Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hay
tres temas que están debatiéndose en los medios y la sociedad egipcia, de
diversa naturaleza, pero que conectan entre sí al crear un malestar. Son
desafíos sociales y políticos distantes pero que suponen retos en función de su
resolución en un sentido u otro. De los tres hemos hablado con anterioridad. Puede que los
libros de Historia recojan los grandes momentos y los grandes nombres, pero la
vida social cambia mediante este tipo de desafíos.
Del
primero de ellos nos hemos ocupado en días pasados: la muerte de un matrimonio
británico con unos minutos de diferencia, el marido en el hotel y la esposa en
el trayecto al hospital, en donde nada se puedo hacer por ella. La respuesta
inmediata del gobierno egipcio fue "responsabilizar" del hecho a
causas "naturales". Incluso, el gobernador salió inmediatamente
diciendo que habían encontrado "pastillas" en la habitación, por lo
que ya se deducía que eran personas enfermas. Esto no hacía sino agravar más la
situación y arruinar más la credibilidad del régimen egipcio, que tiende a
negarlo todo.
La
probabilidad de que dos personas fallezcan en estas condiciones debe ser
difícil de calcular, pero deduzco que debe ser muy reducida. La compañía de
turismo responsable, Thomas Cook, sacó del hotel a más de 300 viajeros como
medida de seguridad. A raíz del caso, han ido saliendo quejas y denuncias de
turistas sobre el estado de las comidas en el hotel. La prensa británica
resaltó que el hotel —un hotel de lujo— no debería estar en su oferta, haciendo
responsable a la compañía. El daño que esto ha hecho al turismo egipcio, en
vías de ligera recuperación, ha sido grande pues la noticia ha salido en
prácticamente todo el mundo.
El
diario estatal Ahram Online nos trae hoy una noticia que intenta cambiar la
mala imagen creada por la respuesta habitual del gobierno egipcio, negarlo todo
y dejar que se pudra
informativamente. Con
el titular "Egypt's PM Madbouly discusses tragic death of two British
tourists with Thomas Cook CEO: Minister of tourism", el diario señala:
Egypt's Prime Minister Mostafa Madbouly and
Minister of Tourism Rania Al-Mashat discussed on Thursday in Cairo the deaths
of two British tourists in Hurghada last week with Thomas Cook's CEO Peter
Fankhauser, the minister of tourism said in a statement.
Minister Al-Mashat said that both PM Madbouly
and herself assured the CEO of the British holiday company, which organized the
John and Susan Cooper's trip to the Red Sea resort city, that the Egyptian
authorities would leave "no stone unturned" in determining the actual
cause of the death of John and Susan Cooper.
The statement added that "the same
assurances have been given to Mr and Mrs Cooper's daughter Kelly Ormerod and
the British ambassador to Egypt, John Cassen."
The prime minister reaffirmed to Mr Fankhauser
the Egyptian government's commitment to total transparency in its undertakings,
Al- Mashat added.*
Recordemos que las primeras declaraciones, apenas unas
horas, del ministro de Turismo era asegurando que habían fallecido de
"muerte natural". ¿Es
un cambio? Evidentemente, sí lo es. Lo que queda por ver es si este
cambio es solo el inicio de otra maniobra eterna de distracción para calmar el
rechazo a lo ocurrido y a la falta de reacción positiva. El otro día comentábamos
que lo que se espera de un gobierno en estas situaciones es la transparencia.
Ahora se promete, pero no sería la primera vez que todo queda en una maniobra
de distracción. El turismo británico es importante para Egipto y lo peor que
puede ocurrir es que existan dudas sobre la causa de la muerte del matrimonio,
del que la hija —presente en las dos muertes— dice que gozaba de buena salud.
