Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La era
postrump es la era de Trump por otros medios o, si se prefiere, con otras voces. La retirada momentánea y relativa
de Trump ha hecho que muchos tengan que dar pasos arriesgados para alcanzar el
protagonismo que buscan. El faro que suponía Trump en la Casa Blanca permitía a
los demás mantenerse en segundo plano o dedicarse a reproducir lo que se
pregonaba desde la presidencia. Era estar a la sombra del poder.
Con
Trump fuera de la presidencia, los movimientos son más arriesgados, al
descubierto, por lo que lo que se dice puede tener consecuencias mayores al
estar en minoría. Con Trump más silencioso, a la espera de su oportunidad,
otros intentan ganar protagonismo. Pero ya no es tan sencillo.
La
prensa norteamericana se ha concentrado en un siniestro personaje de la Fox
News, su presentador más valorado por su audiencia, Tucker Carlson, el hombre
del ceño fruncido y los ojos pequeños. La cuestión que ha atraído la atención
crítica de la prensa es una de sus cuestiones estrella, la defensa del
supremacismo blanco a través de la llamada "teoría del reemplazo", de
corte conspirativo y de consecuencias por su uso en determinados estados para
diluir el voto demócrata.
En la
CNN se nos explican las afirmaciones difundidas desde su programa:
Appearing with his friend Mark Steyn, who was
filling in at 7 p.m. ET, Carlson invoked "white replacement theory,"
a racist conspiracy theory that imagines White people are being intentionally
replaced by immigrants.
"No, no, no," Carlson said, insisting
that he wasn't parroting the theory.
But then he said "this is a voting rights
question. I have less political power because they're importing a brand new
electorate. Why should I sit back and take that? The power that I have as an
American guaranteed at birth is one man, one vote, and they're diluting it. No,
they are not allowed to do that. Why are we putting up with this?"
His remarks came in the context of a
conversation about how the government treats migrants who cross the southern
border -- one of the most frequent topics on Fox.
Moments earlier, Carlson seemed to predict that
he would spark outrage: "Now," he said, "I know that the left
and all the little gatekeepers on Twitter become literally hysterical if you
use the term 'replacement,' if you suggest that the Democratic Party is trying
to replace the current electorate, the voters now casting ballots, with new
people, more obedient voters from the Third World. But they become hysterical
because that's what's happening actually. Let's just say it: That's true."*
El titular de la noticia "ADL calls on Fox News to fire Tucker Carlson over racist comments about 'replacement' theory" y su inicio nos informan sobre la petición de que se despida a Carlson, aunque con pocas esperanzas de que esto ocurra.
La falacia de la teoría supremacista tiene dos niveles. El primero y más evidentemente absurdo es que nadie está conspirando para meter inmigrantes para diluir el poder de los "blancos" (¿no afectaría a todos?). Pero es el segundo, el que afecta al fondo, el más peligroso porque se construye sobre un principio perverso: si hay nuevos votantes, el peso de su voto "se diluye". Gracias a ese argumento, por ejemplo, se podría limitar el número de hijos de los inmigrantes porque en su día tendrían más votos.
La teoría es perversa y, podríamos decir de "orden creacionista": hay un estado inicial perfecto, el de los padres fundadores blancos; posteriormente, todo es degradación pues van llegando oleadas sucesivas de personas diferentes que "diluyen" el voto blanco inicial. Negros, hispanos... ¡hasta católicos! hacen que el voto de esos primeros elegidos por Dios pierdan sus derechos sobre la Nueva Jerusalén blanca.
La teoría del reemplazo es la que se aplicó para negar los derechos civiles a millones de estadounidense que a los que se les negaba su capacidad de decidir con su voto el destino de su país. El país era de los colonos llegados de determinados lugares, de los sitios privilegiadas; los esclavos e inmigrantes no eran "colonos", solo una propiedad o una mano de obra a su servicio. Esta ha sido la idea que ha estado en el poder o en la sombra y que el supremacismo sostiene.
Lo que Tucker Carlson sostiene es que él tiene derechos por su nacimiento y procedencia, que él es un auténtico norteamericano, por encima de otros millones de personas a los que se les debería negar el voto por no serlo.
