Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
noticias que siguen llegando de Túnez son buenas para las mujeres (y la sociedad)
y aleccionadoras para todos. Nos permiten comprobar de nuevo lo que hemos
señalado muchas veces: la cuestión femenina está en el centro de la
transformación y, por ello, es el foco principal de resistencia al cambio.
Las noticias
de Túnez plantean algunos problemas cuando son positivas porque son el recordatorio de que la Primavera Árabe egipcia
fracasó en su intento de cambiar el régimen, que tras lo que parecía un triunfo
(y lo era) popular acabó de una forma inesperada para muchos y deseada por
otros, con un golpe de estado (el "no coup") que permitía respirar
tranquilo al régimen anterior (a los militares y demás instancias que vertebran
el estado). La teoría extraoficial
dice que la Primavera fue una "conspiración"
extranjera y de los enemigos interiores y la teoría oficial del régimen defiende
que el golpe fue una "rectificación" por deseo del pueblo, que llamó
al Ejército ante el caos creado por los Hermanos Musulmanes para acabar con Egipto.
De la conjunción de ambas teorías se deduce que lo que ocurra en Túnez no puede
ser bueno, algo que sin embargo se
constata que no es así.
En esta
suma de teorías, los elementos determinantes son dos: el primero es que el
partido islamista de Túnez no trató de imponer una visión unilateral como hizo
Morsi en Egipto. La constitución egipcia hecha en el periodo islamista era
prepotente y sectaria, como obedece a su creación por los Hermanos y los
salafistas. Ya se le recriminó en su momento por parte de diversos países e
instituciones, incluso se lo dijo a Unión Europea. El golpe de estado en Egipto
hizo aprender a los islamistas lo que podrían pasarles. La lucha por hacer una
constitución abierta al conjunto de la sociedad y no islamista, centrada en la
Sharia, permitió —sobre todo en el caso de las mujeres— introducir importantes
reformas hacia la igualdad. Aquí las vamos recogiendo cuando se producen porque
son un signo y un camino.
La
noticia esta vez nos la trae Ahram Online, con el titular "Tunisian
president proposes inheritance equality for women, with exceptions" y se
refiere a una cuestión sensible, como son las reglas de la herencia desde la
perspectiva de la ley islámica.
Tunisia's president on Monday proposed giving
women equal inheritance rights despite protests from thousands of people
objecting to any challenge to Islamic law.
The North African Muslim country, which toppled
autocrat Zine El Abidine Ben Ali in 2011, grants women more rights than other
countries in the region, and since last year has allowed Muslim women to marry
non-Muslim men.
But in a show how divided society remains,
thousands demonstrated on Saturday in front of parliament against any changes
to inheritance rules.
The current system is based on Islamic law
which typically allows men to inherit double what a woman would receive.
"I propose equality inheritance to become
law," President Beji Caid Essebsi said in a speech.
But in the face of the opposition from
conservatives, he left the door open for some exceptions, saying families who
wished to continue the allocation based on Islamic law would be able to do so.
Parliament now needs to decide on a bill.*
Es interesante una meta lectura, una cierta lectura entrelíneas,
en la secuencia de los párrafos. A la presentación de la propuesta en el
párrafo inicial, le sigue un segundo en el que se recuerda la caída del
"autócrata" Ben Alí. En la misma frase se afirma que Túnez ha dado
más derechos a las mujeres que "otros países de la región", incluido
un tema que fue muy polémico, la posibilidad de las mujeres de casarse con
hombres no musulmanes, un tabú que de nuevo favorece al varón, ya que se entiende
que es él quien arrastra a su religión a la mujer. Se presenta así como un
"beneficio", como una forma de "redención" de la no
musulmana. Por el mismo motivo, una mujer musulmana que se casa con un no
musulmán, se ve como una "pérdida", una menos en el paraíso.
La mención de las protestas ante la propuesta sirve para
establecer la "división social" que implica la reforma. Es
interesante (aunque muy conflictiva) la posibilidad de que se puedan mantener
las familias que lo estimen bajo la ley islámica de la herencia, mediante la
que los hombres perciben el doble que las mujeres, tal como se señala. Los efectos
reales son más complicados: ¿quién decide en la familia? ¿Dónde están los
límites de la "familia"?
