jueves, 2 de agosto de 2018

El límite del tercer hijo


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En estos días en los que el foco político se ha centrado en las distintas cuestiones planteadas en la 6ª Conferencia Nacional de la Juventud, el presidente había dejado caer respecto a la cuestión del número de hijos, la frase "dos es suficiente", siendo interpretada como una percepción propia más que como una orden. Pero en Egipto ya no se distingue bien una cosa y otra.
El tema de la población —como tantos otros— es ambiguo en Egipto. Por un lado, se usa pomposamente la expresión "el país más poblado del mundo árabe" como una especie de exhibición de poder. La cantidad siempre ha sido una forma de apabullar a los que tienen alrededor. Con un concepto político religioso basado en la idea de fecundidad, el tamaño de las familias se considera una forma de poder. A más hijos, más puestos claves, más enlaces, más apoyos. La familia es la célula del poder. Una familia bien conectada es una familia poderosa. Una familia con muchos hijos ha sido bendecida por Dios, porque es él quien manda los hijos. No tener hijos, la esterilidad de la mujer es causa de repudio, como puede serlo no dar hijos varones. Esta cuestión no es solo egipcia, pero sí son los egipcios los que presumen de ser los más poblados y llegar, si no lo han hecho ya, a los cien millones de habitantes.
El número de hijos tiene un factor importante añadido: controla a la mujer, a la que se carga de hijos desde muy joven. Es la forma de tenerla controlada y en casa. La finalidad del matrimonio es la procreación, como es característico de las religiones abrahámicas. Se crece y se multiplica uno todo lo que puede extendiendo los genes familiares y piadosos.


Pero hay que mantener a esos cien millones, sobre todo cuando se trata de un estado basado en los subsidios y con una gran parte de la población de una enorme pobreza. La pobreza subsidiada es un enorme coste para el país. En los últimos tiempos, han surgido distintas voces advirtiendo de las consecuencias del crecimiento sin límite de la población. En ocasiones se ha hablado de ella —aquí lo señalamos— como el problema principal del país, un lastre enorme, junto a otros que impide, el desarrollo.
Egipto es víctima de su propio sistema, ya que el subsidio ha sido la forma de tener controlada a esa población. "Subsidio vs desarrollo" ha sido el conflicto. El desarrollo implicaría la mejora del país, pero este se ha visto frenado por unas enormes cantidades, millones de personas, sin acceso a la educación o a una educación de muy baja calidad, que es lo que ha servido para mantener a las elites en el poder sin demasiadas preocupaciones: ellos si podían recibir una buena educación, ya fuera en la universidades públicas o, mucho más cara, en la universidades extranjeras que han hecho allí sus propias sedes para favorecer a la clase alta del régimen que sí se lo podía permitir.
La crisis económica ha agravado las condiciones sociales y aumentado la pobreza. Uno de los ministros del anterior gobierno fue duramente criticado por hablar con desprecio de los inmigrantes que llegaban desde las regiones pobres del sur a la ciudad de El Cairo. Era ex militar y anterior responsable de los servicios de estadísticas. La foto que se publicaba de él tenía detrás el retrato de Hosni Mubarak.


En los últimos tiempos algunos ministerios sociales decían emprender seminarios y talleres para hablar a las mujeres del problema del exceso de hijos y crear conciencia del problema. Pero con cien millones y 32% de mujeres analfabetas y un 17% de hombres, datos de 2015, no es fácil. Los que no tienen nada, solo tienen hijos. Los datos se refieren solo la alfabetización, saber leer y escribir.
La cuestión religiosa no es baladí, sino otro añadido importante. Tener hijos es seguir los consejos de Dios, que nos bendice con ellos. Los religiosos siempre han fomentado los hijos para mayor gloria de Dios. Los islamistas y tradicionalistas ven en ellos la fuerza del futuro.
Pero hemos pasado del "dos es suficiente" de la Conferencia a "tres es sancionable". Daily News Egypt recoge la polémica en el parlamento con el titular "Controversy stirred among MPs over bill calling to cut subsidies for third child". Así nos lo cuentan:

