Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
He
dejado pasar unos días por si aparecía alguna información. Pero pasados tres
días, no hay nada. El hecho parece sacado de una novela de Agatha Christie, un
nuevo caso en Egipto para Poirot. Creo que fue el diario estatal Ahram Online
el primero en dar la noticia de esta manera: "Monk says death of bishop in
Egyptian monastery not an act of terrorism"*
Egypt
Independent resumía anoche lo que se sabía: «Bishop Epiphanius, who was leading
Abu Makar Monastery, was found dead on Sunday with signs of injuries to his
head by an unknown assailant. The Coptic Orthodox Church described the incident
as “strange circumstances.”»** Fue encontrado en su celda. Las
cámaras de circuito cerrado existentes en el monasterio no ofrecen nada sobre
el agresor.
Las
causas de que alguien aparezca muerto, en un charco de sangre con una herida
cortante, no pueden ser más que cuatro a) motivos personales, b) un acto
terrorista, c) un robo y d) un crimen de odio de tipo religioso. Los casos b y
d son discutiblemente distintos. Los distingo porque el terrorismo suele tener
cierta organización, mientras que el crimen de odio se puede dar como el caso
del degüello del tendero copto de Alejandría, porque a un piadoso vecino le molesta que venda alcohol en su tienda. Si
exceptuamos los motivos personales y el robo, lo demás puede diluirse porque el
terrorismo ya conlleva su odio dentro.
Egypt Independent muestra la serena actitud de las
autoridades coptas:
Egypt’s Coptic Orthodox Church announced that
authorities will open an official investigation into the death of Bishop
Epiphanius, Head of the Saint Macarius Monastery, due to the suspicious
circumstances of his death.
“Due to the shadowy circumstances surrounding
the details of his departure, official investigations by formal parties have
commenced, and questioning is now underway regarding this matter. We await what
the results of these investigations will reveal,” the Church wrote in a press
statement.**
No de lo que no parece haber dudas es que se trata de un
asesinato. La posibilidad de que fuera tanto un atentado como un crimen de odio
perpetrado por un fanático complicaría las cosas tanto al gobierno como a las
autoridades coptas. La mesura de las autoridades coptas contrasta con la
rapidez con la que se ha dicho que no es "terrorismo".
La situación copta hace que las autoridades eclesiales sean
muy renuentes a complicarle la vida al gobierno, que oficialmente les ampara con el paternalismo habitual. Por
eso cada vez que la realidad entra en contradicción con las hermosas palabras y
los coptos sufren algún tipo de ataque sectario, atentado, etc., se producen
tensiones entre los fieles, las autoridades de la Iglesia y el gobierno. Los
fieles recriminan a su jerarquía la demasiada diplomacia empleada ante la
situación real, que es bastante distinta a la que suelen describir. Hay poco
idilio y mucho conflicto, especialmente en "zonas islamistas" en
donde los coptos sufren acoso constante. Quejarse, piensan, solo podría traer
perder lo poco que tienen.
De nuevo aparece la retórica del régimen. En estos días se
ha puesto en marcha la idea de un "museo de la tolerancia", algo más
destinado al exterior, donde las noticias de los ataques a los cristianos son
evaluadas de otra manera, incluido la comunidad exterior copta, que mueve los
hilos de protestas para que la protección de los coptos en Egipto deje de ser
un discurso y sea una realidad. Hemos tratado en muchas ocasiones este
problema. Lo hemos hecho cada vez que se produce un ataque sectario, un
atentado o cualquier otra circunstancia contra los coptos.
No se trata ya de los ataques del Estado Islámico, que ha
declarado a los coptos y a los sufíes y reformistas como un objetivo
prioritario, demostrándolo con los hechos sangrientos, sino de las zonas en las
que los coptos se encuentran desprotegidos de sus propios vecinos, que se han
acostumbrado al acoso y han tenido que abandonarla ante la falta de respuesta
de las autoridades locales y de los responsables de la gobernación.
Ayer se volvía a insistir en otra reunión ministerial en la necesidad
de imponer la "moderación" por decreto:
Egypt's President Abdel-Fattah El-Sisi held a
meeting on Tuesday with Prime Minister Mostafa Madbouly and Minister of
Endowments Mohamed Mokhtar Gomaa to discuss strategies to counter extremist
religious ideologies and promote the correct interpretation of Islam and its
principals of tolerance.
Presidential spokesperson Bassam Rady said the
meeting reviewed the endowments minister's plans to counter extremism while
differentiating between well-established tenants of the religion and customs
and traditions, by providing training for religious preachers.
The president called for promoting the correct
and moderate interpretation of Islam and refuting the claims of extremist
ideologies, which have no relation to the religion.***
La idea de que se puede imponer la moderación religiosa es
completamente naif. Solo puede entenderse como una forma efectista de hacer ver
que se está haciendo algo. La batalla del extremismo excede las posibilidades
del gobierno, que solo se puede dedicar a tomar medidas de represión y persecución,
como está haciendo en las campañas antiterroristas en el Sinaí. Más allá de
esto, el extremismo crece gracias a las semillas plantadas desde hace décadas.
La Hermandad Musulmana fue fundada en los años 20 del pasado siglo. Los mismos
oficiales revolucionarios de los 50 se apoyaron en ellos por su base social para poder sacar adelante
el levantamiento militar. Luego se los quitaron de encima abriendo una guerra
oscura y extraña. Están ahí, por más que se pueda encarcelar a sus líderes. Y
siguen plantando semillas.
La cuestión es mucho más compleja porque lo que al-Sisi
llama "moderación" incluye muchos elementos que cualquier persona
mediantemente sensata cuestionaría, como la homofobia, la persecución de los
ateos y de las religiones no abrahámicas, la veta patriarcal del conjunto, etc.
"Moderado" aquí no es más que una etiqueta relativa a los que
consideran "extremistas", pero no lo es en un sentido más abierto. Lo
saben los activistas de derechos, los laicos, que están encerrados en las
cárceles. Ellos entienden poco ese sentido de "moderado". Como podíamos ver ayer por las declaraciones
den la 6ª Conferencia Nacional de la Juventud, al-Sisi no es un moderado, sino
que llama "moderación" a lo que él piensa sin dejar a los demás. Es
una cuestión de etiquetas.
La creación de un Museo de la Tolerancia en Egipto —anunciada
a bombo y platillo— es empezar la casa por el tejado. El obispo Epifanius no
podrá visitarlo. Primero asegúrense de la tolerancia allí donde falla y después
el museo.
Mientras no se resuelva el asesinato, la duda quedará en la mente
de muchos. Para los coptos supone, además de una gran tristeza, el miedo por la
falta de seguridad dentro de los propios monasterios. Decir que no es terrorismo, simplemente, tranquiliza al gobierno, pero no a los coptos que se sientan en el punto de mira.
* "Monk
says death of bishop in Egyptian monastery not an act of terrorism" Ahram
Online 30/07/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/308792/Egypt/Politics-/Monk-says-death-of-bishop-in-Egyptian-monastery-no.aspx
**
"Egyptian prosecutors continue investigations into murder of Coptic
Bishop" Egypt Independent 31/07/2018
https://www.egyptindependent.com/prosecutors-continue-investigations-into-death-of-egyptian-bishop/
***
"Egypt's Sisi, endowments minister discuss countering extremist
ideologies" Ahram Online 31/07/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/308839/Egypt/Politics-/Egypts-Sisi,-endowments-minister-discuss-counterin.aspx"
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