Egipto sigue metido en contenciosos de este tipo en los que
mantiene posiciones insostenibles, como el caso de Giulio Regeni, los turistas
mejicanos ametrallados o el avión de turistas rusos. Se mantiene la esperanza
de que, negándolo todo, el tiempo pasa a su favor, pero desgraciadamente nuevos
casos sacan a la luz los anteriores y la carga se hace insostenible. Por otro
lado, la buena fe del primer ministro puede no verse respaldada por el
"aparato" del estado, un ente autónomo e incontrolado en muchas
ocasiones.
Los cadáveres regresarán pronto a Reino Unido, según el
mismo artículo, en cuanto que los forenses egipcios terminen las autopsias.
Entonces será el momento decisivo, cuando los forenses británicos se pongan a
hacer su tarea. Se verá entonces en qué queda la cuestión.
Es un caso que pone a prueba tanto la transparencia del
estado como el control que tiene el gobierno sobre su propio aparato.
El segundo de los casos que está en los medios ha sido
tratado también aquí. Me refiero al caso del vídeo del acoso sexual a una mujer
que ha dividido a la sociedad poniendo a prueba su propio sentido de lo
tolerable. Recordemos que una mujer grabó el acoso de un hombre que la seguía
proponiéndola tomar café con él. Los insultos y ataques a la mujer por las
redes sociales y, especialmente, la conversión en campaña publicitaria de la
frase del acosador ha supuesto un punto de inflexión en la cuestión del acoso,
un mal endémico de la sociedad egipcia.
En este sentido, Egyptian Streets recoge el comunicado de la
Universidad de Al-Azhar condenando el acoso en términos más contundentes:
In a gesture that garnered support from
countless social media users, Egypt’s Al-Azhar condemned sexual harassment, its
justification and victim blaming on Monday.
Egypt’s oldest and biggest Islamic religious
institution stated that harassment, physical or verbal, was a ”’deviant
behaviour” and was forbidden. Al-Azhar recurred to the teachings of Prophet
Mohamed and the Quran to condemn the crime.
It also called upon media to stop broadcasting
any material that promotes harassment and for an increase of informative media
programs that can educate citizens on actions to take in the event of one.
”Al-Azhar affirms that the criminalization of
harassment must be absolute and devoid of any condition or context,” read the
statement which also addressed common arguments harassers have used against
women.
Although sexual harassment in Egypt is rampant,
many choose to believe that harassment occurs due to women’s ‘revealing’
clothing despite the fact that veiled women and women who wear the face-veil
(niqab) also experience harassment.**
La cuestión puede parecer obvia, pero la creencia en que son
las mujeres las que provocan a los hombres, están donde no deben, etc. está asumido
dentro del tartufismo piadoso al respecto. Que el acosadores se presenten como virtuosos, como una especie de
"correctores" a la brava de los desmanes
de vestuario de las mujeres no debe pillarnos desprevenidos. Recordemos el
caso de abogado que pedía desde la televisión que se violara como un deber patriótico a las mujeres que vestían
vaqueros rasgados. No debemos desconectar aquel caso de esto. Reflejan que por
mucho que se condene, es la mentalidad existente en muchos sectores
mayoritarios de la sociedad, como han reflejado las redes sociales ante el
acosador. Recordemos que a la mujer no solo se le atacó, sino que se le
quitaron fotos de su muro de Facebook para hacer ver que vestía impropiamente.
La condena de Al-Azhar deja fuera, al menos oficialmente, la
excusa de la vestimenta cuando se responsabiliza a las mujeres de las
agresiones. Podríamos traer aquí muchos casos públicos en los que se ha
invocado la vestimenta de las mujeres para juzgarlas, empezando por el propio
parlamento egipcio, cuyos diputados recibieron a sus compañeras de escaño
diciéndoles cómo debían vestir. O el caso reciente de la profesora Mona Prince,
despedida por haber bailado en la terraza de su casa o haber estado en una
playa y tener fotografías bañándose, algo que, según su antigua universidad, es
incompatible con el cargo y dignidad
de una profesora. Los casos son múltiples y constantes, por lo que la condena
de Al-Azhar, aunque en la práctica no servirá de mucho, deja al menos clara la
situación.