Si esto fuera solo una cuestión del presentador sería reprobable, pero la cuestión es que determinados estados lo están llevando a cabo mediante leyes restrictivas del voto para personas que tienen sus derechos como ciudadanos pero a los que se pretende evitar que voten, es decir, que su voto reemplace al de los auténticos, genuinos norteamericanos. Una doctrina de este tipo, muy vieja, era la que hacía que se obstaculizara a los ciudadanos negros el acceso a las oficinas de registro de electores. Simplemente, unos cuantos genuinos norteamericanos como Tucker Carlson se sentaban en las puertas de las oficinas, muchas veces acompañados de los policías locales y en ocasiones estos acompañados de perros. El que intentara entrar se jugaba la vida o la cárcel por provocar altercados callejeros.
Esto forma parte de la historia norteamericana y está de nuevo presente. Ha estado siempre, pero la llegada de Trump a la Casa Blanca hizo salir el odio reprimido contra un "presidente de reemplazo", Barack Obama, que —recordemos— tuvo que pasarse su mandato defendiéndose de la acusación de "no ser norteamericano". Trump usó también ese argumento, propio de la ultraderecha supremacista que le eligió como candidato y a los que él devolvía constantemente los favores para cultivar su apoyo con esmero.
La idea del supremacismo blanco y de la amenaza del reemplazo ha ido ganando adeptos de forma directa o indirecta. La astucia de presentar este tipo de argumentos está en la base ahora de los populismos nacionalistas que se conectan en una gran internacional supremacista.
Una de sus astucias es haber sabido crear un sistema jerárquico para el racismo. Esto supone un ejercicio relativista donde unos grupos se siente superiores a otros en función de determinados criterios (tamaño de la población, tiempo de llegada, creencias religiosas, etc.) en donde solo hay un puesto fijo, el superior: el del blanco, anglosajón y protestante, el representado por el conocido acrónimo "wasp" (white, anglo-saxo, protestant). Desde ahí, desde la cúspide, el racismo es relativo y descendente. Recordemos el caso del abogado judío neoyorquino que creó un escándalo en un restaurante de la ciudad cuando escuchó a las camareras hablar en español o el reciente caso del afronorteamericano pateando en plena calle a una mujer coreana al grito de "¡tú no perteneces a este lugar!" ante la indiferencia de los porteros de la casa frente a la que se produjo el incidente, que, por cierto, fueron despedidos poco después por su comportamiento.
De las combinaciones de etnia, educación, estatus económico y religión, fundamentalmente, sale un mapa complejo donde solo hay una cosa cierta: la "pureza" de los "wasp", los "propietarios" de los Estados Unidos, por la gracia de Dios. La vuelta del KKK, de los "proud boys", neonazis, etc. al primer plano es el resultado de las crisis económicas y morales vividas en el siglo XX, herencia enferma de sus inicios, y que siguen hasta hoy, como podemos apreciar, en un mundo global e interconectado.
Lo dicho por Carlson no es, pues, nuevo. Ni tan siquiera es nuevo en la Fox News, donde se repiten este tipo de ideas de forma más o menos clara. Pero el presentador estrella parece dispuesto a subir el listón de la permisividad. Los ataques de Trump a la inmigración fueron constantes y el "muro" quedará como una muestra de su actitud y la de quienes lo coreaban en sus mítines.
Este tema se repite por igual allí donde el populismo nacionalista busca adeptos. Señala Brian Stelter, el autor del artículo de la CNN:
His remarks came in the context of a
conversation about how the government treats migrants who cross the southern
border -- one of the most frequent topics on Fox.
Moments earlier, Carlson seemed to predict that
he would spark outrage: "Now," he said, "I know that the left
and all the little gatekeepers on Twitter become literally hysterical if you
use the term 'replacement,' if you suggest that the Democratic Party is trying
to replace the current electorate, the voters now casting ballots, with new people,
more obedient voters from the Third World. But they become hysterical because
that's what's happening actually. Let's just say it: That's true."
No one is being "replaced." Existing
voters are not being exchanged for the "more obedient" migrants Carlson
imagines.
