viernes, 30 de abril de 2021

Los desastres egipcios

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)




La llegada de noticias de Egipto en un entorno mediático muy controlado, donde la prensa ha sido reducida prácticamente en su totalidad a propaganda del régimen, se puede clasificar entre lo que el gobierno quiere que se vea (teatrales desfiles de momias trasladadas de un lado a otro o descubrimientos arqueológicos) y lo que el gobierno nos quiere que se vea pero no puede ocultar (hundimientos de edificios y los cada vez más frecuentes accidentes mortales de ferrocarril).

Los montajes teatrales están destinados a atraer la atención de un imposible tráfico turístico en las actuales circunstancias. Al comienzo de la pandemia, Egipto parecía un milagroso paraíso en donde el poder de las pirámides asustaba al coronavirus. Los casos de contagio se intentaban ocultar negándolo todo —el método egipcio habitual— incluso con casos tan evidentes como el del "crucero de Luxor". Los problemas de estigmatización de los enfermos y la complicación con los rituales funerarios llevaron a la ocultación de muchos casos y a auténticos conflictos con las autoridades, como también comentamos aquí. Algunos pueblos llegaron a atrincherarse para evitar la entrada de las autoridades.



Dentro de su estrategia constante de control de la información, el gobierno egipcio considera que solo que es dicho por ellos es la "verdad", manipulando los datos para mantener la imagen exterior e interior según el tipo de información.

En Egyptian Streets se nos habla de esta lucha de datos por mantener la imagen de control. El caso, esta vez, es referido a las cifras de muertes de médicos por la pandemia:

 

In a statement released by the Egyptian Medical Syndicate, Egyptian doctors state that 61 doctors have lost their lives to COVID-19 in the current month of April so far.

Contradicting and criticizing a statement made by Minister of Health and Population Hala Zayed, the statement also tallied the total number of doctors to have died from the virus at 500 since the beginning of the pandemic, rather than the 115 announced by the Health Ministry, which is the number of deaths among doctors working Health Ministry Hospitals only.

According to the Syndicate, the highest affected doctors are those working in genaecology and obstetrics.

“What about the doctors in the educational, private and emergency hospitals who receive thousands of patients that are potentially carrying the coronavirus? What about the obstetrics and gynaecology doctors who supervise the delivery of women carrying the coronavirus?” reads the statement.

The statement further claimed that in the period between 3 and 18 March, the Medical Syndicate attempted to secure vaccinations for doctors, but to no avail. The Health Ministry on the other hand states that while 60 percent of doctors were registered to receive the vaccine, only half of those who registered took the shot.

Meanwhile official numbers as well as anecdotal evidence suggests that infection and death rates are rapidly on the rise in Egypt. Today, 27 April, 991 new cases and 58 deaths were officially registered, leaving the total official number of cases since the start of the pandemic at 223,514 and the total number of deaths at 13,107.*

 


La discrepancia de las cifras es enorme, pero eso no supone ningún problema para el gobierno egipcio, acostumbrado a esa política de la negación de la realidad. En el caso de que se persista en contradecir al gobierno, puede caerte una acusación por "tratar de sembrar conflictos entre el gobierno y el pueblo" o "tratar de desprestigiar la imagen de Egipto", etc. Son muchas las "figuras retóricas" de este tipo que el gobierno ha creado para silenciar a todos, que es la finalidad última.

Los enfrentamientos entre el Sindicato de Médicos y el gobierno suelen ser frecuentes en su historia reciente pues ha sido un sector en el que había fuerte carga próxima a los Hermanos Musulmanes, para los cuales la asistencia médica era una forma de influencia social y captación. Pero no parece que en estos momentos eso sea el motivo.

Las cifras oficiales dadas por el gobierno egipcio han sido ridículas desde el principio. Cualquiera que conozca medianamente el terreno sabe que son imposibles y que el contagio tiene que estar por encima de lo reconocido. Si ocurre lo mismo que con las cifras de fallecidos entre el personal médico, el cálculo proporcional es bastante inquietante.