La sociedad piadosa considerará que es un signo de
decadencia de la Universidad, que también aprovecha para un cierto lavado de
cara, después que trasciendan periódicamente críticas a sus programas y
enseñanzas, ancladas en el pasado o vinculada con corrientes salafistas.
Este caso muestra la situación de las mujeres y el deseo
institucional de enfrentarse a la mala imagen producida por la falta de
contundencia ante el acoso. Los titulares tras la fiesta del Ramadán, del Eid,
eran que no se había producido ningún caso de acoso. La realidad es otra. No es
lo mismo que no haya denuncias o que no prosperen a que no haya acoso en el
momento en el que más se produce en el año.
El caso de la joven ha dejado claro que una parte de la
sociedad egipcia sigue anclada en un estado retrógrado en cuanto a las mujeres
y sus movimientos en la sociedad. El escrito de Al-Azhar condena, desde dentro
del pensamiento islámico, estas prácticas sociales que responden a un espíritu
de violencia patriarcal que busca mantener a las mujeres encerradas, que
disfraza de chistes el acoso y ríe con los acosadores a través de un coro
social que sanciona a las víctimas.
Queda por ver ese aspecto de la condena a los medios como
inductores, que —sabiendo el funcionamiento del sistemaؙ— puede traducirse en
una nueva forma de "moralidad" impuesta que acaba en censuras. Los
medios que acosan a las propias mujeres, que las responsabilizan por los
ataques de los hombres se identifican fácilmente porque lo hacen a cara
descubierta, predicando desde las tertulias y los monólogos de sus
presentadores, convertido en jueces morales.
También habrá que ver en que queda el gesto. No creo que
tenga mucha trascendencia en la realidad, en términos de reducir el enorme
acoso. Los que lo hacen saben sobradamente qué hacen. Pero está bien que haya
condenas desde las instituciones y que no se deje en mano de los islamistas moldear
la base social. La trascendencia del caso y su visibilidad polémica ha hecho
que ya no sea el silencio la vía.
El tercer caso tiene trascendencia en otro sentido: el
enfrentamiento del futbolista Mo Salah contra su federación deportiva. Este
caso tiene más cobertura que los otros dos juntos, dado las pasiones que
levanta y el escozor que todavía se mantiene por el papel de Egipto en el
Mundial de Rusia.
El enfrentamiento está haciendo salir el comportamiento
característico de las instituciones burocráticas egipcias, en donde los
directivos se creen con un poder absoluto de hacer y deshacer. Pero la figura
de Salah, contra la que arremetieron, es la más prestigiosa en estos momentos
en Egipto, representa el sueño del orgullo y del éxito nacional, algo que se
les escapa por los agujeros de la realidad.
Recordemos la odisea de Salah antes, durante y después del
Mundial, con una Federación tratando de usar su imagen sin el consentimiento de
los patrocinadores del jugador, una situación común en todas las grandes estrellas
que tienen sus propios compromisos de imagen. Los enfrentamientos por los
desaires al jugador comenzaron mucho antes del campeonato.
Tras la debacle de la competición, con Egipto perdiendo
todos los partidos, se habló de que el jugador abandonaría la selección. Pero
todavía colean los escándalos, con el filtrado de fotos, de informaciones sobre
cómo viajaron, de cómo les llevaron al mismo hotel un cargamento de
"famosos" para promocionarse, que les molestaron en la concentración.
Tras el caso de la manipulación del líder checheno, un dictador bajo terribles
sospechas de violencia personal, con el que le hicieron fotografiarse y aceptar
una nacionalidad honorífica de sus manos, las responsabilidades siguen
pidiéndose en cada nueva noticia sobre lo ocurrido.
