Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Un tribunal norteamericano acaba de desestimar una demanda —por
valor de 105 millones de dólares— presentada por un grupo de de blogueros
contra The Huffington Post. Los blogueros
pretendían recibir algo por la venta
del periódico a AOL cuyo importe ha sido de más de trescientos millones de
dólares. Ellos reclamaban una parte del pastel alegando que habían contribuido
con su trabajo al aumento de valor del periódico y les parecía justo que una
parte de ese dinero fuera a sus bolsillos.
El eje de la argumentación jurídica está en el concepto de “enriquecimiento
injusto”, que es cuando una parte se enriquece a costa de otra y no existe
equidad. No hay duda de que el Huffington
Post se ha enriquecido por el trabajo de los blogueros, esto lo reconoce
sin duda el tribunal. La cuestión está en que, como se señala, no existe
ninguna prueba aportada de compromiso por parte de la empresa de remunerar por
su trabajo a los blogueros. La empresa dejó
claro que no les iba a pagar por su trabajo, aunque supusiera un beneficio
para ella. Ellos sabían las condiciones:
Moreover, equity and good conscience plainly do
not support the plaintiffs in this matter. No one forced the plaintiffs to give
their work to The Huffington Post for publication and the plaintiffs candidly
admit that they did not expect compensation. The principles of equity and good
conscience do not justify giving the plaintiffs a piece of the purchase price
when they never expected to be paid, repeatedly agreed to the same bargain, and
went into the arrangement with eyes wide open. (p. 12-13)*
Cándidos y con los ojos abiertos, sin engaño. La sentencia también deja claro algo: The Huffington Post ni aspira a la equidad ni a tener una buena conciencia. ¿Qué es eso? Solo existen los contratos y allí no pone nada. Esto es una empresa y no la Beneficencia.
El modelo de negocio del Hufftington
Post está muy claro. Es lo que podríamos calificar como neoliberalismo informativo bajo la
apariencia de socialización de la
información. El debate sobre la profesionalidad de los medios se soslaya por
inútil y se aplica el viejo principio de si
no puedes vencerles, únete a ellos. Solo que aquí se invierte el sentido de
la unión: son los profesionales —la
empresa— los que reclutan a los aficionados.
Hay que decirlo claramente: esto no es solo un modelo informativo, es
básicamente un modelo empresarial.
La base del modelo exitoso es que existen personas que
escriben fuera de estructuras informativas, una dispersión, que al agruparse
puede producir un beneficio por las concentraciones de lectores. El Hufftington
crea un espacio “deseable”, con el que concede
“visibilidad”, y lo rentabiliza. Eso convierte al Hufftington en una red social
especializada en la que se ofrece un espacio a sus miembros y se rentabiliza el
tráfico producido.
Toda la reflexión de la sentencia gira sobre los conceptos
de “exposición y visibilidad” confrontados con el de “remuneración”. The Huffington Post ofrece visibilidad y
la rentabiliza obteniendo un beneficio, su
beneficio. Los términos son de gran importancia porque afectan al modelo
informativo y al desarrollo y viabilidad futura de los medios.
Los medios son estructuras informativas y empresariales estables integradas por profesionales contratados
que reciben una remuneración por su trabajo. Una parte de la información es
esporádica y puede ser remunerada o no ya que se puede dar la circunstancia de
que el beneficio del que escriba sea dar
a conocer sus puntos de vista o ideas. Esa persona busca la visibilidad de
la publicación y puede sentirse compensado
por ella. En otras ocasiones, son los medios los que solicitan una colaboración
esporádica a determinadas personas y pueden ofrecer una remuneración a cambio.
El caso del Huffington
Post es distinto ya que no se trata de colaboraciones esporádicas, sino estables, un trabajo continuo. Desde el
punto de vista legal, la sentencia dice que la empresa editora nunca prometió
remunerar a los participantes en el medio, a los demandantes que reclaman su parte
del beneficio producido. Los blogueros
demandantes esperaban beneficiar a 9.000 blogueros participantes. han quedado frustrados en su pretensiones. Cuanto mayor sea el éxito del Hufftington (y más dinero recaude), menores serán las probabilidades de cobrar por el trabajo, ya que aumenta la visibilidad, que es el pago que recibe quien escribe. Interesante.
