Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Euronews
recoge en un titular lo que comentábamos ayer respecto al conflicto sobre
derechos humanos entre Canadá y Arabia Saudí: "Canadá sola en la defensa
de derechos frente a Arabia Saudí". Se ha consumado con ello el mayor
atentado diplomático contra los derechos humanos, es decir, el silencio, la
indiferencia, la cobardía, en última instancia, frente a un régimen represivo y
retrógrado en sus planteamientos.
Canadá
queda solo. Al menos diplomáticamente, pero cuenta con el apoyo de millones de
personas que respaldan la defensa de los Derechos Humanos frente a los gobiernos
autoritarios y despóticos. Es el momento de las organizaciones civiles, de
manifestar el rechazo de la sociedad civil ante un país que cree que puede
hacer lo que quiera con las personas, anulándolas, y además obtener el silencio
internacional pagado con el dinero del petróleo. La denuncia de los derechos
humanos no es una "injerencia", es un deber solidario. Arabia Saudí
puede encarcelar, silenciar o ejecutar y el mundo debe estar callado.
La
cuestión va más allá de Arabia Saudí y Canadá. Euronews recoge la voz de las
autoridades saudíes:
El ministro de Exteriores saudí, Adel al
Jubeir, rechazó las llamadas al diálogo de Canadá y dijo que "no hay nada
en lo que mediar". Añadió que Canadá "ha cometido un gran
error", y que corre el riesgo de enfrentarse a "un tercio de la humanidad":
"Arabia Saudí es parte de la Liga Árabe, una gran organización islámica y
Canadá debe entender que sus acciones han sido inaceptables no solo para Arabia
Saudí, sino también para el resto de las naciones árabes y del mundo islámico".*
Se
aprecia en la declaración una enorme falacia: confundir a la
"humanidad" con los "gobiernos". Es típico de los
megalómanos —el gobierno de Arabia Saudí lo es por muchos motivos— esta
confusión. Pensar que los millones de musulmanes, en cuyo nombre dice hablar,
respaldan los encarcelamientos de las dos mujeres saudíes, Samar Badawi y
Nasima al-Sada, es revelador del papel mesiánico que el gobierno de Arabia
Saudí. El integrismo y el petróleo siempre han hecho una mala combinación,
perturban el entendimiento y ascienden el ego de la familia real —el único país
que tiene el nombre de la familia propietaria, Saud—.
El
"tercio de la Humanidad" se queda muy reducido si pensamos los
millones de personas, del mundo musulmán que no comparten el integrismo
wahabita de los saudíes. El mundo es tan libre de hacer este tipo de cuentas
como las autoridades saudíes, ¿por qué no?
Si no
sorprende nada el silencio oficial de los países occidentales (¿para qué
complicarse la vida por un par de activistas saudíes?), tampoco sorprenden la
locuacidad de de gobiernos de países como Egipto, cuya deuda con Arabia Saudí
en grande en todos los sentidos, pese a la poca gracia que a los propios
egipcios hace la prepotencia adinerada de los saudíes.
Ahram
Online, el diario estatal egipcio, titula "Egypt voices support to Saudi
Arabia in diplomatic row with Canada"* y explica la postura del gobierno:
Egypt expressed on Tuesday its support for
Saudi Arabia in a growing diplomatic spat between Canada and the Arab kingdom
after Ottawa expressed concern over the Saudi government's arrest of women's
rights activists earlier this week.
In an official statement late on Tuesday,
Egypt’s foreign ministry spokesman Ahmed Abu Zeid said that the dispute between
the two countries comes as a direct result of the “interference of some
international and regional sides lately in the domestic affairs of many
countries in the region.”
Abu Zeid affirmed Egypt’s support for the
stability and sovereignty of all Arab states, and stressed its solidarity with
Saudi Arabia in rejecting any foreign interference in domestic affairs and
attempts to undermine sovereignty.
Egypt’s statement comes nearly one day after
Saudi Arabia expelled the Canadian ambassador and froze “all new business” with
Ottawa over its criticism of the arrest of women rights activists.**
No sorprende
nada esta rápida respuesta de un gobierno ampliamente condenado por sus
violaciones de los Derechos Humanos, algo denunciado por todo tipo de
instituciones, como el Parlamento Europeo o el Comité de Ginebra de Naciones
Unidas, más cientos de organizaciones sociales de todo el mundo y del propio
Egipto. En realidad, no se podía esperar otra cosa.
El
gobierno egipcio trata de disimular así sus propias faltas, además de dar una muestra
más de estar bajo la batuta saudí, algo que se puedo apreciar en la entrega
—ampliamente rechazada por el pueblo egipcio— de las islas de Tiran y Sanafir. De
nuevo, el protagonismo del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores
egipcio calificando la petición de Canadá como una injerencia en la
"soberanía".
No le pasó nada al gobierno egipcio cuando el año pasado apeló a los (despreciables) derechos humanos para "inmiscuirse" en la soberanía de Myanmar por la situación de los musulmanes rohingya. Entonces, según parece, sí existían los derechos humanos y los países podían criticar a quienes no los respetaban. El famoso sentido del humor egipcio fue usado por su gobierno cuando denunció la situación de los derechos humanos en "Europa" al ser criticado por los abusos permanentes desde 2014, como también lo fue el gobierno de Morsi, al que se le advirtió sobre el deterioro del gobierno islamista en cuanto a derechos, marginando a los cristianos y a las mujeres. Europa se preocupaba por el pueblo egipcio y la respuesta de Mohamed Morsi fue la misma de al-Sisi ahora: nadie se debe inmiscuir en las cosas de Egipto o de Arabia Saudí. No sabemos si también incluye la amenaza de un tercio de la humanidad.
