Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
entrevistas televisivas son un foco de disgustos para algunos. Los
entrevistadores han perdido la paciencia y la imperturbabilidad ante las
declaraciones peregrinas o incongruentes que sus entrevistados manifiestan. Ya
no es momento de concesiones cuando se cuestiona a la propia prensa y se la
califica como la "enemiga del pueblo" sin ofrecer más alternativa que
los tuits del presidente Trump.
Una de
las primeras cosas que se aprende en la comunicación —más en la comunicación
política— es que tu oponente no te lleve a su terreno en términos de lenguaje,
es decir, que no sea quien determine el marco de la
discusión. Se trata de no encontrarse manejando términos del otro que dibujen
el escenario favorable. El problema se plantea cuando ya no hay más defensa que
la tautología o la contradicción, señal de que se han acabado los recursos.
Eso es
lo que le ha ocurrido al abogado contratado por Donald Trump, Rudy Giuliani,
para que le lleve la representación y dé guerra allí donde el presidente no
debe aparecer. Giuliani se multiplica por las cadenas televisivas luchando por su cliente hasta el agotamiento.
El que fuera alcalde de Nueva York parece haberse contagiado de
su representado y haber entrado en una fase en la que las contradicciones
afloran hasta llegar al límite. Pero los límite, en el caso de Trump y los que le rodean, son muy elásticos.
La BBC
reproduce el último encontronazo con Giuliani en su intento de defender en
pantalla a Trump:
The exchange on Meet the Press on Sunday began with Mr Todd asking Mr Giuliani
whether the Trump team was stalling about a possible testimony at the inquiry
led by Special Counsel Robert Mueller into alleged meddling by Russia in the
2016 US election.
Mr Giuliani said: "I'm not going to be
rushed into having him testify so can he can be trapped into perjury."
He added: "When you tell me that he should
testify because he's going to tell the truth and he shouldn't worry, well
that's so silly because it's somebody's version of the truth. Not the
truth."
Todd responded: "Truth is truth." Mr
Giuliani said: "Truth isn't truth."
The interviewer put his hand on his forehead
and said: "This is going to become a bad meme!"
Mr Giuliani then made his main point - that accusations
of obstruction of justice against the president hinge on a conversation he had
with then FBI director James Comey in February 2017, and that Mr Trump's
account of that conversation differs radically from Mr Comey's.
"If you're just a genius, tell me what the
truth is!" Mr Giuliani tells Todd. "We have a credibility gap between
the two of them. You've got to select between the two of them."*
Donald Trump ha arrastrado a las personas de su alrededor. Les
ha contagiado las mismas estrategias que ha mantenido siempre: la confusión y
la negación. Al final la única estrategia que queda es el absurdo.
Trump ha convertido la Casa Blanca en una especie de obra de
Samuel Beckett en la que los personajes se debaten sobre la llegada de un Godot
que nunca llega, la verdad.
Las ideas de "verdad" y de "hecho
alternativo" que manejan son las mismas de los negacionistas de cualquier
orden y provienen del entrenamiento de la extrema derecha religiosa que niega
la evolución y la considera una "teoría" mientras que se ampara en
que lo que dice la Biblia es la "verdad" de forma tautológica: es
verdad por lo dice Dios y Dios es la verdad. Desde ahí, la Biblia se convierte
en fuente de verdad y todo lo demás es "falso" o "alternativo".
El retroceso social de la Ciencia en Estados Unidos se mide precisamente por dejarse arrastrar por los "hechos alternativos" y construir una "verdad"
irreductible, dogmática sobre la falsedad. El hombre no llegó a la
Luna; el Holocausto no existió; Dios creó a todos los seres vivos a la vez
(creacionismo)... Para todo esto tienen sus propias "teorías alternativas". La comunidad científica ya ha advertido de los peligros de esta forma retrógrada de hacer política.
Lo sorprendente es que esta derecha integrista haya tergiversado
el sentido necesario para la Ciencia, la "duda" y la
"crítica", mientras que se aleja de ella. La idea es sencilla: los demás dudan, yo no. No saben (o no
quieren) diferenciar lo que es la autocrítica, esencial para avanzar junto al
concepto de "provisionalidad", de lo que es la ignorancia.
En el periodo de la Ilustración surgen dos ideas la de
"tolerancia", orientada hacia la convivencia, que trata de romper los
periodos de las guerras de religión que asolaron a Europa, y la idea de racionalidad y experimentación aplicadas al mundo, que darán combinadas la ciencia
moderna. El integrismo usa la tolerancia para protegerse (libertad religiosa) y
ataca desde el dogmatismo a lo que es el valor de la crítica y autocrítica. El
integrismo islámico juega con las mismas bazas, la prohibición de la crítica
porque lo dicho es inmodificable, una verdad incuestionable.
El ridículo hecho por Giuliani tratado de crear una
"realidad paralela" o de "deshacer" los hechos demuestra la
desesperación y la falta de sostenibilidad de los argumentos. Cuando uno
necesita de una realidad "alternativa" es que no tiene nada que hacer
en la "real". Pero el juego está basado en la confusión y, sobre
todo, en satisfacer a los seguidores que necesitan de esa alternativa para
poder seguir manteniendo sus delirantes teorías. En efecto, es el delirio lo
que está en la base de esta obsesión por empecinarse en que todo vale y que
finalmente cada uno puede presentar "lo suyo" como incuestionable. No
siempre se pueden establecer los hechos, es cierto. Pero cuando sé puede, sí constituyen
una "verdad" suficiente en el contexto dado.
En el plano en el que se están moviendo, los "hechos"
los determinan las pruebas que se aporten. Y lo delirante lo es precisamente
porque carece de cualquier otra prueba que no sea la afirmación hasta el absurdo
de los interesados.
El gesto de llevarse el puño a la frente, entre la vergüenza y la risa, hecho por el entrevistador de Rudy Giuliani ante lo que
escuchaba se ha repetido allí donde ha sido reproducida la entrevista. Todos han reaccionado
con ironía ante un mandato cuyas complicaciones surgen de la propia presidencia
y lo que lleva consigo entre asesores, familiares y los que se han subido al
carro. También están —y esos preocupan más a Trump— los que se bajan de él, por
las buenas o las malas, que ya son legión.
Dicen en el diario El País que Trump está atrapado en la "telerrealidad".
Más bien habría que decir lo contrario, que está arrastrando a los Estados
Unidos hacia ella. La información de la BBC incluye un vídeo al que se ha subtitulado
con una frase del presidente: "What you're seeing and what you're reading
is not what's happening". Es una frase digna de la presentación de un
episodio de "En los límites de la realidad" (The Twiligt Zone).
Si Giuliani quería tutulares, los ha conseguido.
*
"Trump lawyer Rudy Giuliani: Truth isn't truth" BBC 19/08/2018
https://www.bbc.com/news/world-us-canada-45241838
Politico |
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