La noticia dada en Egipto tiene un efecto recordatorio de la
mala situación en la que se encuentran las mujeres en cuestiones de herencia,
más allá de las partes. El problema es que no reciben nada en la mayoría de los
casos. De hecho, en 2017 se aprobó una ley para penalizar a todos aquellos que
obstaculizaran que las mujeres pudieran recibir parte de la herencia que les
corresponde según la tradición islámica, es decir, la mitad. Aquí el problema
es qué parte, sino si llegan a recibir algo.
El periódico de Emiratos Gulf
News, con el expresivo titular "Egyptian women fight tooth and nail
for inheritance", describía la situación existente a través de diversos
casos:
“My father died in 2007, leaving behind seven
feddans [acres, 2.8 hectares] and three apartment blocks in Alexandria,” says
Nadia, a 54-year-old schoolteacher.
“Since my father’s death, my brothers have
refused to give me my inheritance share, saying that women do not have the
right to inheritance,” she told Gulf News.
“Every now and then, they gave me some money,
telling me that I should be satisfied with this. I asked some relatives to
mediate with my brothers and try to convince them to give me the inheritance
share specified by the Sharia. But the mediators failed to make any progress.
So, five years ago, I took my case to the court. So far, there has been no
ruling,” adds the mother of three, whose husband died last year.
Nadia is one of millions of Egyptian women, who
face difficulty in securing their portions of inheritance. This occurs mainly
in the countryside where women tend to have less rights.
“In my village, a common belief is that women
do not have the right to inheritance,” says Radwa Salah, a 27-year-old
housewife living in the Delta province of Sharqia.
“People here believe that inheritance should
not go to strangers, who are the woman’s husband,” adds Radwa.**
Las excusas se multiplican para que las mujeres no reciban
su parte de la herencia (insistimos, la mitad). El varón piadoso egipcio está
acostumbrado a controlar a través de cualquier tipo de subterfugio. Sin dinero,
las mujeres son más controlables, carecen de independencia económica. La idea
de que el dinero que se da a la mujer se perderá porque irá al marido es una
excusa como otra cualquiera. Se trata de un sentido muy peculiar de la "familia",
que es el centro del control, en donde el varón está al mando y hace y deshace
a su gusto argumentado siempre excusas religiosas o tradiciones, que se amparan
unas a otras.
Se abusa también de muchas mujeres que carecen de la
educación adecuada para plantearse el pleitear o lo que supone enfrentarse a
las familias:
“We cannot go to court because this is
considered socially disgraceful and also because it usually take courts long
years to rule on such cases,” she argues.
More than 60 per cent of Egypt’s women are
estimated to have been denied their inheritance shares, according to
independent studies.
Around 95 per cent of that figure is thought to
be in Upper Egypt, where male dominance reigns.
Salwa, a native of Upper Egypt, is one of these
women.
“My husband used to work as a teacher in Saudi
Arabia and sent money to his brothers in Upper Egypt to buy land in his name.
They did, but after his death in 1999, I discovered that they registered the
land in their names,” says Salwa, a mother of four living in Cairo.
“When I asked them to give us our lawful right,
they denied they owe us anything. They threatened my family with trouble if I
opened my mouth,” adds Salwa, who has declined to give her full name for fear
of reprisal from her brothers-in-laws.
Egyptian courts hear annually about 144,000
cases related to disputes over inheritances, mainly among members of the same family,
according to a recent government study.
Last year, the government approved a draft law
making deprivation from inheritance an offence punishable by six months in
prison.
The parliament has yet to pass the bill to
become a law.*
Es en este contexto general en el que se debe leer la
noticia que llega de Túnez. El avance de Túnez es una contradicción para los
argumentos oficiales y extraoficiales de los que antes
hablábamos. Muchos egipcios esperaban que Túnez se hundiera, algo paradójico
desde un país cuya crisis económica es enorme. Las menciones del "25 de
enero" van acompañadas de coletillas explicando que es el límite entre el
Paraíso (la época de Mubarak) y lo que llegó después, el infierno que hizo que
los egipcios "pidieran" al Ejército que sacara a Mohamed Morsi del
poder, como recordó hace unos días el presidente al-Sisi ante la pregunta de un
estudiante durante la Conferencia Nacional de la Juventud, en la Universidad de
El Cairo.