Se nota
el déficit de civilidad en gobiernos
de países que se consideran propietarios de sus ciudadanos, que carecen de otra
voz que no sea para alabarles y dar gracias a Dios por su reinado o gobierno.
Estados Unidos ha perdido —de nuevo— una gran
oportunidad para demostrar que tiene capacidad de liderazgo moral y no solo
capacidad intimidatoria, como está demostrando en cada acción de Trump en
política tanto nacional como internacional.
Euronews
señala:
La mayoría de los observadores coinciden en
que el enfrentamiento con Canadá tiene el apoyo sordo y tácito de Estados
Unidos.
El presidente Donald Trump es cercano a los
saudíes y eligió Riad para su primer viaje al extranjero en el cargo. También
respaldó el bloqueo de Arabia Saudita de su vecino Qatar.
Mientras tanto, sus relaciones con Trudeau
están en plena disputa por el proteccionismo y los aranceles comerciales.
Canadá ha recibido por el momento muy poco
respaldo de sus aliados tradicionales.
El Reino Unido ha reaccionado con tibieza, ya
que Londres ha resaltado que Arabia Saudí y Canadá son "estrechos
socios" y ha solicitado a ambos que midan sus acciones.
Mientras, varios Estados árabes y Rusia, que
mantiene una agria disputa con Canadá por su apoyo a Ucrania, han manifestado
su respaldo a Arabia Saudí.*
Esto
cuadra con la retirada de los Estados Unidos del Comité de Derechos Humanos de Naciones
Unidas, una iniciativa de Donald Trump, ante las críticas a la política seguida
por el estado de Israel. De esta manera, Estados Unidos se desmarcaba de la
política de los Derechos y entraba en una espiral en la que sus protegidos,
Arabia Saudí e Israel, se siente fortalecidos en sus medidas.
El
hecho de que esté habitando la Casa Blanca un mercachifle, acostumbrado a hacer
negocios sin mirar más que el color del dinero está creando una forma política
en la que se juntan los ataques a la prensa, la ausencia de apoyo a los
Derechos Humanos, políticas migratorias condenadas dentro y fuera, etc.
Desgraciadamente,
ser amigo de Trump, hacer negocios con él, se está convirtiendo en un aval de
infamias en el que todo vale. Adiós a los ideales de un mundo algo mejor, algo
más justo y algo más solidario. Con Trump, la política de lo peor avanza a
pasos agigantados en todo el mundo. Los dictadores saben que bajo su ala se pueden
cometer tropelías y pisotear los derechos de las personas que están bajo sus
botas. El servilismo hacia Arabia Saudí por parte de aquellos que reciben
dinero, en la superficie y soterradamente, arrastra en la infamia. Al-Sisi ha tardado poco en solidarizarse con sus ricos y despectivos vecinos. Hay que solidarizarse con los países cuando sufren, no cuando reprimen.
Los negocios islámicos que David Cameron se llevó a la City también le pasan ahora
factura a Theresa May, que mira para otro lado y deja al pairo a un país de la
Commonwealth, cuya reina sigue
estando en el palacio de Buckingham.
Lo más
irritante tras los hechos en sí es la apropiación por parte de Arabia Saudí de
la voz de "un tercio de la Humanidad". Es mucho apropiarse. Antes de
la Primavera Árabe se hablaba de un "club
de dictadores". Una vez caídos, se está montando un "club de
dictadores piadosos", temerosos de que más hombres y mujeres —como las que
han encarcelado— recuperen su voz. En Arabia Saudí se "mendigan
derechos", cuyo mérito se lleva la generosidad
y liberalidad del futuro rey, deseoso de ser amado y bendecido por el mundo
entero. Las reformas son pequeños detalles, una campaña de relaciones públicas
destinadas a acallar el escándalo de la indiferencia de Occidente y del apoyo
explícito de muchos gobiernos árabes que, incapaces de enfrentarse a derechos y
libertades, se esconden tras la piedad religiosa y la seguridad enmascarando su
autoritarismo represivo. El régimen más retrógrado del planeta no puede
apropiarse de nada que lo que pueda comprar con su dinero; no es ejemplo de
nada.
Animamos
a hacer visible el apoyo a las activistas saudíes, a las encarceladas, a las
que lo han sido y a las que, desgraciadamente, lo serán. Hoy toca "ser
Canadá" y apoyar la petición de liberación de las mujeres saudíes
encarceladas, Samar Badawi y Nasima al-Sada, junto con otros activistas de derechos.
*
"Canadá sola en la defensa de derechos frente a Arabia Saudí"
Euronews 8/08/2018 http://es.euronews.com/2018/08/08/canada-sola-en-la-defensa-de-derechos-frente-a-arabia-saudi
**
"Egypt voices support to Saudi Arabia in diplomatic row with Canada"
Ahram Online 8/08/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/309237/Egypt/Politics-/Egypt-voices-support-to-Saudi-Arabia-in-diplomatic.aspx
2014 |
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