Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En
estos tiempos de emails, hay algunos que le siguen encontrando la gracias al
sobre. Parece que aumenta la moda de la "carta amenaza" sólida frente
a los insultos en las redes sociales, que es la tónica general.
Todo
parece indicar una vieja escuela fetichista de la bala o la navaja, algo debe
satisfacer el ego de algunos sobremanera. En los últimos tiempos, los políticos
han exhibido todo tipo de objetos arrojadizos o peligrosos, de partes de
adoquín (¡pobre calles esquilmadas!) a balas de CETME que no sé si son objetos
fáciles de rastrear pero que todavía conservan un valor simbólico para aquellos
que se desahogan así.
Desde
luego, estos envíos son totalmente condenables, se los hagan a quien se los
hagan y del calibre que sean las balas. Pero deberían hacer todos ellos un
examen de conciencia para tratar de comprender la crispación general a la que
han conducido al conjunto de la sociedad.
Pese a
que desde todos los medios prácticamente se les está diciendo cada día —que
no pueden seguir haciendo política de
esta manera bronca—, se desoyen los consejos y se sigue nada más que la ruta
electora, la visible y la invisible. Con la primera me refiero a la oficial, la
que se convoca; la invisible es la permanente, la inacabable, la del día a día
de los sondeos a ver si has hundido la imagen de tu/s oponente/s y qué tal han
sentado en el electorado tus últimos exabruptos ingeniosos.
Esto de
la amenaza continua no ocurre solo aquí (pero a mí me fastidia más), lo estamos
viendo en muchos países porque todos deben haber leído el mismo libro y seguido
al mismo gurú, el de la mala educación, la alteración de la vida y la espuma en
la boca.
Las
amenazas se pueden enfrentar de muchas maneras. La amenaza test es la que se exhibe para ver si la condenan los demás,
ya que a algunos se cortan las cuerdas vocales
antes que decir una palabra de condena, que a veces llega a ser tan general
suena a que pide disculpas por lo de la manzana comida del árbol de la Ciencia.
Cuando
te pillan en una de estas es un compromiso, porque ya se encuentra uno en
situación comprometida. Parece que quien mandó la navaja no está demasiado bien
y la cosa se ha frenado. Yo, por el contrario, lo considero un mal síntoma
porque siempre habrá más personas un poco más peligrosas, de fronteras poco claras
entre lo real y lo fantástico que vayan más allá del sobre. ¡Cuidado con eso!
En
Estados Unidos, sabemos que el mayor incitador a este tipo de amenazas ha sido
el ex presidente Trump, que poseía (y posee) el arte de insinuar que te corten
el cuello y salir de rositas. Valgan las amenazas contra los demócratas y los
"republicanos cobardes" durante el asalto al Capitolio el 6 de enero.
Trump alentó las amenazas contra todos aquellos que cedieran a votar con los
demócratas en el último impeachment, haciendo que los políticos amenazados
manifestaran su miedo por ellos y sus familias.
The
Washington Post nos trae ya las excusas que los que han sido detenidos por
proferir amenazas en este último periodo. Lo hace con el titular "Trump
supporter argues alleged death threats against leading Democrats were fueled by
pandemic boredom", lo que nos deja unas curiosas reflexiones sobre el
asunto:
Hunt was arrested Jan. 19 after a tipster
called the FBI about one of his videos. He faces up to a decade in prison if
convicted of making threats to assault and murder a United States official.
The 37-year-old Fordham University graduate, a
onetime actor and amateur documentarian, said he was “lonely” and “isolated in
my apartment” during quarantine and turned to frequent marijuana and alcohol
use. Hunt, who had an administrative job in the New York state court system
before his arrest, had been mostly working from home, according to his
testimony.
Hunt said he was obsessively following news
reports and “masking that frustration with a lot of drinking and smoking” when
he demanded in a video that “patriots . . . put some bullets” in the heads of
members of Congress, according to testimony.
Hunt described himself as a performer on social
media forums — not someone who was actually trying to encourage violence. “I’m
sort of a YouTube guy who makes controversial content and clickbait videos,”
Hunt said under questioning by his attorney Jan Rostal.
In a video posted two days after the riot
titled “KILL YOUR SENATORS: Slaughter them all,” he called for a revolt against
members of Congress on Jan. 20, the day of President Biden’s inauguration. He
encouraged his social media followers to “get your guns, show up to D.C. and
literally just spray these [expletive],” he said in the clip.