Controversy stirred among parliament members (MPs) over a bill calling to cut subsidies for families’ third child as a way to regulate population growth, as some saw it as unconstitutional, while others welcomed it.
The MPs’ comments came in response to calls of some public figures to enforce a bill that was previously drafted to prevent subsidies for the third child in order to combat the increasing population growth rate.
However, calls for enforcement of the bill, drafted earlier this year by MP Mohamed Masoud, returned following statements of President Abdel Fattah Al-Sisi during the sixth National Youth Conference calling for Egyptians to regulate their offspring.
The bill, which included 13 articles, called on that state to develop and implement a residential programme aimed at balancing population growth rates by not giving benefits for a third child. The bill sought to label a family with four members as an “outstanding family”, which could receive distinguished treatment when willing to receive a loan for small projects.*


El problema que se plantea es grave y socialmente desastroso porque son precisamente los que más lo necesitan los que se verían privados de los subsidios. La medida es absolutamente clasista ya que los más ricos podrán seguir teniendo los hijos que deseen mientras puedan pagárselos. Son en cambio los más pobres, los que tienen un mayor número de hijos, los que recibirían todo el impacto de la medida. Hay algo más: hay muchos más pobres que ricos en una sociedad como la egipcia, tremendamente clasista y desigual, que ve en esta desigualdad la mano de Dios y celebra la pobreza como ocasión para ejercer la "caridad", uno de los pilares islámicos.
El exceso de población ha sido aprovechado para favorecer le emigración. Los que no encuentran forma de ganarse la vida emigran a otros lugares de oportunidades. Desde allí son un importante soporte de la economía nacional ya que envían parte de sus ingresos a casa convirtiéndose en financiadores del país. Así es en todos los países que tienen pocas posibilidades de generar riqueza en su interior. Esto es más claro en aquellos estados, como el egipcio, que se considera "propietario" de las personas. Si los que están dentro son mantenidos por los que están fuera, se reduce el gasto de los que demandan más ayudas.
El debate en el parlamento se centra en si es constitucional o no la medida de privar de subsidios a los que tengan un tercer hijo. Desde luego, este sería el menor de los problemas. El diario muestra los argumentos de unos y otros, pero la medida vuelve a poner en marcha el viejo argumento: es el pueblo la carga. Algunos articulistas lo han resaltado: el estado egipcio siempre hace recaer las causas de sus desastres sobre los ciudadanos. Con enormes distancias sociales, siempre se recrimina a los más pobres impedir que Egipto vuele más alto. Se soslaya el hecho de la responsabilidad en la existencia de la pobreza y sus causas.
Se recogen las palabras del presidente en la Conferencia y se añaden algunos matices:

During the youth conference, the president suggested regulating births and that each family should give a chance for itself of at least three or four years between each child. “Two children per family are enough,” he stated.
Al-Sisi asserted that the state is making great efforts in the file of population growth and that Egypt needs a long time to feel a result, as the issue emerged in the eras of former presidents Gamal Abdel Nasser, Anwar Sadat, and Hosni Mubarak.
The president also added that the state has refused to take legal action to limit the increase in population, whether through imposing fines or depriving citizens of privileges granted by the state.*

 Las diferencias entre la "multa" y "quitar subsidios" puede parecer enorme, pero lo importante son sus efectos y sobre quién recae. Volvamos a la idea anterior: sin multa, el rico puede seguir teniendo hijos y no le preocupan los subsidios, porque para eso es rico. Pagar la multa significa que hay que cobrarla y el pobre no tiene con qué pagarla. Es más sencillo quitarle el subsidio que supone cancelarle las ayudas que reciba del estado.


