miércoles, 29 de agosto de 2018

Trump contra el algoritmo o el recurso al pataleo


Joaquín Mª Aguirre (UM)
Es indudable que Donald Trump está perdiendo los nervios. Lo que cada uno considere qué quiere decir esto, con qué frecuencia lo hace o si es su estado normal es algo que variará en función de cómo percibamos su estado de normalidad. Lo más probable es que se le estén acabando los recursos, aunque nadie apostaría por ello.
La expresión "esta vez ha ido muy lejos" se lleva empleando con él desde el principio de su lanzamiento a la política, por lo que tampoco es de recibo considerar que se halla en un límite, sino que bate su propio récord con frecuencia. La expresión "recurso al pataleo", que usamos como titular hoy, no significa que no le queden más, recurso, porque el pataleo también forma parte de su "normalidad".
Una vez declarada la prensa el "enemigo del pueblo" norteamericano, el siguiente paso es tratar de descalificar a los lectores de aquellos medios que no le son proclives. Era el paso lógico en este proceso de deterioro sin límite al que está sometiendo a la democracia norteamericana.
El diario El País nos informa del nuevo paso dado por el presidente:

Donald Trump vuelve a cargar contra las empresas de Internet. El presidente ha acusado esta vez a Google, la compañía más poderosa de la Red, de censurar en las búsquedas de información que realizan sus usuarios el contenido de medios conservadores. Larry Kudlow, el principal consejero económico del presidente, ha adelantado que la Casa Blanca va a “investigar” si las búsquedas deben regularse. "Lo resolveremos", auguró el mandatario republicano, que cuestionó la legalidad del motor de búsqueda de la compañía.
Trump acusa a Google de “manipular” los resultados para mostrar las historias “malas”” cuando los usuarios buscan noticias utilizando su nombre. En su lugar, añade, muestran solo la visión sesgada de los “medios de noticias falsas” citando en concreto la “fraudulenta CNN”. “A los medios republicanos/conservadores y justos los dejan fuera”, afirma en un doble mensaje que cierra preguntándose si esta práctica es “ilegal”.
“El 96% de los resultados de noticias de Trump son de medios nacionales de izquierdas”, insiste el presidente, al tiempo que tilda a los mismos de “muy peligrosos”. Google no es la única tecnológica a la que Trump acusa de “reprimir las voces de los conservadores” ocultando información y noticias, que en sus palabras, “son buenas”. “Están controlando lo que podemos y no podemos ver”, afirma. Después, en un evento con el jefe de la FIFA, amplió el ataque con un "tener cuidado, estáis pisando un territorio muy, muy peligroso".*


El hombre que ha sido condenado prácticamente por todo el país tras negarse a cumplir la tradición de mantener la bandera de la Casa Blanca a media asta tras la muerte de John McCain, que ha sido calificado de "mezquino" por una asociación nacional como la Legión de Honor por ello, se queja de tener mala prensa y que los resultados de los motores de búsqueda saquen las noticias "negativas" y no las que él considera "positivas".
Es el mismo hombre que acaba de hacer catastrofismo puro en una entrevista con Fox News señalando que llegará el apocalipsis si no sigue en la Casa Blanca. Es el presidente al que se recibe con manifestaciones en las calles londinenses y silencio discreto en las alturas palaciegas.


Acusar a las empresas tecnológicas de una conspiración para "ocultar sus logros", por decirlo así, es una muestra más de la manipulación de la realidad que Trump realiza para crear un mundo distorsionado en el que todo es motivo de duda, de cuestionamiento.
El "presidente-sol" necesita que el mundo gire a su alrededor porque considera que es el orden natural del universo. Él es el centro, el ser bajo los focos constantemente. El problema es que el mundo no comparte sus mismos criterios de valoración sobre lo que hace, dice o insinúa.


Hay otro factor: la amenaza directa a las empresas. ¿En qué puede consistir esa "amenaza" contra unos algoritmos? La tesis general de Trump es la de la conspiración. Su estrategia a lo que ocurrirá en unas semanas, en las elecciones de otro, es dar la vuelta a las acusaciones que se han hecho contra él en este tiempo. Si le había acusado de buscar ayuda en los rusos, Wikipedia y demás fuentes de información o desinformación para conseguir llegar a la Casa Blanca, si se le había acusado de sembrar acusaciones sin fundamento contra sus rivales, ahora él es quien sigue el mismo proceso.
Ha invocado a los rusos como parte de una conspiración con los demócratas para hacer perder las elecciones a los republicanos. Las "fake news" no viene ahora de las web de la extrema derecha, de los integristas religiosos, de los racistas del KKK, etc. sino de las grandes empresas tecnológicas, de las "prensa canalla de izquierdas", de The New York Times, de The Washington Post, de la odiada CNN. Solo cambian las fuentes, pero la estrategia es hacer lo mismo que él piensa que han hecho con él.


El ataque conjunto contra los medios opuestos a sus políticas y a las tecnológicas que les dan visibilidad es un intento desesperado de reducir la influencia de lo que es imparable: el sentimiento de rechazo de muchas de sus políticas. Defender las acciones de Trump no es fácil. Los mismos que le han apoyado van saliendo de la Casa Blanca en un trasiego insólito en una presidencia. Inmediatamente se convierten en objeto de las iras presidenciales.
Han sido tres los portavoces presidenciales en la Casa Blanca hasta el momento. Es un trasiego insólito que muestra que las relaciones no son solo conflictivas con los medios sino principalmente con Trump.


El ataque a las grandes tecnológicas no es más que otra maniobra de distracción de lo que es la pérdida de crédito político. Son como martillazos en la superficie acementada de su mandato. Poco a poco se va resquebrajando. Lo más peligroso está por llegar. Es difícil que estas pataletas lleguen a algo, pero puede buscar otras maniobras de distracción que cuesten caras a todos.
Conforme ha ido pasando el tiempo y las acciones de Trump van teniendo efectos, las críticas crecen. Como la forma de responder es generar nuevos conflictos, la espiral continúa creciendo. La respuesta de Trump va siendo cada vez más limitada ya que muchos de sus objetivos no se cumplen, como el muro que quería construir, o el Obamacare que quería destruir. Cuando se acerca el momento de las urnas, Trump quien lleva insultando y descalificando a los medios desarrolla un victimismo amenazante. Es probable que ya sea tarde.
Como cualquier otra personalidad dictadorial —Trump es un dictador, aunque los Estados Unidos no sea una dictadura—, cuando la prensa no le aplaude se convierte en enemiga. Ahora amenaza a las compañías cuyos algoritmos no le son favorables. ¡Malditas máquinas!


* Sandro Pozzi "La Casa Blanca investigará las búsquedas de Google tras las críticas de Trump" El País 29/08/2018 https://elpais.com/internacional/2018/08/28/actualidad/1535471155_209661.html



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