jueves, 30 de agosto de 2018

Fantasías o el salto al vacío

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Una de las cosas más peligrosas en la política es el exceso de imaginación. Por definición, la política debe ser realista en lo posible. No se debe confundir el idealismo o los principios, incluso la utopía, con el exceso de imaginación. Cuando la imaginación se desborda y pierde el sentido de la realidad, comienza la fantasía. Y esta sí que es muy peligrosa.
Los británicos fueron llevados al Brexit con una mezcla de mentiras y fantasías. Se lanzaron hacia algo que les gustó escuchar, pero que no tenía muchos visos de hacerse realidad. No digo que no tuvieran razón en nada, pero sí que también forma parte de la política tratar de mejorar la situación en cada momento.

Los británicos que tenían algo, su pertenencia a Europa, en donde podían decidir, negociar, tratar, vetar, ser oídos y escuchar, etc. se encuentran con que ahora van con sus fantasías a una mesa de negociación donde los que antes eran sus socios les muestran la peor cara posible desde su propia perspectiva. Allí donde antes eran fuertes y podían dar golpes de efecto sobre la mesa e incluso empecinarse para salirse con la suya, como hicieron en muchas ocasiones, ahora tienen que aguantar lo que les digan porque han abandonado todo privilegio. Ya no son del "club", palabra inglesa, por cierto, que procede del germánico "kluuba", nos dicen. Es sorprendente que con el sentido tan "exclusivo" que tienen los clubes británicos, no hayan entendido que significa irse del club europeo.
Hoy los británicos están divididos, muy divididos; muchos de ellos porque comprendieron inmediatamente que habían sido engañados. Otros, más sinceros, reconocieron se habían autoengañado, el más peligroso de todos los engaños. Han conseguido crear auténticos europeístas en su seno. Como se vio en su momento, los jóvenes eran mayoritariamente europeístas, pero en la envejecida Gran Bretaña es país para viejos. Los viejos tienden a ser temerosos de su futuro, fáciles de asustar. Se juega con el valor de sus ahorros, con su salud, con las pensiones. Tienen el miedo del que sabe que ya no tiene la posibilidad de defenderse con demasiadas armas. Sabe que los demás le miran como un coste, como una carga. Los jóvenes, en cambio, piden oportunidades, espacio para hacer más cosas. Tienen el mundo delante y tiempo para hacerse con él. Por eso ellos querían más terreno, más Europa, más posibilidades para encontrar lo que en tu espacio te niegan.


Los británicos se encuentran ahora con que sus propuestas tienen que pasar de la fantasía a la realidad. Sus pretensiones de salir de la Unión Europa y seguir manteniendo los mismos derechos que cuando estaban dentro es absurda, políticamente absurda. La alegría con la que pensaban que la "opresora" y "antidemocrática" Europa iba a ceder se convierte en amarga constatación del error cometido. Los partidarios de quedarse (como Britain for Europe) han convocado una marcha en octubre para reclamar tener el voto final de lo que se haga, según los acuerdos. 
Uno de los aspectos más sorprendentes del Brexit fue que los resultados antieuropeístas fueron mayores en aquellos lugares en los que más se beneficiaban de ayudas o más provecho le sacaban a su pertenencia europea. Los más proclives a Europa, como Londres o Escocia, se verán muy perjudicados; no hablemos ya del grave problema de Irlanda del Norte, en donde se elevará de nuevo una frontera con Irlanda, al ser límite de Europa. Londres se había convertido, gracias a sus privilegios con la libra, en un lugar de concentración de negocios y capitales que ofrecía la ventaja de acceder a la Unión y tener la Commonwealth. Quizá hayan sido los británicos los más favorecidos en la Unión. Y eso se les ha acabado. Se lo han dejado claro en cada reunión. No se puede sentar el precedente de que estar fuera es lo mismo que estar dentro, pero con más privilegios y sin apenas compromisos. No.


En Euronews se sigue con interés los pasos en el proceso de desencuentros entre unos y otros:
Pieter Cleppe, Jefe del centro de estudios "Open Europe” en Bruselas, ha explicado a Euronews los posibles escenarios ante esta falta de acuerdo. "Bueno, no hay ningún acuerdo, lo que significa que no hay ningún acuerdo en absoluto, y no hay ninguna luz de acuerdo, por lo que ambas partes tratarían de llegar a un acuerdo, para asegurarse de que los aviones puedan seguir volando, por ejemplo, mediante acuerdos multilaterales sobre este tema”, ha apuntado.
Cleppe ha considerado que “habrá un trato simplemente porque las consecuencias de ningún trato son demasiado grandes. Tal vez se pierda un punto, un punto y dos millones de puestos de trabajo en la UE 27 como resultado de la falta de acuerdo y medio millón en el Reino Unido. Así que nadie quiere eso”.
[...]
"La recuperación de la política comercial británica permitirá al Reino Unido abrir más el comercio y, en última instancia, esto también es bueno para la UE. Pero creo que pasará mucho tiempo antes de que podamos tener un juicio adecuado sobre si Brexit fue algo bueno o no", ha explicado Cleppe.*


Todos hablan del Brexit como un mandato divino, aunque ya nadie habla de ventajas. Solo se habla de lo que se pueda conseguir en una mesa de negociaciones donde lo que está sobre ella es mucho más que las relaciones entre Reino Unido y la Unión Europea. Lo que salga de allí afecta a la totalidad de la Unión más allá de lo económico o administrativo.
Si Reino Unido consigue lo que quiere, se habrá dinamitado la Unión. Será un camino para la demagogia en aquellos lugares en donde está creciendo. La pertenencia a la Unión no será algo que se da por hecho, sino la constante tentación de prometer futuros fantásticos.
La idea de que tiene que haber algún tipo de acuerdo porque no puede dejar de haberlo es una casi tautología interesante. Es el factor tiempo el que impide que se prolongue —como ocurriría— hasta el infinito, creando una situación kafkiana, literalmente. Si no hubiera fecha, la situación menos mala sería seguir negociando toda la vida, que sería una forma tácita de reconocer que ha sido un error. Pero hay fechas.
La Unión Europea se enfrenta a grandes desafíos en muchos puntos. Forma parte de su naturaleza. Son muchos países y muchos casos que hay que compaginar, pero ahí está el reto. Y el ejemplo.


No ha pasado tanto tiempo desde la II Guerra Mundial. La Unión Europea está compuesta por países que lucharon en bandos opuestos, que tenían una larga historia de enfrentamientos y divisiones. El resurgir de los nacionalismos, los populismos, los secesionismos, etc. no son una fantasía, sino un siniestro fantasma del pasado que hay que evitar que se engalane demasiado y use su retórica seductora en los momentos de crisis.
Pasará mucho tiempo, dice el experto de la Unión, antes de que podamos saber si el Brexit ha sido bueno o malo. Pero, ¿en qué términos se mide eso? Nos fiamos demasiado de los números... y no todo se mide así. De hecho, en pocos campos es tan fácil crear fantasías como en la economía.



* "El escenario de un Brexit sin acuerdo, cada vez más "real"" Euronews 22/08/2018 22/08/2018 http://es.euronews.com/2018/08/22/el-escenario-de-un-brexit-sin-acuerdo-cada-vez-mas-real-

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