But Carlson has raised this notion repeatedly
on his own 8 p.m. program. In Friday's letter to Fox, Greenblatt said "at
ADL, we believe in dialogue and giving people a chance to redeem themselves,
but Carlson's full-on embrace of the white supremacist replacement theory on
yesterday's show and his repeated allusions to racist themes in past segments
are a bridge too far." *
La mezcla de racismo, populismo y medios de comunicación es explosiva. Los más de 70 millones de votos logrados por Donald Trump, las constantes afirmaciones sobre habérsele "robado" la presidencia en otra conspiración, etc. se conectan directamente con la "teoría del reemplazo", que se traduce en actitudes antidemocráticas desde los estados republicanos, maniobras legales para impedir el voto y demás argucias cuya justificación se encuentra en la teoría falsa.
El argumento de que "su voto vale menos" es el que permitió la existencia del colegio electoral que llevó a la presidencia a Trump pese a haber conseguido dos millones de votos menos que su rival, H. Clinton. Los estados más esclavistas, con campos de cultivo, tenían menos población blanca, por lo que consiguieron una sobre representación. Eso explica que consiguieran sacar a Trump. Pero las tornas se han vuelto precisamente en esos estados, que es donde han perdido la presidencia. Esto explica que esos estados traten de endurecer la legislación para votar y restringir el voto por correo, que ha sido su gran batalla.
La teoría del reemplazo o sustitución es falaz, racista y antidemocrática. Según ella nadie debería llegar a los estados, que siempre deberían tener el mismo número de electores. Sus orígenes están en el vínculo anglosajón entre voto y tierra, es decir, entre el derecho del propietario a decidir con su voto, mientras se le niega al trabajador, al inmigrante, a los que se considera meros comparsas. Todo esto se entremezcla con una doctrina religiosa que te bendice y considera que Dios te entregó una tierra a ti y no a otros, un regalo justificado en esos principios señalados, siempre excluyentes.
El peligro del supremacismo blanco lo hemos visto más allá de sus fronteras. Si supone racismo en el interior, supone desprecio hacia el exterior, algo que se ha podido apreciar en la forma de afrontar la política internacional norteamericana, basada precisamente en una forma se supremacismo basado en la fuerza militar y económica, en el desprecio de las relaciones internacionales o cualquier foro en el que plantear acuerdos. El supremacismo solo quiere obediencia porque no entienden en modo alguno la existencia de iguales. Son la cima de la pirámide.
Trump se ha ido, pero no sus ideas, que son repetidas por personajes siniestros como este presentador y otros de su cadena, interesados en envenenar el país, en dar alas a las tendencias que más daño han hecho a los propios Estados Unidos, dentro y fuera.
La Liga Anti Difamación le denuncia, pero no parece que Fox News vaya a hacer mucho. Necesitan mantener las audiencias y el radicalismo suele ser fiel mientras se le refuerzan sus malsanos principios.
Son muchos los analistas políticos que manifiestan su preocupación por la invasión del partido republicano por todas estas teorías enfermizas y peligrosas. La forma de hacer política y de entenderla ha cambiado. Hay una interfaz radical que asegura el seguimiento. El mundo se nos ha hecho plano, básico, elemental y movido por instintos protectores y agresivos contra otros. La invasión de estas teorías es también la de los grupos que las sostienen, cada vez mejor organizados y con herramientas que van de la Fox News a las redes sociales formando un entramado informativo que crece en complejidad de las relaciones, por un lado, pero también en simplicidad de los mensajes, por otro. El crecimiento del odio es su signo más claro. Y es eso lo que se busca, canalizar el odio al diferente, convertirlo en el objetivo al que hay que eliminar.
Afortunadamente, hay muchos implicados en frenar estas ideas peligrosas. Es la canalización del odio y del miedo, que es lo que más une a quienes ven una amenaza en las diferencias, por un lado, y en la igualdad, por otro. Las mismas viejas ideas de siempre siguen haciendo daño.
The Washington Post nos trae una noticia resaltable en estas circunstancias, la de una mujer, descendiente de esclavos vendidos en 1838, que ahora representa una obra de teatro sobre ellos en el mismo lugar donde realizaron la venta. Es un hermoso signo del cambio de los tiempos, aunque haya quienes se resistan; es una señal que el pasado no se puede cambiar, pero sí superar.
* Brian
Stelter "ADL calls on Fox News to fire Tucker Carlson over racist comments
about 'replacement' theory" CNN 9/04/2021
https://edition.cnn.com/2021/04/09/media/adl-letter-fox-news-tucker-carlson/index.html
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