álvarez |
Xavier Álvarez, tras mentir sobre sus orígenes, matrimonio, etc., se había lanzado a la política local y acababa de ser elegido. Presentarse con un uniforme con medallas, como un héroe, es siempre es un buen aval. Eso quiere decir que consiguió un beneficio mintiendo, como lo había hecho otras veces.
Lo preocupante del razonamiento es que se considera que la
mentira no es sancionable si causa un bien manifiesto y no un mal demostrable.
Solo se podría recurrir contra él, si se pudiera demostrar que ha causado daño
a alguien, como señala el jurista citado, en los casos de difamación, fraude o
falso testimonio bajo juramento. El Derecho es el Derecho, pero a veces se
queda corto.
El que la mentira se considere una posibilidad legítima si no perjudica a otros directamente, es bastante significativo sobre la sociedad que queremos. Lo que es evidente es que provoca daño a la “verdad” entendida como un bien común, concepto abstracto, desde luego, pero base del contrato social que hace que podamos vivir juntos razonablemente. La mentira no es solo una cuestión de “libertad de expresión”, ya que sobre lo que decimos construimos nuestras relaciones sociales, que pasan a estar contaminadas.
Se comenta en el artículo que la gente miente permanentemente
sobre sí misma en lugares como Facebook
o cualquier otra red social; que mienten sobre su altura, edad, color de ojos,
estudios, etc. No creo que eso sea una buena práctica, por extendida que esté.
La llegada de las Picture Brides al puerto |
Cuando la joven Riyo —maravillosamente interpretada por
Youki Kudoh— se encuentra con su futuro marido en el muelle, su desilusión es
grande: la foto enviada tiene más de veinte años de antigüedad. Tampoco ella ha
sido sincera en algunos aspectos y ambos purgarán el desencuentro de sus
mentiras. Lo que determinará sus vidas —y contra lo que tendrán que luchar— es su falta de sinceridad, mal ladrillo para construir cualquier cosa.
Si aceptamos que la base de las relaciones sociales son las
mentiras, no construiremos una sociedad demasiado estable por poco fiable, en la que a la
obsesión por las mentiras verticales (las del poder en todas su formas), habrá que añadir las mentiras
horizontales, las que nos digamos unos a otros. Friedrich Nietzsche señaló que
la diferencia entre el imaginativo y el mentiroso es que el primero se engaña a
sí mismo, mientras que el segundo lo hace a los demás. La mentira del
imaginativo acaba siendo una mentira ante los demás también ya que son las
relaciones sociales las que la expanden.
No sé si Xavier Álvarez es un imaginativo o un mentiroso,
según la distinción nietzscheana, pero lo que sí sé es que su vocación política
le hace peligroso para los demás.
Puede presumir de ser un héroe y no serlo; pero la gente le elige por ello. En
España hemos tenido recientes casos de políticos con el currículum académico retocado.
En Alemania, una tesis plagiada le costó el puesto al ministro de Defensa. Ayer
mismo, miles de personas salieron a la calle en Hungría para pedir la dimisión
de su presidente, también plagiario doctoral.
La mentira avanza como forma
natural, según parece. Se empieza engordando el currículum para tener un
puesto de trabajo y se termina dimitiendo de la presidencia de un país. Una
larga travesía, pero muy rentable para algunos. Lo malo de las mentiras es que,
aunque algunas no te lleven a la cárcel, siempre te sacan los colores cuando
has llegado lo suficientemente alto y te descubren.
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