El gran error, de nuevo, cometido esta vez por la federación,
ha sido recurrir a la vieja estrategia, la que se usa habitualmente, acusar a
Mo Salah de dañar la imagen de Egipto. No deja de ser curioso que se acuse de
ello a la personalidad que más ha hecho por la imagen internacional. Pero es la
estrategia de los que quieren silenciar las críticas y seguir haciendo lo que
quieren con total impunidad. Esta táctica, todo hay que decirlo, no es
exclusiva de la Federación Egipcia de Fútbol sino la que el Estado mismo usa
ante cualquier crítica. Es un mero eco de la estrategia para acabar con las críticas.
Las peticiones de Salah y su agente han sido ignoradas por
la Federación, lo que le ha hecho volver a la carga, dejando al descubierto los
defectos de la administración y ha sembrado, sobre todo, el temor al desastre:
que abandone el equipo nacional.
The Independent británico —las relaciones de Egipto con
Reino Unido son constantes para bien y para mal— recoge este malestar del
jugador por todo lo ocurrido y cierra la información con lo siguiente:
Egyptian billionaire Naguib Sawiris is leading
the calls for members of the Egyptian board to resign over Salah’s treatment.
“Treating an Egyptian figure like Mohamed Salah who raised his country’s name
in an unprecedented way should not have been like that. Resign and relieve us
after the abject failure,” Sawiris tweeted.***
Ir contra Mo Salah es una especie de suicidio político. La
Federación se encuentra en la picota porque sin unos resultados exitosos que
compensen los traumas nacionales, como se había planteado, salen a la luz todas
las cosas raras hechas por sus directivos. Egipto es especialmente sensible al
fútbol y ya tiene bastante con tener cerrados sus estadios al público desde
hace varios años por la violencia, como para ahora asistir a un ataque contra
Salah, al que consideran un héroe nacional.
El enfrentamiento con el jugador obligará a intervenir en la
Federación, algo con lo que contarán con el beneplácito social. E régimen no se
puede permitir perder la baza de Salah. Sería una enorme ironía que el
deleznable líder checheno fuera el único en sacarle provecho político al éxito
de Mo Salah.
Los tres casos son distintos, pero muestran un cierto estado
de tensión. El acoso sexual, la crisis del turismo y la del fútbol son tres
aspectos de la vida cotidiana que se entienden bien por todos. El silencio ante
los problemas planteados por Salah es un silencio muy egipcio, como lo ha sido
la respuesta acusándolo injustamente de "perjudicar" al país con sus
quejas. Al-Azhar ha roto su silencio, aunque no sirva de demasiado y los
acosadores egipcios, que son muchos, no vayan a sentirse iluminados, pero algo es algo. Igual que ocurre con las promesas a
la empresa Tomas Cook sobre lo ocurrido con los turistas en el hotel del Mar
Rojo.
Los tres casos están abiertos y producen conflictos y malestar. De su capacidad de resolver dos de ellos dependerá la imagen deteriorada del régimen. En cuanto a Al-Azhar, es positiva la condena del acoso, pero está por ver la reacción y el efecto social; es mucho lo que hay que corregir y no está clara la forma de hacerlo.
*
"Egypt's PM Madbouly discusses tragic death of two British tourists with
Thomas Cook CEO: Minister of tourism" Ahram Online 30/08/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/310577/Egypt/Politics-/Egypts-PM-Madbouly-discusses-tragic-death-of-two-B.aspx
**
"Sexual Harassment ‘Haram’ and Unrelated to Clothing: Al-Azhar"
Egyptian Streets 28/08/2018 https://egyptianstreets.com/2018/08/28/harassment-haram-and-unrelated-to-clothing-al-azhar/
***
"Mohamed Salah reignites long standing row with Egyptian Football
Association after having complaints ‘ignored’" The Independent 29/08/2018
https://www.independent.co.uk/sport/football/international/mohamed-salah-tweet-egypt-fa-liverpool-latest-news-a8509846.html
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