El presidente ha aprendido ya a apropiarse del futuro y a dejar el origen de los problemas a sus antecesores, de Nasser a Mubarak, dejando los políticos y de seguridad a Mohamed Morsi.
Los egipcios viven en el estado que se les ha diseñado. El paternalismo es el responsable de esta situación. Es consecuencia también de que a los militares les ha parecido una buena forma de controlar a la población con el grifo de los subsidios. Todo el mundo ha visto que son ellos los que les dan soluciones a los problemas que ellos mismos han creado.
La economía egipcia es parasitaria, tanto por una clase empresarial acostumbrada a hacer negocios en la sombra y con favoritismos, con el Ejército controlando con sus propias empresas el mercado y la producción, de la construcción de casas a la fabricación de leche maternizada, como por una población acostumbrada a los subsidios. Por los dos lados se ha generado un estado de corrupción y de arbitrariedad, que son los signos del poder absoluto que han tenido. Al que protestaba, se le hacía callar o se le retiraban los beneficios.
Recordemos uno de los casos de corrupción más escandalosos, el de la diferencia entre el trigo contabilizado y el existente realmente en los silos del estado, robo que se iba replicando en cada proceso, de la harina a la panadería. Finalmente se desarrolló una tarjeta inteligente para que la gente no se llevara más pan del que le correspondiera y el panadero no vendiera más del que tenía. La tarjeta inteligente supuso un nuevo proceso de corrupción que le costó el puesto al ministro y parte del equipo. Reuters le dedicó una investigación en 2016 al caso del trigo**.


La retirada de subsidios al tercer hijo será un choque brutal para la mentalidad social. Se ha estado precisamente favoreciendo lo contrario, el subsidio porque —como ocurría con el trigo, harina y pan— era fuente de enriquecimiento para los que sabían aprovechar el sistema a lo largo del proceso, de la compra del trigo a la compra del pan. La autoridad, en cualquier nivel, podía hacer que perdieras esos subsidios si tun comportamiento no era suficiente.
Será utilizado también para lo que el gobierno más teme, la agitación social por parte de los islamistas, que presentarán al régimen como alejado de los mandamientos divinos. Se presentará como un ataque a la familia musulmana, como un intento de reducir su fuerza controlando el número de hijos.
Si el gobierno ha realizado el cálculo de cuáles serán los subsidios recortados, probablemente no haya hecho el cálculo del coste social o cree poder controlarlo en la medida en que dicen que no será retroactivo. Los efectos colaterales pueden ser muchos, desde la falta de registro del tercer hijo, la falsificación de documentos o los abortos.
El discurso del sacrificio patriótico ya resulta monótono e irritante para muchos que ven caer siempre sobre los mismos el peso de la crisis económica y sobre todo las exigencias de transformación de una economía creada sobre enormes falacias. Se está pagando con creces lo que ha sido un irresponsable diseño (o falta de él) del estado.


El argumento de que son los pobres los que impiden que los ricos vivan mejor es de un retorcimiento hipócrita realmente notable, pero muestra a las claras las lacras del pensamiento clasista que lo cimenta, la creencia en que eres pobre porque, en última instancia, Dios lo quiere y ¿cómo luchar contra sus designios? El argumento de que cuando tengan menos hijos vivirán mejor se puede extender cuando haya menos corrupción, cuando haya menos autoritarismo, etc. Todos vivirán mejor y se regulará el número de hijos, algo históricamente demostrado: es la pobreza y la ignorancia la que hace crecer el número de hijos. Por el contrario, con un mayor desarrollo se produce la auto regulación.
Los subsidios son criticados con razón. Pero así se ha desarrollado el estado egipcio desde los años 40-50. Se ha mantenido porque interesaba tapar las carencias del régimen y controlar a los ciudadanos. Ahora el tamaño de la población es una carga difícil de soportar. Llevan dándole vueltas más de un año a qué hacer y este es el resultado. 
La cuestión es cómo hacerlo de manera más justa y no hacer recaer el peso sobre los más débiles. Quitar los subsidios es lo más fácil, pero también lo que producirá nuevos problemas sociales cuando se realice.


* "Controversy stirred among MPs over bill calling to cut subsidies for third child" Daily News Egypt 01/08/2018 https://eklutdvotyzsri.dailynewssegypt.com/2018/08/01/controversy-stirred-among-mps-over-bill-calling-to-cut-subsidies-for-third-child/
** "Egypt’s dirty wheat problem"  Reuters Investigates 15/03/2016 https://www.reuters.com/investigates/special-report/egypt-wheat-corruption/






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