jueves, 5 de abril de 2012

La desregulación del acoso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las palabras de Azza El-Garf,  una de las pocas mujeres elegidas como diputadas en el parlamento egipcio en representación del “Partido de la Libertad y la Justicia” —el brazo político Hermandad Musulmana— han causado indignación en aquellos con capacidad de indignarse. Azza El-Garf ha pedido la retira de la Ley anti-acoso existente por considerar que son las mujeres que provocan con su vestimenta las que son culpables y no los hombres.
Ya nos hemos referido en ocasiones anteriores al grave problema del acoso en Egipto. Las palabras de la diputada son un fiel reflejo de la mentalidad que alienta tras ellas. La misma diputada defendió no hace mucho la “mutilación genital femenina”*, señalando que es un “derecho de la mujer” y también señaló que el divorcio se le había puesto “demasiado fácil” a las mujeres desde las últimas reformas de ley.

La diputada islamista Azza El-Garf
Sawsan Gad, una de las cofundadoras de la organización de voluntarios HarassMap [ver entrada], —de la que ya dimos cuenta hace meses— dedicada a enfrentarse al problema del acoso sexual en Egipto mediante la realización de un mapa que sirva de alerta y recordatorio social del “problema” que supone, ha publicado un artículo* en Al-Masry Al-Youm tratando de dar sentido al problema del acoso ante el desvarío y el peligro que suponen las palabras de la diputada islamista para la sociedad en su conjunto y para todas las mujeres en particular.
Azza El-Garf es un ejemplo de la “programación” mental y del discurso retrógrado que suponen la ideología que lo sustenta. Ella representa la “vanguardia femenina” islamista. Como dijeron al ser recriminados por la poca presencia de diputadas en el parlamento, las que hay representan bien a las mujeres.


Responsabilizar a las mujeres del acoso es el equivalente a responsabilizar por llevar la “capucha” por la muerte de Trayvon Martin o el desencadenante de la “marcha de las putas” en México (de la que ya dimos cuenta). Todas son formas de esconder la responsabilidad verdadera y de ocultar sus causas profundas: el control social a través de la impunidad.
Al igual que en los casos señalados, las palabras de la diputada islamista reflejan la conciencia autoritaria de saberse poseedora de los verdaderos valores y el desprecio profundo de todos los que no los siguen. Esa es la base de la conciencia autoritaria y de sus formas de represión.

Sawsan Gad
La consecución de una mayoría parlamentaria islamista en Egipto está sirviendo para hacer emerger sin tapujos las más retrógradas prácticas sociales. El acoso revelaba la mentalidad patriarcal de una parte importante de la sociedad egipcia, pero las palabras de la diputada permiten ver varios factores preocupantes. En primer lugar, es una diputada, una figura pública institucional, que ha sido elegida para legislar. Es deprimente pensar las leyes que puedan salir de esa mentalidad. En segundo lugar, es una mujer. Su condena de las víctimas de acoso es significativa, porque eso es lo que ha hecho al liberar a los hombres de la responsabilidad del ataque. Por último, la retirada de la ley convierte las calles en una jungla, ya que nadie podrá reclamar por la violencia que se ejerza sobre ellas. La única conclusión es que aquella mujer que quiera sobrevivir en esa selva social es la que se pliegue a los deseos de los islamistas y su modelo social e individual de comportamiento. Es decir, que tenga a Azza El-Garf como modelo de lo que es la mujer honesta y políticamente comprometida. El ejemplo negativo, por el contrario, pasa a ser alguien como Sawsan Gad que lucha para que las mujeres tengan derecho a salir a las calles vestidas como deseen sin que eso sea motivo de ataques, para que puedan salir a trabajar o a hacer su vida como quieran. Desgraciadamente, parece que no será este el camino por ahora. Sin embargo, como modelo de un futuro posible, solo es posible Sawsan Gad. Lo demás es vivir fuera del tiempo y de la justicia; la nuevas momias.


El acoso sexual se ha utilizado por los militares y civiles como una práctica social de represión de la contestación. Las luchas políticas no son las únicas. Muchas veces el partidismo enfrentado esconde la misma opinión y valores respecto a cuestiones sociales de mayor calado. Una de ellas es la cuestión de las mujeres, algo por lo que muchas están luchando en el silencio del rechazo social e institucional. Los que insisten en que los Hermanos Musulmanes son partidarios del “libre mercado”, no hacen sino enmascarar situaciones de mayor alcance social. No todo es el mercado. Además de vender, hay que vivir.
Entre un Ejército que se resiste a ceder el poder y un islamismo que quiere llevar su conciencia autoritaria al conjunto de la población, Egipto se debate sin salidas claras. La desregulación del acoso, pues así debe ser concebida la propuesta de la diputada de la Hermandad Musulmana, supone un avance hacia la creación de un país imposible, la destrucción de los sueños de modernización que llevaron adelante la revolución del 25 de enero. Cada vez más, la revolución parece una utopía, un sueño de una noche en la que se entrevieron las estrellas, tapadas por las negras nubes de la dictadura. Ahora son otros vientos, pero las mismas nubes las que cubren el cielo egipcio.


* “Islamist Parliamentarian Objects to Egypt's Ban on FGM”. Women’s eNews womensenews.org 28/03/2012 http://womensenews.org/story/genital-mutilation/120327/islamist-parliamentarian-objects-egypts-ban-fgm?page=0,0

** Sawsan Gad: “The collective memory of sexual assault”. Al-Masry Al-Youm 03/04/2012  http://www.egyptindependent.com/node/750081


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