El otro factor que está creando un serio problema al gobierno es la sucesión de trágicos accidentes de ferrocarril, también reveladores, junto al colapso de los edificios, del desastre en que vive el pueblo, entre el abandono y los desastres producidos por saberse intocables ciertos sectores.

Puede que un accidente de ferrocarril sea una noticia que pase desapercibida en el contexto internacional, pero cuando los accidentes se convierten en una forma de normalidad por su frecuencia y abundancia de muertes, el problema se agrava si estás constantemente preocupado por tu imagen.

Hace un par de días, el diario El País titulaba y señalaba:

 

En Egipto, los accidentes de tren son habituales, pero la mayoría de ellos recibe poca atención y tratan de minimizarse. Esta vez, sin embargo, la sucesión de tres desastres en un solo mes, con más de 40 muertos y 350 heridos en total, ha dejado claramente al descubierto los problemas estructurales que aquejan al sistema ferroviario, lo que ha provocado indignación pública hacia los responsables y su gestión. “Los accidentes se producen desde hace mucho tiempo y seguirán produciéndose. El problema es estructural, la infraestructura es muy vieja y no hay inversión”, considera el analista político egipcio Maged Mandour.

Desde 2005, y a excepción del período entre 2011 y 2013, se han registrado cada año más de 1.000 accidentes de tren en Egipto, llegando a superarse los 2.000 en 2018, según la agencia de estadísticas estatal (CAPMAS). En 2019, el último del que se han publicado los datos, fueron 1.863 y particularmente severos: 42,4 muertos por cada 100 heridos.

Por la red de ferrocarriles egipcia pasan más de un millón de pasajeros al día, sobre todo de clases populares, por lo que los reiterados accidentes de tren, en particular los más graves, son una cuestión sensible, y las autoridades son conscientes de ello. En 2019, cuando un accidente mortal se produjo en la estación Ramsés en El Cairo, la principal del país y en el corazón de la capital, hubo llamadas a protestar y una campaña de detenciones.

Que las causas de los accidentes ferroviarios son más profundas que la supuesta negligencia de sus trabajadores es del dominio público. Desde al menos 2017, y según la CAPMAS, más del 80% han sido colisiones en alguno de los 1.300 cruces de tren del país, manejados durante mucho tiempo –y cientos aún ahora– con un antiguo sistema manual. El general Kamel Al Wazir, al frente del Ministerio de Transporte, aseguró ante el Parlamento en enero que 732 se han modernizado y que unos 400 están en proceso.**

 


Las cifras son verdaderamente escandalosas, pero también terriblemente claras porque muestran la forma en que se gestionan los recursos. Hoy los medios egipcios hablan de los rasgados de vestiduras en el parlamento egipcio sobre las responsabilidades de las muertes. Todo ello no será extraño a cualquiera que siga medianamente la política egipcia y la pantomima parlamentaria en la que se trata de hacer creer que el parlamento está preocupado por lo que le ocurre al pueblo, a la gente de la calle. El parlamento egipcio es un coro destinado a cantar a la presidencia, adular al pueblo y poco más. Se agita cuando hay problemas. El poder no está allí, como tampoco lo está en los ministerios. El poder sigue estando en los militares en la sombra o asomando. No es casual que sea un general quien lleva el ministerio de Transporte.

La aceleración de las catástrofes tiene más que ver con el abandono general, como señalamos en su momento. Hoy donde se hace dinero y se especula es en la "nueva capital", el gigantesco negocio donde se vender modernidad, seguridad y distanciamiento con un mundo que se hunde, donde la pobreza es galopante y la enfermedad empuja a crear burbujas. La nueva capital es la burbuja; antes era burbuja política y ahora lo será sanitaria. Con las élites en ella, el resto pude hundirse y pudrirse. Los recursos irán donde sea del interés de los que controlan el país.