Para superar esta distancia entre lo esperado y lo existente,
Ahram Online incluye una línea de reequilibrio para evitar que Túnez se vea
como un ejemplo demasiado satisfactorio:
While Tunisia has been hailed as the only
"Arab spring" success story economic growth has been disappointing,
however, with high unemployment driving many young Tunisians abroad who had
joined the uprising.*
Es la forma de hacer "aceptable" que lo que fracasó
en Egipto siguiera adelante en otra parte. La situación económica de Egipto es
bastante calamitosa. La diferencia es que los tunecinos pueden salir a
protestar, mientras que si lo hacen los egipcios, les acusan de "terroristas",
de ser "hermanos" —como ocurrió con las protestas por la subida de
las tarifas del Metro— o de querer separar al pueblo del Ejército, de egoístas,
etc. Por el mismo motivo, la propaganda del régimen lanza alabanzas a sus propios
proyectos y el presidente está de inauguraciones y encuentros constantes, noticias
con las que se convence a los egipcios de que todo va bien. Tan bien va la cosa
que, en vez de un tercer mandato inconstitucional del presidente, ya se están
planteando que el mandato presidencial pase de cuatro a seis años para que le
dé tiempo a realizar sus planes de reformas. No hay como el ingenio. En
realidad, se trata de asegurar un mandato militar mientras siguen las tremendas
medidas económicas que han sacudido a la sociedad egipcia en este tiempo,
verdaderamente duras.
Si el parlamento tunecino aprueba la medida de la herencia
igualitaria se habrá conseguido un enorme logro. Y será un gran ejemplo de que
una sociedad puede evolucionar pese a las resistencias previsibles que Túnez
tiene.
Occidente debería dar un respaldo mayor a Túnez en vez de
favorecer dictaduras y autócratas, como es el caso de Arabia Saudí, ahora muy enfadada
porque se le ha pedido que respete los derechos humanos y libere a las
activistas de los derechos de las mujeres. La respuesta de Arabia Saudí ha sido
bombardear civiles. Los
esfuerzos de Túnez son importantes para acallar a los que teorizan desastres y
no ven los suyos propios, que no es necesario "teorizar" porque
forman parte permanente del presente.
Queda asegurarse que las "tradiciones" no se
imponen sobre las leyes, es decir, que se conviertan en papel mojado sin el
apoyo de los jueces o que los hombres no se impongan sobre las mujeres con el
mismo efecto. La ley aprobada en Egipto, como se nos ha dicho no consigue que
las mujeres no sean víctimas de presiones o engaños. Hace más de una década que
la mutilación está prohibida y, sin embargo, el silencio social de médicos
(cómplices muchas veces, ya que no renuncian a unos buenos ingresos
subterráneos) y la indiferencia de Policía y jueces, lo convierte en papel
mojado, como tantas otras cosas. Así, la declaración de al-Sisi de 2017 como
"año de la mujer" no deja de ser una humorada de relaciones públicas.
La ley, además, consagra el mal reparto islámico al hacerlo obligatorio.
Esto le sirve a algunos para aparecer como
"virtuosos". Por muy sesudas reflexiones que se hagan para justificarlo
no son suficientes como para ocultar la voluntad de dominación y control de las
mujeres. Al final está la codicia y el asegurarse la sumisión por falta de recursos económicos u otro tipo de bienes. Conozco casos.
Lo único seguro es apostar por la igualdad y los derechos
que se derivan de este principio básico, que se amplían a todos por encima de
su sexo, religión o condición económica. Lo demás es literatura.
* "Tunisian president proposes inheritance
equality for women, with exceptions" Ahram Online 13/08/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/8/309567/World/Region/Tunisian-president-proposes-inheritance-equality-f.aspx
**
"Egyptian women fight tooth and nail for inheritance" 1/10/2017 https://gulfnews.com/news/mena/egypt/egyptian-women-fight-tooth-and-nail-for-inheritance-1.2098772
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.