In an earlier posting entered into evidence at
the trial, he called specifically for the execution of then-Senate Minority
Leader Charles E. Schumer (D-N.Y.), House Speaker Nancy Pelosi (D-Calif.) and
Rep. Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.).
Hunt said his comments were “outlandish . . .
precisely because I didn’t want people to take me seriously in that respect.”
He said that he was “playing along with this sort of rhetoric going on at the
time” and that “there wasn’t any intent on my part to sort of galvanize a
militia.”*
Los argumentos de Hunt se pueden agrupar en a) me aburro y b) no me tomen en serio. Y es que el mundo se ve muy tranquilo sentado ante a tu ordenador, pero cuando llaman a la puerta de tu casa y es el FBI, la cosa cambia. Entonces todo se convierte en malentendido y broma, en síndrome del encierro y efectos de la bebida y lo que te fumas. Ya lo decían los clásicos, el ocio es la madre de todos los vicios.
Justificar la violencia —no hablemos ya de reclamarla— es un enorme retroceso en cualquier democracia, especialmente cuando se tiene poca tradición. Nuestra democracia, por mucho que la insulten de un lado y otro, es muy valiosa, pero no es inmune a los continuos virus que la rodean, más allá de la pandemia.
El hecho que no se puedan celebrar debates ante las cámaras por el espectáculo sonrojante que algunos crean, debería preocuparnos a todos y darnos cuenta que todo este humos que unos y otros levantan cubre tantas cosas que deberíamos ver con serenidad y nitidez para poder solucionarlas. Este sistema de "pistoletazos en conciertos", por citar la expresión stendhaliana, de llamar la atención como sea, de crear un clima violento, a la defensiva, para evitar que se te escapen los votos, tiene enormes riesgos.
El "riesgo del loco", aquel que cree a pies juntillas lo que el líder o la lideresa proclama a los cuatro vientos, es que un día se encuentre al loco adecuado y lo paguemos todos. Durante décadas España estuvo amenazada desde fuera por el terrorismo; eso fomentaba la unidad interna y las discrepancias se aparcaban. Había "mesas" especiales para combatir los grandes problemas y no utilizarlos unos contra otros, algo nada rentable. La rentabilidad actual solo es electoral. No supone ningún bien para el sistema democrático ni para el conjunto de los españoles. Solo sirve para consolidar a unas "castas ampliadas" que tapan sus vergüenzas con gritos y maniobras.
Debemos asumirlo: la llegada de la "nueva política" no ha supuesto ningún beneficio para el conjunto, sino más confusión, más agitación y una subida del tono. Todo ello tiene la finalidad de desestabilizar a aquellos con los que compites por el mismo electorado mostrando que tú eres más contundente con los súpervillanos que esperan al otro lado de la galaxia.
Como este sistema solo puede crecer en ruido y agitación, el peligro de un error, de un mal cálculo, de una mala interpretación aumenta. Si no fomentamos la moderación, el diálogo, la atención a los problemas reales, el respeto... no veremos pronto en un complicado escenario de irresponsabilidad, como el que se está produciendo con la pandemia donde la incapacidad de ponerse de acuerdo ha hecho que cada día nos despertemos en un escenario distinto por una causa u otra.
La gente necesita ejemplaridad, un comportamiento que les lleve a ser responsables. Y no es lo que tenemos, desde luego. Hacer política destructiva, agresiva, solo lleva a gestionar cada vez más ruinas, económicas y morales.
No sé quién envía las cartas con balas dentro. Solo sé que jugar con fuego acaba trayendo incendios. La "broma" del Capitolio costó 5 muertos y el deterioro de la imagen de los Estados Unidos por todo el mundo. También nuestras cartas nos sitúan ante los ojos del mundo, una vez pasados por los nuestros. En vez de enfrentarnos al problema real, salimos por la tangente: quién condena a quién con qué argumentos.
Hay que exigir cordura y moderación. ¡Basta de tremendismo y apocalipsis! Las víctimas de esto somos todos. He votado siempre. Por favor, dejadme alguna opción de la que no me tenga que avergonzar.
* Shayna
Jacobs "Trump supporter argues alleged death threats against leading
Democrats were fueled by pandemic boredom" The Washington Post 28/04/2021
https://www.washingtonpost.com/national-security/brendan-hunt-trial-death-threats-democrats/2021/04/27/3ba7bf94-a441-11eb-a774-7b47ceb36ee8_story.html
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