El artículo de Marc Español en El País se cierra señalando:

 

Para revertir esta situación hacen falta recursos, pero, sobre todo, consideran los críticos, voluntad política. En este sentido, la austeridad del Gobierno egipcio en los últimos años ha disminuido las inversiones en el desarrollo de infraestructuras, según el medio local Mada Masr. Y aunque tras el accidente de Sohag, El Wazir aseguró que destinará casi 12.000 millones de euros hasta 2024 a renovar la red ferroviaria, la partida incluye proyectos realizados ya desde 2014 y no ha cambiado recientemente. Pese a ello, el Gobierno planea invertir miles de millones de euros en macroproyectos ferroviarios, como un monorraíl que conecte con la nueva capital del país y líneas de tren de alta velocidad, que han sido criticadas por superfluas y por servir a un público muy reducido.

“Es una cuestión política, no de recursos. Hay inversiones masivas en infraestructuras, en carreteras y puentes, en el monorraíl, en la nueva línea ferroviaria de alta velocidad. Pero no se está invirtiendo para servir a la masa del pueblo”, critica Mandour.**

 

Entre mentiras y temores a que la población se subleve, las informaciones simplemente sirven para intentar calmar la indignación popular. Si esta ocurre, el gobierno dirá que hay fuerzas islamistas subvirtiendo el orden y mandando mentiras. Detendrá a los críticos acusándolos de terroristas y con eso se habrá salvado la imagen, al menos durante un tiempo.

El problema es que el deterioro se está acelerando y los edificios caen y los trenes descarrilan dejando cientos de muertos anuales. Esto no es fácil de ocultar, por lo que la estrategia habitual es que el presidente haga una manifestación imperativa "¡que se arregle!" y los ministerios dicen tomar nota y ponerse rápidamente en marcha. Lo malo es que generalmente no pasa de ahí. Si se repitieran los accidentes, el presidente al-Sisi cesaría a los ministros "ineptos" y si la cosa siguiera pertinaz, cesaría al primer ministro, creando una crisis de gobierno rodeada de declaraciones de lo que es mejor para el pueblo egipcio, al que defiende bravamente su presidente y, tras él, el Ejército, garantía de "estabilidad" y contundencia.



Pero antes de cesar por arriba, es preferible empezar por abajo. El diario independiente Mada Masr titula "23 railway workers detained after Toukh train accident as transport minister fends off mounting criticism" creando esa línea que va del ministerio a las mismas vías del ferrocarril. En Egipto, la culpa la tiene siempre el pueblo y si no, ya se verá. El diario nos explica:

 

Twenty-three railway employees have been detained pending investigation into their involvement in the Toukh train crash earlier this week that has left at least 23 dead and 139 injured, according to updated figures in a Public Prosecution statement.

The detained workers include the train conductor and his assistant, as well as a number of technicians and mid-level managerial employees.

According to the Public Prosecution statement released on Tuesday, the detainees are facing charges of “unintentionally causing the death of 23 people and the injury of 139 people due to negligence,” and “their failure to observe relevant laws, regulations and duties pertaining to their job,” which led to the crash on Sunday. The charges also include failure to conduct scheduled maintenance and forgery of official documents.

The arrest of nearly two dozen railway employees over the third major train accident in less than a month comes as Transport Minister Lieutenant General Kamel al-Wazir is facing increasing scrutiny over his ministry’s failure to put an end to deadly train crashes.***

 


La detención tiene efectos sedantes y desvía la ira del poder hacia otros, en este caso los trabajadores y técnicos. Eso deja satisfecha por el momento a una parte de la población. El mecanismo es simple, pero le lleva décadas funcionando al gobierno egipcio, que es tan rápido negando como acusando a otros.

La ira de los médicos responde a una negación de las muertes del sector minimizándolas; los ferroviarios son más modestos, pero asumir las responsabilidades de lo que es claramente una falta de inversión y un abandono tendrá sus límites.

El fantástico desfile de las momias, una teatralización del traslado hasta sus nuevos destinos, formaba parte de una campaña propagandística, como lo son las noticias arqueológicas, el único campo en el que Egipto puede tener protagonismo positivo.

Hace un mes, el 30 de abril, Dina Ezzat escribía en el estatal Ahram Online:

 

Egypt is hoping for good news on Saturday after a week of distressing stories, including a tragic train crash in Upper Egypt that killed and wounded over 120 people, the collapse of a residential apartment building in eastern Cairo that saw a death toll of close to 30 people, and the crisis over the Ever Given, a 200,000-ton container ship that ran aground and blocked the Suez Canal until it was finally refloated on Monday afternoon.

