Joaquín
Mª Aguirre (UM)
Es
indudable que Donald Trump está perdiendo los nervios. Lo que cada uno
considere qué quiere decir esto, con qué frecuencia lo hace o si es su estado
normal es algo que variará en función de cómo percibamos su estado de
normalidad. Lo más probable es que se le estén acabando los recursos, aunque
nadie apostaría por ello.
La
expresión "esta vez ha ido muy lejos" se lleva empleando con él desde
el principio de su lanzamiento a la política, por lo que tampoco es de recibo
considerar que se halla en un límite, sino que bate su propio récord con
frecuencia. La expresión "recurso al pataleo", que usamos como
titular hoy, no significa que no le queden más, recurso, porque el pataleo
también forma parte de su "normalidad".
Una vez
declarada la prensa el "enemigo del pueblo" norteamericano, el
siguiente paso es tratar de descalificar a los lectores de aquellos medios que
no le son proclives. Era el paso lógico en este proceso de deterioro sin límite
al que está sometiendo a la democracia norteamericana.
El
diario El País nos informa del nuevo paso dado por el presidente:
Donald Trump vuelve a cargar contra las
empresas de Internet. El presidente ha acusado esta vez a Google, la compañía
más poderosa de la Red, de censurar en las búsquedas de información que
realizan sus usuarios el contenido de medios conservadores. Larry Kudlow, el
principal consejero económico del presidente, ha adelantado que la Casa Blanca
va a “investigar” si las búsquedas deben regularse. "Lo
resolveremos", auguró el mandatario republicano, que cuestionó la
legalidad del motor de búsqueda de la compañía.
Trump acusa a Google de “manipular” los
resultados para mostrar las historias “malas”” cuando los usuarios buscan
noticias utilizando su nombre. En su lugar, añade, muestran solo la visión
sesgada de los “medios de noticias falsas” citando en concreto la “fraudulenta
CNN”. “A los medios republicanos/conservadores y justos los dejan fuera”,
afirma en un doble mensaje que cierra preguntándose si esta práctica es
“ilegal”.
“El 96% de los resultados de noticias de
Trump son de medios nacionales de izquierdas”, insiste el presidente, al tiempo
que tilda a los mismos de “muy peligrosos”. Google no es la única tecnológica a
la que Trump acusa de “reprimir las voces de los conservadores” ocultando
información y noticias, que en sus palabras, “son buenas”. “Están controlando
lo que podemos y no podemos ver”, afirma. Después, en un evento con el jefe de
la FIFA, amplió el ataque con un "tener cuidado, estáis pisando un territorio
muy, muy peligroso".*
El
hombre que ha sido condenado prácticamente por todo el país tras negarse a
cumplir la tradición de mantener la bandera de la Casa Blanca a media asta tras
la muerte de John McCain, que ha sido calificado de "mezquino" por
una asociación nacional como la Legión de Honor por ello, se queja de tener
mala prensa y que los resultados de los motores de búsqueda saquen las noticias
"negativas" y no las que él considera "positivas".
Es el
mismo hombre que acaba de hacer catastrofismo puro en una entrevista con Fox
News señalando que llegará el apocalipsis si no sigue en la Casa Blanca. Es el
presidente al que se recibe con manifestaciones en las calles londinenses y
silencio discreto en las alturas palaciegas.
Acusar
a las empresas tecnológicas de una conspiración para "ocultar sus
logros", por decirlo así, es una muestra más de la manipulación de la
realidad que Trump realiza para crear un mundo distorsionado en el que todo es
motivo de duda, de cuestionamiento.
El
"presidente-sol" necesita que el mundo gire a su alrededor porque
considera que es el orden natural del universo. Él es el centro, el ser bajo
los focos constantemente. El problema es que el mundo no comparte sus mismos
criterios de valoración sobre lo que hace, dice o insinúa.
Hay
otro factor: la amenaza directa a las empresas. ¿En qué puede consistir esa
"amenaza" contra unos algoritmos? La tesis general de Trump es la de
la conspiración. Su estrategia a lo que ocurrirá en unas semanas, en las
elecciones de otro, es dar la vuelta a las acusaciones que se han hecho contra
él en este tiempo. Si le había acusado de buscar ayuda en los rusos, Wikipedia
y demás fuentes de información o desinformación para conseguir llegar a la Casa
Blanca, si se le había acusado de sembrar acusaciones sin fundamento contra sus
rivales, ahora él es quien sigue el mismo proceso.
Ha
invocado a los rusos como parte de una conspiración con los demócratas para
hacer perder las elecciones a los republicanos. Las "fake news" no
viene ahora de las web de la extrema derecha, de los integristas religiosos, de
los racistas del KKK, etc. sino de las grandes empresas tecnológicas, de las
"prensa canalla de izquierdas", de The New York Times, de The
Washington Post, de la odiada CNN. Solo cambian las fuentes, pero la estrategia
es hacer lo mismo que él piensa que han hecho con él.
El
ataque conjunto contra los medios opuestos a sus políticas y a las tecnológicas
que les dan visibilidad es un intento desesperado de reducir la influencia de
lo que es imparable: el sentimiento de rechazo de muchas de sus políticas.
Defender las acciones de Trump no es fácil. Los mismos que le han apoyado van
saliendo de la Casa Blanca en un trasiego insólito en una presidencia. Inmediatamente
se convierten en objeto de las iras presidenciales.
Han
sido tres los portavoces presidenciales en la Casa Blanca hasta el momento. Es
un trasiego insólito que muestra que las relaciones no son solo conflictivas
con los medios sino principalmente con Trump.
El
ataque a las grandes tecnológicas no es más que otra maniobra de distracción de
lo que es la pérdida de crédito político. Son como martillazos en la superficie
acementada de su mandato. Poco a poco se va resquebrajando. Lo más peligroso
está por llegar. Es difícil que estas pataletas lleguen a algo, pero puede
buscar otras maniobras de distracción que cuesten caras a todos.
Conforme
ha ido pasando el tiempo y las acciones de Trump van teniendo efectos, las
críticas crecen. Como la forma de responder es generar nuevos conflictos, la
espiral continúa creciendo. La respuesta de Trump va siendo cada vez más
limitada ya que muchos de sus objetivos no se cumplen, como el muro que quería
construir, o el Obamacare que quería destruir. Cuando se acerca el momento de
las urnas, Trump quien lleva insultando y descalificando a los medios
desarrolla un victimismo amenazante. Es probable que ya sea tarde.
Como
cualquier otra personalidad dictadorial —Trump es un dictador, aunque los Estados Unidos no sea
una dictadura—, cuando la prensa no le aplaude se convierte en enemiga. Ahora
amenaza a las compañías cuyos algoritmos no le son favorables. ¡Malditas máquinas!
* Sandro Pozzi "La Casa Blanca
investigará las búsquedas de Google tras las críticas de Trump" El País
29/08/2018
https://elpais.com/internacional/2018/08/28/actualidad/1535471155_209661.html
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