En la sentencia, respecto a las argumentaciones de los demandantes,
el juez también ha señalado que no tienen obligación de decirles el número de visitantes
que atraen ni el beneficio que estos producen a la empresa porque tampoco
existía ese compromiso explícito; señala que los demandantes podían hacerse una
idea gracias a los indicadores de visitas y los “me gusta”, etc., incluidos en
la página. La sentencia señala que el Huffington
nunca ocultó su ánimo de lucro y, esto es importante, su inexistente deseo de compartir sus beneficios con los demás. La demanda,
dice el Tribunal, basada en que no sabían que su trabajo iba a producir tanto beneficio al Hufftington, no es
procedente porque eso está implícito en los objetivos de la empresa, ganar todo
lo que pueda.
En resumen, el eje es que nadie ha sido engañado porque no
se había prometido nada. No es engañar que una empresa se lleve todo el beneficio y nada los que
trabajan allí (no los trabajadores,
que son solo legalmente los contratados); no es engañar
que una empresa busque ganar el máximo. Y todo es cierto, claro. Sin promesa,
no hay incumplimiento.
Sin embargo, el caso tendrá transcendencia por varios
motivos. El primero de ellos es que deja al descubierto —para bien y para mal—
el funcionamiento, el truco
empresarial sobre el que se basa: el que organiza se lo lleva todo. La candidez de los primeros ya no será
igual con los segundos. El siguiente punto es que el Hufftington está expandiendo su modelo por Canadá y Europa a través
de diarios que tienen su prestigio consolidado, Le Monde y L’Espresso. En
España es el diario El País el que ya
ha anunciado la creación de su propia versión del Hufftington dirigido por Montserrat Domínguez. El diario tiene
ahora mismo más de ciento treinta blogs, una mezcla de profesionales del propio
medio y otras personas colaboradoras. ¿Busca una etiqueta Huffington o será algo nuevo?
No es la primera vez que la empresa recurre a etiquetas exteriores,
como ocurrió con CNN+, política que confieso no haber entendido nunca porque
limitaba la expansión informativa hacia Latinoamérica ya que allí tenía la
exclusiva la “CNN en español”, controlada por la empresa de Turner. Se compró
una etiqueta y se perdió un público.
El artículo promocional con el que hace unos días el diario El País notificaba la futura dirección de
Domínguez señalaba:
El Huffington Post, una
compañía participada al 50% por PRISA
Noticias, editora de El PAÍS, y The Huffington Post, tendrá un equipo
de redacción propio que combinará la experiencia de los medios de PRISA, grupo
líder de comunicación e información, con la fórmula que une contenido original
con una gran red de blogs, agregación de noticias y la participación masiva de
los usuarios, por la que es globalmente reconocida la marca Huffington. El
Huffington Post abrirá una
ventana diferente de informaciones y opiniones sobre la actualidad en política,
tecnología, cultura, espectáculo y formas de vida.**
¿Ventana diferente?
Veremos los resultados de la aventura informativa, que tendrá trascendencia en
sus resultados. En un sistema mediático tan delicado como es el español,
cualquier paso en un sentido u otro tiene repercusiones y este lo tendrá, el
primero de ellos sobre la propia edición digital de El País. Pero las empresas son así: lo que sueltan con una mano
esperan recogerlo con la otra. Esperemos que nadie tenga que saltar por la ventana diferente o quedar manco.
El modelo Hufftington,
queda transparente tras la sentencia; se basa en la reducción de costes con plantillas
mínimas, las aportaciones gratuitas de los blogueros o “colaboradores” y el
factor “red social”, es decir, el aprovechamiento de los contactos existentes
por parte de los participantes y la difusión viral. Es un cambio importante en
el modelo informativo, desde luego.
El modelo Hufftington
fue criticado por los profesionales que veían una forma de negocio extraña que
producía una desprofesionalización y
la aparición de figuras distanciadas de la información y próximos al marketing dirigiendo y controlando el medio.
Como empresa funciona, es decir, gana
dinero. Y no lo comparte. El intercambio de visibilidad
por trabajo es una fórmula que veremos lo que da de sí.
* Sentencia: UNITED STATES DISTRICT COURTSOUTHERN DISTRICT OF NEW YORK.
JONATHAN TASINI, MOLLY SECOURS, TARA DUBLIN, RICHARD LAERMER and BILLY ALTMAN, individually and on behalfof all others similarly situated,Plaintiffs,- against - AOL, INC., THE HUFFINGTON POST.COM,INC., ARIANNA HUFFINGTON AND KENNETH LERER. http://es.scribd.com/doc/87385300/Tasini-HuffPost-Nysd-Uscourts-Gov-Cgi-Bin-Show-Doc-Pl-Caseid-377767-de-Seq-Num-124-Dm-Id-9841006-Doc-Num-33
** "Montserrat Domínguez dirigirá 'El Huffington Post'" El País 14/03/2012 http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/03/14/actualidad/1331745668_965308.html
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