Saturday is the day of the grand parade that is scheduled to transfer 22 ancient Egyptian royal mummies from the Egyptian Museum in Cairo’s Tahrir Square to the National Museum of Egyptian Civilisation (NMEC) in Fustat in Old Cairo. The coverage of the trip of the mummies of these kings and queens from ancient Egypt, including those of Ramses II, Tuthmoses III, Hatshepsut, and Nefertari, is expected to be an opportunity to promote Egypt at home and abroad after a week of troubling news.****



El repertorio ya era amplio y se amplió, desgraciadamente, con nuevos accidentes que no dejan un momento de respiro y el clima se enrarece. Son demasiados "incidentes" y solo un desfile de momias para taparlos. 

Si la gente sigue bajo presión, tanto de la pandemia como de la crisis económica y por los desastres y empieza a ser consciente que la nueva capital es una burbuja que se irá aislando de El Cairo, vaciándolo de servicios, que van del transporte público a la sanidad a la seguridad, que se retirará la élite económica, se trasladarán las escuelas y los hospitales, etc. los conflictos se pueden empezar a manifestar de forma más contundente. Cuando la idolatría política se apaga, todo se complica mucho.

La situación egipcia es compleja y controlada con mano de hierro. La información es cada vez más reducida y tiende a estar pendiente de aspectos promocionales para una economía que no es probable que se reactive en la medida necesaria que necesitan. Las palabras oficiales en los medios, los discursos del presidente, los desfiles espectaculares o los hallazgos arqueológicos  no pueden frenar la realidad cruda.



Lo que ocurre en Egipto es algo más que fatalidad o desgracia. Es abandono constante y hay unos responsables de ellos, más allá de los detenidos sobre los que se intenta hacer caer la responsabilidad de todo.

A todo país le pueden suceder desgracias, en todos pueden suceder accidentes, por lo que lo importante es saber la causas y poner los medios para que no se vuelven a producir. Y es esto lo que el gobierno egipcio no hace. Toda una red de excusas sirven para que todo se repita. Los médicos y el personal sanitario pueden morir realizando su trabajo sin que aparecer en las cifras. Los edificios se caen fruto del deterioro y de la especulación, del incumplimiento sistemático de las normas y de la sobre edificación, algo que solo se sanciona si el edificio se cae y dudo que se lleve a cabo si el interesado está bien relacionado. Las mujeres han tenido que organizarse y montar escándalos públicos para frenar la impunidad del acoso y la violencia, como ha ocurrido recientemente. Los trenes, en fin, descarrilan.

La foto del inicio de este texto puede haberles llamado la atención. Nos muestra al presidente egipcio hablando ante un auditorio de políticos y militares. Es el único al que se le ha establecido un cordón de seguridad de asientos vacíos alrededor. Todos los demás ocupan, coco con codo, sus asientos. Me imagino que ante la posibilidad de reducir el aforo y perderse sus palabras, todos decidieron apretarse saltándose las distancias de seguridad. Tiene algo de simbólico.

 


* "61 Egyptian Doctors Die of COVID-19 Infections in April Alone" Egyptian Streets 27/04/2021 https://egyptianstreets.com/2021/04/27/61-egyptian-doctors-die-of-covid-19-infections-in-april-alone/

** Marc Español "Egipto, el país del millar de accidentes de tren al año" El País 28/04/2021 https://elpais.com/internacional/2021-04-28/egipto-el-pais-del-millar-de-accidentes-de-tren-al-ano.html

*** "23 railway workers detained after Toukh train accident as transport minister fends off mounting criticism" Mada Masr 21/04/2021 https://www.madamasr.com/en/2021/04/21/news/u/23-railways-workers-detained-after-toukh-train-accident-as-transport-minister-fends-off-mounting-criticism/

**** Dina Ezzat "From the canal to the Nile" Ahram Online 30/03/2021 https://english.ahram.org.eg/NewsContent/50/1201/408204/AlAhram-Weekly/Egypt/From-the-canal-to-the-Nile.aspx

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